Megamangel
Bovino adicto
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- 27 Abr 2007
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- #1
Tal como lo dijo Bunbury. En resumidas cuentas esa es mi bronca.
Tuve mis dudas al postearla pero después de revisar el tema de Jocho, me animé. Mi situación no es tan complicada como la de él.
El asunto es este, conoci a una chica (Sara), de 20 años, es originaria de una comunidad aledaña a mi ciudad, ella es tierna, linda, inocente, cándida... Nuestra relación comenzó a inicios de este año, me llamaba mucho su timidez, pero me enamoro su sonrisa. Decidimos emprendernos en una relación, al principio, como todo, fue fácil y sencillo sin embargo, los problemas se presentaron, por la naturaleza del trabajo no había un momento para vernos a excepción de los fines de semana. Ella es la hija más pequeña en una familia de 4 varones, lo cual complicaba que pudiéramos vernos los fines pues su familia es muy allegada a ella. A lo largo de 6 meses, solo tuvimos tres encuentros. Al principio no me importo, pero después comencé a sentirme mal por no tenerla a mi lado, me volví dependiente de ella. Otra de las limitantes, es el hecho de que sus estudios son de bachiller, su mentalidad es limitada por el entorno en el que se desarrolla, una de sus metas es ser ama de casa. Las mias son más ambiciosas, intente encontrar el equilibrio apoyándola a salir adelante sin embargo, está confundida... Todo para ella es nuevo...
Llega entonces (Zenaida), también la conocí en el trabajo, ella llego a mediados de este año, no estaba interesado en ella, pero había algo que despertaba mi interés, además de que era pareja de un compañero con el que ya llevaba tiempo conociendo, así que no había ningún problema. Zenaida tiene 21 años, también es de una comunidad cercana a la de Sara, es la hija mayor de 3 chicas, bachiller incompleto, mentalidad similar..
El problema se presenta cuando Sara comienza a escuchar rumores (típico en las zonas rurales, es una especia de hobbie) acerca de mi. Fue una etapa difícil, pues peléabamos por cualquier razón, desgraciadamente, sus compañeras, 27añeras, dejadas, engañadas, comienzan a llenarle la cabeza de ideas, Sara, inocente, comienza a adaptarlas. Tras feroces pláticas, llegamos al acuerdo de que cualquier situación que pasara, sería mejor que la platicáramos para saber si era verdad o no, hicimos un gran avance, aunque el no vernos mas que en el trabajo nos estaba separando (Nunca he sido bueno en las relaciones a distancia)..
La condición de Sara es especial, tiene una enfermedad en tratamiento, por ello no puede consumir muchos alimentos, beber, etc. También es muy susceptible a lo que los demás piensan/digan. Es un problema los consejos que las amigas le dan pues los adopta como si su situación es la que ellas ya vivieron.. Cree los chismes sin enfrentarlos, sin dudar, sin preguntar...
Hablamos el hecho de vivir juntos, pero su inseguridad no le dejaba tomar una decisión, empecé a sufrir por el asunto de la distancia, llegamos a un acuerdo, se sometería a una operación y en cuanto estuviera bien, sería posible vivir juntos. Antes de esto, ya habíamos tenido argumentos debido a que cuando teníamos tiempo de vernos, prefería quedarse con su familia. No la culpo, pero tampoco lo concibo.
Con el fin de prepararse para la operación, tomó sus vacaciones. Yo sabía lo doloroso que sería no tenerla a mi lado por 7 días, así que le planteé la idea de vernos antes de su partida, su respuesta fue negativa además de asegurar que después de sus vacaciones, no volvería al trabajo, lo cual me desconcertó pues era el único lugar donde podíamos vernos, al menos por unos instantes. Los primeros días de la semana sin ella fueron "normales" hasta que...
Zenaida tenía problemas de acoso sexual en el trabajo. Su figura le daba más problemas que privilegios y es que en un ámbito donde la mayoría de los empleados son enseñados a cortejar a las mujeres al estilo de Alfonso Zayas, es complicado evitarle las molestias a la chica. Habló conmigo sobre la posibilidad de hacer un cambio de actividad para no tener contacto con hombres. Al platicarme sus problemas, comenzamos a generar una atmósfera de confianza y seguridad, nos involucramos no más allá de las palabras. Para ese entonces ella estaba teniendo problemas con su chico, así que de vez en cuando me pedía consejo.
Un buen día, al ver el estrés que tenía se me hizo fácil invitarla a un fin de semana que estábamos planeando un colega y yo a un parque acuático, sin pensarlo, asintió y dijo que si iría. Me sorprendió la facilidad con la que se enroló al paseo, pues de haber invitado a Sara, tendría que firmar un pagaré con el mismo diablo y hacerlo firmar por la corte divina antes de que le permitieran dicho permiso.
Extrañaba a Sara, pero estaba resentido por el hecho de haberse ido sin despedir. Ese fin de semana, nos fuimos de viaje los 3, mi colega, Zenaida y yo. En dicho paseo, platicamos demasiado, las emociones que tuve me confundieron, pues eso es algo de lo que anhelaba, libertad en pareja. Estando allá me di cuenta de dos tipos de sentimientos:
Lo que necesitaba (Estabilidad, complemento a mi manera de ser, tranquilidad)
Lo que quería (Viajar, -seguir en el desmadre- con alguien como mi pareja)
En el fondo, sabía que era Sara lo que necesitaba y Zenaida, lo que quería...
Así pues, decidí terminar mi relación con Sara para iniciarla con Zenaida, me sorprendía la facilidad con la que asentía las propuestas más locas que haya hecho. Entonces, decidi proponerle que se fuera a vivir conmigo, no lo pensó dos veces mientras yo seguía incrédulo a tal propuesta así que decidí seguir el juego.. Al regresar, fuimos por sus cosas, la lleve a mi casa y empezamos a vivir juntos, en ese entonces me confiesa de que tiene una responsabilidad mayor, un hijo. Quedé atónito a tal comentario, mi cabeza se lleno de dudas, inseguridades.. Creí que sería sencillo hacer que volviera a su casa, pero sus padres, son difíciles.
Al volver al trabajo, quedé en la creencia de que Sara no volvería, cosa que no sucedió. Volvió y mi mundo se tambaleó. Terminamos y aún habían miradas sin resolver. Los chismes no se hicieron esperar, todo el mundo sabía que Zenaida y yo ya viviamos juntos. Obviamente Sara se enteró...
Desde entonces he librado una batalla complicada dia a dia, no se qué sentir, no sé qué pensar. Moralmente ya hice algo bastante bueno, Zenaida, como la madre que es, debe permanecer con su hijo (La historia detrás de, es demasiado tétrica para contarla), ha regresado a su lado -aunque sus padres no querían que regresara. Sara, llena de más inseguridades se bate entre un monasterio y salir del trabajo, cosa que no deseo.
Estoy confundido, pues cuando miro a una, sé que es la indicada, siempre y cuando no mire a la otra. Justo en este momento, no estoy con ninguna.
He intentado hacer una lista de pros y contras, pero no puedo..
Hay más detalles que podría contar, pero mi cabeza a esta hora de la madrugada, no me da para más...
Gracias por leerme
Tuve mis dudas al postearla pero después de revisar el tema de Jocho, me animé. Mi situación no es tan complicada como la de él.
El asunto es este, conoci a una chica (Sara), de 20 años, es originaria de una comunidad aledaña a mi ciudad, ella es tierna, linda, inocente, cándida... Nuestra relación comenzó a inicios de este año, me llamaba mucho su timidez, pero me enamoro su sonrisa. Decidimos emprendernos en una relación, al principio, como todo, fue fácil y sencillo sin embargo, los problemas se presentaron, por la naturaleza del trabajo no había un momento para vernos a excepción de los fines de semana. Ella es la hija más pequeña en una familia de 4 varones, lo cual complicaba que pudiéramos vernos los fines pues su familia es muy allegada a ella. A lo largo de 6 meses, solo tuvimos tres encuentros. Al principio no me importo, pero después comencé a sentirme mal por no tenerla a mi lado, me volví dependiente de ella. Otra de las limitantes, es el hecho de que sus estudios son de bachiller, su mentalidad es limitada por el entorno en el que se desarrolla, una de sus metas es ser ama de casa. Las mias son más ambiciosas, intente encontrar el equilibrio apoyándola a salir adelante sin embargo, está confundida... Todo para ella es nuevo...
Llega entonces (Zenaida), también la conocí en el trabajo, ella llego a mediados de este año, no estaba interesado en ella, pero había algo que despertaba mi interés, además de que era pareja de un compañero con el que ya llevaba tiempo conociendo, así que no había ningún problema. Zenaida tiene 21 años, también es de una comunidad cercana a la de Sara, es la hija mayor de 3 chicas, bachiller incompleto, mentalidad similar..
El problema se presenta cuando Sara comienza a escuchar rumores (típico en las zonas rurales, es una especia de hobbie) acerca de mi. Fue una etapa difícil, pues peléabamos por cualquier razón, desgraciadamente, sus compañeras, 27añeras, dejadas, engañadas, comienzan a llenarle la cabeza de ideas, Sara, inocente, comienza a adaptarlas. Tras feroces pláticas, llegamos al acuerdo de que cualquier situación que pasara, sería mejor que la platicáramos para saber si era verdad o no, hicimos un gran avance, aunque el no vernos mas que en el trabajo nos estaba separando (Nunca he sido bueno en las relaciones a distancia)..
La condición de Sara es especial, tiene una enfermedad en tratamiento, por ello no puede consumir muchos alimentos, beber, etc. También es muy susceptible a lo que los demás piensan/digan. Es un problema los consejos que las amigas le dan pues los adopta como si su situación es la que ellas ya vivieron.. Cree los chismes sin enfrentarlos, sin dudar, sin preguntar...
Hablamos el hecho de vivir juntos, pero su inseguridad no le dejaba tomar una decisión, empecé a sufrir por el asunto de la distancia, llegamos a un acuerdo, se sometería a una operación y en cuanto estuviera bien, sería posible vivir juntos. Antes de esto, ya habíamos tenido argumentos debido a que cuando teníamos tiempo de vernos, prefería quedarse con su familia. No la culpo, pero tampoco lo concibo.
Con el fin de prepararse para la operación, tomó sus vacaciones. Yo sabía lo doloroso que sería no tenerla a mi lado por 7 días, así que le planteé la idea de vernos antes de su partida, su respuesta fue negativa además de asegurar que después de sus vacaciones, no volvería al trabajo, lo cual me desconcertó pues era el único lugar donde podíamos vernos, al menos por unos instantes. Los primeros días de la semana sin ella fueron "normales" hasta que...
Zenaida tenía problemas de acoso sexual en el trabajo. Su figura le daba más problemas que privilegios y es que en un ámbito donde la mayoría de los empleados son enseñados a cortejar a las mujeres al estilo de Alfonso Zayas, es complicado evitarle las molestias a la chica. Habló conmigo sobre la posibilidad de hacer un cambio de actividad para no tener contacto con hombres. Al platicarme sus problemas, comenzamos a generar una atmósfera de confianza y seguridad, nos involucramos no más allá de las palabras. Para ese entonces ella estaba teniendo problemas con su chico, así que de vez en cuando me pedía consejo.
Un buen día, al ver el estrés que tenía se me hizo fácil invitarla a un fin de semana que estábamos planeando un colega y yo a un parque acuático, sin pensarlo, asintió y dijo que si iría. Me sorprendió la facilidad con la que se enroló al paseo, pues de haber invitado a Sara, tendría que firmar un pagaré con el mismo diablo y hacerlo firmar por la corte divina antes de que le permitieran dicho permiso.
Extrañaba a Sara, pero estaba resentido por el hecho de haberse ido sin despedir. Ese fin de semana, nos fuimos de viaje los 3, mi colega, Zenaida y yo. En dicho paseo, platicamos demasiado, las emociones que tuve me confundieron, pues eso es algo de lo que anhelaba, libertad en pareja. Estando allá me di cuenta de dos tipos de sentimientos:
Lo que necesitaba (Estabilidad, complemento a mi manera de ser, tranquilidad)
Lo que quería (Viajar, -seguir en el desmadre- con alguien como mi pareja)
En el fondo, sabía que era Sara lo que necesitaba y Zenaida, lo que quería...
Así pues, decidí terminar mi relación con Sara para iniciarla con Zenaida, me sorprendía la facilidad con la que asentía las propuestas más locas que haya hecho. Entonces, decidi proponerle que se fuera a vivir conmigo, no lo pensó dos veces mientras yo seguía incrédulo a tal propuesta así que decidí seguir el juego.. Al regresar, fuimos por sus cosas, la lleve a mi casa y empezamos a vivir juntos, en ese entonces me confiesa de que tiene una responsabilidad mayor, un hijo. Quedé atónito a tal comentario, mi cabeza se lleno de dudas, inseguridades.. Creí que sería sencillo hacer que volviera a su casa, pero sus padres, son difíciles.
Al volver al trabajo, quedé en la creencia de que Sara no volvería, cosa que no sucedió. Volvió y mi mundo se tambaleó. Terminamos y aún habían miradas sin resolver. Los chismes no se hicieron esperar, todo el mundo sabía que Zenaida y yo ya viviamos juntos. Obviamente Sara se enteró...
Desde entonces he librado una batalla complicada dia a dia, no se qué sentir, no sé qué pensar. Moralmente ya hice algo bastante bueno, Zenaida, como la madre que es, debe permanecer con su hijo (La historia detrás de, es demasiado tétrica para contarla), ha regresado a su lado -aunque sus padres no querían que regresara. Sara, llena de más inseguridades se bate entre un monasterio y salir del trabajo, cosa que no deseo.
Estoy confundido, pues cuando miro a una, sé que es la indicada, siempre y cuando no mire a la otra. Justo en este momento, no estoy con ninguna.
He intentado hacer una lista de pros y contras, pero no puedo..
Hay más detalles que podría contar, pero mi cabeza a esta hora de la madrugada, no me da para más...
Gracias por leerme