SexPanzon
Bovino maduro
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- 30 Abr 2010
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- #1
Llegué a mi cuarto eufórico, por fin había hecho el amor, me sentía en las nubes, y ahora era una adicción, ya quería que amaneciera para ver que tenía por enseñarme Martha, estaba aún excitado, pero no me masturbé como otras veces, quería guardar toda esa energía para el día siguiente.
Al despertar, me di prisa en bañarme para salir corriendo como cada mañana, y cuando iba a abrir la puerta, mi mamá me detiene con un:
-Ven acá, quiero platicar contigo.
-Pero mamá…
-Ningún pero, no me gusta que vayas con la vecina y pases tanto tiempo allí.
Mi corazón latió rápidamente y mi cerebro comenzó a pensar mil cosas: ¿ya alguien se habrá dado cuenta? ¿le vendrían con el chisme? ¿sospechará?, ¿qué le voy a decir?
-Pero, a Martha, digo a la señora Martha, necesita que le haga mandados y le ayude con las cosas de su casa, y me gano unos pesos, y… -Hablaba tan rápido queriendo evitar que no me dejara ir.
-Nada, nada, no me gusta que ya hasta desayunes y comas ahí, ¿qué va a pensar la señora, que aquí no tenemos ni para comer, y que mi hijo es un gorrón, ya tu papá me dijo que si no desayunas en casa no vas, estoy de acuerdo con que trabajes y aprendas a ganarte unos pesos, pero no que seas un abusivo.
Respiré aliviado, “¿asi que era eso?” pensé ya más tranquilo.
-Mamá, la señora es muy amable, y… y… su esposo también, les gusta platicar conmigo y me enseña cosas.
-¿qué cosas?
-eh.. eh - creo que hablé de más - pues cosas como… Jardinería, si, jardinería y a reparar cosas en su casa…
-Si aquí no eres ni para tender tu cama. Y por cierto, antes de irte, tienes que tender tu cama, desayunar, lavar los trastes que uses y luego ya veremos si no tengo nada en que me tengas que ayudar, así que esas van a ser las condiciones si quieres ir, si ella te pide que a cierta hora llegues, pues te levantas más temprano y haces todo eso antes de salir.
Fue tajante, y conociéndola, no saldría si no cumplía sus exigencias. De mala gana subí a mi cuarto a tender la cama, mientras ella me preparaba el desayuno, lo hice a una velocidad increíble y casi me atraganté con el desayuno, me lavé los dientes y pregunté:
-¿Ya puedo salir?
-Si, pero te quiero a la hora de la comida.
Refunfuñé y a regañadientes le dije -está bien.
Corrí a la puerta de entrada al cielo y Martha me abrió con una gran sonrisa:
-Hola, ¿dormiste bien?
-Si, pero no es que me haya quedado dormido… - Le platiqué lo ocurrido en mi casa.
Pensativa, le cambió el rostro, y dijo
-Voy a hablar con tu mamá
-Noooo, no, ¿cómo crees? ¿por qué harías eso? ¿qué le vas a decir?, no, no, por favor no.
-No te asustes, tiene razón, estoy empleando a su hijo y no le he pedido permiso para eso, lo mejor es formalizar para que no tengas problemas, ven vamos.
Me temblaban las piernas de saber que estarían juntas hablando sobre mi, como si le fuera a contar nuestras aventuras sexuales.
Cuando llegamos a casa, mi mamá le invitó a pasar y le ofreció algo de desayunar, Martha aceptó y mi mamá me dijo que me fuera a jugar a la calle. Estuve en la calle solo caminando en círculos, pensando mil tonterías que podrían pasar en esa plática y no sabía qué hacer. Al final salieron muy sonrientes, como grandes amigas y me dijo mi mamá, anda ve con Martha la vas a acompañar a hacer unas compras y ya acordamos que a las 2 estas de regreso en casa.
-¿Qué? ¿y mis lecciones? -pensé y en realidad solo asentí con la un imperceptible movimiento de cabeza.
Cuando íbamos de regreso a su casa la cuestioné sobre qué habían hablado, qué cuál era el trato, etc.
Entramos a su casa, sin contestar uno solo de mis cuestionamientos fue a lavarse los dientes, salió como si nada y me dijo:
-Ven acompáñame a hacer unas compras.
Decepcionado la seguí en silencio. Tomamos un taxi y fuimos a un centro comercial donde había una pequeña plaza, en el camino fue muy seria haciendo una lista, al llegar, pagó el taxi y me dio la lista, dinero y me dijo
-Cómprame por favor todo esto, y te veo aquí afuera cuando termines, yo voy a hacer otras compras, date prisa tenemos el tiempo medido.
Yo no sabía qué estaba pasando, pero me apuré y al salir estaba ahí, hermosa, sentada en una banca y con dos pequeñas bolsas. Hasta entonces noté que, en realidad, tenía un gran porte y personalidad de una dama de gran ciudad, educada, fina; en realidad a esa edad no notas tanto esas cosas, pero no encajaba en la colonia, se notaba de más clase.Habíamos platicado poco al respecto, pero sí llegó a comentarme que venía de una familia bien acomodada en Monterrey, pero se escapó con su marido, y aunque él ganaba bien, seguía esperando la gran oportunidad, rentaron la casa, temporalmente, ya que esperaba le dieran pronto un ascenso y poder mudarse a la capital del país en donde esperaban comprar un departamento en una zona exclusiva, por lo que estaban ahorrando todo lo que podían. Cuando me contó todo esto aún no comenzabamos con nuestras “clases”, pero al pensar en ello me entristecí un poco.
-Apurate - Me gritó, y me sacó de mis cavilaciones.-Ven, vamos rápido a casa
Tomamos otro taxi de regreso y antes del mediodía ya estábamos bajando las cosas del auto. Entramos a la casa, tomó las bolsas donde traía las compras que ella hizo, y me pidió que acomodara las cosas en la alacena, y se fue a su cuarto.
Terminé y escuche la regadera, esperé un poco y me habló, ni tardo ni perezoso fui, la encontré envuelta en la toalla, pero el pelo seco, y recogido, me pidió que me diera también un duchazo, obedecí.
Al finalizar, me sequé, me vestí y cuando salí estaba ella en un coordinado rojo, bra, panty y una batita transparente.
-También compré algo para ti.-Me dijo y con eso me di cuenta que lo había ido a comprar mientras yo hacía el súper, me acercó una de las bolsas que traía y vi que era un paquete de condones y un tubo de lubricante.
-Gracias- fue lo único que atiné a decir, pero me quedé embelesado con su belleza, no paraba de sorprenderme.
-¿Solo vas a estar ahí, viendome?, tenemos el tiempo medido. Y la lección de hoy va a ser dura para ti, pero sé que lo vas a disfrutar. El reto de hoy, es puedes hacer conmigo lo que quieras, pero tus manos no deben tocar mis partes más sexuales, no puedes tocar mis pechos, ni pezones, no puedes tocar nada de mi pubis, ni mis nalgas, el resto está permitido. Con esto aprenderás a conocer otras zonas erógenas que tenemos las mujeres…
-¿Erógenas? -pregunté
-Si, quiero decir otras partes del cuerpo que con el tacto también producen placer, así sabrás más del cuerpo de la mujer y que, a diferencia de los hombres, el placer no se centra solo en las partes obvias. Y no olvides que el cerebro es la parte más importante, y no recibí ningún comentario sobre esto que compré para ti.
-Modeló su atuendo.
-Perdón… me quedé congelado ante tanta belleza…
-Bien, pero deja de pedir perdón por todo.
-Me encanta como te luce, pareces modelo, una estatua griega, tus labios rojos combinan perfecto con todo eso -Ni siquiera sabía cómo describirlo.
-Tierno y bello, ven, el tiempo es oro.
Me atrajo hacia sí y me dio tremendo beso, y respondí lo mejor que hasta ese momento sabía, aunque creo que cada vez lo hacía mejor. estaba a punto de agarrarle sus níveas nalgas, cuando tomó mis manos y las subió a su espalda.
-Eso no, niño malo - Me reprendió en juego.
Pude sentir la suavidad y rigidez de su espalda, una combinación que me parecía sublime, seguimos besándonos, por largo tiempo y yo acariciando la espalda, y bajo una de mis manos a su pierna, la levantó y con ella atrajo hacia si mi cuerpo, abrazándome con ella mientras yo recorría su muslo a placer.
Ella comenzó a pasar su lengua por mi oreja, y un escalofrío me recorrió la espalda, me quitó la camisa, comenzó a besarme el pecho, y yo acariciaba su larga cabellera, bajó hasta mi delgado vientre y subió lamiendo por el centro todo mi dorso, hasta culminar metiendo su lengua en mi boca, en ese punto alcancé mi máxima erección y desabotoné mi pantalón que cayó al instante y saqué rápidamente ambos pies.
Seguí besándola mientras mis manos acariciaban los laterales de sus brazos, hasta sus hombros para luego bajar por la parte interna de estos dibujando su figura hasta la cadera, sin llegar a los lugares prohibidos.
Ella también me acariciaba la espalda, guiaba mi nuca mientras la besaba, me despeinaba, y me repegaba a su cuerpo.
Le quité la bata transparente mientras acariciaba su piel al hacerlo, quedó únicamente en su bello juego de encaje rojo diminuto y sexy. Imité los movimientos que poco antes había hecho conmigo, bese entre sus pechos, bajando poco a poco por todo su dorso hasta llegar a la frontera prohibida, luego con mi lengua recorrí el camino de regreso, pasando mi lengua por todo alrededor de sus pechos sin llegar a la parte central, seguí mi camino por su cuello y rodeé cada una de sus orejas, de la misma forma, pasando por besos poco a poco por su suave rostro hasta llegar a sus labios, lamerlos, y luego besarlos, mordisquearlos y saborear su aliento ya un poco agitado.
Al despertar, me di prisa en bañarme para salir corriendo como cada mañana, y cuando iba a abrir la puerta, mi mamá me detiene con un:
-Ven acá, quiero platicar contigo.
-Pero mamá…
-Ningún pero, no me gusta que vayas con la vecina y pases tanto tiempo allí.
Mi corazón latió rápidamente y mi cerebro comenzó a pensar mil cosas: ¿ya alguien se habrá dado cuenta? ¿le vendrían con el chisme? ¿sospechará?, ¿qué le voy a decir?
-Pero, a Martha, digo a la señora Martha, necesita que le haga mandados y le ayude con las cosas de su casa, y me gano unos pesos, y… -Hablaba tan rápido queriendo evitar que no me dejara ir.
-Nada, nada, no me gusta que ya hasta desayunes y comas ahí, ¿qué va a pensar la señora, que aquí no tenemos ni para comer, y que mi hijo es un gorrón, ya tu papá me dijo que si no desayunas en casa no vas, estoy de acuerdo con que trabajes y aprendas a ganarte unos pesos, pero no que seas un abusivo.
Respiré aliviado, “¿asi que era eso?” pensé ya más tranquilo.
-Mamá, la señora es muy amable, y… y… su esposo también, les gusta platicar conmigo y me enseña cosas.
-¿qué cosas?
-eh.. eh - creo que hablé de más - pues cosas como… Jardinería, si, jardinería y a reparar cosas en su casa…
-Si aquí no eres ni para tender tu cama. Y por cierto, antes de irte, tienes que tender tu cama, desayunar, lavar los trastes que uses y luego ya veremos si no tengo nada en que me tengas que ayudar, así que esas van a ser las condiciones si quieres ir, si ella te pide que a cierta hora llegues, pues te levantas más temprano y haces todo eso antes de salir.
Fue tajante, y conociéndola, no saldría si no cumplía sus exigencias. De mala gana subí a mi cuarto a tender la cama, mientras ella me preparaba el desayuno, lo hice a una velocidad increíble y casi me atraganté con el desayuno, me lavé los dientes y pregunté:
-¿Ya puedo salir?
-Si, pero te quiero a la hora de la comida.
Refunfuñé y a regañadientes le dije -está bien.
Corrí a la puerta de entrada al cielo y Martha me abrió con una gran sonrisa:
-Hola, ¿dormiste bien?
-Si, pero no es que me haya quedado dormido… - Le platiqué lo ocurrido en mi casa.
Pensativa, le cambió el rostro, y dijo
-Voy a hablar con tu mamá
-Noooo, no, ¿cómo crees? ¿por qué harías eso? ¿qué le vas a decir?, no, no, por favor no.
-No te asustes, tiene razón, estoy empleando a su hijo y no le he pedido permiso para eso, lo mejor es formalizar para que no tengas problemas, ven vamos.
Me temblaban las piernas de saber que estarían juntas hablando sobre mi, como si le fuera a contar nuestras aventuras sexuales.
Cuando llegamos a casa, mi mamá le invitó a pasar y le ofreció algo de desayunar, Martha aceptó y mi mamá me dijo que me fuera a jugar a la calle. Estuve en la calle solo caminando en círculos, pensando mil tonterías que podrían pasar en esa plática y no sabía qué hacer. Al final salieron muy sonrientes, como grandes amigas y me dijo mi mamá, anda ve con Martha la vas a acompañar a hacer unas compras y ya acordamos que a las 2 estas de regreso en casa.
-¿Qué? ¿y mis lecciones? -pensé y en realidad solo asentí con la un imperceptible movimiento de cabeza.
Cuando íbamos de regreso a su casa la cuestioné sobre qué habían hablado, qué cuál era el trato, etc.
Entramos a su casa, sin contestar uno solo de mis cuestionamientos fue a lavarse los dientes, salió como si nada y me dijo:
-Ven acompáñame a hacer unas compras.
Decepcionado la seguí en silencio. Tomamos un taxi y fuimos a un centro comercial donde había una pequeña plaza, en el camino fue muy seria haciendo una lista, al llegar, pagó el taxi y me dio la lista, dinero y me dijo
-Cómprame por favor todo esto, y te veo aquí afuera cuando termines, yo voy a hacer otras compras, date prisa tenemos el tiempo medido.
Yo no sabía qué estaba pasando, pero me apuré y al salir estaba ahí, hermosa, sentada en una banca y con dos pequeñas bolsas. Hasta entonces noté que, en realidad, tenía un gran porte y personalidad de una dama de gran ciudad, educada, fina; en realidad a esa edad no notas tanto esas cosas, pero no encajaba en la colonia, se notaba de más clase.Habíamos platicado poco al respecto, pero sí llegó a comentarme que venía de una familia bien acomodada en Monterrey, pero se escapó con su marido, y aunque él ganaba bien, seguía esperando la gran oportunidad, rentaron la casa, temporalmente, ya que esperaba le dieran pronto un ascenso y poder mudarse a la capital del país en donde esperaban comprar un departamento en una zona exclusiva, por lo que estaban ahorrando todo lo que podían. Cuando me contó todo esto aún no comenzabamos con nuestras “clases”, pero al pensar en ello me entristecí un poco.
-Apurate - Me gritó, y me sacó de mis cavilaciones.-Ven, vamos rápido a casa
Tomamos otro taxi de regreso y antes del mediodía ya estábamos bajando las cosas del auto. Entramos a la casa, tomó las bolsas donde traía las compras que ella hizo, y me pidió que acomodara las cosas en la alacena, y se fue a su cuarto.
Terminé y escuche la regadera, esperé un poco y me habló, ni tardo ni perezoso fui, la encontré envuelta en la toalla, pero el pelo seco, y recogido, me pidió que me diera también un duchazo, obedecí.
Al finalizar, me sequé, me vestí y cuando salí estaba ella en un coordinado rojo, bra, panty y una batita transparente.
-También compré algo para ti.-Me dijo y con eso me di cuenta que lo había ido a comprar mientras yo hacía el súper, me acercó una de las bolsas que traía y vi que era un paquete de condones y un tubo de lubricante.
-Gracias- fue lo único que atiné a decir, pero me quedé embelesado con su belleza, no paraba de sorprenderme.
-¿Solo vas a estar ahí, viendome?, tenemos el tiempo medido. Y la lección de hoy va a ser dura para ti, pero sé que lo vas a disfrutar. El reto de hoy, es puedes hacer conmigo lo que quieras, pero tus manos no deben tocar mis partes más sexuales, no puedes tocar mis pechos, ni pezones, no puedes tocar nada de mi pubis, ni mis nalgas, el resto está permitido. Con esto aprenderás a conocer otras zonas erógenas que tenemos las mujeres…
-¿Erógenas? -pregunté
-Si, quiero decir otras partes del cuerpo que con el tacto también producen placer, así sabrás más del cuerpo de la mujer y que, a diferencia de los hombres, el placer no se centra solo en las partes obvias. Y no olvides que el cerebro es la parte más importante, y no recibí ningún comentario sobre esto que compré para ti.
-Modeló su atuendo.
-Perdón… me quedé congelado ante tanta belleza…
-Bien, pero deja de pedir perdón por todo.
-Me encanta como te luce, pareces modelo, una estatua griega, tus labios rojos combinan perfecto con todo eso -Ni siquiera sabía cómo describirlo.
-Tierno y bello, ven, el tiempo es oro.
Me atrajo hacia sí y me dio tremendo beso, y respondí lo mejor que hasta ese momento sabía, aunque creo que cada vez lo hacía mejor. estaba a punto de agarrarle sus níveas nalgas, cuando tomó mis manos y las subió a su espalda.
-Eso no, niño malo - Me reprendió en juego.
Pude sentir la suavidad y rigidez de su espalda, una combinación que me parecía sublime, seguimos besándonos, por largo tiempo y yo acariciando la espalda, y bajo una de mis manos a su pierna, la levantó y con ella atrajo hacia si mi cuerpo, abrazándome con ella mientras yo recorría su muslo a placer.
Ella comenzó a pasar su lengua por mi oreja, y un escalofrío me recorrió la espalda, me quitó la camisa, comenzó a besarme el pecho, y yo acariciaba su larga cabellera, bajó hasta mi delgado vientre y subió lamiendo por el centro todo mi dorso, hasta culminar metiendo su lengua en mi boca, en ese punto alcancé mi máxima erección y desabotoné mi pantalón que cayó al instante y saqué rápidamente ambos pies.
Seguí besándola mientras mis manos acariciaban los laterales de sus brazos, hasta sus hombros para luego bajar por la parte interna de estos dibujando su figura hasta la cadera, sin llegar a los lugares prohibidos.
Ella también me acariciaba la espalda, guiaba mi nuca mientras la besaba, me despeinaba, y me repegaba a su cuerpo.
Le quité la bata transparente mientras acariciaba su piel al hacerlo, quedó únicamente en su bello juego de encaje rojo diminuto y sexy. Imité los movimientos que poco antes había hecho conmigo, bese entre sus pechos, bajando poco a poco por todo su dorso hasta llegar a la frontera prohibida, luego con mi lengua recorrí el camino de regreso, pasando mi lengua por todo alrededor de sus pechos sin llegar a la parte central, seguí mi camino por su cuello y rodeé cada una de sus orejas, de la misma forma, pasando por besos poco a poco por su suave rostro hasta llegar a sus labios, lamerlos, y luego besarlos, mordisquearlos y saborear su aliento ya un poco agitado.