SexPanzon
Bovino maduro
- Desde
- 30 Abr 2010
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- 137
- Tema Autor
- #1
A la mañana siguiente llegué puntual, bañado y perfumado.
Martha, es su nombre, me miró detenidamente y me dijo:
-¡Que guapo! -y, coqueteando me cerró el ojo.
Luego fue un poco incómodo, porque yo no sabía qué hacer ni que decir, y pienso que ella temía continuar con lo de ayer, al final de cuentas, era casada, yo menor de edad, todo estaba mal, pero el diablo siempre mete su cola.
Nos sentamos a la mesa y mientras desayunábamos me preguntó que cómo estaba, cómo había dormido y así, preguntas vagas que yo respondía en monosílabos, no dejaba de pensar en que decir para que siguiera enseñándome las artes amatorias, en ese momento noté que ella no estaba vestida como suele recibirme, esta vez solo tenía una bata de baño eso sí totalmente cerrada y muy larga, su larga cabellera color castaño estaba suelta como si recién se hubiera bañado aunque ya no estaba húmeda, asumo que la secó antes de que llegara, pero si estaba discretamente maquillada, algo que no acostumbraba cuando no estaba su marido, o no hasta hoy, la casa se veía impecable dado el trabajo del día anterior, por lo que no sabía que haría ese día, estaba por preguntar pero bajo la mesa de repente sentí su mano acariciar mi pierna, me quedé congelado, y comenzó a subirla poco a poco.
-¿Te gustó lo de ayer?
-Si
-¿quieres repetirlo?
-Si
-Ven, te tengo preparada una nueva enseñanza…
Me llevó de la mano a la misma habitación del día anterior y con un tono sensual me dijo:
-Todas las mañanas hasta que regrese mi marido debes venir a la hora acostumbrada y antes de tus labores, voy a enseñarte cómo debes tratar a una dama, y como controlar tu eyaculación para que disfrutes por más tiempo, no te preocupes si te vuelve a pasar, esto es con calma, pero te aseguro que te va a gustar, solo debes prometer que no se lo contarás a nadie, porque todo terminaría, ¿entiendes?
-Claro señora, no quiero ni pensar en la regañiza que ….
-Shh, si no dices nada, nunca va a pasar, pero nadie es NADIE, ni a tu mejor amigo, porque él puede decírselo a alguien más y no sabes como terminan esas cadenas de chismes ¿estamos?
-Estamos.
-Muy bien, primero debes respirar siempre profundamente, despacio, soltar el aire, cuando sientas que te vas a venir, toma la base de tu pene y aprietala para evitar la eyaculación, aún asi, te pondré condón, no solo para evitar las manchas, sino porque al tener menos estimulación directa puede que dures más, pero lo más importante es controlar tu mente.
Yo ya comenzaba a calentarme.
-Ok mira, para empezar verás una mujer desnuda en vivo, porque supongo que ya has visto revistas o películas.
En ese preciso instante, antes de que terminara la frase, ya tenía yo una erección más grande que la del día anterior.
-Pero desnudate tú primero, para que esto sea justo.
Torpe y rápidamente lo hice, y al estar en truza me avergoncé al notar que estaba viendo nuevamente mi excitación.
-No te apenes, anda, quitalo todo, me gusta tu cuerpo en formación, delgado, aún tierno, pero con ese tremendo y duro pene - lo dijo apretando los dientes de una manera tan sexual que mi amigo dio dos respingos. La obedecí.
Ella comenzó lentamente a desamarrar el nudo de su bata, se abrió un poco y apenas pude ver destellos de su piel, quería más, y me fue concedido. Comenzó a bajar la parte superior mostrandome sus hombros poco a poco, bailando con una música imaginaria.
-¿Sabes? Yo solo lo he hecho con mi marido, pero él tiene un largo recorrido antes de que nos conocieramos y siempre he tenido curiosidad de conocer otras personas, y la fantasía de desvirgar a alguien como mi marido lo hizo conmigo, así enseñándome con paciencia. Me caíste como anillo al dedo.
Prosiguió bajando la bata, al abrirla un poco más, vi que traía un conjunto interior negro, que resaltaba su piel blanca, sus pechos se veían turgentes, firmes, deliciosos, era una prenda sexy y elegante, de igual forma ya podía ver su prenda interior y vi que era como seda, brillaba, era breve pero nada vulgar, como dije, elegante, se dio la vuelta y bajo toda la bata hasta la cintura pude ver la perfección de su piel y espalda, hoyuelos en la parte baja; la dejó caer, pude ver la hermosa pieza de la creación que era, unas piernas largas y perfectas, sus nalgas se dibujaban bajo la negra prenda perfectamente formando una pera en conjunto con su breve cintura, noté que ella me veía desde el espejo de la cómoda y mi cara de baboso se volvió a sonrojar, ella sonrió y volteo lentamente y vió que me estaba tocando, se acercó y me dió unos leves manotazos.
-Eso déjamelo a mi.
Me era difícil porque dolía ante tanta excitación, creía que me iba a estallar, estaba el glande totalmente rojo, ya babeaba, ella lo notó, se acercó y con su mano, lo cubrió poniendo la cabeza a mitad de su palma y con movimientos circulares extendió el lubricante natural por toda la parte superior del miembro. Me puso de pie y se volteó repegandome sus nalgas, y dijo suavemente:
-Desabróchame el bra.
Ni tardo, lo intenté aunque sin mucho éxito, ella volvió a sonreír.
-Respira, toma aire concéntrate, son dos ganchos que primero debes jalar de forma cruzada para que se desenganchen- hice tal cual lo que me decía tomé aire, lo contuve con ambas manos hice el movimiento y ¡sorpresa! se sintió como la tensión se liberó, ella lo sostuvo mientras yo veía por el espejo, esperando ansioso, conocer al desnudo lo que previamente había tocado.
Ella lo prolongó rozando mi pene con sus nalgas en un movimiento de baile sensual.
Luego, lo hizo, libero a mis ojos unos pechos hermosos, de areolas ovaladas color claro, casi rosas, unos pezones medianos y ya erectos, los veía por el espejo, pero ahora fui yo quien la volteó, tomándola por la cintura, embelesado los vi mientras escuchaba que me decía.
-Aprendes rápido, nos encantan los hombres con iniciativa, que no esperan que les digan que hacer.
Medio escuché esto, yo quería besarlos, tocarlos, morderlos y me enfilaba a hacerlo, pero me separó firmemente.
-Espera, aún no - Yo estaba ya queriendo tocarme violentamente, pero aguanté.
Comenzó a bajar poco a poco su prenda inferior, pude ver que tenía vello bien recortado, en forma rectangular, pero luego, se volteó y de un solo golpe bajo totalmente la prenda y, así dándome la espalda se empinó para quitársela, la visión de sus nalgas perfectas ante mí y un pequeño lunar en la nalga derecha muy cerca de su impoluto ano, llamó poderosamente mi atención pero no podía quedarme ahí, y menos que ella prolongó el momento y pude ver por primera vez en mi vida una vagina en vivo, vi como se separaron sus labios mayores para mostrarme, cual boton de flor, el resto de sus pétalos, luego, con sus manos se tocó un poco y pude ver que estaban ya húmedos, ella estaba excitada ante la fantasía compartida.
Se incorporó y dio la vuelta, era un monumento, no exagero por ser la primer mujer que veía desnuda en mi vida, en verdad era como esculpida por Miguel Angel, pocos tenemos la oportunidad de que nuestra primera vez sea tan perfecta, lo que provoca que el listón quede demasiado alto para las que siguen. Pero volviendo a lo importante, ella me veía con curiosidad, la cara que tenía de ver ese cuerpo de diosa ante mí, debió ser un gran espectáculo, no sé cómo conseguía pasar desapercibida con su ropa del diario.
Se acercó y por primera vez me dió un beso en los labios, fue tierno me abrazó y repegó su cuerpo al mío, yo me acomodé de tal forma que mi pene se rozara con su pubis, la rodee con mis brazos, sentí sus pechos pegados a mi piel, mis manos acariciando su cintura, recorriendo su espalda, me llevó a la cama y me acostó boca arriba, no sabía si ese sería el día que probaría por fin el sexo en todo su esplendor, pero ya estaba muy cerca, ansioso, quería hacerlo.
-Respira, tranquilo, aún no llega el momento - Contestó mis preguntas, como si leyera mi mente.
Acarició mi escuálido cuerpo, pasando sus manos absolutamente por toda mi piel, hasta llegar a mis testículos, los acarició con especial delicadeza, con la otra mano tomó mi falo, y comenzó el ritual masturbatorio, poco a poco, de repente subía la mano más allá del tronco y yo pensaba que ahi terminaría, luego se detenía y me pedía que respirara, al tiempo que apretaba la base de mi miembro, yo solo pensaba en lo rico que eran esas sensaciones, recargó sus pechos en mis muslos, comenzó a besarme vientre, pecho, cuello, orejas, tomó mi boca por sorpresa ahora de una manera más ruda, yo torpemente no sabía ni qué hacer, hizo una pausa y me dijo que metiera mi lengua, que ella haría lo mismo y las entrelazamos, después de algunos intentos, donde ella corregía, creo que lo hice mejor y pudimos darnos un beso largo y delicioso, ella nunca soltó mi pene, yo acariciaba toda su piel, sus brazos, su espalda, era toda suavidad.
Nuevamente pensé que no aguantaría más y ella me apretó y al oído me dijo, respira, respira. Lo hice, soporté, siguieron los juegos, ahora ella restregaba todo su cuerpo contra mi, provocaba mi pene, yo sentía como mi lubricación estaba barnizando toda su piel, ya viene, apretó, respiré, aguanté.
Martha, es su nombre, me miró detenidamente y me dijo:
-¡Que guapo! -y, coqueteando me cerró el ojo.
Luego fue un poco incómodo, porque yo no sabía qué hacer ni que decir, y pienso que ella temía continuar con lo de ayer, al final de cuentas, era casada, yo menor de edad, todo estaba mal, pero el diablo siempre mete su cola.
Nos sentamos a la mesa y mientras desayunábamos me preguntó que cómo estaba, cómo había dormido y así, preguntas vagas que yo respondía en monosílabos, no dejaba de pensar en que decir para que siguiera enseñándome las artes amatorias, en ese momento noté que ella no estaba vestida como suele recibirme, esta vez solo tenía una bata de baño eso sí totalmente cerrada y muy larga, su larga cabellera color castaño estaba suelta como si recién se hubiera bañado aunque ya no estaba húmeda, asumo que la secó antes de que llegara, pero si estaba discretamente maquillada, algo que no acostumbraba cuando no estaba su marido, o no hasta hoy, la casa se veía impecable dado el trabajo del día anterior, por lo que no sabía que haría ese día, estaba por preguntar pero bajo la mesa de repente sentí su mano acariciar mi pierna, me quedé congelado, y comenzó a subirla poco a poco.
-¿Te gustó lo de ayer?
-Si
-¿quieres repetirlo?
-Si
-Ven, te tengo preparada una nueva enseñanza…
Me llevó de la mano a la misma habitación del día anterior y con un tono sensual me dijo:
-Todas las mañanas hasta que regrese mi marido debes venir a la hora acostumbrada y antes de tus labores, voy a enseñarte cómo debes tratar a una dama, y como controlar tu eyaculación para que disfrutes por más tiempo, no te preocupes si te vuelve a pasar, esto es con calma, pero te aseguro que te va a gustar, solo debes prometer que no se lo contarás a nadie, porque todo terminaría, ¿entiendes?
-Claro señora, no quiero ni pensar en la regañiza que ….
-Shh, si no dices nada, nunca va a pasar, pero nadie es NADIE, ni a tu mejor amigo, porque él puede decírselo a alguien más y no sabes como terminan esas cadenas de chismes ¿estamos?
-Estamos.
-Muy bien, primero debes respirar siempre profundamente, despacio, soltar el aire, cuando sientas que te vas a venir, toma la base de tu pene y aprietala para evitar la eyaculación, aún asi, te pondré condón, no solo para evitar las manchas, sino porque al tener menos estimulación directa puede que dures más, pero lo más importante es controlar tu mente.
Yo ya comenzaba a calentarme.
-Ok mira, para empezar verás una mujer desnuda en vivo, porque supongo que ya has visto revistas o películas.
En ese preciso instante, antes de que terminara la frase, ya tenía yo una erección más grande que la del día anterior.
-Pero desnudate tú primero, para que esto sea justo.
Torpe y rápidamente lo hice, y al estar en truza me avergoncé al notar que estaba viendo nuevamente mi excitación.
-No te apenes, anda, quitalo todo, me gusta tu cuerpo en formación, delgado, aún tierno, pero con ese tremendo y duro pene - lo dijo apretando los dientes de una manera tan sexual que mi amigo dio dos respingos. La obedecí.
Ella comenzó lentamente a desamarrar el nudo de su bata, se abrió un poco y apenas pude ver destellos de su piel, quería más, y me fue concedido. Comenzó a bajar la parte superior mostrandome sus hombros poco a poco, bailando con una música imaginaria.
-¿Sabes? Yo solo lo he hecho con mi marido, pero él tiene un largo recorrido antes de que nos conocieramos y siempre he tenido curiosidad de conocer otras personas, y la fantasía de desvirgar a alguien como mi marido lo hizo conmigo, así enseñándome con paciencia. Me caíste como anillo al dedo.
Prosiguió bajando la bata, al abrirla un poco más, vi que traía un conjunto interior negro, que resaltaba su piel blanca, sus pechos se veían turgentes, firmes, deliciosos, era una prenda sexy y elegante, de igual forma ya podía ver su prenda interior y vi que era como seda, brillaba, era breve pero nada vulgar, como dije, elegante, se dio la vuelta y bajo toda la bata hasta la cintura pude ver la perfección de su piel y espalda, hoyuelos en la parte baja; la dejó caer, pude ver la hermosa pieza de la creación que era, unas piernas largas y perfectas, sus nalgas se dibujaban bajo la negra prenda perfectamente formando una pera en conjunto con su breve cintura, noté que ella me veía desde el espejo de la cómoda y mi cara de baboso se volvió a sonrojar, ella sonrió y volteo lentamente y vió que me estaba tocando, se acercó y me dió unos leves manotazos.
-Eso déjamelo a mi.
Me era difícil porque dolía ante tanta excitación, creía que me iba a estallar, estaba el glande totalmente rojo, ya babeaba, ella lo notó, se acercó y con su mano, lo cubrió poniendo la cabeza a mitad de su palma y con movimientos circulares extendió el lubricante natural por toda la parte superior del miembro. Me puso de pie y se volteó repegandome sus nalgas, y dijo suavemente:
-Desabróchame el bra.
Ni tardo, lo intenté aunque sin mucho éxito, ella volvió a sonreír.
-Respira, toma aire concéntrate, son dos ganchos que primero debes jalar de forma cruzada para que se desenganchen- hice tal cual lo que me decía tomé aire, lo contuve con ambas manos hice el movimiento y ¡sorpresa! se sintió como la tensión se liberó, ella lo sostuvo mientras yo veía por el espejo, esperando ansioso, conocer al desnudo lo que previamente había tocado.
Ella lo prolongó rozando mi pene con sus nalgas en un movimiento de baile sensual.
Luego, lo hizo, libero a mis ojos unos pechos hermosos, de areolas ovaladas color claro, casi rosas, unos pezones medianos y ya erectos, los veía por el espejo, pero ahora fui yo quien la volteó, tomándola por la cintura, embelesado los vi mientras escuchaba que me decía.
-Aprendes rápido, nos encantan los hombres con iniciativa, que no esperan que les digan que hacer.
Medio escuché esto, yo quería besarlos, tocarlos, morderlos y me enfilaba a hacerlo, pero me separó firmemente.
-Espera, aún no - Yo estaba ya queriendo tocarme violentamente, pero aguanté.
Comenzó a bajar poco a poco su prenda inferior, pude ver que tenía vello bien recortado, en forma rectangular, pero luego, se volteó y de un solo golpe bajo totalmente la prenda y, así dándome la espalda se empinó para quitársela, la visión de sus nalgas perfectas ante mí y un pequeño lunar en la nalga derecha muy cerca de su impoluto ano, llamó poderosamente mi atención pero no podía quedarme ahí, y menos que ella prolongó el momento y pude ver por primera vez en mi vida una vagina en vivo, vi como se separaron sus labios mayores para mostrarme, cual boton de flor, el resto de sus pétalos, luego, con sus manos se tocó un poco y pude ver que estaban ya húmedos, ella estaba excitada ante la fantasía compartida.
Se incorporó y dio la vuelta, era un monumento, no exagero por ser la primer mujer que veía desnuda en mi vida, en verdad era como esculpida por Miguel Angel, pocos tenemos la oportunidad de que nuestra primera vez sea tan perfecta, lo que provoca que el listón quede demasiado alto para las que siguen. Pero volviendo a lo importante, ella me veía con curiosidad, la cara que tenía de ver ese cuerpo de diosa ante mí, debió ser un gran espectáculo, no sé cómo conseguía pasar desapercibida con su ropa del diario.
Se acercó y por primera vez me dió un beso en los labios, fue tierno me abrazó y repegó su cuerpo al mío, yo me acomodé de tal forma que mi pene se rozara con su pubis, la rodee con mis brazos, sentí sus pechos pegados a mi piel, mis manos acariciando su cintura, recorriendo su espalda, me llevó a la cama y me acostó boca arriba, no sabía si ese sería el día que probaría por fin el sexo en todo su esplendor, pero ya estaba muy cerca, ansioso, quería hacerlo.
-Respira, tranquilo, aún no llega el momento - Contestó mis preguntas, como si leyera mi mente.
Acarició mi escuálido cuerpo, pasando sus manos absolutamente por toda mi piel, hasta llegar a mis testículos, los acarició con especial delicadeza, con la otra mano tomó mi falo, y comenzó el ritual masturbatorio, poco a poco, de repente subía la mano más allá del tronco y yo pensaba que ahi terminaría, luego se detenía y me pedía que respirara, al tiempo que apretaba la base de mi miembro, yo solo pensaba en lo rico que eran esas sensaciones, recargó sus pechos en mis muslos, comenzó a besarme vientre, pecho, cuello, orejas, tomó mi boca por sorpresa ahora de una manera más ruda, yo torpemente no sabía ni qué hacer, hizo una pausa y me dijo que metiera mi lengua, que ella haría lo mismo y las entrelazamos, después de algunos intentos, donde ella corregía, creo que lo hice mejor y pudimos darnos un beso largo y delicioso, ella nunca soltó mi pene, yo acariciaba toda su piel, sus brazos, su espalda, era toda suavidad.
Nuevamente pensé que no aguantaría más y ella me apretó y al oído me dijo, respira, respira. Lo hice, soporté, siguieron los juegos, ahora ella restregaba todo su cuerpo contra mi, provocaba mi pene, yo sentía como mi lubricación estaba barnizando toda su piel, ya viene, apretó, respiré, aguanté.