XKobayashi
Bovino maduro
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- 17 Ago 2014
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Buenas tardes/noches, pues aquí me tienen de regreso para contarles un par de anécdotas mas que me sucedieron mientras realizaba mi servicio social en la localidad de Boca de Lima, Veracruz.
Pues como cada año, dicha comunidad cambia de médico y pues es adaptarse a la que será tu nueva durante un año, en el que te nombran responsable de la salud y bienestar de la comunidad (como si uno fuera una especie de semi-dios), el caso es que la comunidad se encontraba a unos 20 minutos a pie de la playa y al ser región costera, el calor era tremendo.
1. En la primera o segunda semana que estuve solo en la clinica, una noche escuché como tocaban a la puerta de mi habitación y lo primero que pensé fue en una urgencia, al principio tocaron tímidamente pero después que medio había abierto los ojos los toquidos se hicieron enérgicos y me levanté con el sobresalto, abrí la puerta, crucé la sala de espera, abrí la puerta de la clínica y comencé a gritar "¿quién anda ahí? ¿quien tocó? ¿necesitan consulta?" al ver que nadie me respondía, cerré la puerta de la clínica y ahí es cuando racionalicé que para que alguien hubiera tocado a puerta de la habitación donde dormía, pues lógicamente tenía que estar dentro de la clínica. Me sentí un poco tonto y sólo atiné a decir "ya me levantaste ¿contento?" y me fui a dormir refunfuñando.
2. Un día que tuvimos especialmente mucho trabajo y que se utilizó casi todo el instrumental que había en la clínica, pues entre heridos y suturas y otros procedimientos, terminó el día con la tarja llena de pinzas y demás instrumental. En la tarde la enfermera se puso a esterilizar todo y yo recuerdo haber visto todo limpio encima de una mesa, pero como estaba haciendo trabajo administrativo ya no puse atención en que le haya sucedido al material. Se despidió la enfermera y yo seguí trabajando pero como a eso de media noche me dio sueño, amén que sentía que alguien me miraba por la ventana que quedaba a espaldas de mi escritorio. Así que decidí irme a dormir y al otro día terminar con el papeleo. Apenas estaba conciliando el sueño cuando escuché ruidos, como cuando un animal anda rascando y buscando comida. Puse atención y se escuchaba como si algo moviera las cosas, como si un andar torpe se tropezara con las cosas que había alrededor (silla, biombo, escritorio, cortina, banco, etc) y de repente escuché como todo el instrumental se caía al piso, incluso escuché rodar el estetoscopio de pinar, todo se escuchó clarito. Enseguia me puse a pensar qué podría haber en la clínica que le llamara la atención a un animal, puesto que yo no comía ahí ni dejaba comida porque como había hormigas pues no era opción dejar ni migajas o aquello era un festín para las pequeñas amigas. Seguía repasando mentalmente qué tipo de animal podía caber por la ventana que es de tipo persiana y con protección, tenía que ser un gato, un mapache, tlacuache o quizás una serpiente. Y la verdad si me dio mello pensar en una serpiente, así que fui por una toalla y la puse debajo de la puerta, por si las moscas, ya saben. Decidí dormir aunque la verdad es que pensar en un reptil en la clínica no me hacía nada feliz. Me dormí pensando "a Fabiola le va a dar el ataque mañana que vea todo tirado" y luego pensé en la cara de la enfermera al ver a la serpiente y me dio un ataque de risa al imaginarla corriendo espantada por toda la calle. Me dormí y al dia siguiente me levanté temprano y fui al consultorio esperando que haya sido lo que haya sido, ya se hubiera ido, pues nada el instrumental estaba en su vitrina, esterilizado y envuelto en papel destraza, ese papel café grueso y sus cintas testigo. Todo acomodadito, o sea que si se hubieran caído no hubieran hecho el ruido que escuché. Las cosas estaban en el mismo lugar, ni el banco ni el biombo se habían caído ni movido, todo intacto, me acosté en el piso para ver si en algún rincón estuviera algún animal escondido y no vi nada, ahora yo hice ruido como para espantar a algún posible animal y pues nada... Cuando llegó Fabiola la enfermera me miró algo raro pero ni yo dije nada y el día transcurrió normal, sin contratiempos.
3. Todos o al menos la mayoría hemos oído hablar del "dejá-vù" pero pocas veces sobre el "jamais-vù", pues esta es una experiencia totalmente opuesta, es cuando no reconoces un lugar a pesar de ser un sitio habitual.
Yo solía ir al mar de vez en cuando a pesar de tenerlo demasiado cerca. A veces terminaba tan cansado que ni ganas de caminar me daban y solo me bañaba y a dormir. Los días que iba, solía ir por las tardecita a eso de las 18:30 aproximadamente, me gustaba ver el atardecer y ponerme a pensar tontería y media, a veces me regresaba ya tarde pasando de las 22:00 y aunque el camino del pueblo al mar era solo una vereda, nunca me dio temor, ya que siempre me encontraba con gente que me saludaba, algunas veces me invitaban a cenar. Un día me dio por ir al mar un poco mas temprano, me fui como a las 16:15 y estuve sin problemas, al regresar comencé a tener una sensación extraña, cuando veía al cielo veía como unas ondas, como si vinieran del mar hacia tierra adentro, veía como especie de ondas en el cielo, transparentes, como cuando ves el suelo cuando hace mucho calor y se nota esa distorsión óptica, algo así. Al principio pensé que me estaba dando un golpe de calor por la temperatura o algo así, me senté bajo un árbol y de repente sentí que no sabía donde estaba. Es curioso porque mi cerebro tenía la información de donde estaba, de donde venía y a donde iba, pero no dejaba de tener la sensación de estar perdido y de estar por primera vez en ese sitio. Comencé a caminar por la vereda pero con miedo de salir en otro lugar, me encontré con gente y la reconocía, sabía quienes eran pero al mismo tiempo tenía la sensación de que era la primera vez en la vida que los veía. Así me fui caminando con algo de temor porque aunque mi parte lógica me decía que esa vereda sólo tenía un destino y era el pueblo, otra parte de mi iba con miedo a perderme. Pues me fajé mis pantaloncitos y me fui despacio pero ahí iba por la vereda, hubo un punto a la mitad en que no reconocía nada. Al llegar al pueblo pensé que se desaparecería esa sensación, cuando vi la secundaria, toqué sus paredes y sentí como si fuera la primera vez que tenía la textura de las paredes en mis manos. Veía el pueblo y para mi era como la primera vez que estaba ahí. Me fui a la clínica y nada, todo era nuevo ¡yo tocaba todo sin poder creerlo! ¡era increíble la sensación!.
Justo cuando me fui a mi habitación y me acosté en mi cama, sentí como si me reinsertara en mi vida nuevamente, todo recobró su sentido de familiaridad y cotidianeidad habituales. Es como si hubiera salido de un trance. Lo primero que hice fue analizar las posibles causas: ¿un golpe de calor?, ¿deshidratación?, ¿un EVC? pues por si las dudas me tomé una aspirina, me metí a bañar y me quedé pensando en la situación. Después de eso todo normal. No lo he vuelto a experimentar hasta ahora, pero fue desconcertante y ya después hasta curiosa la situación.
Pues los dejo con esas experiencias, hubo un par mas, ya les contaré después.
Que tengan buena y bonita semana.
Pues como cada año, dicha comunidad cambia de médico y pues es adaptarse a la que será tu nueva durante un año, en el que te nombran responsable de la salud y bienestar de la comunidad (como si uno fuera una especie de semi-dios), el caso es que la comunidad se encontraba a unos 20 minutos a pie de la playa y al ser región costera, el calor era tremendo.
1. En la primera o segunda semana que estuve solo en la clinica, una noche escuché como tocaban a la puerta de mi habitación y lo primero que pensé fue en una urgencia, al principio tocaron tímidamente pero después que medio había abierto los ojos los toquidos se hicieron enérgicos y me levanté con el sobresalto, abrí la puerta, crucé la sala de espera, abrí la puerta de la clínica y comencé a gritar "¿quién anda ahí? ¿quien tocó? ¿necesitan consulta?" al ver que nadie me respondía, cerré la puerta de la clínica y ahí es cuando racionalicé que para que alguien hubiera tocado a puerta de la habitación donde dormía, pues lógicamente tenía que estar dentro de la clínica. Me sentí un poco tonto y sólo atiné a decir "ya me levantaste ¿contento?" y me fui a dormir refunfuñando.
2. Un día que tuvimos especialmente mucho trabajo y que se utilizó casi todo el instrumental que había en la clínica, pues entre heridos y suturas y otros procedimientos, terminó el día con la tarja llena de pinzas y demás instrumental. En la tarde la enfermera se puso a esterilizar todo y yo recuerdo haber visto todo limpio encima de una mesa, pero como estaba haciendo trabajo administrativo ya no puse atención en que le haya sucedido al material. Se despidió la enfermera y yo seguí trabajando pero como a eso de media noche me dio sueño, amén que sentía que alguien me miraba por la ventana que quedaba a espaldas de mi escritorio. Así que decidí irme a dormir y al otro día terminar con el papeleo. Apenas estaba conciliando el sueño cuando escuché ruidos, como cuando un animal anda rascando y buscando comida. Puse atención y se escuchaba como si algo moviera las cosas, como si un andar torpe se tropezara con las cosas que había alrededor (silla, biombo, escritorio, cortina, banco, etc) y de repente escuché como todo el instrumental se caía al piso, incluso escuché rodar el estetoscopio de pinar, todo se escuchó clarito. Enseguia me puse a pensar qué podría haber en la clínica que le llamara la atención a un animal, puesto que yo no comía ahí ni dejaba comida porque como había hormigas pues no era opción dejar ni migajas o aquello era un festín para las pequeñas amigas. Seguía repasando mentalmente qué tipo de animal podía caber por la ventana que es de tipo persiana y con protección, tenía que ser un gato, un mapache, tlacuache o quizás una serpiente. Y la verdad si me dio mello pensar en una serpiente, así que fui por una toalla y la puse debajo de la puerta, por si las moscas, ya saben. Decidí dormir aunque la verdad es que pensar en un reptil en la clínica no me hacía nada feliz. Me dormí pensando "a Fabiola le va a dar el ataque mañana que vea todo tirado" y luego pensé en la cara de la enfermera al ver a la serpiente y me dio un ataque de risa al imaginarla corriendo espantada por toda la calle. Me dormí y al dia siguiente me levanté temprano y fui al consultorio esperando que haya sido lo que haya sido, ya se hubiera ido, pues nada el instrumental estaba en su vitrina, esterilizado y envuelto en papel destraza, ese papel café grueso y sus cintas testigo. Todo acomodadito, o sea que si se hubieran caído no hubieran hecho el ruido que escuché. Las cosas estaban en el mismo lugar, ni el banco ni el biombo se habían caído ni movido, todo intacto, me acosté en el piso para ver si en algún rincón estuviera algún animal escondido y no vi nada, ahora yo hice ruido como para espantar a algún posible animal y pues nada... Cuando llegó Fabiola la enfermera me miró algo raro pero ni yo dije nada y el día transcurrió normal, sin contratiempos.
3. Todos o al menos la mayoría hemos oído hablar del "dejá-vù" pero pocas veces sobre el "jamais-vù", pues esta es una experiencia totalmente opuesta, es cuando no reconoces un lugar a pesar de ser un sitio habitual.
Yo solía ir al mar de vez en cuando a pesar de tenerlo demasiado cerca. A veces terminaba tan cansado que ni ganas de caminar me daban y solo me bañaba y a dormir. Los días que iba, solía ir por las tardecita a eso de las 18:30 aproximadamente, me gustaba ver el atardecer y ponerme a pensar tontería y media, a veces me regresaba ya tarde pasando de las 22:00 y aunque el camino del pueblo al mar era solo una vereda, nunca me dio temor, ya que siempre me encontraba con gente que me saludaba, algunas veces me invitaban a cenar. Un día me dio por ir al mar un poco mas temprano, me fui como a las 16:15 y estuve sin problemas, al regresar comencé a tener una sensación extraña, cuando veía al cielo veía como unas ondas, como si vinieran del mar hacia tierra adentro, veía como especie de ondas en el cielo, transparentes, como cuando ves el suelo cuando hace mucho calor y se nota esa distorsión óptica, algo así. Al principio pensé que me estaba dando un golpe de calor por la temperatura o algo así, me senté bajo un árbol y de repente sentí que no sabía donde estaba. Es curioso porque mi cerebro tenía la información de donde estaba, de donde venía y a donde iba, pero no dejaba de tener la sensación de estar perdido y de estar por primera vez en ese sitio. Comencé a caminar por la vereda pero con miedo de salir en otro lugar, me encontré con gente y la reconocía, sabía quienes eran pero al mismo tiempo tenía la sensación de que era la primera vez en la vida que los veía. Así me fui caminando con algo de temor porque aunque mi parte lógica me decía que esa vereda sólo tenía un destino y era el pueblo, otra parte de mi iba con miedo a perderme. Pues me fajé mis pantaloncitos y me fui despacio pero ahí iba por la vereda, hubo un punto a la mitad en que no reconocía nada. Al llegar al pueblo pensé que se desaparecería esa sensación, cuando vi la secundaria, toqué sus paredes y sentí como si fuera la primera vez que tenía la textura de las paredes en mis manos. Veía el pueblo y para mi era como la primera vez que estaba ahí. Me fui a la clínica y nada, todo era nuevo ¡yo tocaba todo sin poder creerlo! ¡era increíble la sensación!.
Justo cuando me fui a mi habitación y me acosté en mi cama, sentí como si me reinsertara en mi vida nuevamente, todo recobró su sentido de familiaridad y cotidianeidad habituales. Es como si hubiera salido de un trance. Lo primero que hice fue analizar las posibles causas: ¿un golpe de calor?, ¿deshidratación?, ¿un EVC? pues por si las dudas me tomé una aspirina, me metí a bañar y me quedé pensando en la situación. Después de eso todo normal. No lo he vuelto a experimentar hasta ahora, pero fue desconcertante y ya después hasta curiosa la situación.
Pues los dejo con esas experiencias, hubo un par mas, ya les contaré después.
Que tengan buena y bonita semana.