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En algún momento de mi vida

cargov

Bovino maduro
Desde
28 Abr 2009
Mensajes
136
Para los que no me conocen, me gustaría que supieran que soy una chica de actualmente 30 años, de tez blanca, de 1.65 metros de altura, de complexión regular, una cadera de 96 centímetros, una cintura de 65 centímetros y un busto de 98 centímetros. Soy de cabello ondulado, de color claro ó como se dice en mi bella tierra Guatemala –canche-, en cuanto al carácter, creo que soy jovial, desde pequeña siempre me ha gustado la parranda, el baile y la buena vida, es decir, cosas caras y muy buenas. Esto es para todo, tanto en lo económico, como para lo amoroso y no digamos para lo sexual.


En algún momento de la vida, he llegado a entender que aunque no me agrade mucho, la genética, es la genética. Es decir “hijo de tigre, sale pinto...”


Porque digo esto. Si bien en mis relatos anteriores he contado mis aventuras y las de mi madre. La cual al final influyo mucho en que yo fuera lo que soy. Una puta consumada. Ya a estas alturas no hay nada que no haya experimentado, de todas las formas imaginables y con todo tipo de personas, hombres, mujeres, extraños, familiares, casados, solteros, etc.


De allí mi lema, “bailo al son que la vida me toque y me muevo al ritmo del pene que me coja, me coloque.” Sé que muchos quieren leer un relato y no lo que yo pienso o siento… Pero bueno solo fue un desahogo.


Vamos a lo que te truje chenca… Les quiero contar como terminamos follando en una despedida de soltero, mi madre, mi cuñada y yo.


Como saben no tengo novio formal, por cuestiones de celos y ese tipo de cosas. Pero si creo que los amigos con derecho, son necesarios; sin importar si son solteros o casados. Así que uno de mis amigos llamado Arnoldo estaba a punto de casarse. Por lo que desde que me enteré de ello lo he apoyado ampliamente, a fin de que practique su noche de bodas. Una y otra vez, hasta que lo haga a las mil maravillas. Sé que su futura esposa algún día me lo agradecerá.


Una tarde después de una buena follada, descansábamos desnudos sobre el sofá de un hotel, en el cual pasábamos el fin de semana. Mientras Arnoldo esperaba a que su pene pudiera estar erecto nuevamente, platicábamos de sus planes con su futura esposa, y de que iba a pasar con esta relación; si él quería que continuara o si me debía de alejar.


Cuando su pene estaba listo, me toca la cabeza y con la vista me señala su pene. Por lo que sin ser bruja o adivina, me dirijo a ese pedazo de carne, que gran placer me ha dado… y comienzo a besarlo, tiernamente; en agradecimiento por cada segundo que me ha hecho estremecer; en agradecimiento por cada vez que ha partido mi culo en dos a su entera voluntad. El poder meter la punta en mi boca y engullirlo lentamente, mientras mis labios lo aprietan lentamente y mis dientes le hacen una pequeña presión a fin de generar también placer a aquel que sabía qué hacer con ese pedazo de carne.


Mientras mamaba su pene como ternero recién nacido, mis manos recorrían sus testículos y en algún momento escuchaba como Arnoldo producía algún tipo de sonidos placenteros, los cuales me calentaban, pues podía sentir como mi vagina se comenzaba a humedecer.


Cuando Arnoldo creyó que era el momento justo, me levantó, y me tumbo en el sofá, me abrió las piernas lo más que pudo, luego, me las levanto, al punto de casi llegar a topar mis rodillas con mis senos… Creo que él le gusta esta pose, ya que de esa forma puede ver mi vagina, el ano y mis senos al mismo tiempo…


Sin mayor estima, su pene comenzó a ingresar por mi vagina, la cual a estas alturas, ya deseaba ser penetrada, otra vez. Arnoldo era muy bueno, pues el ritmo de sus envestidas hacia que mis senos rebotaran como pelotas en juego de baloncesto. Yo a lo lejos escuchaba mis gemidos.


Definitivamente gozaba sentir como todo su pene ingresaba una y otra vez. En algún momento, pues creo, que de tanto gozo ya ni consciente estaba. Arnoldo hizo el cambio respectivo de agujero. Pues pude sentir como mi ano era invadido. Debo ser honesta, pero el sexo anal es una experiencia maravillosa (si tu amante sabe hacerlo).


Cuando Arnoldo termino, derramo su semen en mis senos, mientras yo los regaba en todo mi cuerpo.


Después de esto, nos fuimos a bañar. Y después del almuerzo, me comentó que estaba buscando chicas para la despedida de soltero. Pero que quería que fueran putas, es decir, que no se negaran a nada, y sobre todo que fueran desinhibidas. Mira le digo, yo solo conozco a una persona con estas características; pero no vive en esta ciudad, está como a 25 minutos en vehículo.


Si es buena como tú, vamos me dijo. . . En ese momento decidimos salir a Guanagazapa, un municipio cercano. En ese momento pasaban algunas cosas por mi mente. Puesto que si bien es cierto, mi madre es una zorra bien hecha. Y en muchas ocasiones la había visto ser follada por varias persona. No sabía si quería follar junto a su hija.


Mientras llegábamos le comenté que ella (no le dije que era mi mamá) no era una mujer de respeto. Que a ella había que entrarle de una vez con lo que uno quería, ya que no le gusta las personas que andan por las ramas.


Llegamos a Guanagazapa, y nos dirigimos a la casa de mi madre. Cuando nos acercábamos a la misma, notamos que frente a ella habían dos vehículos uno con el logotipo de la municipalidad y el otro con el escudo de la policía. La puerta de la casa, se encontraba abierta. En ese momento a Arnoldo y a mí nos entro cierta angustia; nos vimos las caras preguntándonos en silencio si entrabamos o no. Si nos regresábamos o no.
 
Continua el relato, ya que no se puede colocar completo...

Por un momento olvide la enemistad contra mi madre y al parar el vehículo, salgo del mismo y me dirijo a la puerta. Arnoldo venía detrás de mí. Al entrar hay un corredor que lleva a un patio en donde hay unas hamacas y una pequeña fuente (Gustos de mi madre), luego una puerta a otro corredor, que lleva a las habitaciones.


Nos sorprendió ver que en el corredor había un vestido tirado y más adelante una minifalda blanca, casi cerca de la puerta que da al otro corredor había un juego de lencería blanca (en ese momento no le puse atención, pero ya cuando paso todo lo que estoy relatando, me di cuenta que era una tanga y un sostén de encaje) y a no más de unos 30 centímetros de esta había una tanga negra. Mi mente rápidamente pensó lo peor.

Por lo que con cuidado nos fuimos adentrando en el otro corredor. Al llegar a una habitación, que generalmente es la de los invitados escucho gemidos, gemidos tan fuertes, que mi pesar, paso a ser gracia... Pues yo preocupada y ella de zorra.


Y si... era así ella se encontraba doña Emilia, sentada sobre un pene negro... y quien la follaba, le estrujaba los senos de una forma que se veía que lo gozaba. Mi madre levanta la mirada un momento, y lejos de inmutarse, solo me sonríe y sigue cabalgando sobre aquel pene que se ve que era largo y grueso.


Tanto Arnoldo como yo, pudimos ver como doña Emilia agarraba, cada vez más ritmo, por lo que el gozo era grande, según se apreciaba. Arnoldo me susurra al oído, que tal si nosotros nos ponemos cómodos también. Mientras sus manos sacaban mis senos del sostén, por debajo de la blusa. La que no tardó mucho en ser retirada de mi cuerpo.


Las manos de Arnoldo deben tener una maestría en darle placer a cualquier parte de mi cuerpo... Pues cada vez que me estrujaba los senos... Sentía como si electricidad recorría desde mi cabeza hasta mi vagina, que poco a poco se humedecía.


No sé en qué momento el negro que follaba a mi madre, se acerco y me tomo por la cintura y poco a poco fue desabrochando mi pantalón y hurgando con sus dedos mi vagina. En ese momento Arnoldo se hizo a un lado, creo, que era un cambio de zorras.


No vi que fue lo que Arnoldo hizo con mi madre. Yo me concentré en lo que aquella tranca me podía hacer. Porque cuando la vi de cerca (pues ya el negro me había dejado sin pantalón, solo en tanga y me tenía de rodillas) pude ver que si era enorme y gruesa. Con trabajo, lograba hacer que mi boca se abriera para que ingresara. Sentía ahogarme. Pero no quería defraudar esa hermosura de miembro. Poco a poco sentía que la presión que su dueño ejercía lograban que entrara en mi boca.


No sé cuánto tiempo estuve tratando de tragar ese animal. Pero me emocione cuando me paró, me bajo la tanga de forma suave y me señalo que me sentara en su tranca. Yo ya estaba súper mojada, así que cualquiera pensaría que sería algo fácil, que todo su pene entrará entero. Pero debido a lo grueso y largo; solo el hecho de que yo me metiera la cabeza del mismo, fue todo un desafío. Créanme, que hasta me recordé cuando me habían desvirgado. Pues me dolía cada milímetro que bajaba mi vagina sobre ese grande y hermoso pene.


El dolor era evidente en mi rostro, sin embargo no dejaba de bajar. Cuando por fin llegue a la base del mismo. espere un momento, mientras mi cuerpo se acostumbraba a este miembro. Cuando por fin creí que ya lo había logrado, inicié a aumentar el ritmo; sentía dolor sí... Pero sentía más placer... Que divino, sentir, que te parten con un pedazo de carne, mientras todas tus terminales nerviosas explotan por el placer.


No sé cuantos minutos cabalgue al negro. Lo cierto es que yo me corrí varias veces, antes que mi negro amante. Cuando por fin terminó, sentí como un chorro caliente bañaba el interior de mi vagina. Cuando por fin, salió ese pene de mi vagina, un chorro de semen cayó por mis piernas tambaleantes. No podía creer la cantidad del mismo. Pero bueno, es el costo del placer.


Mi madre y Arnoldo estaban sentados desnudos en un sofá. Platicando no se qué cosas. Tal vez poniéndose de acuerdo para la fiesta.


Cuando nos sentamos el negro y yo también en el sofá. Recuerdo que había visto ropa de dos mujeres; y solo había visto a una (mi madre). Por lo que le pregunto por la minifalda blanca. Pues a sus 45 años, mi madre, ya casi no usa minifaldas.


Ven a ver me dice. y se dirige a la habitación del fondo. Por supuesto no solo yo me levante. Me siguieron Arnoldo y el negro. Al llegar pude ver a mi joven cuñada que estaba desnuda, de rodillas, esperando recibir la leche que el señor alcalde municipal le proporcionaría como premio, por una buena follada. Y por lo visto no había sido solo una, ya que de sus agujeros salía también rastros de leche.


Esperé a que ese chorro de leche se estrellara en su rostro, para decir - buenas tardes, la están pasando genial - Ambos solo nos sonríen. Después que mi cuñada se limpia un poco, nos dirigimos los seis desnudos a la sala.


Mientras conversábamos, sobre el motivo de nuestra visita. Me enteré que mi cuñada era la secretaria del "Señor Alcalde"; por eso de su trabajo esmerado hacia el mismo.


Arnoldo aprovecho, para que mi cuñada le diera una buena mamada. Y mi cuñada solo se sacaba el pene, para responder o participar en la conversación. El alcalde, tenía a mi madre sobre sus piernas, mientras que sus manos jugaban con su vagina a gusto. Por su parte el negro, que ahora se que se llama Max, me decía al oído que quería que su pene entrara en mi culo. A lo que definitivamente respondí que No (por primera vez, me he negado) Si sentía que me partía por la vagina, que por anatomía es elástica. Por el culo, me deja en silla de ruedas. Lo que si hice, es que lo masturbe, de todas las formas habidas.


Cuando llegamos a un acuerdo para la fiesta, mi madre dice, que por el precio adecuado, acepta. Arnoldo, convence a mi cuñada que nos acompañe. así que ya habían tres chicas dispuestas a lo que sea para la despedida de soltera.


Mi madre se colocó una falda de colegiala a cuadros, y blusa blanca. Sin ropa interior. Como agregado, le pidió a Arnoldo, que le colocara un consolador a control remoto en la vagina y otro en el culo. Así que cuando Arnoldo quisiera podría hacerlos funciona.


Mi por decisión de Arnoldo se fue en tanga blanca y sostén de encaje del mismo color. Por otro lado, yo iría en lencería también solo que en color negro. Mientras Arnoldo iba con mi madre en la parte de adelante del vehículo, que ahora era una camionetilla que mi madre usa.

Nosotros con mi cuñada nos fuimos atrás.


Ya en el camino, mi madre le susurra algo a Arnoldo, el cual detiene la marcha. Se baja del vehículo y se dirige a donde estamos. Nos da un consolador largo, y nos pide que nos lo coloquemos en las vaginas o en los anos, a fin de que en el camino nos vallamos follando.


La idea no nos es molesta. Por lo que ambas pensamos en insertarnos el consolador en el culo. Así que una viendo para un lado y la otra viendo al lado contrario, solo nos movíamos de atrás para adelante a fin de que el consolador, nos ingresara en todo tiempo..

Arnoldo conducía hacia la fiesta, mientras mi madre, que se había quedado con nosotras atrás, nos filmaba con su celular.


Al llegar a la fiesta. Se escuchaba música bailable y mucha algarabía. Cuando nos vieron entrar pegadas del culo por un consolador, los gritos no se hicieron esperar. Pero la guinda del pastel fue cuando Arnoldo activó los consoladores que mi madre tenía en sus agujeros.


Mi madre, trató de contenerse lo más que pudo, sin embargo, Arnoldo subía la intensidad. cuando mi madre no pudo más, se saca el vestido, quedando desnuda en frente de todos, y comienza jugar con sus consoladores.


Todos los machos, saben que llegó lo mejor de la fiesta. Así que vuelan prendas masculinas por todos lados... Lo que indica que nos van a follar a más no poder.


Pero eso te lo cuento después.
 
Wow!!!ya era justo que escribieras mamita!!!buen relato!!!gracias por compartir, esperamos la continuación
 
Uuufff que buen relato pones a mil ojala escribas pronto la continuación y si se pudiera alguna foto tuya que nos compartieras.

saludos.
 
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