jarochilandio
Bovino de la familia
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Rick Newman
3 de Septiembre de 2018
Todo parece indicar que mientras los negociadores de Estados Unidos cierran un nuevo acuerdo comercial con México y Canadá, se están comprometiendo con nuevas medidas sobre la fabricación de automóviles que demandarán piezas más costosas, lo que dará lugar a un aumento de los precios. Otras medidas prevén la aplicación de nuevos aranceles a algunos vehículos importados, de manera que su precio de venta podría aumentar en miles de dólares.
Las nuevas medidas demandan que un mayor número de piezas de los coches importados a Estados Unidos desde Canadá y México sean fabricadas en territorio estadounidense, a cambio de permitir que esos productos ingresen al país libres de impuestos. Otra medida estaría dirigida a aumentar la proporción del coche construida por trabajadores que ganan salarios relativamente altos. Los automóviles provenientes de México y Canadá que no cumplan estos requisitos estarán sujetos a un arancel del 2,5%, mientras que los vehículos importados de otros países podrían someterse a aranceles de hasta el 25%.
Estas medidas proteccionistas están destinadas a salvaguardar los trabajos manuales en Estados Unidos. Pero tienen un costo para los consumidores. “Como mínimo, las nuevas medidas aumentarán el precio de los vehículos para los consumidores estadounidenses”, escribió Chad Bown, del Instituto Petersen para la Economía Internacional. “El sector automotriz de Estados Unidos podría sufrir un golpe aún mayor si la administración Trump impusiera nuevos aranceles o límites cuantitativos en los automóviles y las partes que no quedaron cubiertas por el nuevo acuerdo”.
De los 17,3 millones de automóviles vendidos en Estados Unidos el año pasado, alrededor de 8,6 millones se produjeron en el país, de manera que 8,7 millones fueron importados. Canadá y México representan unos 1,9 millones de esas importaciones respectivamente. Los modelos más populares fabricados en México fueron el Ford Fusion, el GMC Terrain, el Jeep Compass, el Honda HR-V y el Volkswagen Jetta. Canadá produjo el Chrysler Pacifica, Ford Edge, Chevy Equinox, Cadillac XTS y Lexus RX450h, entre otros.
La nueva versión del Toyota RAV4, hecha en Canadá, podría costar más según los planes del presidente Trump.
Las nuevas medidas aumentarían la cantidad de piezas de fabricación estadounidense del 62,5 al 75% en un automóvil libre de aranceles. Otra medida requeriría que al menos el 70% del acero, vidrio y aluminio del vehículo provenga de fuentes estadounidenses. Una provisión salarial de al menos 16 dólares por hora aumentaría el coste de las líneas de ensamblaje para los fabricantes del actual 30% al 40% en el caso de los automóviles y hasta un 45% para los SUV.
Todavía no queda claro cuánto podrían incrementar esas nuevas medidas el costo de los vehículos importados porque no sabemos cómo reaccionarán los fabricantes ante esos cambios. Si cumplir con las nuevas medidas suma más del 2,5% al costo, tendría sentido limitarse a pagar la tarifa del 2,5% en lugar de gastar más para eliminar los aranceles. Si los fabricantes traspasaran ese incremento a los consumidores aumentando el coste de sus vehículos, el precio de venta de un Toyota RAV4, por ejemplo, pasaría de 24.660 a 25.277 dólares.
El incremento de los precios podría ser más pronunciado en algunos modelos. Además del nuevo acuerdo comercial con Canadá y México, Trump está considerando aplicar aranceles del 25% en el resto de los vehículos importados. Eso equivale a aproximadamente 3,8 millones de coches, incluyendo muchos modelos de Audi, BMW y Mercedes construidos en Europa, el Toyota Prius construido en Japón, los Hyundai fabricados en Corea, los Buick de China y otros. Con un arancel del 25%, el precio inicial de un Audi A4 se dispararía de 36.975 a 46.219 dólares.
Golpe a la industria automotriz
El arancel del 25% que ha impuesto Trump sobre determinadas importaciones podría causar un gran daño a la industria. El Centro de Investigación Automotriz estima que un arancel del 25% sobre las importaciones de coches, excluyendo a Canadá y México, elevaría el costo de todos los productos importados una media de 3.980 dólares, y unos 2.450 dólares en el caso de todos los vehículos, incluyendo aquellos fabricados en Estados Unidos. Los precios aumentarían debido al incremento del coste de algunas importaciones, lo cual permitiría a los competidores subir sus precios, aunque no tengan que pagar el arancel.
El Audi A4, fabricado en Alemania, podría estar sujeto al nuevo arancel del 25 %.
Normalmente el aumento de los precios afecta las ventas, de hecho, el Centro de Investigación Automotriz pronostica que un arancel del 25% sobre las importaciones no estadounidenses reduciría las ventas de todos los coches nuevos en aproximadamente 1,2 millones de unidades por año. Eso eliminaría 197.000 empleos en Estados Unidos, un efecto contrario al que persigue Trump.
Los aranceles proteccionistas no protegen necesariamente los empleos ya que los burócratas del gobierno que imponen nuevas medidas no pueden predecir cómo reaccionarán las empresas. “Algunas compañías pueden modificar sus cadenas de suministro para cumplir con las nuevas reglas”, explicó Bown. “Sin embargo, aunque resulte paradójico, existe otra posibilidad: que las nuevas regulaciones de Trump sean tan caras que las empresas decidan incluso consumir menos piezas de Estados Unidos. Para mantener los precios de los coches a un nivel asequible para los consumidores, algunos fabricantes de automóviles pueden comprar piezas de Asia o Europa, donde son más baratas”.
Los fabricantes de coches también deben mantener bajo control el costo de la producción en Estados Unidos si quieren exportar esos vehículos a otros países, donde deben competir con otras exportaciones que no están sujetas al incremento de precios impuesto por gobiernos similares al de Trump. Cada año, los fabricantes de coches producen unos 2,4 millones de vehículos en Estados Unidos destinados a la exportación, esos automóviles deben ser competitivos respecto a los precios que existen en el mercado extranjero. BMW, por ejemplo, exporta su SUV desde su fábrica en Carolina del Sur a China, y si el costo de producción en Estados Unidos se eleva demasiado, podrían trasladar esa producción a otro lugar.
Las nuevas disposiciones comerciales con Canadá y México aún no son definitivas. Cuando los tres países estén totalmente de acuerdo, el Congreso debe aprobar cualquier cambio, y es probable que haya que esperar hasta finales de este año, al menos. Si los demócratas obtienen el control de la Cámara de Representantes en las elecciones legislativas de noviembre, lo cual parece posible, es probable que el Congreso nunca apruebe la controvertida maniobra comercial de Trump. Por eso, hasta el momento, la mejor opción para los consumidores es mantenerse al margen del camino.
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