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[FONT="]Con 26 años a cuestas, Claudia mi mujer posee un cuerpo envidiable, cintura de 65 centímetros, caderas 100 y unos ricos pechos que miden 90 centímetros de diámetro. Piel blanca y suave que siempre se mantiene cálida al tacto. Cuando la conocí a los 19 años era una chica super tímida que apenas había tenido dos novios, uno a los 16 y otro a los 18 años. Al año de conocernos nos casamos, y expresábamos nuestro amor con gran intensidad y confianza, al grado de que compartíamos las contraseñas de nuestros correos para revisarlos de vez en cuando.[/FONT]
[FONT="]En una ocasión revisando las carpetas de su mail, me di cuenta que guardaba ciertos escritos que parecían una especie de diario, donde ella contaba cosas que había vivido. Sin que se percatara comencé a revisar esos antiguos correos, para llevarme la sorpresa de que Claudia había sostenido relaciones sexuales con sus dos novios anteriores, aunque a los 16 años –según decía el escrito- solamente fajaban y se acariciaban por encima de la ropa, hasta que un día en casa de los padres de él, mientras estos dormían, Claudia le realizó sexo oral a su novio, eyaculando sobre su blusa.[/FONT]
[FONT="]El otro novio fue más vivo, pues fue el primero que le quitó su virginidad al asistir juntos a un campamento de verano de la iglesia, ya que el desgraciado tipo se metía a la habitación de las damas, con la complicidad de amigas que nunca denunciaron el hecho ante los organizadores. En su diario ella describió ese momento de esta manera: “fue una noche inolvidable porque nos amamos, pero todavía no se mucho acerca del sexo… al levantarme al baño, el semen escurría por mis piernas”. No hace falta decir que esa relación duro poco pues aquel canalla embarazó a otra chica, por cierto la hija del reverendo ministro.[/FONT]
[FONT="]Leyendo estas cosas, esta absorto en mis pensamientos y contrariado de porqué no me sentía enojado o celoso, lo cual sería lógico cuando amas a una mujer. Por el contrario, tomé unas fotografías de mi esposa y me masturbé deliciosamente, mientras otras fantasías venían a mi mente. Pasado unos días comencé a invitarla a salir a bailar, para lo cual le regalé un par de bóxers femeninos y como tres tangas, así como un vestido corto, el cual llamaba la atención de todos en la pista de la discoteca.
A partir de esto, cada vez que ella iba a comprar ropa yo la acompañaba y le escogía la ropa más corta que veía.[/FONT]
[FONT="]Ella protestaba al principio pero ya le estaba gustando. Siempre que salíamos al centro comercial se ponía las minifaldas más cortas, me excitaba de tal manera que yo mismo se las subía más y ella no me decía nada, y en ocasiones yo mismo le quitaba los calzones en los probadores de ropa y caminábamos por todo el centro comercial. Cuando subíamos alguna escalera eléctrica ella se colocaba atrás de mi con su mini bien arriba y los hombres se desesperaban por subir atrás de ella.[/FONT]
[FONT="]Yo le decía que no se tapara y que abriera las piernas un poco más. Se excitaba y la respiración le cambiaba. Yo no aguantaba, la verga se quería salir de mis pantalones. Los tipos que estaban atrás de ella tienen que haberle visto su vagina completa porque estaba sin bragas.[/FONT]
[FONT="]Así seguimos con esa morbosidad… hasta que un día planifiqué una situación para que tuviera sexo con un desconocido. Un día fuimos a una tienda de tatuajes a mirarlos y le dije a Claudia que porque no se ponía uno y me contestó que lo haría porque siempre había querido hacérselo. Llamamos al joven y le preguntamos que si para cuando podíamos venir a que le pusieran un tatuaje en la espalda baja. [/FONT]
[FONT="]El joven nos dio cita para el día siguiente a las 9 de la mañana y nos explicó que tardaba aproximadamente 3 horas. Al llegar a mi casa llamé a mi primo y le dije que necesitaba que me llamara al celular a las 9:15 para llevarles unos documentos del trabajo. Aunado a esto, había privado a mi mujer de sexo durante los últimos 7 días con el pretexto que necesitaba 15 días para recuperarme de una herida en el glande, lo cual ella no objetó, pero si la tenía tensa a consecuencia de la falta de intimidad sexual, pues acostumbramos por lo menos cuatro cogidas por semana.[/FONT]
[FONT="]Al día siguiente mientras Claudia se estaba vistiendo como a las 8 de la mañana, le comenté que me gustaría que se pusiera el tatuaje lo más abajo que pudiera casi entre las nalgas y me respondió que no porque el joven le iba a ver el culo. Respondí que no se preocupara pues yo iba a estar presente, entonces asintió con una sonrisa. Ponte una falda amplia, le dije, con una tanga para que no tengas que quitarte los calzones o bóxers. Llegamos a las 9:00 horas en punto como se había acordado.[/FONT]
[FONT="]
El chavo de unos 18 años estaba esperándonos y preguntó cuál era el área quería donde se pondría el tatuaje, yo le dije que en la espalda baja y el alzó la ceja con admiración, seguido de lo cual le pidió que se acostara en una especie de cama individual y se subiera un poco la blusa. Claudia se acostó boca abajo se subió la camisa un poco y el joven preguntó: "aquí en esta área" y yo le dije que no que a mí me gustaría más abajo y le dije a Claudia que se subiera completamente la falda, dejando al descubierto un par de nalgas enormes, adornadas con una tanga color blanco.[/FONT]
[FONT="]Cuando todo esto sucedía, note al muchacho que se quedó sorprendido al ver la cintura de mi esposa y el volumen tan grande de sus nalgas y su piel de porcelana. El joven se quedo mudo y Claudia me dijo "ya no me lo bajes más" y le dije un poco más abajo. Le dije al joven: aquí me gustaría que se lo pusieras y le froté la piel a Claudia y le provoqué un suspiro que fue notable. El joven de nombre Eduardo, se puso muy nervioso al ver semejante cuerpo. Comenzó aplicándole unos productos frotándole el área con sus dedos. Claudia empezó a suspirar y a cambiarle la respiración como siempre le pasaba cuando se calentaba, noté en ella que se estaba excitando y tratando de disimular.[/FONT]
[FONT="]Yo sabía que Claudia es tímida en apariencia pero cuando se excitaba perdía la cabeza. El muchacho seguía trabajando y se hacía como ocupado pero poco a poco recorría con su mirada el cuerpo entero de esta belleza. Yo seguía sentado cerca, mirando el culo de Claudia por fuera, de un color rosado y blanco porcelana. Eduardo miraba con disimulo pero se notaba excitado mirándola constantemente, mientras el zumbido de la máquina tatuadora destacaba en el ambiente.[/FONT]
[FONT="]Ella podía sentir la respiración del chavo golpeándole las nalgas. En ese momento suena mi celular, lo tomo y era mi primo como habíamos acordado. Le dije voy para allá rápido a resolver eso pero que tenía que regresar de inmediato porque estoy en una cita con mi esposa. Claudia suspirando preguntó que a donde iba y le dije vengo rápido, y Claudia ya excitada me dijo no te preocupes si acabo antes nos vemos en la casa. Sobra decir que me demoré, pero para mi sorpresa al esperarla en la casa aún no había llegado. En el fondo sentía culpabilidad como aquella de la película “Propuesta indecorosa” cuando el esposo de Demi Moore entrega al millonario Robert Redford a una noche de placer a cambio de dinero. Aunque en realidad yo no estaba seguro de qué había pasado.[/FONT]
[FONT="]Cuando Claudia llegó como a las 3 de la tarde, le pregunté cómo le había ido. Me contestó escuetamente que sentía dolor y que quería dormirse. Pasaron varias semanas sin que abundáramos sobre el tema del tatuaje, aunque surgían algunos otros temas que me fueron causando sorpresa pues la noté más abierta de mentalidad. Una noche mientras teníamos sexo, en el momento más álgido ella me preguntó si conocía el movimiento swinger, a lo cual respondí que si sabía sobre eso pero que no era para gente tímida como ella.[/FONT]
[FONT="]Un poco contrariada me retó a conocer una historia que ella había vivido. Fue cuando se abrió sobre el asunto del tatuaje y de lo que había ocurrido en mi ausencia. Su relato fue así: [/FONT]
[FONT="]Cuando te fuiste de la tienda la excitación era tanta de los dos que el muchacho continuó respirándome cerca de mi culo y más cerca cada vez hasta que no pudo aguantar e hizo a un lado el hilo de la tanga, me pegó la lengua en el ano, lamiendo por varios minutos todo el culo. Después de que exploté en un orgasmo, no aguanté más y me puse en cuatro patas. [/FONT]
[FONT="]No sé cómo se me ocurrió, pero encendida le dije: métemela por el culo, rómpemelo porque soy virgen del ano.[/FONT]
[FONT="]Al escuchar esa parte del relato me sentí enojado, y le dije, hija de tu puta madre. A ella pareció no importarle y continuó narrando la experiencia vivida con ese chavo de 18 años.[/FONT]
[FONT="]Me cogió sin condón y recibí todo el semen en el ano. Después de eso no hablamos hasta que terminó de realizar el tatuaje, por lo que le pregunté cuanto le debía. Me dijo que nada, pero que a cambio le hiciera una mamada de verga, fue entonces que me percaté de cuan enorme la tenía para ser tan joven, pues me atraganté con ese falo en mi boca. A pesar de que vio que me costaba trabajo, me pidió que le realizara uno a fondo, procedí y no quedó nada afuera, al grado de que con los labios le rozaba los testículos.[/FONT]
[FONT="]Escuché estoicamente todo el relato, encabronado sobre todo porque el tatuaje ya se lo había pagado por adelantado, y porque por pendejo no me había atrevido a pedirle el culo a mi mujer, pues siempre esperé una negativa, sin sospechar que un día otro lo haría por mí. Después les contaré como nos adentramos en el mundo swinger.[/FONT]
[FONT="]En una ocasión revisando las carpetas de su mail, me di cuenta que guardaba ciertos escritos que parecían una especie de diario, donde ella contaba cosas que había vivido. Sin que se percatara comencé a revisar esos antiguos correos, para llevarme la sorpresa de que Claudia había sostenido relaciones sexuales con sus dos novios anteriores, aunque a los 16 años –según decía el escrito- solamente fajaban y se acariciaban por encima de la ropa, hasta que un día en casa de los padres de él, mientras estos dormían, Claudia le realizó sexo oral a su novio, eyaculando sobre su blusa.[/FONT]
[FONT="]El otro novio fue más vivo, pues fue el primero que le quitó su virginidad al asistir juntos a un campamento de verano de la iglesia, ya que el desgraciado tipo se metía a la habitación de las damas, con la complicidad de amigas que nunca denunciaron el hecho ante los organizadores. En su diario ella describió ese momento de esta manera: “fue una noche inolvidable porque nos amamos, pero todavía no se mucho acerca del sexo… al levantarme al baño, el semen escurría por mis piernas”. No hace falta decir que esa relación duro poco pues aquel canalla embarazó a otra chica, por cierto la hija del reverendo ministro.[/FONT]
[FONT="]Leyendo estas cosas, esta absorto en mis pensamientos y contrariado de porqué no me sentía enojado o celoso, lo cual sería lógico cuando amas a una mujer. Por el contrario, tomé unas fotografías de mi esposa y me masturbé deliciosamente, mientras otras fantasías venían a mi mente. Pasado unos días comencé a invitarla a salir a bailar, para lo cual le regalé un par de bóxers femeninos y como tres tangas, así como un vestido corto, el cual llamaba la atención de todos en la pista de la discoteca.
A partir de esto, cada vez que ella iba a comprar ropa yo la acompañaba y le escogía la ropa más corta que veía.[/FONT]
[FONT="]Ella protestaba al principio pero ya le estaba gustando. Siempre que salíamos al centro comercial se ponía las minifaldas más cortas, me excitaba de tal manera que yo mismo se las subía más y ella no me decía nada, y en ocasiones yo mismo le quitaba los calzones en los probadores de ropa y caminábamos por todo el centro comercial. Cuando subíamos alguna escalera eléctrica ella se colocaba atrás de mi con su mini bien arriba y los hombres se desesperaban por subir atrás de ella.[/FONT]
[FONT="]Yo le decía que no se tapara y que abriera las piernas un poco más. Se excitaba y la respiración le cambiaba. Yo no aguantaba, la verga se quería salir de mis pantalones. Los tipos que estaban atrás de ella tienen que haberle visto su vagina completa porque estaba sin bragas.[/FONT]
[FONT="]Así seguimos con esa morbosidad… hasta que un día planifiqué una situación para que tuviera sexo con un desconocido. Un día fuimos a una tienda de tatuajes a mirarlos y le dije a Claudia que porque no se ponía uno y me contestó que lo haría porque siempre había querido hacérselo. Llamamos al joven y le preguntamos que si para cuando podíamos venir a que le pusieran un tatuaje en la espalda baja. [/FONT]
[FONT="]El joven nos dio cita para el día siguiente a las 9 de la mañana y nos explicó que tardaba aproximadamente 3 horas. Al llegar a mi casa llamé a mi primo y le dije que necesitaba que me llamara al celular a las 9:15 para llevarles unos documentos del trabajo. Aunado a esto, había privado a mi mujer de sexo durante los últimos 7 días con el pretexto que necesitaba 15 días para recuperarme de una herida en el glande, lo cual ella no objetó, pero si la tenía tensa a consecuencia de la falta de intimidad sexual, pues acostumbramos por lo menos cuatro cogidas por semana.[/FONT]
[FONT="]Al día siguiente mientras Claudia se estaba vistiendo como a las 8 de la mañana, le comenté que me gustaría que se pusiera el tatuaje lo más abajo que pudiera casi entre las nalgas y me respondió que no porque el joven le iba a ver el culo. Respondí que no se preocupara pues yo iba a estar presente, entonces asintió con una sonrisa. Ponte una falda amplia, le dije, con una tanga para que no tengas que quitarte los calzones o bóxers. Llegamos a las 9:00 horas en punto como se había acordado.[/FONT]
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El chavo de unos 18 años estaba esperándonos y preguntó cuál era el área quería donde se pondría el tatuaje, yo le dije que en la espalda baja y el alzó la ceja con admiración, seguido de lo cual le pidió que se acostara en una especie de cama individual y se subiera un poco la blusa. Claudia se acostó boca abajo se subió la camisa un poco y el joven preguntó: "aquí en esta área" y yo le dije que no que a mí me gustaría más abajo y le dije a Claudia que se subiera completamente la falda, dejando al descubierto un par de nalgas enormes, adornadas con una tanga color blanco.[/FONT]
[FONT="]Cuando todo esto sucedía, note al muchacho que se quedó sorprendido al ver la cintura de mi esposa y el volumen tan grande de sus nalgas y su piel de porcelana. El joven se quedo mudo y Claudia me dijo "ya no me lo bajes más" y le dije un poco más abajo. Le dije al joven: aquí me gustaría que se lo pusieras y le froté la piel a Claudia y le provoqué un suspiro que fue notable. El joven de nombre Eduardo, se puso muy nervioso al ver semejante cuerpo. Comenzó aplicándole unos productos frotándole el área con sus dedos. Claudia empezó a suspirar y a cambiarle la respiración como siempre le pasaba cuando se calentaba, noté en ella que se estaba excitando y tratando de disimular.[/FONT]
[FONT="]Yo sabía que Claudia es tímida en apariencia pero cuando se excitaba perdía la cabeza. El muchacho seguía trabajando y se hacía como ocupado pero poco a poco recorría con su mirada el cuerpo entero de esta belleza. Yo seguía sentado cerca, mirando el culo de Claudia por fuera, de un color rosado y blanco porcelana. Eduardo miraba con disimulo pero se notaba excitado mirándola constantemente, mientras el zumbido de la máquina tatuadora destacaba en el ambiente.[/FONT]
[FONT="]Ella podía sentir la respiración del chavo golpeándole las nalgas. En ese momento suena mi celular, lo tomo y era mi primo como habíamos acordado. Le dije voy para allá rápido a resolver eso pero que tenía que regresar de inmediato porque estoy en una cita con mi esposa. Claudia suspirando preguntó que a donde iba y le dije vengo rápido, y Claudia ya excitada me dijo no te preocupes si acabo antes nos vemos en la casa. Sobra decir que me demoré, pero para mi sorpresa al esperarla en la casa aún no había llegado. En el fondo sentía culpabilidad como aquella de la película “Propuesta indecorosa” cuando el esposo de Demi Moore entrega al millonario Robert Redford a una noche de placer a cambio de dinero. Aunque en realidad yo no estaba seguro de qué había pasado.[/FONT]
[FONT="]Cuando Claudia llegó como a las 3 de la tarde, le pregunté cómo le había ido. Me contestó escuetamente que sentía dolor y que quería dormirse. Pasaron varias semanas sin que abundáramos sobre el tema del tatuaje, aunque surgían algunos otros temas que me fueron causando sorpresa pues la noté más abierta de mentalidad. Una noche mientras teníamos sexo, en el momento más álgido ella me preguntó si conocía el movimiento swinger, a lo cual respondí que si sabía sobre eso pero que no era para gente tímida como ella.[/FONT]
[FONT="]Un poco contrariada me retó a conocer una historia que ella había vivido. Fue cuando se abrió sobre el asunto del tatuaje y de lo que había ocurrido en mi ausencia. Su relato fue así: [/FONT]
[FONT="]Cuando te fuiste de la tienda la excitación era tanta de los dos que el muchacho continuó respirándome cerca de mi culo y más cerca cada vez hasta que no pudo aguantar e hizo a un lado el hilo de la tanga, me pegó la lengua en el ano, lamiendo por varios minutos todo el culo. Después de que exploté en un orgasmo, no aguanté más y me puse en cuatro patas. [/FONT]
[FONT="]No sé cómo se me ocurrió, pero encendida le dije: métemela por el culo, rómpemelo porque soy virgen del ano.[/FONT]
[FONT="]Al escuchar esa parte del relato me sentí enojado, y le dije, hija de tu puta madre. A ella pareció no importarle y continuó narrando la experiencia vivida con ese chavo de 18 años.[/FONT]
[FONT="]Me cogió sin condón y recibí todo el semen en el ano. Después de eso no hablamos hasta que terminó de realizar el tatuaje, por lo que le pregunté cuanto le debía. Me dijo que nada, pero que a cambio le hiciera una mamada de verga, fue entonces que me percaté de cuan enorme la tenía para ser tan joven, pues me atraganté con ese falo en mi boca. A pesar de que vio que me costaba trabajo, me pidió que le realizara uno a fondo, procedí y no quedó nada afuera, al grado de que con los labios le rozaba los testículos.[/FONT]
[FONT="]Escuché estoicamente todo el relato, encabronado sobre todo porque el tatuaje ya se lo había pagado por adelantado, y porque por pendejo no me había atrevido a pedirle el culo a mi mujer, pues siempre esperé una negativa, sin sospechar que un día otro lo haría por mí. Después les contaré como nos adentramos en el mundo swinger.[/FONT]