Dragut
Bovino de alcurnia
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El precio de la Paz
Tradicionalmente se viene concibiendo la Paz como la ausencia de guerras. Todos parecemos estar conformes con aquello de que las guerras son algo abominable y nos llenamos la boca con la palabra PAZ y hacemos a nuestros niños dibujar palomas y arco-iris y nos ponemos florecitas en el pelo y nos sentimos eufóricamente hermanos.
La reflexión que yo os planteo es qué tipo de PAZ queremos. Más allá de una mera conceptualización del término, basta echar un leve vistazo crítico para darnos cuenta de que hay diferentes modelos de PAZ.
Muchos habréis oído hablar de la munición Parabellum. Como curiosidad os comento que ese nombre viene del adagio latino "Si pax vult, para bellum" es decir "Si quieres la paz, prepara la guerra". Y no parecían ir tan desencaminados si tenemos en cuenta que en la Historia Contemporánea el periodo más largo de paz (concebida ésta únicamente como ausencia de guerra) fue precisamente el de la carrera armamentística de la guerra fría.
Así que los romanos lo tenían claro y nos dejaron su concepto de Pax Romana, es decir, pueblos invadidos, esclavizados y sometidos. Y hubo paz.
Al hilo de las armas de fuego, nos llama la atención cómo Samuel Colt bautizó uno de sus revólveres como Peacemaker es decir, "pacificador" por aquello de que lo empleaba principalmente la caballería gringa para someter a los pueblos originarios. Y efectivamente, cuando no quedó un indio vivo ni libre, hubo paz.
Kant, por su parte, en su librito "Sobre la paz perpetua" nos dice que las guerras repugnan al espíritu del comercio y que, por lo tanto, es necesaria la paz. Si vemos que los cerca de 60 conflictos armados que vive el planeta en la actualidad tienen un origen mercantil y neoliberal deberíamos cuestionarnos la vigencia del pensamiento kantiano.
Maquiavelo, el eterno incomprendido, aconsejaba a su príncipe que "la paz sólo es deseable si es conveniente; y es conveniente si se es más débil que el potencial enemigo". No deja de tener su lógica. Siempre que el potencial enemigo esté conforme, claro.
También Godoy, conocido como El príncipe de la Paz vendió a España a los franceses y permitió la ocupación y la opresión de su pueblo. En nombre de la paz.
El bueno de Gandhi nos decía que la paz era el camino y no la meta. Nos dejó su mensaje de resistencia pasiva y el mensaje se convirtió en una filosofía de pasividad conformista. Luther King afinó un poco más introduciendo otros elementos necesarios para la paz (la paz ya no era el camino sino una aspiración que precisaba que se dieran otros presupuestos como la igualdad y la libertad) y un par de balas cortaron el aire de Menphis pero no su doctrina a la que muchos seguimos abrazados. Lennon imaginaba mundos etéreos y maravillosos; de ahí no pasó.
Hoy la guerra es un negocio redondo como los agujeros de los balazos. En nombre de la paz se expropian países, se expolian recursos naturales, se exterminan pueblos, se quitan y se ponen gobiernos. Fabrican y venden armas en nombre la paz.
¿Es esa la PAZ que queremos, la paz por la que gritamos y trabajamos? ¿La PAZ de los oprimidos que no se atreven a alzar la voz, la PAZ de los conformistas de estómago agradecido, la PAZ de los cementerios, la PAZ que significa mantener las cosas tal y como están por injustas que sean?
Henry Kissinger nos advirtió que "un pueblo hambriento rara vez será un pueblo pacífico". ¿Quién puede exigirle a un hombre que acaba de enterrar a sus hijos muertos de hambre, que ponga la otra mejilla?
Yo no quiero esa PAZ. Creo que la injusticia, el hambre y la opresión son un precio demasiado alto por la PAZ, por una PAZ de paloma de papel de brillantes colores que nos deslumbran impidiéndonos ver las iniquidades que hay detrás. Una PAZ que no se basa en el convencimiento de la necesidad de vivir fraternalmente en el mismo barco, sino una PAZ tan frágil que se sostiene por el miedo de los oprimidos de una parte y por los intereses mercantiles de otra.
Gandhi nos enseñó el método. Luther King los objetivos. Lennon lo que vendría después si seguíamos esos pasos.
No queramos empezar la casa por el tejado; sólo si tiene unos cimientos sólidos de IGUALDAD, de JUSTICIA y de LIBERTAD, podremos coronarla con un tejado en el que pueda poner su nido la paloma de la PAZ.
Ese es su verdadero precio.
Abrazotes.
Mucha paz tendríamos
si en las injusticias ajenas que no nos afectan
no quisiéramos meternos
si en las injusticias ajenas que no nos afectan
no quisiéramos meternos
(Thomas Kempis)
Tradicionalmente se viene concibiendo la Paz como la ausencia de guerras. Todos parecemos estar conformes con aquello de que las guerras son algo abominable y nos llenamos la boca con la palabra PAZ y hacemos a nuestros niños dibujar palomas y arco-iris y nos ponemos florecitas en el pelo y nos sentimos eufóricamente hermanos.
La reflexión que yo os planteo es qué tipo de PAZ queremos. Más allá de una mera conceptualización del término, basta echar un leve vistazo crítico para darnos cuenta de que hay diferentes modelos de PAZ.
Muchos habréis oído hablar de la munición Parabellum. Como curiosidad os comento que ese nombre viene del adagio latino "Si pax vult, para bellum" es decir "Si quieres la paz, prepara la guerra". Y no parecían ir tan desencaminados si tenemos en cuenta que en la Historia Contemporánea el periodo más largo de paz (concebida ésta únicamente como ausencia de guerra) fue precisamente el de la carrera armamentística de la guerra fría.
Así que los romanos lo tenían claro y nos dejaron su concepto de Pax Romana, es decir, pueblos invadidos, esclavizados y sometidos. Y hubo paz.
Al hilo de las armas de fuego, nos llama la atención cómo Samuel Colt bautizó uno de sus revólveres como Peacemaker es decir, "pacificador" por aquello de que lo empleaba principalmente la caballería gringa para someter a los pueblos originarios. Y efectivamente, cuando no quedó un indio vivo ni libre, hubo paz.
Kant, por su parte, en su librito "Sobre la paz perpetua" nos dice que las guerras repugnan al espíritu del comercio y que, por lo tanto, es necesaria la paz. Si vemos que los cerca de 60 conflictos armados que vive el planeta en la actualidad tienen un origen mercantil y neoliberal deberíamos cuestionarnos la vigencia del pensamiento kantiano.
Maquiavelo, el eterno incomprendido, aconsejaba a su príncipe que "la paz sólo es deseable si es conveniente; y es conveniente si se es más débil que el potencial enemigo". No deja de tener su lógica. Siempre que el potencial enemigo esté conforme, claro.
También Godoy, conocido como El príncipe de la Paz vendió a España a los franceses y permitió la ocupación y la opresión de su pueblo. En nombre de la paz.
El bueno de Gandhi nos decía que la paz era el camino y no la meta. Nos dejó su mensaje de resistencia pasiva y el mensaje se convirtió en una filosofía de pasividad conformista. Luther King afinó un poco más introduciendo otros elementos necesarios para la paz (la paz ya no era el camino sino una aspiración que precisaba que se dieran otros presupuestos como la igualdad y la libertad) y un par de balas cortaron el aire de Menphis pero no su doctrina a la que muchos seguimos abrazados. Lennon imaginaba mundos etéreos y maravillosos; de ahí no pasó.
Hoy la guerra es un negocio redondo como los agujeros de los balazos. En nombre de la paz se expropian países, se expolian recursos naturales, se exterminan pueblos, se quitan y se ponen gobiernos. Fabrican y venden armas en nombre la paz.
¿Es esa la PAZ que queremos, la paz por la que gritamos y trabajamos? ¿La PAZ de los oprimidos que no se atreven a alzar la voz, la PAZ de los conformistas de estómago agradecido, la PAZ de los cementerios, la PAZ que significa mantener las cosas tal y como están por injustas que sean?
Henry Kissinger nos advirtió que "un pueblo hambriento rara vez será un pueblo pacífico". ¿Quién puede exigirle a un hombre que acaba de enterrar a sus hijos muertos de hambre, que ponga la otra mejilla?
Yo no quiero esa PAZ. Creo que la injusticia, el hambre y la opresión son un precio demasiado alto por la PAZ, por una PAZ de paloma de papel de brillantes colores que nos deslumbran impidiéndonos ver las iniquidades que hay detrás. Una PAZ que no se basa en el convencimiento de la necesidad de vivir fraternalmente en el mismo barco, sino una PAZ tan frágil que se sostiene por el miedo de los oprimidos de una parte y por los intereses mercantiles de otra.
Gandhi nos enseñó el método. Luther King los objetivos. Lennon lo que vendría después si seguíamos esos pasos.
No queramos empezar la casa por el tejado; sólo si tiene unos cimientos sólidos de IGUALDAD, de JUSTICIA y de LIBERTAD, podremos coronarla con un tejado en el que pueda poner su nido la paloma de la PAZ.
Ese es su verdadero precio.
Abrazotes.