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El pañuelo

AlephZero01

Bovino adolescente
Desde
31 May 2010
Mensajes
69
No cabe duda que la realidad supera a la ficción. Desde hace algún tiempo, vivo junto a una chica que es sumamente atractiva. Sé que ella me considera un amigo. Me cuenta cosas importantes en su vida. Cosas respecto a su carrera, su empleo de medio tiempo, su novio,... Una de las cosas que me contó recientemente es que al fin iba a tener sexo con él (llevaba como un año saliendo con ese tipo). No sé por qué me contaba esas cosas, ni me importaba. Sólo me decía que ese chico era afortunado. Después de todo, el ver a mi vecina con ese cuerpo tan ardiente me hacía pensar varias cosas. Había tenido fantasías con esta chica. Me la imaginaba perfecta, con sus senos hermosos. Ni grandes, ni pequeños, con sus pezones morenitos y delicados. Me imaginaba su concha rasuradita, dejando al descubierto unos labios carnosos, igual de carnosos que los labios de su boca. Me veía a mí mismo penetrándola una y otra vez por su apretado coñito, mientras ella gemía de forma sexy. También la imaginaba haciéndome una gran mamada con esos labios de fuego mientras yo le lamía su vagina a placer. En mis imágenes sabía delicioso. Otra de las cosas que fantaseaba era metérsela por ese culo bonito que, pensé, debía tener, y que se escondía entre un par de nalgas buenas y firmes. Sin duda era un sueño. Había tenido fantasías de todo tipo. Desde las más tiernas y románticas hasta las más salvajes. Pero nunca imaginé lo que tuve el privilegio de ver esa tarde.

Como dije, mi vecina había decidido coger con su novio. Aquel sábado ella salió de su casa vestida de una forma que me calentó bastante. Llevaba una falda de color rojo tableada que cubría hasta un poco arriba de la rodilla, una blusa blanca con dos botones desabrochados que mostraban parte de ese par de tetas bellas que una vez soñé que besaba, lamía y masajeaba. Esto, junto con sus botas negras que llegaban hasta la rodilla y con esa diadema, completaba el conjunto. Parecía una colegiala. Una puta colegiala. Me dijo que iba a tardar porque quería que esa ocasión fuera especial.

Las imágenes que me mandó a la mente sobre lo que planeaba hacer con su novio no me dejaban tranquilo. Necesitaba un estímulo mayor. Por eso irrumpí en su casa, más o menos una hora después de que se fue. Fui directo a su recámara, y hurgué en su cajón de ropa interior. Por lo que vi, usaba lencería fina con encajes y una que otra tanga. Tomé una prenda. La olfatee tratando de buscar el suave aroma de sus jugos. Nada. Decidí ir entonces al cuarto de lavado. Ahí estaban unas pantaletas. Las saqué y me las llevé al rostro. Su aroma era delicioso. Ya tenía el estímulo que necesitaba.

Regresé a su alcoba, y eché mi mente a volar. Trataba de pensar en lo que ella haría con su novio, ya estando en el hotel. Con una ligera diferencia. Yo era el novio. Decidí que me masturbaría en la habitación de mi vecina. Saqué de mi pantalón un pañuelo de seda, y comencé a frotarme el pene con él. En mi imagen, al verla con la ropa puesta, la abracé con toda mi fuerza y le di un profundo beso en esos labios carnosos y tiernos. Ella me correspondió. Nuestras lenguas danzaban de forma impresionante, a la vez que nos desnudábamos. No hizo falta quitar más ropa de la necesaria. Apenas solté la blusa y la falda, descubrí que ella no llevaba ropa interior. Ni sostén, ni bragas.

- No puedo creerlo. No llevas nada - dije en mi estupefacción.
- ¿Qué, te sorprendí amor?
- Bastante, corazón.
- Pues espera. Aún no termino.

Al decir eso, bajó a mi verga, que ya estaba completamente erguida, y comenzó a besarla y a lamerla de forma insistente. Nos movimos a una cama, donde me recosté. Aquella mamada era de ensueño. Le pedí que se volteara. Ahora yo tenía su deliciosa concha frente a mis labios. La besaba y lamía casi al mismo compás con el que ella se metía mi falo en su boca. Estuvimos así, engarzados en aquel 69, hasta que ambos nos corrimos, bañando cada uno son sus propios jugos el rostro del otro. Este era el comienzo de la acción.

Sin embargo, no pude llegar más allá, pues con esta sola imagen, me descargué en el trapo. La descarga de semen fue abundante, sin duda estaba excitado. Tomé la prenda sucia de mi vecina, y la eché en el bolsillo de mi pantalón. Ya disponía a irme cuando, de pronto, se comenzó a forcejear la puerta de la entrada. Tuve miedo. Lo primero que hice fue esconderme al clóset de ella. El clóset daba directo a su cama.

Las cosas se complicaron más al ver, por un pequeño orificio del clóset, que era mi vecina la que entraba. Hablaba por teléfono, mientras lloraba. Por lo que escuché en ese momento, su novio la había engañado, y ella lo cachó en la movida. “Pobre estúpido”, pensé, “de ser yo, nunca la abandonaría”. Pero recordé la situación en la que estaba. Si de por sí ya estaba asustado, el ver que ella estaba en la habitación me hizo temblar aún más. Si ella abría el clóset y me encontraba allí, con su ropa interior, iba a tener que dar muchas explicaciones. Aunque eso no era lo que debía preocuparme en ese momento.

- ...Créeme, te juro que estaba encima de él - decía mi vecina a su interlocutor entre sollozos -. No sé cómo pudo ser capaz de hacerme... Espera, ¿qué es esto? - se interrumpió, tomando algo de su tocador -. ¡¿Pero qué mierda...?!

Juro que por poco me da un infarto al ver lo que tenía en la mano. Era el pañuelo. El pañuelo en el que me había corrido hace algunos minutos. Las cosas estaban bastante mal como para olvidar esconder eso. Si me encontraba, quién sabe lo que hubiera pasado.

- ...¡¡Malditos!!...........Nada, que un imbécil asqueroso entró a mi casa y se hizo una pinche paja en mi cuarto......... Si aquí tengo el trapo con su porquería............... ¡¿Cómo que qué voy a hacer, pendeja?! Pues llamar a la policía, no me queda de otra.................. Está bien, te hablo luego, adiós.

Después de colgar el teléfono, mi vecina se quedó viendo el pañuelo. Notó la textura del mismo. Luego vio la cantidad de semen en él. Estuvo de pie como cinco minutos. No sabía lo que estaba pensando. De hecho, en aquel momento, sólo me interesaba salir librado de esa. Estaba realmente asustado. Mi respiración comenzó a agitarse, presa del pánico. Mi vecina me escuchó y se dirigió al clóset. Cuando lo abrió y me encontró en él con sus pantaletas en mi bolsillo, quedé petrificado. Su bello y dulce rostro sonriente ahora dibujaba una mueca de rabia.

- Dame un buen motivo por el cual no deba llamar a la policía - me espetó en la cara. Fue muy duro para mí escuchar que su voz dulce se tornó en una ola de gritos desagradables. Yo no pude articular palabra -. ¿Con que no dirás nada? Bien, pues atente a las consecuencias.
- Espera - le dije. No sabía qué decir -. Lo lamento, no quise, es sólo que...
- ¿Es sólo que qué?
- No sé cómo explicarlo - y en serio no sabía cómo explicarlo -. Yo sólo puedo decir que lo siento, de verdad lo siento.

Me tomó de los cabellos, y me sentó en su cama. Luego sacó una llave y cerró su recámara. Intuí que de esa manera no podría escapar. Tomó su celular, y estuvo presionando algunas teclas.

- Por favor, no llames a la policía. Te lo pido. No volveré a acercarme a ti si es lo que quieres. Es más, me voy de aquí - decía trastabillando las palabras. Entré en pánico -. Haré lo que quieras, pero por favor no llames a la policía.
- Veo que te excito demasiado, ¿cierto?
- Te juro que me iré le... ¿eh? – dije. No daba crédito a lo que escuchaba.
- La verdad es que me gustas. Bueno, reconozco que me excitas un poco. Pero eso no justifica lo que hiciste.
- Créeme, desapareceré si es lo que quieres – seguí aferrado a mi historia -. Sólo te pido que no llames a la policía, y nunca volverás a saber de mí.
- Tranquilo. No voy a llamar a la policía. Toma - al decir esto, me entregó una cámara digital -. Voy a desquitarme con ese bastardo, y tú me vas a ayudar.
- Pe-pe-pe...
- Si no lo haces, entonces llamaré a la policía, y de todas maneras tendrás que responder por esto – dijo con voz firme sosteniendo el celular -. Ya marqué el número, sólo me falta presionar el botón de llamada. De todos modos, ya te divertiste, ahora me toca a mí.

Entonces comenzó a desnudarse frente a mí. Como en mi fantasía, sólo llevaba puesta la blusa y la falda. Hacía comentarios como “mira lo que te perdiste, gusano”, “ahora sólo tendrás esto de mí” y “créeme, todos sabrán esto”. Hacía un baile muy sensual, a la vez que yo trataba de enfocar la cámara. Estaba muy nervioso, y me movía mucho. Sentía miedo por lo que había ocurrido. Estaba excitado por lo que veía (me había imaginado a mi vecinita muy hermosa, pero al verla completamente desnuda salvo por las botas, noté que me quedé corto en mi visión; simplemente era perfecta). Y para colmo, me sentí confundido por lo que me había pedido.

- Será mejor que te tranquilices. No quiero terremotos en el vídeo - me dijo.

Puse mi cuerpo lo más rígido que podía.

Mi vecina y yo estuvimos así como cinco minutos, hasta que me pidió que terminara la grabación. Grabé varias poses de ella mostrando sus hermosos pechos, así como su vagina y su ano. Todo lo que ese tarado no se pudo comer. El vídeo, de no ser por mi nerviosismo, hubiera quedado excelso.

Después de la grabación, tomó el pañuelo con mi leche. Aún estaba fresca.

- Y ahora vas tú. Ya que te excito bastante, quiero ver cómo es que te masturbas – al decirme esto, me mostró el trapo.
- Pe-pero es que yo...
- ¿Qué, necesitas una imagen visual? Deja te ayudo.

Me pidió que me desvistiera. Mi miembro estaba algo flácido, producto del miedo y de la corrida que había experimentado.

- Bueno, no estás mal. Al menos eres delgado.

Me dejó de pie, frente a la cama, mientras ella se recostaba boca arriba.

- Observa lo que hago con tu pañuelo. Tal vez así aprendas algo.

Lo siguiente que vi fue algo que nunca imaginé. Tomó el trapo, lo dobló delicadamente y comenzó a recorrer su cuerpo con él. Primero su cara, deteniéndose un rato en su boca para succionar y lamer dicho líquido de la tela.

- Mmmmm, es, cómo decirlo, no es tan amargo. Escuché que para que tenga ese sabor tan dulce debes comer muchas frutas y verduras. ¿Es cierto eso?

Yo no respondí. Estaba atontado con lo que estaba viendo. Mi vecina, esa chica que me volvía loco, se estaba masturbando con un pañuelo de seda con mi semen. Me estaba excitando, y sentía cómo mi verga se volvía a levantar.

Ella siguió recorriendo su piel con el pañuelo. Ahora lo pasó entre sus preciosos senos. Luego, comenzó a acariciarlos con él, haciendo espirales hacia los pezones. Primero el derecho, después el izquierdo. Pasó así hasta llegar a su vientre, plano y perfecto. Dio unas vueltas con el trapo alrededor de su ombligo. Se veía muy sexy. La imagen más erótica que jamás vi. Su respiración comenzaba a agitarse.

Después de eso, mi vecina bajó aún más. Hasta las rodillas, lo que no cubrían las botas. Serpenteaba con el pañuelo sus muslos de aquellas piernas tan largas y torneadas. Lo hacía tan despacio. La imagen era sensual. Para ese entonces yo ya estaba excitado. Tomé mi miembro y empecé a friccionarlo.

- Detente. Haz que dure - me dijo -. Ustedes los hombres son unos compulsivos. Si no se corren a los tres minutos, se creen débiles o impotentes. Espérame.

Dejé de moverme. Aunque ya no controlaba la excitación, debía esperar. Pensé que, si me corría antes que ella, llamaría a la policía. Ella, por su parte, siguió jugando con mi trapo en la parte interna de sus muslos.

Me hizo una seña y me coloqué frente a ella. Acto seguido, alzó su pelvis y abrió ligeramente las piernas. Me mostraba su delicado capullo, el cual era bello y depilado. Comenzó a frotar sus labios con la tela de una forma cadenciosa. Sus jadeos podían escucharse con más intensidad.

- Y dime, ah, ¿qué tan seguido te masturbas? - me preguntó sin la menor preocupación.
- Bueno, yo,... Esto es vergonzoso.
- ¿Por qué? ¿Crees que, oh, es un orgullo para mí, ah, que un hombre entre y se masturbe, ah, en mi casa? Yo me toco, oh, ah, diario. Intento, ah, hacer una charla.
- Bu-bueno. Me pajeo unas 4 o 5 veces a la semana.
- ¿Tanto? Oh, dios, eres un hombre, oh sí, vigoroso.

Mientras decía esto, el pañuelo ya comenzaba a acariciar su clítoris, el cual ya estaba bastante hinchado.

- Aún siguen calientes, ah, tus fluidos. ¿Acababas de, oh, de correrte cuando llegué, cierto?
- S-sí - respondí nervioso. No quedaba más que decir la verdad.
- Ahora observa esto – me dijo. Su voz, dulce y melódica, denotaba una lujuria increíble.

Se detuvo de su masaje con el trapo, y lo colocó en un pequeño buró junto a su cama. De debajo del lecho sacó una caja. La abrió y tomó un dildo. Luego desdobló el pañuelo, y frotó el juguete con el mismo, como bañándolo con mi esperma.

- Te voy a volver loco con esto, tigre.

Se colocó en la posición en la que se encontraba antes de sacar el consolador. Abrió aún más las piernas, y se introdujo ese plástico, embadurnado con mi líquido, en su ya de por sí húmeda concha. Aquella imagen me volvió loco de placer. Volví a tomar mi pene con la mano y comencé a friccionarlo de una forma muy suave. Mis movimientos eran lentos, como ella quería. Al ver mi reacción ante su comportamiento, me sonrió con malicia. Luego cerró sus ojos y echó más hacia delante la pelvis. Quería que viera lo que estaba haciendo. Quería que lo disfrutara. Y estaba logrando su cometido. Me estaba excitando bastante. Ella haciéndose el amor lentamente con un dildo bañado con mis jugos masculinos, y yo luchando contra mis impulsos para no correrme.

Decidí tomar algo de iniciativa. Tomé el trapo el cual estaba casi seco, y empecé a masajear sus senos con él. Siempre quise tener esas bien formadas y perfectas tetas en mis manos, y ahora las tenía. Ella no me rehuyó al notar que la estaba tocando. Al contrario, con su mano libre tomó mi cabeza y me acercó a sus labios. Estuvimos besándonos mientras yo la tocaba y ella movía de adentro hacia fuera ese juguete. Le pregunté si podía penetrarla y me respondió que no, que ese no era el momento.

De pronto, ella me soltó la cabeza y dirigió su mano a mi miembro. Tenía las dos manos ocupadas, por lo que pude recorrer su cuerpo con las mías. Me movía sobre sus pechos, su vientre, sus piernas, su cuello, su cara y su cabello. Ella, mientras, al unísono movía esa pieza de plástico con una mano dentro de su coño y subía y bajaba mi falo con la otra.

- Estoy a punto de correrme - me dijo mientras gemía. Sus jadeos eran sonoros -. Ya lo siento llegar. ¡Córrete conmigo!

Al decirme eso, me soltó. Yo tomé el trapo entre mis manos y me jalé con velocidad, a la vez que ella se masturbaba con un ritmo más frenético. Sentí la explosión, y el semen comenzó a bañar de nueva cuenta el pañuelo. Me sorprendí haber eyaculado más que hace un rato. Un disparo de mi verga cayó en el vientre de mi chica, quien en ese instante tenía una corrida espectacular. Sacó el vibrador y un chorro potente de sus jugos salió directo al suelo.

Nos quedamos recostados, desnudos, juntos en su cama. Con el pañuelo comencé a masajear la entrada de su vulva. Ella, mientras, jugaba con mi miembro, el cual yacía flácido entre sus dedos.

- Llamarás a la policía, supongo - le dije.
- Ya te dije que no.
- Entonces, ¿por qué cerraste con llave tu habitación?
- No quería que te echaras a correr. Me excitó el pañuelo, y, cuando te encontré, lo primero que pensé fue en cogerte. No sabes cómo voy a actuar.
- Aún así, me siento culpable por lo que pasó. De verdad, lo siento.
- Si lo que sientes es culpa, ya veré cómo te absuelvo. Por ahora, sólo quédate conmigo.

Así estuvimos hasta la mañana siguiente.

Al final, ella terminó con su novio. Le sugerí que, en vez de enviarle el vídeo, le enviara el pañuelo con semen. Ella dijo que no lo haría, ya que considera ese trapo como algo especial. Sin embargo, sí hizo un terrible berrinche frente a ese tonto, y lo expuso como el donjuán que es. En cuanto a mi culpa, ella tuvo una idea bastante grotesca para expiarla, y ese día tuve que soportar la corrida de más de 20 tipos en todo mi cuerpo. Sin embargo, eso me ayudó a eliminar algunos tabúes referentes al sexo entre hombres. Me hubiera gustado que mi vecina fuera mi novia. Se lo propuse una vez, pero me rechazó. Sin embargo, aún tenemos nuestras noches de juego sexual. Yo puedo cumplir varias de mis fantasías con ella, y ella siempre tiene algo nuevo y excitante para mí, que me enloquece, y me hace pensar que mi mundo es demasiado pequeño en cuanto a sexo se refiere.

No cabe duda que la realidad supera a la ficción.

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Espero sea de su agrado. Sus comentarios serán bien recibidos.

También los invito a leer "Bajo la lluvia": http://ba-k.com/showthread.php?t=1442449
 
De casualidad no te quedaste con algunas fotos de ella pqra que las subas y conocerla mejor?
 
el final estuvo un poco fuera de contexto (en mi humilde opinión), pero en general es un excelente relato, gracias, esperamos más... sigue aportando...
 
Buen relato, pero awantaste las corridas de 20?, chale, supongo q no te chupaste los dedos verdad? jaja
Gracias
 
muy bueno y pues lastima que no fuera tu novia pero aveces es lo mejor por que se puede de todo jejejee
 
Lo sé puga, pero en vista de que no se me ocurrió otro final mejor decidí usar el primero que se me ocurrió. Creo que la historia en sí misma era autoconclusiva, pero quise darle un final más general.
 
A todos los bovinos que han leído esto, les agradezco. No esperaba tener mucha audiencia de lectura. Sin embargo, a quienes comentan acerca de que si subo fotos, de que si mi vecina, ... les confieso que el relato sólo es eso. Un relato. Se basó en una broma picante que le hice a mi novia y las cosas fueron tomando forma hasta convertirse en lo que leyeron (o van a leer).

La razón por la que lo escribí en primera persona es para que se identifiquen con el personaje principal. Claro, si el final no les agrada, lo pueden cambiar, no me importa. A falta de un final mejor (quizá por falta de inventiva) le coloqué el primer final que se me ocurrió.

Sólo aclaro esto para evitar malos entendidos.

En cuanto a la vecina, puede ser quien ustedes quieran. Yo, en lo personal, pienso que es la modelo Anna AJ (aunque Stoya y Ariel Rebel también son opciones).
 
Tendras, fotos o el video que le tomaste?, excelente inicio y descripcion, el final si fue decepcionante, creo que hubiera preferido la carcel .
saludos
 
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