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El otro amor de mi vida.

Ray Talamantes

Bovino adicto
Desde
24 Sep 2009
Mensajes
817
El otro gran amor de mi vida.

La primera vez que la vi tras el mostrador de la farmacia vestía un pantalón azul y una blusa blanca se adivinaba bajo la bata del uniforme, zapatillas de medio tacón en color negro, con solo el maquillaje necesario que hacia resaltar su bella cara, llevaba lentes de armadura negra que no ocultaban un par de ojos en color miel, sus labios rojos, su cabello negro y lacio al hombro en un peinado sencillo, me atendió con esa sonrisa que tantos años después sigue manteniendo su alegría y sigue gustándome tanto.

Madre soltera, en ese entonces 23 años y un hijo de uno y medio, cabello negro, tez morena clara, de bonita figura, 1.68 descalza, buen trasero, senos de buen tamaño que llamaban la atención a primera vista, de caminar erguido y elegante, trato amable y unas piernas magnificas que la hacían verse mas atractiva.

Yo casado, en mis 30, ya con un hijo, moreno claro, 1.90, delgado, generalmente de buen trato, buen empleo, mi oficina quedaba cercana a la farmacia donde ella trabajaba.
La primera interacción con ella fuera de su trabajo se dio un día de lluvia ligera, ella esperaba en la parada del camión junto con una compañera y yo me ofrecí a llevarlas, recuerdo que se mostro sorprendida y con pena en un principio dijo que no, pero Carmen su compañera de trabajo, una rubia gordibuena de mi edad ya estaba abriendo la puerta y subiendo a mi pick up y ella no tuvo más remedio que aceptar con una sonrisa forzada.

El trayecto fue sencillo, música ligera con volumen bajo, platicar de cualquier cosa, Carmen su compañera se mostro muy coqueta y agradecida cuando se despidió al dejarla frente a su casa dado que la lluvia había arreciado y no me desviaba mucho de mi rumbo, solos al fin con agrado descubrí que ella vivía relativamente cerca de mi casa, la lluvia caía cada vez más fuerte, cosa rara en mi ciudad que suele llover poco, roto el hielo ella se mostraba amena y de pronto nos encontramos platicando en mi auto estacionado afuera de un oxxo donde compre un par de cafés, me conto que vivía con sus padres, que se había graduado como enfermera, empleo que había dejado al nacer su hijo debido a los turnos rotatorios y no contar con el apoyo del padre de su niño, yo le conté un poco de mi, por supuesto que estaba casado y algunas cosas triviales, nos reímos un poco y después del café la deje en la puerta de su casa, me dio las gracias aunque la verdad yo era el agradecido por tan buena compañía, mientras la lluvia seguía cayendo, me gusto ver como entraba a la carrera al porche de su casa y ver entre la lluvia como me decía adiós.

La verdad era que me gustaba, y me gustaba mucho, fueron dos años de encuentros ocasionales, de pequeños detalles, en más de una ocasión forcé mis horarios para poder encontrarme con ella y solo llevarla a su casa o al trabajo en las mañanas, había más que química entre los dos y lo sabíamos pero jamás habíamos pasado de ahí, aunque sus amigas alguna vez habían preguntado si éramos pareja, la verdad era que no, incluso una de ellas con quien tenía cierta confianza me dijo alguna vez que por mi causa no había funcionado un pequeño noviazgo, la verdad era que el tipo no era lo que parecía, esto contado por ella, en ese tiempo habíamos descubierto una buena amistad, que éramos muy afines en muchas cosas pero también sabíamos que jugábamos con fuego, yo estaba casado y aunque pasábamos por un mal momento jamás le había sido infiel a mi esposa desde que iniciamos de novios, ella por su parte no podía darse el lujo de una aventura, sin embargo la tensión sexual y emocional ahí estaba entre los dos.

Un jueves en la tarde que me había quedado a trabajar en la oficina sonó mi teléfono celular, serían las 7:00 p.m., era un número desconocido.

-Bueno…

-Hola, buenas tardes soy yo.

Era ella que me hablaba de un teléfono público, en aquel entonces los celulares no eran tan comunes y era mucho más caro su uso.

-Que gusto Señorita, dígame en que puedo servirla.

-Vas a pensar que solo hablo para molestarte.

-Tu sabes que no, le conteste-Tu jamás me molestas.

-Vine a una piñata del hijo de una compañera y se durmió mi niño, si todavía estás en tu trabajo cuando te vayas si no te molesta me puedes llevar.

La verdad era que tenía muchas ganas de verla, por supuesto que dije que si, la dirección de la fiesta era a dos cuadras de la farmacia donde ella trabaja, le dije que ya estaba terminando y quedamos en que a las 8:00 en punto pasaría por ella.
Cuando llegue ella estaba saliendo, vestía un vestido blanco con vivos en negro a la rodilla y desmangado que le hacía lucir sus piernas y sus brazos, zapatillas blancos de tacón alto, con un peinado distinto y cara ligeramente maquillada y una sonrisa radiante cuando me vio llegar, jamás la había visto tan guapa, las miradas envidia de algunos hombres que estaban en la fiesta eran notorias cuando cargue a su niño, luego discretamente la tome de la cintura para ayudarla subir a la pickup.

-Vengo bien cansada, fue lo primero que dijo.

-El viene mucho más cansado que tú, comente señalando a su hijo.

-Jugo toda la tarde el pobre.

Su hijo que ya para entonces rondaría los tres o cuatro años descansaba en sus brazos, le pedí que lo acomodara en el asiento entre ella y yo para que fuera más cómoda, el niño se acomodo descansando la cabeza en sus muslos perfectamente y siguió con su sueño.

En ese entonces me acababa de comprar una pickup automática, el asiento era corrido y el espacio era suficiente para los tres.

-¿Gustas una nieve? le dije aprovechando que pasábamos frente a una nevería Thrifty.

-Eres un mañoso, sabes que las mujeres siempre queremos nieve.

-Algún sabor en especial.

-El que tú quieras.

Baje y compre dos conos mientras ella me esperaba en el carro.

-Tenía mucho que no te miraba y muchas ganas de verte, le dije.

Sonrió y no dijo nada.

Con la cabeza del niño en sus piernas el vestido se levantaba y me permitía admirar sus muslos. Teníamos más de una semana que no nos mirábamos y nos contábamos tonterías mientras los enanitos verdes sonaban en el fondo y sus ojos aceitunados brillaban distinto.

-¿Me das de tu nieve? Pregunte.

-Si me das de la tuya sí.

Le ofrecí del mío, había elegido sabor chocolate. Lo probó y me ofreció del suyo.

El suyo era un sabor fresa y al acercar su cono a mi boca la tome de la mano, probé su nieve, pero jamás solté su mano ni ella hizo por retirarla, estuvimos un rato platicando en el carro afuera de la nevería hasta acabarnos el cono, con su mano en mi mano reinicie la marcha del carro, así fue todo el trayecto a su casa, sin intentar mas, hablamos muy poco, los ojos le brillaban y yo me perdía en ellos cuando la volteaba a ver.

-Mañana es mi último día y salgo de vacaciones, me dijo mientras me miraba a los ojos poco antes de llegar a su casa, había cierta tristeza en la voz y en la mirada.

Yo sabía que estaba abriendo una ventana de oportunidad y no supe quedarme callado.

-¿Te puedo traer mañana?, pregunte mientras apretaba su mano, estábamos temblando.

Ya no había vuelta atrás, ambos sabíamos que no era solo eso.

Justo en ese momento me estacione frente a su casa.

-No, no es bueno para los dos, me dijo mientras soltaba mi mano.

Solo la mire en silencio pensando en que tenía razón.

-Déjame te ayudo.

Baje del carro y le di la vuelta para abrirle la puerta y ayudarle con el niño que con el movimiento se despertó.

-Muchas gracias por el ride.

-De nada, que te diviertas, un gusto como siempre.

Subí al carro y justo antes de arrancar oí el sonido en la ventanilla, era ella.

-Se me olvidaba, muchas gracias por la nieve y la platica.

La vi entrar a su casa con el niño dando traspiés buscando en la bolsa de dulces algo que le gustara.

Yo emprendí mi camino rumbo a una reunión informal de trabajo.

Serian tal vez las diez de la mañana del día siguiente cuando sonó mi teléfono.

-Hola, soy yo.

Era ella, se le escuchaba un poco diferente la voz, nerviosa, agitada.

-Hola, ¿como estas?

-Bien, ¿puedes pasar por mi? voy a Salir como a las tres diez.

-Por supuesto, ahí estaré.

Siempre que la lleve a su casa la encontré en la parada de camiones o rumbo a esta, nunca fue pasar por ella en la farmacia así que esta ocasión pensé no sería diferente.

En ese momento andaba fuera de mi oficina realizando una supervisión y tenía pendiente unos asuntos de trabajo en una población vecina lo cual me haría llegar tarde, hable por teléfono con el encargado posponiéndolos para el lunes siguiente, afortunadamente las cosas salieron bien, por otra parte tenia juego de basquetbol en la noche y había planeado llegar del trabajo directamente al gimnasio así que no tenía problemas de tiempo.

Largo se me hizo el resto del día, a las dos de la tarde llame a un restaurant cercano y ordene un par de club sándwich, media orden de carne asada y una ensalada para recoger a las tres de la tarde.

Subí a mi carro una mesita plegable que tenia en oficina, revise que estuvieran en la pickup las sillas de playa que tanto sirven, fui a un Oxxo, compre chiclets, agua, jugos, coca colas y unas cervezas, ya estando en la caja pedí unos condones, quizás nunca hubiera otra oportunidad.
Diez minutos antes de las tres pase por la comida, di unas vueltas haciendo tiempo, primera pasada a unas calles donde sabía que saldría, segunda, una tercera, 25 minutos después la vi caminando frente a mi.

Me estacione justo a un lado suyo.

-Buenas tardes señorita ¿la llevo a alguna parte? Dije después de bajar el vidrio.

Sonrío, subió apresurada, vestía una falda en color gris claro a la pantorrilla con vivos de un azules claros y oscuros, una blusa blanca de manga tres cuartos, cabello recogido y sus lentes adaptados que usaba ocasionalmente, accesorios en color oscuro, zapatillas en color negro descubiertas, llevaba una bolsa en color negro a juego y la bata del uniforme en sus manos, su aroma era a cítricos, tenue pero delicioso, yo por mi parte vestía una camisa en color blanco y pantalón de gabardina en color azul marino, colores casi obligatorios de la empresa.

Apenas subir tome su mano entre las mías, no hubo resistencia ni mucho menos.

-¿Adonde la llevo señorita?

-No se, dijo nerviosa, a donte tu quieras, a donde podamos platicar.

-Te voy a invitar a comer, fue mi respuesta.

La verdad era que yo sabía a donde ir, tome la carretera hacia fuera de la ciudad, conocía un lugar desde mis tiempos de soltero, era en un terreno ejidal no muy lejos.

Cuando abandone la carretera para tomar terracería me pregunto intrigada.

-¿Adonde me llevas?

-Conozco un lugar que espero te guste.

Si bien no es de fácil acceso por encontrarse en el cauce de un arroyo seco, con la pickup no teníamos mucho problema, me estacione en las márgenes a la sombra de un grupo de mezquites que formaban una buena ramada, estaba mejor de lo que lo recordaba, era otoño, me baje y revise el lugar, aquí en Sonora uno siempre debe de tener cuidado con las cascabeles y otras cosas.
-Ya puedes bajar, le dije mientras abría su puerta.

Por la forma en que tome su mano para ayudarla a bajar se giro un poco hacia mi y yo aproveche para tomarla por la cintura, no opuso resistencia pero tampoco dio oportunidad de mas, luego se separo de mi para recorrer el lugar, la verdad es que es muy bonito, con suaves pendientes adornado con algunos uvalamos, mezquites, arbustos menores y al medio del cauce tres o cuatro palmas.

Ven le dije, la tome de la mano y recorrimos el lugar un poco mas lejos siguiendo el cauce, se quito los zapatos donde el terreno era un tanto arenoso, no avanzamos mas de cien metros cuando decidimos regresar, los últimos veinte metros de regreso tuve la oportunidad de cargarla en mis brazos ayudado por un alguate cómplice que se encajo en sus bellos pies.

Baje las sillas y mientras ella se revisaba el pie, yo le ofrecí una botella de agua.

-Dijiste que me ibas a invitar a comer.

-Por supuesto.

-¿Adonde?

-Es una sorpresa.

Mientras ella se distraía en limpiar y ponerse sus zapatos, yo arme la mesita bajo la sombra, baje la comida y las hieleras.

-Servida señorita, pase usted, le dije riéndome.

Sonriendo se levanto y acerca la silla a la mesa, yo puse un disco de baladas románticas en el estéreo del carro.

Fue una buena comida, por supuesto que nos sobro mucha, nos tomamos dos coca colas, al final le ofrecí una cerveza pero me la rechazo y yo tampoco tome, la verdad hace mucho tiempo que sé por experiencia propia que siempre es mejor hacer las cosas sobrio.

-Hace mucho que no tenía un día de campo.

-Espero la estés pasando bien.

-Muy bien, dijo mientras me miraba.

Para ese entonces estábamos sentados uno al costado del otro y su mano en la mía, cuando tiempo había pasado, no lo sé.

-Vámonos, dijo, ya es tarde.

Yo tome su mano y le bese el dorso y los nudillos.

Ella se levanto y empezó a juntar las cosas que estaban sobre la mesa.

-Ya es tarde, repitió, avise que me iba a tardar pero no puedo abusar de mi madre.

-De acuerdo, dije mientras levantaba la mesa y sillas, la verdad había sido una buena tarde, subí las hieleras y lo que faltaba, recuerdo que en el estéreo se escuchaba la canción “No pasa nada” en la voz de Benjamín.

-Oye esa canción, le dije, me gusta mucho.

-No me gustan las canciones tristes, fue su respuesta, lo comprendí, conocía la historia de su vida.

Saque dos mandarinas, regalo de una compañera de trabajo y le di una, nos sentamos en la compuerta del carro a comerlas.

Terminadas las mandarinas yo me pare primero y la ayude a bajarse.

Cuando bajo quedo parada frente a mí, la diferencia de altura no parecía tanta y los labios de ella estaban ahí al alcance, solo fue inclinarme un poco y apenas rozarlos.

Era la chispa que necesitábamos, mi mano acaricio su mejilla, su boca, tome su otra mano y la jale hacía mi, se me abrazo con fuerza, perdimos el control, los besos fueron subiendo de intensidad, sus labios me devolvían los besos con mayor pasión, mi lengua exploraba su boca y mis manos recorrían ya su espalda.

Como pude la tome de la cintura y la subí entre besos de nuevo a la tapa, ella sentada en la tapa de la pickup y yo parado, mis manos recorrían sus senos sobre la tela de su blusa, se sentían erectos y más grandes de lo que parecían.

Recuerdo que de alguna parte broto una chispa de cordura.

-No, dije,- al tiempo que me separaba, -se que te haría mucho daño y no te lo mereces, era un poco ese sentimiento de culpa y el cariño que sentía por ella el que me hizo detenerme de último momento.

-No me importa, no sientes que te necesito, ya estoy grandecita me dijo mientras me ofrecía de nuevo los labios.

Si había alguna duda en mí el verla así derrumbo por completo el último escrúpulo, eran dos años de esperar algo quizás inevitable.

Nos besamos de nuevo y mis manos buscaron las curvas de su cuerpo, sus manos en mi espalda me apretaban contra ella, mi boca iba de su boca a su cuello, la respiración agitada de ambos se podía escuchar fácilmente, yo me había acomodado entre sus piernas y su falda levantada me mostraba sus muslos, mis manos los recorrían sin prisa mientras mis labios siempre regresaban a su boca, su mano bajo por mi pecho hasta mi entrepierna, yo estaba completamente erecto y se lo hacía sentir, me repegaba contra ella, su mano frotaba mi miembro sobre la tela del pantalón, le ayude bajando mi zipper para que pudiera meter su mano, un gemido escapo de su boca cuando pudo tocar mi pene.

Me separe un poco para ver su cara, el cabello ya se encontraba suelto y enmarcaba muy bien su rostro, con sus lentes dándole un toque intelectual y sexy, mientras mi boca bajaba por su cuello fui desabotonando su blusa dejándome ver el nacimiento de unos senos perfectos, redondos, erectos, apenas cubiertos por una lencería de buen gusto en color blanco, poco a poco mi boca bajo hasta ellos entre besos sobre la fina tela del bra de media copa, mis manos subían y acariciaban la redondez de los mismos y pequeños gemidos escapaban de su boca, mis dedos desabrocharon el broche de su brassiere en la espalda, por fin levante el bra dejando al alcance de mi boca ese manjar, sus senos coronados por un par de pezones morenos y de buen tamaño erectos en su totalidad, recorrí su areola con la punta de mi lengua, grande y con la orilla erizada de la excitación.
-Aaaah, escapo de su boca.

Me ocupe lentamente de sus pezones, lamiendo, chupando y mordisqueando apenas, alternaba de uno a otro mientras con mis manos acariciaba los contornos y el pezón que estuviera libre de mi boca, lleve mi mano bajo su falda recorriendo sus muslos para tocar su entrepierna, sentí la orilla de su ropa interior y la humedad en su tela, estaba completamente mojada, apenas un roce.

-Aaaah, exclamo de nuevo, -termina, termina por favor.

Sin abandonar su pezones mi boca iba a su cuello y sus labios arrancando suspiros y gemidos mientras mi mano tocaba su vagina sobre la tela empapada, un apretón de su mano a mi miembro y un gemido profundo fue la respuesta al dedo que hurgo bajo su calzoncito encontrando un canalito completamente lubricado.

Mis labios bajaron de su cuello de nuevo a senos para posarlos nuevamente a sus pezones desafiantes mientras mis manos volvían a acariciar sus muslos ampliando el recorrido hasta sus nalgas.

-Termina por favor.

Mis labios descendieron por el valle de sus senos a su ombligo mientras mis manos levantaban su falda dejándome ver un sexy calzoncito blanco de corte francés y completamente húmedo, me separe un poco, tome mi miembro y pasee el glande sobre su entrepierna arrancando un nuevo gemido, baje mi cabeza para besar sus piernas y recorrer la parte de los muslos que quedaba a mi alcance con los labios.

-Nooooooo, exclamo.

Mis labios buscaron su entrepierna sobre la tela, un aroma dulzón, el sabor de néctar y el espectáculo de su vagina que se traslucía a través de la tela húmeda inundaron mis sentidos, mi lengua recorría suavemente sus labios provocando que sus manos oprimieran mi cabeza, la sensación era magnifica, los sonidos que dejaba escapar de su garganta sumados al sonido de mi lengua sobre la tela eran desquiciantes.

Cuando hice a un lado la tela para tocar con mi lengua sus labios y recorrerlos a placer, sin tocar un clítoris que se asomaba erecto y una discreta mata de pelo, los gemidos fueron subiendo de nivel, introduje un dedo entre sus labios vaginales y lo retire despacio mientras mis labios seguían recorriendo su entrepierna, un sonido escapaba siempre producto de los jugos y el movimiento de mi dedo dentro de su rajita.

-Aaaaaaaah, escapo de sus labios mientras un espasmo me anuncio su primer orgasmo.

Abandono su cuerpo que lentamente hacia atrás, yo la contuve con un brazo en su espalda mientras que con mis dedos inicie un lento metesaca al tiempo que la besaba, era un dedo, dos, cada vez más rápido, los gemidos de ella eran bajos, roncos, su cuerpo se arqueaba entre gemidos, mis dedos entraban y salían sin dificultad, arrecie el vaivén de misa dedos para arrancar nuevos suspiros hasta rematar con los dos dedos completamente dentro formando una pequeña curva oprimiendo su pubis buscando el punto G como me enseñara doña Lucia.

-Aaaah, exclamo, mientras sentí que su cuerpo se convulsionaba y una gran cantidad de líquido escapaba de su cuerpo.

Tome mi miembro en mi mano y lo coloque en su entradita, jamás pensé en el condón ni en nada, lo movía de arriba abajo recorriendo sus labios para luego introducirlo despacio, solo la punta, sentir como sus jugos facilitaban mi paso, un poco más, la mitad, sus brazos en mi espalda, ya aferrada a mí, pegada a mi cuerpo y luego entrar en su totalidad.

Un sonido casi gutural sonaba en mis oídos.

-Ya no puedo, no puedo, me dijo entre suspiros.

Yo la torture entrando y saliendo un poco, despacio mientras sentía como temblaba y se venía por completo.

Su cuerpo flojo de nuevo, la recosté lentamente en la caja de la pickup, abandono su cuerpo mientras que la recostaba lentamente en la caja de la pickup, yo, perdida la razón solo la acomode bien, mire su calzoncito blanco jalado hacia un lado que dejaba admirar su húmedo sexo, entreabierto, con unos labios que se mostraban hinchados y sobresalían un poco mas morenos dejando ver un interior rojo y húmedo, muy húmedo, maravillosos.

Acomode su falda y me recosté a un lado suyo, ella con los ojos cerrados y la respiración todavía agitada.

-No terminaste, dijo después de unos minutos ya con la respiración serena pero sin abrir los ojos.

-No, le dije,- pero no importa, ya es tarde, es mejor que nos vayamos, mientras me reclinaba para levantarme, me pare y tome sus manos para levantarla, sus senos libres se asomaban entre su blusa.
Se acomodo la ropa y yo hice lo mismo, la bese y mientras lo hacia la tome de la cintura para ayudarla a bajar, cerré la caja del pick up, abrí la puerta y la ayude a subir al carro, de nuevo nos besamos, despacio, en besos largos, reposados, ya sin la urgencia de tanta espera.

-Vámonos, dijo.

Cerré la puerta, di un último vistazo para no olvidar nada y subí al carro, lo encendí, ella se acerco a mí, la abrace y la sentí pegadita a mí, mi mano busco sus senos bajo su blusa desplazando el brassiere, su pezón erecto quedo entre mis dedos, nos besamos de nuevo, primero despacio y luego como desesperados.

-Mira lo que ocasionas le dije, al tiempo que con mis ojos señalaba mi erección que se marcaba en el pantalón.

Como estaba estiro su brazo y una de sus manos encontró mi pene, retiro su mano como asustada pero luego regreso para tocarlo con calma sobre la tela, ella lo recorría con la punta de los dedos, luego bajo el zipper y metió la mano para sacar mi falo, ella con los ojos entrecerrados mientras la besaba, llevaba sus dedos a lo largo de mi miembro, recorría el contorno del glande y luego descendía hasta la base tocando apenas mis testículos.

-¿Qué vamos a hacer Ray?

-No sé, pero te juro me estoy muriendo por a besos, eso lo dije al tiempo que la besaba, suave firme y ella me correspondió como pensé que nunca lo haría, mis manos se ocuparon en retirar de nuevo su blusa y su bra a lo cual contribuyo levantando sus brazos para facilitar la tarea, su senos se veían más hermosos y grandes en su desnudez, los hombros formaban una bella figura con su rostro y su cabello suelto.

-Ven, me dijo, te voy a recompensar.

Solo recorrí el asiento lo mas que pude hacia atrás para hacer espacio acomodarme mejor, mientras ella inclinaba su cabeza para al tiempo que desabrochaba por completo mi pantalón liberaba mi pene y ella tomarlo con una mano y darle un beso en la punta.

Un suspiro se me escapo ante la sensación de sus labios.

Me levante un poco para quitarme por completo el pantalón y mi bóxer, luego quite mi camisa y camiseta de resaque quedando completamente desnudo.

-Yo ya no voy a poder hacer mas, dijo, -mi cuerpo ya no puede.

La bese de nuevo, suave despacio, recorriendo cada rincón de su boca, ella con sus manos recorrió mi pecho , mis hombros y mis brazos para luego recargarse en mi mientras su mano bajaba a mi miembro, comenzó de nuevo un recorrerlo de arriba abajo, suave, apenas oprimiéndolo, jugando con mis testículos, yo estaba que me moría por sentir de nuevo sus labios, suavemente lleve su cabeza hacia mi miembro que la esperaba en su máxima erección, con el glande descubierto esperando por sus labios, el cabello suelto cayo ocultando la visión de su rostro pero sentí como su boca arropaba la punta de mi miembro, la sensación cálida de su lengua recorriendo el contorno de mi cabeza, la mano de ella seguía subiendo y bajando al tiempo que su boca hacia maravillas sobre mi glande, luego por momentos se introducía lo mas que podía en su boca mientras su mano acariciaba mis testículos con suaves masajes, con mi mano retire el cabello dejándome ver su cabeza inclinada para mostrarme su carita cubierta aun por sus lentes que milagrosamente conservaba y le daban un aire tan extraño, y luego ver como se llevaba mis testículos a la boca arrancándome un gemido estremecedor.

Ella ya estaba completamente boca abajo en el asiento y su espalda desnuda me mostraba un pequeño y coqueto lunar, ella jugaba con mi pene jalándolo hacia abajo para luego soltarlo regresando este a su posición como resorte, mi pene tiene una curvatura hacia arriba lo que hacía que la sensación fuera mayor, más aún cuando comenzó a hacerlo con la boca, deteniéndola lo mas abajo que podía dentro acariciada por sus labios, luego la soltaba para recorrerla de arriba abajo con sus labios, para subir de nuevo e introducir el glande en su totalidad y acariciarlo con la lengua en un interminable recorrido, la saliva escurría a lo largo del tronco hasta los testículos.

Mis mano habían empezado de nuevo a buscar bajo su falda, descubriendo unas nalgas redondas, mis manos recorrieron lo mas que pudieron sus muslos, acariciando, oprimiendo para luego encontrar unos labios entreabiertos y húmedos que recibieron mis dedos con gusto, en esa posición arqueo su cuerpo para deslizar su calzoncito dejando al descubierto su trasero yo acariciaba desde su clítoris pasando por sus labios y terminaba en un culito apretado y de un color mas moreno, la piel chinita de la espalda daban muestra de lo que sentía y el que abandonara lo que tan bien hacia con su boca lo confirmaban.

-Ya no voy a poder, dijo, pero lo húmedo de su cuerpo decían lo contrario.

El que ella abandonara el sexo oral me vino bien porque yo estaba a punto de venirme y quería terminar dentro de ella.

-Oooooggg, susurraba mientras mis dedos hurgaban en su interior.

Busque uno de los condones entre mi pantalón que alcance a duras penas, lo coloque a toda prisa mientras ella miraba.

-Quítate la falda.

Era lo único que le faltaba para estar completamente desnuda, ella obedeció retirando también su calzoncito quedando en una esplendida desnudez, sentada a un lado mío, sus senos redondos, sus piernas entreabiertas con su pequeña mata de pelo, bese sus hombros y su cuello, su nuca, sus suspiros eran agitados y frecuentes ocasionados por mis besos y mis dedos en su rajita, hice por levantarla un poco, entendiendo ella levantando su cuerpo para yo acomodarme al centro del asiento, ella cruzo su pierna sobre mi y así se acomodo de espaldas, yo acomode mi cuerpo para recibirla, la visión era magnifica, sus piernas abiertas, sus nalgas morenas, redondas, todavía mi mano busco su entrepierna ya completamente húmeda, así como estaba recorrí con mi miembro el contorno de su vagina.

-Mmmmmm.

Al sentir mi verga justo en la entrada fue bajando poco a poco, despacito recargando sus manos sobre el tablero, yo la tenía tomada de los senos con los pezones erectos entre mis dedos, la piel erizada de su espalda expresaba mejor que nada el momento, sentir su cuerpo aprisionando el mío hasta devorarlo completamente, hice a un lado su cabello y bese su cuello, su espalda y todo aquello que tuviera al alcance de mi boca.

Poco a poco la levante un poco para luego hacerla bajar, que bonita sensación sentir como desaparecía mi cuerpo en el suyo para luego emerger de nuevo en un lento vaivén acompañado por rítmicos gemidos, unos de ella y otros míos, la hacía subir hasta casi salir completamente mi miembro para luego hacerla bajar para que entrara en su totalidad, lentamente fuimos aumentando el ritmo hasta ser casi un galope, el sentir sus senos que rebotaban libres ante las embestidas aumentaba mi excitación, sentía que iba a terminar y ella a pesar de que decía que no podía mas no paraba de moverse, acompañando sus movimientos con leves estertores, su jugos bañaban mis testículos y el sonido de nuestros cuerpos al chocar me volvían loco.

-Ven, dije deteniendo el ritmo, la tome de la cintura y la hice girar para quedar frente a mí, montada de frente reiniciamos un subibaja semilento, su cuerpo abrazado al mío, sentía sus pezones erectos contra mi pecho, me inclinaba y la levantaba lo mas que podía para poder llevármelos a la boca y tocar sus pezones, besarlos o apenas morderlos provocando pequeños gritos, el ver su mirada extraviada y sentir su respiración agitada sin control me hacían perder el control, mis manos bajaban de su espalda a sus nalgas, mientras subía humedecía mis dedos con sus jugos y buscaba su ano, de nuevo un dedo, apenas la mitad.

-No, por favor no, esas eran sus palabras pero mi dedo seguía ahí, jugando entre su culito y su rajita mientras aumentábamos el ritmo y los gemidos eran mayores, en ese momento nos besábamos como podíamos sin disminuir el ritmo.

-Ya no puedo, ya no puedo, decía mientras nos movíamos, yo sentía que también estaba a punto de terminar.

-Aaaah, soltó mientras se estremecía, -termina, termina, me dijo entre dientes.

Yo continué con mis embestidas pero ella había abandonado los movimientos. Me moví un poco para recostarla en el asiento con la cabeza hacia el volante para acomodarme como pude entre sus piernas, la pierna izquierda de ella levantada por mi mano, despacio coloque mi miembro en su entrada que ya era una flor completamente abierta para poco a poco entrar en su totalidad, en esa posición de nuevo inicie un vaivén con las pocas fuerzas que me quedaban, la visión de sus senos moviéndose sin control a cada embestida, los gemidos de ella que eran casi gritos, me recosté completamente sobre ella para decirle lo que me gustaba pero el aroma de su cuerpo, los sonidos de sus gemidos y de mi cuerpo chocando con el suyo, aparte la sensación de su cuerpo oprimiendo el mío en ese entrar y salir eran demasiado.

Me separe buscando controlar mi orgasmo abrí la puerta del pasajero para hacer espacio y coloque mi labios entre sus muslos al aire recorriendo sus piernas, retire sus zapatillas para poder besarla hasta la punta de los dedos y de nuevo hasta su vagina para ahora recorrerla de arriba abajo, rozando apenas su clítoris y hundiendo mi lengua entre sus labios penetrándola los mas que podía, repitiendo la operación una y otra vez, ocasionalmente introducía un dedo, dos, cuando mi lengua se poso de nuevo sobre su clítoris sus jugos ya corrían entre sus nalgas y un dedo mío dibujaba pequeños círculos sobre su ano, introducía los dedos de mi mano izquierda mientras con mi mano derecha detenía su pierna izquierda arriba.

-Aaaaaaaag, exclamaba.

Aprovechando el momento y los espasmos introducía los dedos un poco mas, mientras mis labios se centraban en su clítoris que parecía reventar, mi lengua le daba pequeños roces y su cuerpo se arqueaba mientras sus manos empujaban mi cabeza contra su vagina, yo estaba completamente erecto y con mis labios llenos de sus jugos, con la lengua ligeramente entumida, la visión de ella como nunca imagine ante mí no contribuían a disminuir mi excitación, los jugos escurrían hasta su ano dándole un toque brilloso y facilitando el juego de mis dedos.

Yo no aguantaba mas, me acomode poco a poco sobre ella besando por última vez sus senos, jugué con mi pene recorriendo sus labios vaginales hasta colocarlo sobre su ano dándole un pequeño empujoncito, no era mi intención entrar, no estaba lista, solo quería conocer su reacción.

-Nooooooooooo, exclamo.

Yo me acomode en su vagina para entrar completamente de golpe para iniciar un galope salvaje.

-Ya, ya, eran las exclamaciones de ella.

Yo la levante un poco para colocar mi mano izquierda bajo sus nalgas para meter un dedo en su ano y continuar las embestidas, su boca completamente abierta en un leve estertor producto del orgasmo que se avecinaba y sus tetas en movimiento acababan conmigo.

-Aaaaaaaag, exclamo mientras sus espasmos anunciaban lo que ya sabía.

Las contracciones de su vagina en plano orgasmo oprimiendo mi miembro fue mucho y no aguante mas, explote en un orgasmo grandioso mientras su pierna izquierda se estremecía, sentí como sus jugos escurrían inundándolo todo.

Así nos quedamos unos instantes hasta que el cuerpo nos pidió movernos, me retire poco a poco, me quite el condón, nos vestimos despacio, sin prisas ni penas, se arreglo el pelo, aliso lo mas que pudo la ropa, un viento fresco se empezó a sentir, se acercaba el invierno, nos besamos de nuevo, una, dos, tres, no sé cuantas veces, se miraba más bella que nunca, empezaba a oscurecer cuando tomamos la carretera.

-¿Que estamos haciendo Ray? Dijo un poco después con voz baja.

No conteste porque no tenía una respuesta que pudiera expresar lo que sentía, solo encogí los hombros.

Así como estábamos pasaron unos minutos en completo silencio, solo la música en el estéreo que sonaba muy bajo.

Nos paramos en una gasolinera y entro a los baños a retocarse un poco.

-Se me figura que huelo a sexo, me dijo al subir de nuevo al carro,- Me va a matar mi mamá.

Saque repelente de mosquitos que siempre llevo en el carro y le ofrecí, se aplico por el cuerpo por aquello de los aromas, además se justificaba, en el estéreo del carro había puesto la radio y escuchábamos las noticias mientras la llevaba hacia su casa.

-Déjame por aquí me dijo, indicándome donde dar vuelta a dos cuadras de sus casa, me estacione, estaba solitaria la calle, su mano en mi mano.

-Ya me voy me dijo pero no se movió.

La mire, estaba hermosa, nos besamos por enésima vez.

-Se me van a hacer eternas estas vacaciones, me dijo, te voy a extrañar mucho.

-Yo también te voy a extrañar mucho, si me quieres ver me puedes hablar siempre que gustes y yo hare lo posible por verte.

Hacía mucho que no pasaba por esto, la despedida después de una primera vez era complicada sobretodo estando yo casado y no saber para donde irían las cosas, cuando era soltero todo era más fácil, solo era dejar seguir las cosas y esperar disfrutar la siguiente ocasión pero ese día no era así, afortunadamente ella me dio la respuesta a mis dudas.

-No te voy a molestar, yo se que estas casado y no quiero darte problemas, pero quiero que sepas que me siento muy agusto contigo, que me haces sentir muy bien y no quiero que cambies.

-Siento que perdimos dos años, agrego mientras me miraba a los ojos.

-Quizás sí.

La volví a besar sin saber que decir.

-Ya me voy, ahora sí, y me beso de nuevo.

-Háblame al menos para saber cómo te fue.

-Hoy me fue maravilloso, me dijo con una ligera e inolvidable sonrisa, parada ya a un costado del pickup, se puso la bata de la farmacia sobre su ropa.

-El viento que sopla a ratos es un buen pretexto para ocultar la ropa arrugada, agrego.

-Te quiero mucho le dije y no era mentira.

-Yo también, respondió y me tiro al aire un último beso antes de irse.

-Piensa en mí, agrego mientras me decía adiós con la mano, cosa fácil, hoy todavía pienso mucho en ella, a veces más de lo que quisiera, ese fue el inicio de una historia muy larga que no se donde termina.

Me quede estacionado hasta ver su figura doblar la esquina y desaparecer, pensé en lo que había pasado y no lo podía creer, muchas veces lo había soñado, desde que la conocí, me enfile hacia el gimnasio a ver el basquetbol de mi equipo, por supuesto que no jugaría y solo sería un espectador mas.

Hay cosas de ese día que no puedo olvidar, en Radio Sonora se escuchaba la voz de Silvio Rodríguez.

“Ojalá se te acabe la mirada constante
La palabra precisa, la sonrisa perfecta
Ojalá pase algo que te borre de pronto
Una luz cegadora un disparo de nieve.

Ojalá por lo menos que me lleve la muerte
Para no verte tanto para no verte siempre
En todos los segundos en todas las visiones
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones”
 
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Muy bella tu forma de redactar... Me gusto mucho... Lo lei y pude sentir lo que esta mujer provoco en ti... Te llevas mis palmas... Ojala hubiera mas relatos como estos... Los demas caen en lo vulgar en su mayoria...
 
Excelente relato muy bien llevado y con ese toque nostálgico
 
Me encanto, ni una palabra innecesaria, sin groserias, su mejor relato sin duda, gracias por compartir.
 
Muy buena historia, gracias por el aporte, coincido, algo nostálgico.
 
Relato con mucho amor y pasion hacia esa mujer lo demuestra como lo describes muy cuidadosamente con cada detalle del momento. Muy bueno q lo compartas.
 
Excelente relato ya lo habia leído pero lo e vuelto a leer sería padre saber que paso después esperó lo continúes
 
muy bueno, muy largo pero muy bueno, yo como el compañero anterior espero lo continues.
 
hermoso relato, por la delicadeza para esta hermosa dama (con todo respeto sea dicho) y que puedo màs que felicitarte por tu escritura, tu delicadeza y solamente puedo decirte ojalà la encuentres de nuevo y puedas reafirmar ese sentimiento que nacio entrambos
 
Tu estilo me recuerda mucho las novelas policiacas y periodísticas: muy directas las descripciones, muy alejadas ya las emociones.

Eso no quiere decir que el relato es muy bueno. Te felicito.

Saludos.
 
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