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El misterioso origen y las implicaciones de las preguntas que el fiscal Mueller quiere hacerle a Donald Trump
Jesús del Toro
3 de mayo de 2018
Las preguntas que el fiscal especial de la investigación de la injerencia electoral rusa Robert Mueller podría hacerle en entrevista formal al presidente Donald Trump, cerca de medio centenar que fueron filtradas y publicadas por The New York Times, tienen un punzante significado tanto por su contenido en sí, que revelaría el foco, las líneas de investigación y la naturaleza de los posibles delitos vinculados a ello, como por el hecho mismo de haber sido divulgadas.
La filtración sugiere que existe un interés específico y de severo peso político que impulsó que esas preguntas se conocieran.
Por los temas que abordan y la naturaleza de la respuesta que podrían suscitar, las preguntas pretenden que Trump elabore sobre diferentes temas amplios y que no se restringen a lo estrictamente relacionado con la injerencia electoral rusa y la posible vinculación de la campaña electoral del hoy presidente con estamentos ligados a Rusia, sino que ponen el reflector otros temas que podrían ahondar la comprensión sobre posibles intentos de obstruir la justicia del presidente e incluso de la naturaleza de sus negocios y arreglos personales con Rusia.
El presidente Donald Trump y el fiscal especial Robert Mueller. El mandatario deberá decidir si acude voluntariamente a una entrevista con el fiscal. (AFP/Getty Images, AP)
Aunque amplias en su panorama, las preguntas podrían dividirse en tres grandes rubros.
Trump ya calificó en Twitter la “filtración” (así, entre comillas) de las preguntas de “vergonzosa”. Y aunque siempre ha sido una suerte de viaje en un laberinto el tratar de dilucidar las intenciones o los mensajes entre líneas de los tuits de Trump, ese entrecomillado abre una ventana a otra de las aristas del asunto: ¿quién filtró las preguntas y con qué fin?
(pinchar en la imagen para ir al hilo base del twitt)
Se ha comentado que, en realidad, la redacción de las preguntas como fue publicada no sería necesariamente el texto literal de lo que el equipo de Mueller habría presentado al de Trump, sino reformulaciones o compilaciones de lo que el primero habría presentado al segundo. El propio New York Times aclara que la redacción de las preguntas no es literal y que varias fueron condensadas (aunque no es claro quién las redactó o condensó).
Pero otros analistas afirman, como se narra en The Washington Post, que las preguntas serían el resultado de una reunión entre el equipo de Mueller y los abogados de Trump en la que el primero habría dado detalles sobre lo que se le preguntaría al presidente de darse una entrevista formal con el fiscal especial. Y fue a partir de esa información que un abogado de Trump compiló la lista de 49 preguntas.
Por ello, se concluiría que la filtración no habría provenido del lado de Mueller sino de una persona del propio equipo de Trump, pues tal compilación habría sido elaborada por abogados del presidente, quizá como parte de su preparación para encarar un futuro encuentro con el fiscal especial.
Eso, quizá, pone luz sobre el entrecomillado de “filtración” del tuit de Trump e incluso se ha sugerido que fue el propio presidente quien habría filtrado el cuestionario como una forma de poner en sintonía a los posibles testigos y para agitar a sus seguidores con una “prueba” de la “caza de brujas” en su contra, como se comentó en Salon. Todo ello con todo es especulativo.
Michael Flynn, exasesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, y Paul Manafort, exjefe de la campaña electoral del hoy presidente, están sujetos a proceso legal por el fiscal especial Robert Mueller en el caso de la injerencia rusa en las pasadas elecciones. Qué tanto sabía Trump sobre lo que ellos hacían es una de las interrogantes clave del caso, (AP, Bloomberg/Getty Images)
Entrevista, citatorio judicial o batalla política
Finalmente, el colofón de todo el asunto es otra pregunta incisiva: ¿accederá Trump a una entrevista con Mueller? Aunque él en algún momento clamó que sí, desarrollos posteriores han mermado esa posibilidad. Y se ha comentado que en la citada reunión entre los equipos del presidente y el fiscal especial, los primeros señalaron que Trump no estaba obligado a participar en una entrevista con investigadores federales, a lo que el propio Mueller habría respondido que si Trump no aceptaba, la otra opción era emitir un citatorio judicial para que el presidente testifique ante un Gran Jurado.
Esa segunda vía sería mucho menos favorable para el presidente, y por ello al final parecería menos nocivo para el caso de Trump acceder a la entrevista y durante ella acogerse todo lo posible a protecciones legales para reducir al máximo sus respuestas. Pero también, como comenta Michael Isikoff para Yahoo, podría darse el caso de que Trump rechace acudir tanto a la entrevista como ante el Gran Jurado y todo el diferendo podría acabar dilucidándose, en una “épica batalla política”, en la Corte Suprema.
Llegar a esos extremos tampoco sería muy promisorio para el presidente y en todo caso aún es pronto, al menos en lo público, para concluir qué es lo que Trump optará por hacer. Lo cierto es que la investigación de la injerencia rusa y sus ramificaciones no están para nada concluidas y que Mueller avanza con paso decidido.
Fuente
¡Jolines! Si al Trompetas se le hicieran TODAS las preguntas que DEBERÍAN haberle hecho antes de ser pre-candidato... ¡no hubiera llegado a las primarias... porque aún no habría terminado el interrogatorio!
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Jesús del Toro
3 de mayo de 2018
Las preguntas que el fiscal especial de la investigación de la injerencia electoral rusa Robert Mueller podría hacerle en entrevista formal al presidente Donald Trump, cerca de medio centenar que fueron filtradas y publicadas por The New York Times, tienen un punzante significado tanto por su contenido en sí, que revelaría el foco, las líneas de investigación y la naturaleza de los posibles delitos vinculados a ello, como por el hecho mismo de haber sido divulgadas.
La filtración sugiere que existe un interés específico y de severo peso político que impulsó que esas preguntas se conocieran.
Por los temas que abordan y la naturaleza de la respuesta que podrían suscitar, las preguntas pretenden que Trump elabore sobre diferentes temas amplios y que no se restringen a lo estrictamente relacionado con la injerencia electoral rusa y la posible vinculación de la campaña electoral del hoy presidente con estamentos ligados a Rusia, sino que ponen el reflector otros temas que podrían ahondar la comprensión sobre posibles intentos de obstruir la justicia del presidente e incluso de la naturaleza de sus negocios y arreglos personales con Rusia.
El presidente Donald Trump y el fiscal especial Robert Mueller. El mandatario deberá decidir si acude voluntariamente a una entrevista con el fiscal. (AFP/Getty Images, AP)
Aunque amplias en su panorama, las preguntas podrían dividirse en tres grandes rubros.
- Obstrucción de la justicia. Varias de las preguntas sondean al presidente sobre el despido del director del FBI, James Comey; la investigación en torno a contactos de Michael Flynn con funcionarios rusos, su remoción como asesor de Seguridad Nacional y presuntos intentos de incidir en lo que Flynn diría a las autoridades tras ser acusado; y la reacción de Trump ante la recusación del fiscal general Jeff Sessions de participar en asuntos vinculados a la investigación de la injerencia rusa. El objetivo sería sondear si hubo una intención del presidente de obstruir la justicia.
- Colusión con Rusia. Aunque Trump dijo, erradamente, que el cuestionario no abordaba esa posibilidad, en realidad sí incluye preguntas en torno al supuesto interés de Trump o de su entorno de reunirse con el presidente ruso Vladimir Putin; sobre los nexos que su jefe de campaña, Paul Manafort, tenía con Rusia; sobre su conocimiento de una reunión en la Torre Trump entre varias personalidades clave de la campaña, Trump Jr., Jared Kuchner y Manafort, con una abogada que clamaba tener contacto cercano con el gobierno ruso y ofrecía información dañina contra Hillary Clinton; y sobre los supuestos contactos de Roger Stone, asesor cercano a Trump con WikiLeaks, entidad que publicó emails presuntamente sustraídos por hackers rusos de cuentas de funcionarios del Partido Demócrata. La meta sería dilucidar si Trump sabía, en caso de haber sucedido, de contactos de su equipo con Rusia para favorecer su candidatura o dañar la de Clinton.
- Los negocios de Trump en Rusia. Para contextualizar su posible nexo con entidades rusas, varias preguntas sondean sobre lo que Trump hizo en su viaje a Rusia en 2013, las posibles comunicaciones que él o sus allegados tuvieron con oligarcas o funcionarios rusos y sobre los posibles contactos que su abogado Michael Cohen pudo tener, ya durante la campaña, sobre desarrollos inmobiliarios en Rusia. La idea es dilucidar si relaciones, sugerencias o proyectos que Trump pudiese haber tenido con figuras rusas podría haberle creado compromisos o potenciales factores de riesgo. Con todo, no hay preguntas específicas sobre las finanzas de Trump.
Trump ya calificó en Twitter la “filtración” (así, entre comillas) de las preguntas de “vergonzosa”. Y aunque siempre ha sido una suerte de viaje en un laberinto el tratar de dilucidar las intenciones o los mensajes entre líneas de los tuits de Trump, ese entrecomillado abre una ventana a otra de las aristas del asunto: ¿quién filtró las preguntas y con qué fin?
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(pinchar en la imagen para ir al hilo base del twitt)
Se ha comentado que, en realidad, la redacción de las preguntas como fue publicada no sería necesariamente el texto literal de lo que el equipo de Mueller habría presentado al de Trump, sino reformulaciones o compilaciones de lo que el primero habría presentado al segundo. El propio New York Times aclara que la redacción de las preguntas no es literal y que varias fueron condensadas (aunque no es claro quién las redactó o condensó).
Pero otros analistas afirman, como se narra en The Washington Post, que las preguntas serían el resultado de una reunión entre el equipo de Mueller y los abogados de Trump en la que el primero habría dado detalles sobre lo que se le preguntaría al presidente de darse una entrevista formal con el fiscal especial. Y fue a partir de esa información que un abogado de Trump compiló la lista de 49 preguntas.
Por ello, se concluiría que la filtración no habría provenido del lado de Mueller sino de una persona del propio equipo de Trump, pues tal compilación habría sido elaborada por abogados del presidente, quizá como parte de su preparación para encarar un futuro encuentro con el fiscal especial.
Eso, quizá, pone luz sobre el entrecomillado de “filtración” del tuit de Trump e incluso se ha sugerido que fue el propio presidente quien habría filtrado el cuestionario como una forma de poner en sintonía a los posibles testigos y para agitar a sus seguidores con una “prueba” de la “caza de brujas” en su contra, como se comentó en Salon. Todo ello con todo es especulativo.
Michael Flynn, exasesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, y Paul Manafort, exjefe de la campaña electoral del hoy presidente, están sujetos a proceso legal por el fiscal especial Robert Mueller en el caso de la injerencia rusa en las pasadas elecciones. Qué tanto sabía Trump sobre lo que ellos hacían es una de las interrogantes clave del caso, (AP, Bloomberg/Getty Images)
Entrevista, citatorio judicial o batalla política
Finalmente, el colofón de todo el asunto es otra pregunta incisiva: ¿accederá Trump a una entrevista con Mueller? Aunque él en algún momento clamó que sí, desarrollos posteriores han mermado esa posibilidad. Y se ha comentado que en la citada reunión entre los equipos del presidente y el fiscal especial, los primeros señalaron que Trump no estaba obligado a participar en una entrevista con investigadores federales, a lo que el propio Mueller habría respondido que si Trump no aceptaba, la otra opción era emitir un citatorio judicial para que el presidente testifique ante un Gran Jurado.
Esa segunda vía sería mucho menos favorable para el presidente, y por ello al final parecería menos nocivo para el caso de Trump acceder a la entrevista y durante ella acogerse todo lo posible a protecciones legales para reducir al máximo sus respuestas. Pero también, como comenta Michael Isikoff para Yahoo, podría darse el caso de que Trump rechace acudir tanto a la entrevista como ante el Gran Jurado y todo el diferendo podría acabar dilucidándose, en una “épica batalla política”, en la Corte Suprema.
Llegar a esos extremos tampoco sería muy promisorio para el presidente y en todo caso aún es pronto, al menos en lo público, para concluir qué es lo que Trump optará por hacer. Lo cierto es que la investigación de la injerencia rusa y sus ramificaciones no están para nada concluidas y que Mueller avanza con paso decidido.
Fuente
¡Jolines! Si al Trompetas se le hicieran TODAS las preguntas que DEBERÍAN haberle hecho antes de ser pre-candidato... ¡no hubiera llegado a las primarias... porque aún no habría terminado el interrogatorio!