DLANGEL
Bovino adicto
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Hola amigos bakunos, aqui les dejo este aporte, espero que les guste
Esta historia me la contó mi papá y le sucedió a un amigo de el que estuvo en una escuelita rural cerca de aquí…
Hace mucho tiempo, los caminos en estos lugares eran muy angostos y solo se transitaba a pie o a caballo. A la comunidad de Totomoxtepec llego un maestro que era originario de Monterrey, era un tipo muy alto, y muy amigable, pero también le encantaba la farra… La escuelita era muy pequeña y estaba en el centro del ranchito que estaba en lo mas alto de un cerro y se llegaba ahí despúes de 2 horas a caballo. Al maestro lo asistía una señora viuda que vivía con sus hijos en la misma comunidad. Le hacía la comida y le lavaba la ropa.
El maestro cada vez que bajaba al pueblo por las cuestiones de la escuela se divertía con sus amigos hasta ya muy entrada la noche por lo que tenía que regresar por las brechas en su caballo a la luz de la luna. En una de tantas borracheras, después de que ya se había acabado todo su dinero, optó por regresar al rancho, así que montó su caballo y emprendió camino… eran las 2 de la mañana.
Había pasado casi una hora de camino cuando paso justo enfrente del cementerio; en ese lugar el camino se divide en dos, y precisamente ahí estaba un hombre montado en su caballo, el cual al ver al maestro lo saludó amablemente y le preguntó que a dónde iba. El maestro respondió que iba a Totomoxtepec, y el hombre le respondió que el también se dirigía precisamente ahí.
Así que empezaron a cabalgar juntos, platicando de una forma muy amena. Ambos se presentaron, el hombre del caballo le dijo que se llamaba Antonio Vicencio y que tenía sus terrenos en la comunidad donde el maestro trabajaba, pero que hacía un año había salido de ahí y no había podido regresar. Platicaron muchas cosas, de las personas que vivían ahí, de las amistades en común etc. Tan amena estuvo la platica que no sintieron como pasó el tiempo y cuando se dieron cuenta ya estaban llegando a la entrada de la comunidad.
Antonio le dijo al maestro que ahí se separaban, porque el vivía al otro lado de la comunidad, por loque se despidieron efusivamente.
Al siguiente día el maestro llegó a la casa de la señora que lo asistía, para almorzar. Estuvieron platicando un rato de lo que había hecho el dia anterior, de que había conocido a Antonio Vicencio y que le pareció un buen tipo, y que le extrañaba que no lo hubiera conocido antes. La señora lo escucho muy seria e incrédula pero no se atrevía a interrumpirlo, pero después de escuchar la descripción que el maestro hizo de Antonio, se quedó muda….
Cuando por fin pudo hablar le dijo entre sollozos.. maestro, es imposible que le haya sucedido eso… porque…
Antonio era mi marido y hoy cumple un año de difunto….
Esta historia me la contó mi papá y le sucedió a un amigo de el que estuvo en una escuelita rural cerca de aquí…
Hace mucho tiempo, los caminos en estos lugares eran muy angostos y solo se transitaba a pie o a caballo. A la comunidad de Totomoxtepec llego un maestro que era originario de Monterrey, era un tipo muy alto, y muy amigable, pero también le encantaba la farra… La escuelita era muy pequeña y estaba en el centro del ranchito que estaba en lo mas alto de un cerro y se llegaba ahí despúes de 2 horas a caballo. Al maestro lo asistía una señora viuda que vivía con sus hijos en la misma comunidad. Le hacía la comida y le lavaba la ropa.
El maestro cada vez que bajaba al pueblo por las cuestiones de la escuela se divertía con sus amigos hasta ya muy entrada la noche por lo que tenía que regresar por las brechas en su caballo a la luz de la luna. En una de tantas borracheras, después de que ya se había acabado todo su dinero, optó por regresar al rancho, así que montó su caballo y emprendió camino… eran las 2 de la mañana.
Había pasado casi una hora de camino cuando paso justo enfrente del cementerio; en ese lugar el camino se divide en dos, y precisamente ahí estaba un hombre montado en su caballo, el cual al ver al maestro lo saludó amablemente y le preguntó que a dónde iba. El maestro respondió que iba a Totomoxtepec, y el hombre le respondió que el también se dirigía precisamente ahí.
Así que empezaron a cabalgar juntos, platicando de una forma muy amena. Ambos se presentaron, el hombre del caballo le dijo que se llamaba Antonio Vicencio y que tenía sus terrenos en la comunidad donde el maestro trabajaba, pero que hacía un año había salido de ahí y no había podido regresar. Platicaron muchas cosas, de las personas que vivían ahí, de las amistades en común etc. Tan amena estuvo la platica que no sintieron como pasó el tiempo y cuando se dieron cuenta ya estaban llegando a la entrada de la comunidad.
Antonio le dijo al maestro que ahí se separaban, porque el vivía al otro lado de la comunidad, por loque se despidieron efusivamente.
Al siguiente día el maestro llegó a la casa de la señora que lo asistía, para almorzar. Estuvieron platicando un rato de lo que había hecho el dia anterior, de que había conocido a Antonio Vicencio y que le pareció un buen tipo, y que le extrañaba que no lo hubiera conocido antes. La señora lo escucho muy seria e incrédula pero no se atrevía a interrumpirlo, pero después de escuchar la descripción que el maestro hizo de Antonio, se quedó muda….
Cuando por fin pudo hablar le dijo entre sollozos.. maestro, es imposible que le haya sucedido eso… porque…
Antonio era mi marido y hoy cumple un año de difunto….