GarU
Bovino maduro
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Se queda a un punto del Barça tras ganar al Valencia en un partido
con un primer tiempo estupendo y un segundo contemplativo. Higuaín y
Cristiano, los goleadores.
Una excelente primera media hora, en la que el Real Madrid fue un
vendaval que se llevó por delante a un limitado Valencia, le bastó al
conjunto de Manuel Pellegrini para volver a ser esa sombra amenazante
que persigue al Barcelona. El Madrid no renuncia a la Liga y se ha
lanzado a por ella. Fue y se sintió superior al Valencia desde el inicio
y en el primer tiempo regaló a su afición algunos de los mejores
minutos de fútbol del curso. Fue en esa primera parte un equipo intenso,
superior tácticamente al rival, ordenado, que presionó con sentido y
movió el balón con criterio. Dejó a un lado ese complejo que le limita
cuando se mide al Barcelona y ofreció su mejor versión para situarse a
sólo un punto del líder. El ambiente se volvió gris tras el descanso,
algo que ya empieza a ser costumbre. Se creyó el Madrid con el trabajo
hecho, se desconectó y se dejó ir. Es un problema con el que parece que
va a convivir el Madrid hasta el final de la temporada y para el que
Pellegrini no encuentra solución.
El Madrid salió decidido a por la victoria y recluyó al Valencia en
su campo durante la media hora inicial. El balón apenas le duraba al
Valencia, todo lo contrario que al Madrid, que lo movía de un lado a
otro, en horizontal y vertical hasta encontrar el hueco para hacer daño.
Todo en el Madrid tenía un sentido, el mismo del que carecía la
disposición táctica del Valencia, desbordado por los acontecimientos.
Los dos equipos se vigilaban en el centro. El Madrid, para que Banega
tuviera dificultades en la circulación del balón. El Valencia, para
comprometer a Guti y Xabi Alonso en la creación. Esta batalla se la ganó
claramente Manuel Pellegrini a Unai Emery, incapaz de encontrar
soluciones a los problemas que le planteó el chileno. Gago y Xabi Alonso
dominaron el centro, Guti tapó y creó desde la derecha y Van der Vaart
se movió por la izquierda. Esta disposición, añadida a una presión tan
intensa como efectiva, creó una superioridad del Madrid en la media que
ahogó al Valencia, que tuvo en el portero César a su mejor hombre y al
principal encargado de iniciar las acciones de ataque.
La defensa del Valencia fue un desastre y se vio desbordada en la
primera media hora por ese vendaval blanco. El Madrid siempre atacó en
superioridad, lo que fue más problema del centro del campo que de la
propia zaga. Los centrocampistas del Valencia eran incapaces de contener
a los del Madrid, que llegaban con enorme facilidad ante las mismas
narices de César, un portero que vive en un excepcional estado de forma,
pero al que le gusta mucho ser protagonista.
Guti puso las ideas; Van der Vaart, el juego entre líneas; Marcelo,
la velocidad y el desborde por la izquierda, donde encontró una
autopista y jugueteó con Pablo Hernández y Bruno; Cristiano fue una
amenaza constante por el centro y por los costados e Higuaín puso el
gol, que no fue más que la consecuencia a tan abrumadora superioridad
del Madrid. Guti le robó el balón a Bruno y cedió a Higuaín para que
batiera con sencillez a César. Su 25º gol en la Liga. Salvó poco después
Alexis en la línea un tiro de Van der Vaart y, con el reloj pisando el
minuto 30, el mismo Higuaín perdonó en un mano a mano ante César. Su
vaselina se fue alta por poco.
Respondió el Valencia con un tiro al poste de Mata después de un
paradón de Casillas a un excelente cabezazo de Alexis. Las oportunidades
le llegaron al Valencia más por desajustes defensivos del Madrid, que
bajó su nivel de presión, que por la lucidez de los de Emery, que se
felicitaron por llegar con vida al descanso. Si hay que poner un pero a
la puesta en escena del Madrid en el primer tiempo fue ese, que no
remató al Valencia. Dispuso de un buen número de ocasiones, algunas
claras, pero esta vez le falló la puntería.
Las fuerzas se igualaron tras la reanudación, el Madrid dejó de
mandar y de ser superior y el Valencia se creció y comenzó a crear
problemas. Cuanto más metido parecía el Valencia en el partido, más
fuera de él estaba el Madrid. Entró Joaquín por Pablo, pero más
trascendencia que eso en el juego tuvo la relajación del Madrid, que se
desconectó, olvidó la presión y comenzó a dejarse llevar, un error que
repite con excesiva frecuencia.
Banega tuvo los espacios y el tiempo para pensar que le negaron en el
primer tiempo, comenzó a aparecer amenazante la figura de Villa y
Silva, hasta entonces inédito, lanzó un serio aviso en forma disparo al
larguero. Salió indemne de todo ello el Madrid, que se dejó ver mucho
menos en ataque. Higuaín se precipitaba en exceso y Cristiano, que se
ganó una amarilla después de sacárselas a Bruno, Maduro y Alexis, se
hartaba de rematar pero no encontraba el camino hacia el gol. Hasta que a
falta de un cuarto de hora, Marcelo, el mejor del Madrid, desbordó con
facilidad a Bruno y puso el balón en el punto de penalti para que
Cristiano convirtiera el segundo. Ahí se acabó un partido que debió
resolver mucho antes el Madrid y en el que el Valencia hizo muy poco por
ganar.
No estuvo a la altura del escenario y del rival y echó demasiado en
falta el juego de Silva, que se mostró ausente en un escenario al que
quizá muchos acudieron a examinarle. Silva no necesita pasar ningún
examen, tiene categoría suficiente para ser titular del Madrid.
Vicente y Baraja no mejoraron en nada a Mata y Albelda, como tampoco
se notó mejoría en el Madrid con la entrada de Lass, Granero y Benzema,
al que Pellegrini le sigue negando minutos de juego, por Gago, Van der
Vaart e Higuaín, al que el Bernabéu despidió puesto en pie. La afición
ya ha elegido a su héroe si gana esta Liga.
Fuente: La cafeteria