gekijo
Bovino Milenario
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Hola compañeros del corral!
Hace mucho tiempo, cuando entre al mundo de las artes marciales, mi hermano me dio esto. Espero les sirva.
[FONT="] M[/FONT][FONT="]uchos son los practicantes de Artes Marciales que se inician en un dojo, y durante mucho tiempo apenas se plantean la posibilidad de entrenarse en solitario. Parece que fuera del lugar al que estamos acostumbrados, sin la ropa adecuada, sin los compañeros y el maestro, es casi imposible Practicar.[/FONT]
Quien así piensa está todavía en una de las primeras etapas del aprendizaje; el arte aún no ha penetrado en él. No importa cuán apasionado esté por su entrenamiento, o las muchas horas que le dedique; todavía se trata de una rutina, un rito cúyos contenidos haún no han sido integrados por la propia personalidad.
La vía del guerrero es un camino en solitario; es por lo tanto pertinente que los educandos se vayan haciendo cuanto antes a la idea de entrenarse sin “las muletas” , esos apoyos que tanto el medio ambiente como los compañeros proporcionan. Esta ayuda, si bien es legítima y necesaria para el aprendizaje, no debe de convertirse en un “sin qua non” en nuestro camino personal.
[FONT="]C[/FONT][FONT="]uando nos entrenamos en completa soledad, nuestra medida del esfuerzo cambia. Sin las habituales referencias especiales y temporales del Dojo, y sin el eco de nuestros compañeros, sólo nos queda medirnos con nuestra imagen ideal, y ésta es normalmente mucho más exigente que el mas tiránico de los profesores. Puede ocurrir que nos desanimemos pronto, que la angustia y la ansiedad hagan presas de nosotros, y dado que nadie nos observa ni controla, queramos huir de una situacion tremendamente incómoda. Pero si, una vez superada esa primera etapa, conseguimos continuar, los resultados serán mucho más que alentadores. Cuando uno es capaz de mantener su entrenamiento en solitario durante varios años, ha entrado en un segundo nivel, un nivel de autonomía y compromiso exigible desde luego a todo Artista Marcial.[/FONT]
[FONT="]E[/FONT][FONT="]xiste ciertamente un tercer nivel. Este se caracteriza por una autonomía total. Llega como cae la noche en un día de verano, tan lentamente que cuesta saber en qué momento se puede afirmar que ya es de noche. En él no cabe el concepto del entrenamiento como una decisión aparte, como un acto de voluntad. El Arte te ha penetrado en tal forma que es ya parte inseparable de ti. Te entrenas entonces constantemente, bien sea conduciendo el coche o realizando cualquier tarea del hogar, al empuñar una pala para arreglar tu jardín o simplemente caminando por la montaña. Cada acto formara parte del juego de la vida, del camino hacia la consciencia.[/FONT]
[FONT="]El entrenamiento nos mantiene despiertos, en cuerpo y alma, en esa lucha por ser día a día más dueños de nosotros mismos, aprendiendo paradójicamente cada vez más a despegarnos de lo que pensamos que realmente somos. No hay lucha más digna ni enriquecedora.[/FONT]
Hace mucho tiempo, cuando entre al mundo de las artes marciales, mi hermano me dio esto. Espero les sirva.
[FONT="] M[/FONT][FONT="]uchos son los practicantes de Artes Marciales que se inician en un dojo, y durante mucho tiempo apenas se plantean la posibilidad de entrenarse en solitario. Parece que fuera del lugar al que estamos acostumbrados, sin la ropa adecuada, sin los compañeros y el maestro, es casi imposible Practicar.[/FONT]
Quien así piensa está todavía en una de las primeras etapas del aprendizaje; el arte aún no ha penetrado en él. No importa cuán apasionado esté por su entrenamiento, o las muchas horas que le dedique; todavía se trata de una rutina, un rito cúyos contenidos haún no han sido integrados por la propia personalidad.
La vía del guerrero es un camino en solitario; es por lo tanto pertinente que los educandos se vayan haciendo cuanto antes a la idea de entrenarse sin “las muletas” , esos apoyos que tanto el medio ambiente como los compañeros proporcionan. Esta ayuda, si bien es legítima y necesaria para el aprendizaje, no debe de convertirse en un “sin qua non” en nuestro camino personal.
[FONT="]C[/FONT][FONT="]uando nos entrenamos en completa soledad, nuestra medida del esfuerzo cambia. Sin las habituales referencias especiales y temporales del Dojo, y sin el eco de nuestros compañeros, sólo nos queda medirnos con nuestra imagen ideal, y ésta es normalmente mucho más exigente que el mas tiránico de los profesores. Puede ocurrir que nos desanimemos pronto, que la angustia y la ansiedad hagan presas de nosotros, y dado que nadie nos observa ni controla, queramos huir de una situacion tremendamente incómoda. Pero si, una vez superada esa primera etapa, conseguimos continuar, los resultados serán mucho más que alentadores. Cuando uno es capaz de mantener su entrenamiento en solitario durante varios años, ha entrado en un segundo nivel, un nivel de autonomía y compromiso exigible desde luego a todo Artista Marcial.[/FONT]
[FONT="]E[/FONT][FONT="]xiste ciertamente un tercer nivel. Este se caracteriza por una autonomía total. Llega como cae la noche en un día de verano, tan lentamente que cuesta saber en qué momento se puede afirmar que ya es de noche. En él no cabe el concepto del entrenamiento como una decisión aparte, como un acto de voluntad. El Arte te ha penetrado en tal forma que es ya parte inseparable de ti. Te entrenas entonces constantemente, bien sea conduciendo el coche o realizando cualquier tarea del hogar, al empuñar una pala para arreglar tu jardín o simplemente caminando por la montaña. Cada acto formara parte del juego de la vida, del camino hacia la consciencia.[/FONT]
[FONT="]El entrenamiento nos mantiene despiertos, en cuerpo y alma, en esa lucha por ser día a día más dueños de nosotros mismos, aprendiendo paradójicamente cada vez más a despegarnos de lo que pensamos que realmente somos. No hay lucha más digna ni enriquecedora.[/FONT]