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- #1
Hola, iniciando mi faceta como escritora les presento esto:
Mi historia es verídica, y el que lo dude que lo investigue, jejeje, todo empieza hace 5 años cuando yo era una adolescente en plena ebullición sexual, apenas empezaban a estar de moda los celulares con cámara y yo tenía el mío y con eso se relaciona el relato. En ese entonces vivíamos en mi casa, mi padre de 40 años que era agente de ventas de una empresa de químicos alimenticios, mi madre de 37 años que atendía una tienda de abarrotes en el primer piso de la casa y al mismo tiempo atendía una especie de tienda de telas junto con taller de costura en el piso de arriba, los comercios se comunicaban entre sí por una escalera de fierro en espiral sin cubiertas, ah y también vivía mi hermano Angel de 18 años.
Ahora empieza lo interesante, mi madre llamada Leticia era un mujerón, blanca, 1.70 de estatura, 70 kgs magistralmente repartidos, sus medidas exactas eran 105-65-120, lo que tenía en el pecho, no eran tetas eran unos maravillosos tetones, erguidos, turgentes a pesar de los años, una cintura relativamente pequeña pero lo que prácticamente la hacía una hembra sensacional era el imponente trasero que empezaba con unas caderas amplias, anchas, generosas, muy bien estilizadas en forma de pera si se miraban de frente, seguía con unas enormes nalgas, ricas, respingonas, enormes, redondas y remataba con unos muslos bien formados, gruesos y unos chamorros gorditos, a los que les gustan las mujeres exhuberantes sabrán de que hablo.
Como se imaginaran, mi madre era muy popular entre jóvenes adolescentes, adultos y ancianos que tenían la oportunidad de verla en la calle o en las tiendas, mi padre solía pasar toda la semana fuera de la ciudad y nos quedábamos solos.
Yo seguía mi vida normal, como cualquier adolescente, hasta que un día descubrí la naturaleza erótica de los adultos, la casa está dividida en 2 , solo mi madre está regularmente en las tiendas; aparte de la escalera que las conecta, la tienda de telas se conecta con una puertita semiescondida a mi recamara, mis padres no sabían que yo ya tenía un duplicado de la llave así que cuando necesitaba algo de dinero lo tomaba de un cajón que estaba ubicado en la tienda, ese día yo iba por unas pocas monedas , entré y de repente escuche las escaleras haciendo ruido al ser pisadas, era mi madre y atrás de ella venía un cliente, la cara del señor era un poema mientras iba subiendo no podía despegar la vista de las enormes nalgas bamboleándose, ese día mi madre traía una falda larga, así que el señor solo podía imaginarse lo que el vestido tapaba, yo no quería que mi madre averiguara quien era el culpable de los robos hormiga así que como ya no alcanzaba a regresarme a mi cuarto me oculté debajo de una mesa con un mantel que bajaba casi hasta el suelo, una vez que entraron el señor ya entrado en edad sacó una enorme lista de telas por comprar, el señor se veía nervioso, ya lo había visto antes pero en la tienda de abajo, creo que era su primera vez que subía a la tienda de arriba, mi madre le pregunto cual era la primera tela a bajar , porque por si no lo había mencionado antes, las telas estaban en estantes, algunos muy altos, el señor le dijo el primer tipo de tela que necesitaba, mi madre tomó la escalera y la acercó a un estante, este era no muy alto así que bajó la tela y la depositó en la mesa, al parecer la lista del señor era lo de menos porque a partir de ahí el cliente empezó a pedir las telas que estaban en los estantes más altos, al subir mi madre casi hasta el último escalón superior, el cliente con una maña propia de su edad, aplicaba presión con el pie derecho sobre una de las patas de la escalera ocasionando que esta se bamboleara un poco lo que hacía que mi madre hiciera una expresión de miedo y desde arriba no podía ver bien que provocaba el movimiento de vaivén
--- Señora, déjeme ayudarle a sostenerse
Y empezó a subirse a la escalera, bajo mi madre y cuando estuvo con su nariz atrás de los chamorros de mi madre que eran cubiertos por su falda, dijo
---Señora, ayúdeme estoy por sufrir un ataque de epilepsia, por favor no se mueva, o nos caeremos ambos, mis ataques de epilepsia solo me atacan en la cabeza, le voy a pedir que no impida mis movimientos y no puedo soltarme de aquí porque podría caer al hacerlo
Voltee hacia arriba y miré a mi madre sorprendidísima, como que no sabia que hacer.
El señor empezó a mover su cabeza de un lado hacia otro como 5 veces, rozaba las pantorrillas de mi madre sobre la tela del vestido, mientras ella estupefacta sólo lo miraba desde arriba, a la sexta vez agachó la cabeza de más y luego la metió bajo la falda larga de mi madre, quien trató de cerrar las piernas en un acto instintivo pero el señor, ahora me daba cuenta que era un viejo mañoso, metió su cabezota entre las piernas impidiéndoles que se cerraran y seguía moviéndola de un lado hacia otro mientras mi madre empezó a soltar ayes de sorpresa, el señor todo un mañoso de primera, fue subiendo su cabeza hasta llegar con su nariz a la parte de atrás de sus rodillas, yo no perdía detalle desde abajo, en ese momento se me ocurrió poner a grabar el video, cómo yo estaba muy abajo podía ver todo sin que me vieran, en ese momento el señor abrió su boca y sacó la lengua y le empezó a dar pasadas a la piel de mi madre atrás de sus rodillas y a los lados, ya su movimiento lateral de cabeza era más acompasado y vi que mi madre entrecerró por un instante los ojos y espetó: -señor baje por favor,
Mi historia es verídica, y el que lo dude que lo investigue, jejeje, todo empieza hace 5 años cuando yo era una adolescente en plena ebullición sexual, apenas empezaban a estar de moda los celulares con cámara y yo tenía el mío y con eso se relaciona el relato. En ese entonces vivíamos en mi casa, mi padre de 40 años que era agente de ventas de una empresa de químicos alimenticios, mi madre de 37 años que atendía una tienda de abarrotes en el primer piso de la casa y al mismo tiempo atendía una especie de tienda de telas junto con taller de costura en el piso de arriba, los comercios se comunicaban entre sí por una escalera de fierro en espiral sin cubiertas, ah y también vivía mi hermano Angel de 18 años.
Ahora empieza lo interesante, mi madre llamada Leticia era un mujerón, blanca, 1.70 de estatura, 70 kgs magistralmente repartidos, sus medidas exactas eran 105-65-120, lo que tenía en el pecho, no eran tetas eran unos maravillosos tetones, erguidos, turgentes a pesar de los años, una cintura relativamente pequeña pero lo que prácticamente la hacía una hembra sensacional era el imponente trasero que empezaba con unas caderas amplias, anchas, generosas, muy bien estilizadas en forma de pera si se miraban de frente, seguía con unas enormes nalgas, ricas, respingonas, enormes, redondas y remataba con unos muslos bien formados, gruesos y unos chamorros gorditos, a los que les gustan las mujeres exhuberantes sabrán de que hablo.
Como se imaginaran, mi madre era muy popular entre jóvenes adolescentes, adultos y ancianos que tenían la oportunidad de verla en la calle o en las tiendas, mi padre solía pasar toda la semana fuera de la ciudad y nos quedábamos solos.
Yo seguía mi vida normal, como cualquier adolescente, hasta que un día descubrí la naturaleza erótica de los adultos, la casa está dividida en 2 , solo mi madre está regularmente en las tiendas; aparte de la escalera que las conecta, la tienda de telas se conecta con una puertita semiescondida a mi recamara, mis padres no sabían que yo ya tenía un duplicado de la llave así que cuando necesitaba algo de dinero lo tomaba de un cajón que estaba ubicado en la tienda, ese día yo iba por unas pocas monedas , entré y de repente escuche las escaleras haciendo ruido al ser pisadas, era mi madre y atrás de ella venía un cliente, la cara del señor era un poema mientras iba subiendo no podía despegar la vista de las enormes nalgas bamboleándose, ese día mi madre traía una falda larga, así que el señor solo podía imaginarse lo que el vestido tapaba, yo no quería que mi madre averiguara quien era el culpable de los robos hormiga así que como ya no alcanzaba a regresarme a mi cuarto me oculté debajo de una mesa con un mantel que bajaba casi hasta el suelo, una vez que entraron el señor ya entrado en edad sacó una enorme lista de telas por comprar, el señor se veía nervioso, ya lo había visto antes pero en la tienda de abajo, creo que era su primera vez que subía a la tienda de arriba, mi madre le pregunto cual era la primera tela a bajar , porque por si no lo había mencionado antes, las telas estaban en estantes, algunos muy altos, el señor le dijo el primer tipo de tela que necesitaba, mi madre tomó la escalera y la acercó a un estante, este era no muy alto así que bajó la tela y la depositó en la mesa, al parecer la lista del señor era lo de menos porque a partir de ahí el cliente empezó a pedir las telas que estaban en los estantes más altos, al subir mi madre casi hasta el último escalón superior, el cliente con una maña propia de su edad, aplicaba presión con el pie derecho sobre una de las patas de la escalera ocasionando que esta se bamboleara un poco lo que hacía que mi madre hiciera una expresión de miedo y desde arriba no podía ver bien que provocaba el movimiento de vaivén
--- Señora, déjeme ayudarle a sostenerse
Y empezó a subirse a la escalera, bajo mi madre y cuando estuvo con su nariz atrás de los chamorros de mi madre que eran cubiertos por su falda, dijo
---Señora, ayúdeme estoy por sufrir un ataque de epilepsia, por favor no se mueva, o nos caeremos ambos, mis ataques de epilepsia solo me atacan en la cabeza, le voy a pedir que no impida mis movimientos y no puedo soltarme de aquí porque podría caer al hacerlo
Voltee hacia arriba y miré a mi madre sorprendidísima, como que no sabia que hacer.
El señor empezó a mover su cabeza de un lado hacia otro como 5 veces, rozaba las pantorrillas de mi madre sobre la tela del vestido, mientras ella estupefacta sólo lo miraba desde arriba, a la sexta vez agachó la cabeza de más y luego la metió bajo la falda larga de mi madre, quien trató de cerrar las piernas en un acto instintivo pero el señor, ahora me daba cuenta que era un viejo mañoso, metió su cabezota entre las piernas impidiéndoles que se cerraran y seguía moviéndola de un lado hacia otro mientras mi madre empezó a soltar ayes de sorpresa, el señor todo un mañoso de primera, fue subiendo su cabeza hasta llegar con su nariz a la parte de atrás de sus rodillas, yo no perdía detalle desde abajo, en ese momento se me ocurrió poner a grabar el video, cómo yo estaba muy abajo podía ver todo sin que me vieran, en ese momento el señor abrió su boca y sacó la lengua y le empezó a dar pasadas a la piel de mi madre atrás de sus rodillas y a los lados, ya su movimiento lateral de cabeza era más acompasado y vi que mi madre entrecerró por un instante los ojos y espetó: -señor baje por favor,