Por: Héctor Adrian García Puga
Los festejos por el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, serán una gran oportunidad para lucrar económicamente y socialmente. Ahora que el gobierno federal encargó los preparativos a la Secretaria de Educación Publica, pretenden convertir un triunfo de los antepasados de México, en un jolgorio provisto de toda clase de eventos patrioteros y conciertos musicales, todo acompañado por un desfile de estrellitas que inundan las pantallas de televisión. Por principio de cuentas cabe recordar que durante el sexenio del nefasto Vicente Fox, este pretendió crear una oficina con todo y presupuesto para que realizaran los preparativos; en aquel entonces nombró como jefe de los festejos del bicentenario a Cuauhtémoc Cárdenas (pronto se les olvidó a estos personajes aquella escena en la que el botudo Fox insistía en debatir y Cárdenas le reviraba que no era el momento apropiado, entonces Chente imprimió su famoso: ¡hoy, hoy, hoy!), sin embargo esta entelequia creada al vapor fue desaparecida y por consiguiente el presupuesto fue desmantelado. Actualmente el Fideicomiso del Bicentenario contaba en abril pasado con 2 mil 671 millones 600 mil pesos, cifra por demás estratosférica en un país que durante décadas se ha debatido entre la pobreza y la miseria.
Calderón y sus secuaces pretenden convertir una conmemoración histórica, en la que los héroes “nos dieron patria” e identidad y nos libraron del yugo español en una pachanga en donde todo el aparato mediático estará volcado, como ejemplo tenemos los spots realizados en Televisa por encargo expreso mostrando los paisajes del territorio nacional con todo y la parafernalia que rodea a los programas de esta televisora; los flashazos fueron hechos por el productor Pedro Torres (aquel que realizó el Big Brother, espectáculo denigrante en el que metían a los participantes a una casa, cual si fueran ratitas de laboratorio, en donde se peleaban y lloraban para entretener al televidente con su morbo), estos comerciales pretenden vender la idea o al menos hacer creer que el país solo se limita a su riqueza natural, pero ¿donde queda aquella otra cara de la moneda, el de la pobreza, el abandono, la desigualdad, los abusos cometidos a los indígenas, la destrucción del tejido social a manos de la delincuencia y el narcotráfico?, esa es precisamente la alternativa que pretende hacernos tragar el inquilino de los pinos donde no pasa nada.
En este instante, por ejemplo, la Independencia ha quedado reducida ya que los gobiernos neoliberales han pretendido entregar toda la riqueza energética a manos de trasnacionales extranjeras, en especial a las petroleras españolas como Repsol.
Para organizar las fiestas, el gobierno mexicano contrató sin licitación alguna, al australiano Ric Birch, director de Spectak Productions y maestro de ceremonias de cinco olimpiadas. Según explicó el encargado del gobierno federal para los festejos, José Manuel Villalpando, las olimpiadas de Barcelona y las de China las organizó él. O sea que estamos ante un artista de talla mundial experto en el tema. Villalpando desea mostrar al mundo que somos capaces de crear cosas verdaderamente fantásticas. Como si fuera un festejo de medio tiempo propio de un supertazón; estas casas productoras no repararán en gastos y se allegarán de los mejores recursos humanos para lograr su objetivo. Para el duopolio televisivo será un gran botín, pues no conformes con los ingresos que obtuvieron en el mundial de futbol, ahora se cobijarán con la bandera nacional para llenar su programación con emisiones hechas al vapor, cuyo objetivo central será hacer de los ciudadanos más patriotas y ‘buenos’ mexicanos, será un estilo de ponte la verde por el bicentenario.
La organización de la celebración ha sido buen negocio para algunos. Hay que tener presente que los fideicomisos manejados por el gobierno federal se han convertido en mecanismos perversos que facilitan la corrupción y los desvíos de recursos, ya que operan en la opacidad y con total discrecionalidad. Son una figura contable que sirve para que la administración federal tenga a la mano recursos de una caja chica que escapa a los controles plenos de la fiscalización.
Todo este alboroto por parte del Estado en celebrar la independencia y la revolución mexicanas, y de alguna manera quererlo hacer como si fuera un evento deportivo o una fiesta de salón, no es mas que el reflejo de lo precaria y ramplona que es la democracia en México, y de lo cavernario que es el gobierno federal, amparado en los poderes fácticos que siempre han servido como aval de la rapacería y la descomposición que padece nuestro país.
Habrá que estar atentos al manejo que se le va a dar al dinero, pues como es costumbre todos los involucrados sacarán su parte del pastel a costillas de los impuestos que pagan los mexicanos, esto resulta un bisness bastante rentable para el nefasto Calderón y sus socios que lo impusieron en la presidencia, pues de alguna forma invierten en mostrar que el México real es lo que nos van a presentar en septiembre, así que respetable, prepárese para la avalancha de ceremonias, conciertos, programas, efemérides hechas a modo (como en el programa Discutamos México en el que ahora resulta que Porfirio Díaz no fue tan dictador como se dice, si no un revolucionario de ideas y un progresista ¡vaya cosa!). Y ahora que esta de moda por llamar a todo bicentenario, no nos sorprendamos de que a alguna refresquera se le ocurra sacar la promoción de juntar fichas, a cambio de muñequitos con la figura de nuestros héroes patrios.!Aguas¡
http://www.machetearte.com/machetes2/1519/doc3.htm