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Becerro
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- 2 Ago 2008
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Aunque realmente, no llevó mucho tiempo, dentro de la empresa en la que trabajo como recepcionista. A mí me pareció que era justo, que solicitase un aumento de sueldo. Ya que además de que soy la primera cara que ven los clientes cuando llegan a nuestra empresa, y como las cosas están tan caras, con lo que gano apenas, y puedo darme uno que otro pequeño lujo, como ir al spa, al salón de belleza, así como comprarme buena ropa. Ya que del resto de los gastos, mi marido se encarga de cubrirlos.
Razón por la cual, después de consultarlo con mi esposo, y él decirme que a juicio de él, no era apropiado que solicitase dicho aumento, además yo ni tan siquiera tenía tres meses en la empresa. Pero aun y así, las palabras de mi esposo no me desanimaron, y el lunes en la tarde después de que la mayoría de los empleados, ya se habían retirado, decidí ir hablar con el Director, para exigirle mi aumento.
Desde que entré en la oficina, de inmediato me di cuenta de la manera en que el Director me veía, era como si me estuviera quitando la ropa con los ojos, pero aunque yo procuré no darle mucha cabeza a eso, siempre afecta a una, que un hombre la vea, como si estuviera desnuda.
Yo le plantee al Director, que yo era el primer rostro que ven los clientes de la empresa, y que entendía que por eso, aunque apenas llevaba tres meses, en realidad no sería un aumento de sueldo, sino más bien una inversión de la empresa. En presentar una imagen, a través de mi persona, que fuera del agrado de los clientes.
El Director sin quitarme os ojos de encima, clavándolos fijamente en mis senos, los que yo sé, que son algo grandes, me dijo. Mire Elena, la verdad es que no lo había visto desde ese punto de vista, y ahora que me lo dice, lo tendré en cuenta. Pero antes de tomar cualquier decisión, quisiera ver algo más.
Yo la verdad es que, podré ser recepcionista, pero no soy tonta, ya que por la manera que el Director me miraba estaba bien claro para mí, que era lo que él buscaba realmente. Pensé en esos momentos, tengo dos opciones, o lo mando de paseo, y seguramente pierdo el empleo, o juego su juego. Bueno si les digo que aun sigo trabajando en la empresa, entenderán que decidí jugar su juego.
Yo me acerqué a su escritorio, y con el mayor atrevimiento de mi parte, me subí en él. Al tiempo que bajando con mis manos, el escote de mi corto vestido, comencé a mostrarle mis grandes y rosadas tetas. Por otra parte la pequeña falda que estaba usando se me subió hasta mi vientre, mostrando sin dificultad alguna, todo mi coño apenas cubierto por la braga, tipo hilo dental que tenía puesto.
Definitivamente había impresionado al Director, sus ojos parecían que se iban a salir de sus cuencas. Fue cuando sonriendo me dijo, baja aquí, señalando la alfombra tras su escritorio. Yo obedientemente le hice caso, y mientras bajaba del escritorio, el Director sacó su parada verga del pantalón.
Ya sé que pueden estar pensando de mí, mira que puta, pero prefiero eso a estar de paro. Apenas terminé de arrodillarme, con mis manos agarré el miembro del Director y una vez que lo dirigí a mi boca, de inmediato me dediqué gustosa a mamárselo. En esos momentos, sentía con mis labios las muchas venas que recorrían su verga, así como su colorado glande golpeando una y otra vez, tanto el fondo de mi garganta, como a mis mejillas por dentro. Pero al tiempo que yo seguía mama que mama, el Director se fue quitando toda su ropa, hasta quedar del todo desnudo, y de pie, ante mí.
Despues de un buen rato de estar mamando su verga, él me colocó sobre su escritorio, diciéndome. Sabes Elena, hasta ahora has aprobado todo mi examen, pero que te parece, si además del servicio de recepción, ocasionalmente te encargas, de hacer que uno que otro cliente, se sienta mejor que en su propia casa. Así que imagínate que soy uno de esos clientes, ¿Qué harías ahora? Yo me encontraba con mis piernas bien abiertas sobre su escritorio, por lo que, lo único que se me ocurrió fue agarrar su miembro con mis manos, y dirigirlo directamente a mi abierto coño.
Fui sintiendo como me iba penetrando, como sus testículos chocaban contra la parte baja de mis nalgas, y el resto de la tarde de ese lunes nos la pasamos, teniendo el sexo más increíble que jamás haya yo disfrutado antes. Al momento en que tuve mi orgasmo, fue tal el alboroto que armé, que uno de los empleados de mantenimiento, poco le faltó para abrir la puerta y entrar.
A medida que el Director y yo continuamos folla que folla, él me chupaba las tetas, mientras que yo me fui quitando el resto de mi ropa, hasta quedar tan desnuda como lo estaba él. Cuando finalmente se vino dentro de mi coño, sonó su teléfono, era su esposa que le decía que ya venía a buscarlo. Como si nada hubiera pasado entre nosotros, tomando su ropa y vistiéndose, me dijo hasta mañana Elena, ya sabes tienes el aumento, pero acuérdate de que debes atender infinitamente bien a nuestros clientes, pero no a todos, solo a los que yo te indique.
Agotada pero satisfecha entre al baño de la oficina del Director, y tras lavar mi coño, cuando me dirigía a recoger mi ropa, que me encuentro al de mantenimiento, observándome. Bueno ya les dije, soy la recepcionista, pero no soy tonta, por su manera de verme entendí que no iba a salir de la oficina a menos que no, lo dejase que me lo metiera…..
Razón por la cual, después de consultarlo con mi esposo, y él decirme que a juicio de él, no era apropiado que solicitase dicho aumento, además yo ni tan siquiera tenía tres meses en la empresa. Pero aun y así, las palabras de mi esposo no me desanimaron, y el lunes en la tarde después de que la mayoría de los empleados, ya se habían retirado, decidí ir hablar con el Director, para exigirle mi aumento.
Desde que entré en la oficina, de inmediato me di cuenta de la manera en que el Director me veía, era como si me estuviera quitando la ropa con los ojos, pero aunque yo procuré no darle mucha cabeza a eso, siempre afecta a una, que un hombre la vea, como si estuviera desnuda.
Yo le plantee al Director, que yo era el primer rostro que ven los clientes de la empresa, y que entendía que por eso, aunque apenas llevaba tres meses, en realidad no sería un aumento de sueldo, sino más bien una inversión de la empresa. En presentar una imagen, a través de mi persona, que fuera del agrado de los clientes.
El Director sin quitarme os ojos de encima, clavándolos fijamente en mis senos, los que yo sé, que son algo grandes, me dijo. Mire Elena, la verdad es que no lo había visto desde ese punto de vista, y ahora que me lo dice, lo tendré en cuenta. Pero antes de tomar cualquier decisión, quisiera ver algo más.
Yo la verdad es que, podré ser recepcionista, pero no soy tonta, ya que por la manera que el Director me miraba estaba bien claro para mí, que era lo que él buscaba realmente. Pensé en esos momentos, tengo dos opciones, o lo mando de paseo, y seguramente pierdo el empleo, o juego su juego. Bueno si les digo que aun sigo trabajando en la empresa, entenderán que decidí jugar su juego.
Yo me acerqué a su escritorio, y con el mayor atrevimiento de mi parte, me subí en él. Al tiempo que bajando con mis manos, el escote de mi corto vestido, comencé a mostrarle mis grandes y rosadas tetas. Por otra parte la pequeña falda que estaba usando se me subió hasta mi vientre, mostrando sin dificultad alguna, todo mi coño apenas cubierto por la braga, tipo hilo dental que tenía puesto.
Definitivamente había impresionado al Director, sus ojos parecían que se iban a salir de sus cuencas. Fue cuando sonriendo me dijo, baja aquí, señalando la alfombra tras su escritorio. Yo obedientemente le hice caso, y mientras bajaba del escritorio, el Director sacó su parada verga del pantalón.
Ya sé que pueden estar pensando de mí, mira que puta, pero prefiero eso a estar de paro. Apenas terminé de arrodillarme, con mis manos agarré el miembro del Director y una vez que lo dirigí a mi boca, de inmediato me dediqué gustosa a mamárselo. En esos momentos, sentía con mis labios las muchas venas que recorrían su verga, así como su colorado glande golpeando una y otra vez, tanto el fondo de mi garganta, como a mis mejillas por dentro. Pero al tiempo que yo seguía mama que mama, el Director se fue quitando toda su ropa, hasta quedar del todo desnudo, y de pie, ante mí.
Despues de un buen rato de estar mamando su verga, él me colocó sobre su escritorio, diciéndome. Sabes Elena, hasta ahora has aprobado todo mi examen, pero que te parece, si además del servicio de recepción, ocasionalmente te encargas, de hacer que uno que otro cliente, se sienta mejor que en su propia casa. Así que imagínate que soy uno de esos clientes, ¿Qué harías ahora? Yo me encontraba con mis piernas bien abiertas sobre su escritorio, por lo que, lo único que se me ocurrió fue agarrar su miembro con mis manos, y dirigirlo directamente a mi abierto coño.
Fui sintiendo como me iba penetrando, como sus testículos chocaban contra la parte baja de mis nalgas, y el resto de la tarde de ese lunes nos la pasamos, teniendo el sexo más increíble que jamás haya yo disfrutado antes. Al momento en que tuve mi orgasmo, fue tal el alboroto que armé, que uno de los empleados de mantenimiento, poco le faltó para abrir la puerta y entrar.
A medida que el Director y yo continuamos folla que folla, él me chupaba las tetas, mientras que yo me fui quitando el resto de mi ropa, hasta quedar tan desnuda como lo estaba él. Cuando finalmente se vino dentro de mi coño, sonó su teléfono, era su esposa que le decía que ya venía a buscarlo. Como si nada hubiera pasado entre nosotros, tomando su ropa y vistiéndose, me dijo hasta mañana Elena, ya sabes tienes el aumento, pero acuérdate de que debes atender infinitamente bien a nuestros clientes, pero no a todos, solo a los que yo te indique.
Agotada pero satisfecha entre al baño de la oficina del Director, y tras lavar mi coño, cuando me dirigía a recoger mi ropa, que me encuentro al de mantenimiento, observándome. Bueno ya les dije, soy la recepcionista, pero no soy tonta, por su manera de verme entendí que no iba a salir de la oficina a menos que no, lo dejase que me lo metiera…..