goloso_69
Becerro
- Desde
- 11 Mar 2010
- Mensajes
- 38
- Tema Autor
- #1
El amor es
A la persona no se la puede desear, porque en cuanto deseas a una persona has dejado de amarla como tal.
Yo no soy una cosa. No soy deseable
ni indeseable. Soy lo que soy y nada más. Tú llegarás a amar a las personas en cuanto no te importe lo que
son las personas. El amor es impersonal. En el amor no se mete la personalidad. El amor es, y fluye por medio
de ti; tú no lo fabricas y en el amor la persona se queda a un lado. Por eso, el amor te deja libre y disponible. El
yo es un impedimento para amar. Cuando eliges, o comparas, o pides compensaciones, es porque necesitas a
esa persona para amarte a ti mismo. Cuando desaparecen los recuerdos, los prejuicios y las visiones
subjetivas, entonces ya surge el amor que fluye desde donde es.
La personalidad, el yo, es un impedimento para amar, porque considero a las personas amadas como algo
mío. Amo a mi hijo, a mi marido, a mi familia, porque son algo mío, distinguiéndolos de los que me quedan más
lejos. Entonces estoy cosificando lo más cercano como pertenencias a las que debo amar. Y el amor no sabe
de deberes ni de gratificaciones, porque el amor es libre y gratuito. "Te amo, te quiero, te necesito, no puedo
vivir sin ti" significan: me agarro a ti porque llenas mi necesidad y mi apego. Eso es egoísmo. El amor existe
aunque no haya nadie allí. Es nuestra esencia y se manifiesta en una manera de ser, un estado del alma, y
está en consonancia con la capacidad de ver y existir, y en cuanto veamos y seamos nosotros mismos
libremente, no podremos ser otra cosa que amor.
Jesús ama así. Tenemos una idea equivocada del amor como algo muelle, dulzón y consentidor. El amor va
siempre unido a la verdad y a la libertad, y por eso nunca es débil. Puede ser brusco, pero también puede ser
suave y más dulce que nada. Jesús fue amor siempre, y en su vida se manifestó unas veces brusco, duro
incluso, y otras tierno, dulce y sensible. El amor da siempre la respuesta acertada, no se equivoca.
Por eso no puedes imitar a Jesús, ¿cómo vas a imitarlo?, ¿acaso tú eres Él? Cada uno tiene que ser auténtico,
ser uno mismo, y Jesús lo fue hasta el fin. El día que seas tan auténtico como lo fue Jesús, entonces no
tendrás que imitarlo, pues en cada momento sabrás lo que hacer. El día que llegue a ti la iluminación, serás
amor y vivirás la eternidad en cada instante.
Yo soy, y el ser no cabe en ninguna imagen porque las trasciende todas.
A la persona no se la puede desear, porque en cuanto deseas a una persona has dejado de amarla como tal.
Yo no soy una cosa. No soy deseable
ni indeseable. Soy lo que soy y nada más. Tú llegarás a amar a las personas en cuanto no te importe lo que
son las personas. El amor es impersonal. En el amor no se mete la personalidad. El amor es, y fluye por medio
de ti; tú no lo fabricas y en el amor la persona se queda a un lado. Por eso, el amor te deja libre y disponible. El
yo es un impedimento para amar. Cuando eliges, o comparas, o pides compensaciones, es porque necesitas a
esa persona para amarte a ti mismo. Cuando desaparecen los recuerdos, los prejuicios y las visiones
subjetivas, entonces ya surge el amor que fluye desde donde es.
La personalidad, el yo, es un impedimento para amar, porque considero a las personas amadas como algo
mío. Amo a mi hijo, a mi marido, a mi familia, porque son algo mío, distinguiéndolos de los que me quedan más
lejos. Entonces estoy cosificando lo más cercano como pertenencias a las que debo amar. Y el amor no sabe
de deberes ni de gratificaciones, porque el amor es libre y gratuito. "Te amo, te quiero, te necesito, no puedo
vivir sin ti" significan: me agarro a ti porque llenas mi necesidad y mi apego. Eso es egoísmo. El amor existe
aunque no haya nadie allí. Es nuestra esencia y se manifiesta en una manera de ser, un estado del alma, y
está en consonancia con la capacidad de ver y existir, y en cuanto veamos y seamos nosotros mismos
libremente, no podremos ser otra cosa que amor.
Jesús ama así. Tenemos una idea equivocada del amor como algo muelle, dulzón y consentidor. El amor va
siempre unido a la verdad y a la libertad, y por eso nunca es débil. Puede ser brusco, pero también puede ser
suave y más dulce que nada. Jesús fue amor siempre, y en su vida se manifestó unas veces brusco, duro
incluso, y otras tierno, dulce y sensible. El amor da siempre la respuesta acertada, no se equivoca.
Por eso no puedes imitar a Jesús, ¿cómo vas a imitarlo?, ¿acaso tú eres Él? Cada uno tiene que ser auténtico,
ser uno mismo, y Jesús lo fue hasta el fin. El día que seas tan auténtico como lo fue Jesús, entonces no
tendrás que imitarlo, pues en cada momento sabrás lo que hacer. El día que llegue a ti la iluminación, serás
amor y vivirás la eternidad en cada instante.
Yo soy, y el ser no cabe en ninguna imagen porque las trasciende todas.