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Ejército tortura a policías en Tijuana, la CNDH calla y se hace cómplice

Joker

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Como era de esperarse, a raíz de la llegada de Plascencia a la CNDH, ahora todo se trata de encubrimientos a violaciones a los derechos humanos. Un grupo de soldados secuestró y torturó por mucho tiempo a un grupo de personas bajo la "sospecha" de ser aliadas al narco. Al final jamás se pudo comprobar nada, pero el daño ya estaba hecho. La CNDH no solo no actuó ante la denuncia, sino que incurrió en muchas irregularidades.

Tijuana: los soldados torturadores

MÉXICO, D.F., 15 de febrero (apro).- Tras recuperar su libertad luego de 80 días de arraigo en Tijuana, Baja California, Ricardo Castellanos Hernández logró que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y la Procuraduría General de la República (PGR) finalmente atendieran su queja y comenzaran a investigar a los soldados que lo torturaron.

Él y otros 10 policías municipales de Tijuana fueron arrestados por órdenes del secretario de Seguridad Pública local, el teniente coronel Julián Leyzaola, y por el director de la Policía Municipal, el capitán Gustavo Huerta. El grupo de uniformados fue conducido a la II Zona Militar en septiembre de 2009, donde fueron torturados y obligados a firmar declaraciones que los vinculaban con el crimen organizado (Proceso 1722).

El 5 de noviembre último, en el marco de la 137 Sesión Ordinaria de Audiencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), varias organizaciones sociales expusieron el caso de los policías municipales de Tijuana y los de otros agraviados por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional.

En los otros casos las víctimas son dos policías ministeriales, 25 policías municipales y cuatro civiles. En ambos, los agraviados están presos en el penal de alta seguridad de El Rincón, Nayarit, procesados por presuntos vínculos con el narcotráfico y secuestro, respectivamente.

Las organizaciones que interpusieron la queja fueron: la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos (CMDPDH), la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste (CCDH) y el Observatorio Ciudadano de Derechos Humanos de Baja California (OCDH-BC).

En aquella ocasión, Luis Castellanos, hermano de Ricardo, viajó a la sede de la CIDH en Washington y participó en la audiencia denominada Seguridad Pública y Derechos Humanos en Tijuana, Baja California. Ahí denunció que ni la CNDH ni la PGR habían atendido la denuncia que implicaba a elementos de la II Zona Militar (Proceso 1724).

Un mes después de la audiencia, el 6 de diciembre, Ricardo Castellanos fue puesto en libertad, junto con sus 10 compañeros, quienes estaban arraigados en el hotel Tijuana Inn.

Ese día, relata, “alrededor de las 10 de la mañana llegó un agente del Ministerio Público y nos hizo firmar un documento que no pudimos leer, y nos dijo que nos fuéramos. Al salir, señoras y niños que esperaban la visita, así como agentes federales, nos aplaudieron. Estos últimos sabían que los militares habían cometido una arbitrariedad contra nosotros, pues así nos lo hicieron ver durante el arraigo”.

El día del arresto, el 16 de septiembre, Ricardo fue trasladado a la II Zona Militar por indicaciones del capitán Gustavo Huerta. En ese lugar sus captores le vendaron los ojos y le inmovilizaron pies y manos, incluso lo envolvieron en una cobija.

Con voz entrecortada, relata: “No tengo duda de que los torturadores fueron militares. Me golpearon en todo el cuerpo y me colocaron una bolsa en la cara para asfixiarme; perdí el sentido en varias ocasiones, pero era despertado al parecer por una descarga eléctrica…”.

Después, del 20 de septiembre al 6 de diciembre, cuenta, estuvo esposado de pies y manos; incluso dormía sobre la alfombra de la habitación donde estuvo cautivo. Perdió 10 kilos.

Ya en libertad, acompañado por Silvia Vázquez Camacho, del OCDH-BC, Ricardo acudió el 10 de enero pasado a la delegación de la PGR para conocer su situación jurídica. “Estoy libre bajo reservas de ley, un término que me incomoda porque –dice– fui torturado y arraigado por un señalamiento falso”. Él y Vázquez Camacho se quejan porque, insisten, ni la denuncia que presentaron ante la PGR ni la queja interpuesta en la CNDH contra los militares que lo torturaron fueron atendidas.

Dos semanas más tarde, el 28 de enero, ambos se reunieron con el segundo visitador de la CNDH, Luciano Silva Ramírez, para formalizar la queja y para que peritos del organismo le aplicaran el Protocolo de Estambul. El propósito: certificar las secuelas físicas y psicológicas de la tortura que recibió Ricardo Castellanos. Durante la entrevista estuvo presente la abogada Mayra López, de la CMDPDH.

Las omisiones de la CNDH
Durante la reunión con el visitador Silva Ramírez, Ricardo Castellanos Hernández pidió la intervención del órgano de control interno de la comisión para que procediera contra el visitador de Tijuana, Iván Curiel Villaseñor, cercano al ombudsman nacional, Raúl Plascencia Villanueva, por no integrar su queja mientras estuvo en las instalaciones militares y en el hotel.

Según Castellanos Hernández, cuando Curiel lo visitó en la II Zona Militar a petición de sus familiares, él le entregó un escrito en el que le describía su situación:

“Los soldados me estaban torturando y le pedí que procediera. Después, arraigado en el hotel, me enteré por mi familia de que ese funcionario dijo que yo no quería actuar en contra de los militares. Entonces lo mandé llamar. Y él argumentó que se había confundido, pero que había enviado mi testimonio a las oficinas de la CNDH en México.”

Sin embargo, dice Castellanos Hernández a la reportera, en la reunión con Silva Ramírez se enteró de que no había antecedentes de su queja, pues Curiel nunca mandó su testimonio. La abogada de la CMDPDH destaca que la omisión de la CNDH en el caso de Ricardo podría no ser la única. “Eso hace suponer –dice– que algo similar pudo haber ocurrido con las más de 2 mil quejas presentadas contra el Ejército en los últimos tres años”.

De manera simultánea, personal de la PGR inició una denuncia penal contra los militares que lo agraviaron. Al día siguiente, el 29 de enero, Vázquez Camacho, Castellanos Hernández y la abogada López se reunieron con el encargado del área jurídica de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas de Derechos Humanos, Carlos de la Torre.

Castellanos Hernández sostiene que el arraigo y las secuelas que le dejó la tortura no pueden superarse. “Durante seis años fui muy feliz en mi trabajo como policía municipal. Cuando me detuvieron no tenía miedo, pues pensaba que todo se iba a aclarar; nunca imaginé que los militares torturaran. Yo creía en ellos, me sentía más seguro cuando patrullaban Tijuana”, dice.

Y se explaya: “Esos hechos dañaron la estructura familiar, y financieramente fueron fatales. Yo era el sostén de mi familia y ahora no tengo trabajo. Mi prestigio quedó por los suelos. Lo que quisiera es que se limpiara mi imagen, que se dijera que nada de lo que se informó sobre mí era cierto, pero sobre todo quiero paz y tranquilidad para mi familia.

“Estaría conforme con saber que los militares que me torturaron, quienes deberían estar tras las rejas, no volverán a hacerlo, ni siquiera contra personas que sí sean responsables de algún delito.”

Otro de los casos denunciados en la sesión de la CIDH en noviembre pasado, el de los civiles Ramiro López Vázquez, Orlando Santaolaya Villarreal y los hermanos Ramiro y Rodrigo Ramírez Martínez, también fue desatendido por la CNDH, que los consideró “sin materia”.

Los cuatro civiles, detenidos el 16 de julio del año pasado en las playas de Rosarito durante un operativo militar, fueron torturados por elementos de la II Zona Militar y del 28 Batallón de Infantería. Permanecieron en los cuarteles hasta el 31 de julio. Luego fueron trasladados al penal de máxima seguridad de El Rincón, en Nayarit, acusados de secuestro y delincuencia organizada.

Los familiares de las víctimas presentaron una queja ante la CNDH el 17 de julio. Y el 30 de octubre siguiente, el entonces segundo visitador , Mauricio Ibarra Romo –quien fue sustituido por Luciano Silva Ramírez al término de la gestión de José Luis Soberanes Fernández–, les notificó, mediante el oficio CNDH/2/2009/3313/Q, que el caso estaba cerrado.

En el documento, cuya copia tiene Proceso, Ibarra señaló que “si bien a los indiciados el personal militar les practicó examen médico en cuyos dictámenes determinó que no mostraban lesiones por tortura, en dos de ellos se estableció que presentaban diversas lesiones, por lo cual el agente del Ministerio Público de la federación, al analizar las constancias de la indagatoria, considerando la probable comisión de actos delictuosos por el personal castrense, dio vista de la averiguación previa AP/PGR/BC/TIJ/1577/09/M-V a su similar adscrito a la II Zona Militar, en Tijuana, Baja California”. El Ministerio Público militar inició la indagatoria 27M/27/2009.

Asimismo, “estimó pertinente dar vista de los hechos al titular de la Dirección General de Derechos Humanos de la Sedena para que los haga del conocimiento de la Inspección y Contraloría General del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana, para que investigue y resuelva lo que procede”.

Mayra López resalta que durante el encuentro con el visitador Silva Ramírez, quien sustituyó a Ibarra Romo, “se le pidió reabrir el expediente” porque, dice, la respuesta del entonces visitador no aclara cuáles fueron las actuaciones de la CNDH. Además, argumenta, someter a los agraviados a un juicio militar sólo los revictimiza”.

Respecto del seguimiento de los casos presentados el 5 de noviembre en la CIDH, la abogada de la CMDPDH señala que el gobierno mexicano ha pedido dos prórrogas a las solicitudes de información que le hizo el organismo interamericano, el 23 de noviembre y el 7 de diciembre de 2009, sobre 42 ciudadanos que fueron torturados por militares en Tijuana, sobre la figura del arraigo (fundamentación jurídica, controles judiciales, autoridades que lo ejecutan y los lugares destinados para ello), así como sobre las autoridades que investigan las denuncias de tortura
 
Cada vez se va destapando mas la cloaca llamada SEDENA... y aun queda gente que sigue creyendo en esa mala "vigilancia" contra el Crimen organizado
 
Y ahora que está de moda la tortura entre los gringos dudo mucho que el gobierno de Felipe vaya a querer hacer algo.
 
Con que cara Fecalito puede decirle a la gente que sufre esto a diario que no va retirar al ejercito, disimula autoridad. No tiene que ver con el tema, pero hoy pasé por la camara de diputados.. aun lado habia juarences exigiendo que se retire al ejercito, y los señores diputados los veian y se reian en su cara.... que cinismo e indolencia para burlarse de esta gente.
 
Castellanos Hernández sostiene que el arraigo y las secuelas que le dejó la tortura no pueden superarse. “Durante seis años fui muy feliz en mi trabajo como policía municipal. Cuando me detuvieron no tenía miedo, pues pensaba que todo se iba a aclarar; nunca imaginé que los militares torturaran. Yo creía en ellos, me sentía más seguro cuando patrullaban Tijuana”, dice.

Yo creo que ese era el sentir de muchos mexicanos (no me incluyo) antes de que a fecal se le ocurriera la brillantísima idea de sacar al ejército a 'patrullar' las calles. Ahora su prestigio está por los suelos.
 
Esto es lo que pasa por "tratar" de hacerle la guerra al crimen organizado.

Por cierto, creí que el ejercito no podía ser procesado por Derechos Humanos, creí que ellos tenían sus propios juzgados.
 
Sí, de hecho. Creo que no responden ni a los jueces tradicionales. Pero lo interesante es que eso mismo se menciona en la nota, en donde se señala que la CNDH debe pedir que se investigue el caso ante el titular de la Contraloría de la SEDENA. De todos modos, la CNDH en México no sirve más que para sancionar simbólicamente, pues no tiene poder para hacer nada más. De ahí que solo haga recomendaciones.
 
Ahora se hacen las victimas...
cuando años atrás cuando aun existía la policía judicial ellos hacían exactamente lo mismo

con tanto ministerial involucrado en el narco
esto fue un gran ups!!! para el ejercito
 
Supongo que los adalides de aquella frase que decía "la CNDH solo sirve para proteger delincuentes", ahora deben sentirse muy orgullosos.
 
Yo creo que ese era el sentir de muchos mexicanos (no me incluyo) antes de que a fecal se le ocurriera la brillantísima idea de sacar al ejército a 'patrullar' las calles. Ahora su prestigio está por los suelos.

Y desgraciadamente mucha gente siempre ha tenido en alto al ejército. Sí, el ejército ha "ayudado" en casos de desastres naturales (cosa que por cierto, es parte de su labor y para eso les pagan). Pero siempre ha protegido a la clase gobernante sirviéndole de su perro faldero.

No entiendo como la gente en la historia de México ha podido creer en ellos. Siempre han estado involucrados en matanza de ciudadanos que lo único que pedían era poder tener algo que llevarse a la boca, ya ni siquiera hablamos de una vida digna. Sólo hay que recordar que en la revolución el ejército luchó en contra de los ciudadanos y a favor de díaz.

Igual, el caso del 68 y las posteriores matanzas de estudiantes y el exterminio de pueblos indígenas. Todo esto es lo que ha hecho esta "h" institución, que no dejan de ser más que unas bestias asesinas.

Lo más increíble del caso es que hasta donde yo sé, México firmó el documento internacional en el que se condena la tortura y el uso de esta. Y es uno de los países donde más se aplica. Estos cuates nunca tendrán justicia ya que no son ni artistas ni deportistas de medio cachete. Tristemente este tema se quedará en el olvido colectivo.

Por cierto, el que dijo que antes cuando estos cuates eran judiciales y aplicaban lo mismo, espero que hables con pruebas de que todos ellos sin exclusión eran torturadores y merecían esto. Ahora, el ciudadano de pie que también por años se ha visto afectado por las torturas de elementos del ejército, ¿también se lo merecía?, ¿también la anciana torturada y violada, la familia acribillada o el chófer de autobús también acribillado? Por favor, la tortura es tortura, no importa quien la aplique, la ley del tailón no existe en la constitución. Si fueron torturadores, se les debe castigar como dice la ley, no traer a monos amastreados a que los torturen también.
 
Y todavía pasa en el radio el comercial de: "Qué bueno que estaba el ejército".

A ver si algo como esto lo pasan en Tv que no creo.
Saludos.
 
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