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Durmiendo con Mi Prima (una de esas fantacias)

Porfirio Diaz

Becerro
Desde
22 Sep 2013
Mensajes
20
Hacía bastante tiempo ya que mis hormonas estaban alborotadas al ver a mi prima, yo tenía 13 años y ella 21. Ella vivía con mis abuelos desde los catorce y yo me había ido a vivir con ellos hacia dos años, tiempo que llevábamos durmiendo en la misma cama, en una pieza sola que quedaba lejos de la de mis abuelos.

Esa noche esperé pacientemente que pasaran las horas… el bip que marcaba cada una de ellas sonaba en el reloj indicándome que ya eran las tres de la madrugada. Escuchaba su respiración profunda y extensa, sabía que estaba bien dormida y que tenía el sueño pesado, pero aun así fui muy cauto. Mi prima estaba de espaldas a mí, comencé por acomodarme y estirar mi mano lentamente, muy lentamente, como un felino acechando a su presa (ahora pienso que me habría resultado más fácil llegar y poner mi mano en su cuerpo, después de todo cuando uno duerme con alguien lo hace a cada rato y sin darse cuenta, pero no me atrevía).

Cuando llegué a rozar su muslo avancé milímetro a milímetro hasta poner toda mi mano en su pierna, me quedé así un rato, yo no respiraba pues la tensión era enorme. Luego la moví hasta llegar a su culito.

Llevaba puesta una camisa de dormir corta y unos calzones chiquititos. Comencé a bajárselos desde la cintura, aunque solo podía de un lado, cuando los tuvo a mitad de su trasero pude meter mi mano entremedio y correrle la sutil prenda hacía un costado, le abrí las nalgas y pude mi erecto fierro entre medio. Me quedé otra vez quieto durante un rato, pero la sensación de tener puesta mi verga en su hermoso culo provocó que soltara unas gotas de liquido seminal que me sirvieron para hacer unos cuantos punteos que casi me vuelven loco, incluso creí que acabaría en ese instante así que paré. Saqué mi pene de entre sus nalgas e intenté una arriesgada maniobra para que se diera vuelta, yo continuaba de lado apoyado en mi costado izquierdo, con la mano zurda le sujeté la parte del calzón que ya le había bajado y con la mano derecha la rodeé sin tocarla y me moví bruscamente, ella se acomodó quedando boca arriba y yo había conseguido hacer mi jugada bajándole las bragas hasta los muslos.

Esperé otro rato, su respiración volvió a ser profunda y retomé el ataque, tomé un extremo del calzón y se lo bajé un poco, luego el otro y así sucesivamente hasta sacárselos completamente. Tapado con las sabanas pude oler el exquisito aroma de hembra, me acomodé hasta quedar con mi pedazo de carne un poco mas debajo de su conchita, de a poco puse una de mis piernas por debajo de las suyas, el calor de la respiración y de mi cuerpo caliente hicieron que ella abriera sus piernazas colocando una encima de mí.

La sentía sudada, resbalosa. Puse mi mano en su pelvis y suavemente la baje hasta tocar sus pelitos… WOW… que sensación más rica. Noté que ya no respiraba profundo y me puse en alerta, temeroso retiré mi mano y me quedé atento a ver qué pasaba, en eso me di cuenta que mi prima tenía un pecho afuera y me asusté pues no recordaba habérselo sacado, creyendo que me podría pillar me di media vuelta haciéndome el gil e intenté quedarme dormido.

Al día siguiente todo fue normal, como si lo de la noche anterior no hubiera sucedido. Yo me daba cabezazos por no haber aprovechado de agarrar esa maravillosa teta y haberla chupado. Juré que si esa noche pasaba lo mismo no dejaría pasar la oportunidad.

Llegó la noche y mi prima se fue a acostar, yo me quedé viendo televisión hasta tarde para que cuando me fuera a la cama ella ya estuviera bien dormida. Me acosté dándole la espalda… un bip y otro, me di vuelta y quedé de frente a ella, esperé que su respiración volviera a ser profunda y larga, al igual que la noche anterior me demoré harto rato en poner mis manos en su culo, pero esa noche estaba durmiendo con pantalón de pijama y la tarea era realmente difícil. Volví a pensar que tal vez se había dado cuenta y con esta acción me cerraba el paso, para no perderlas todas le manoseé un rato hasta quedarme dormido.

Después de algunas noches me fui a acostar temprano, cuando mi prima entró al cuarto yo me hice el dormido para espiarla, se desvistió dándome la espalda y pude contemplar su grandioso culo con el calzón a media rajita cuando se sacó el pantalón, lo cual por supuesto me calentó de sobremanera, luego apagó la luz pero pude ver su silueta cuando se sacaba la blusa y dejaba sus tetas en un inmejorable perfil, se puso una polera que le llegaba a la cintura, se sacó el calzón y se colocó un short bien holgado.

Bip… bip… su respiración se volvió profunda y pesada, me acomodé detrás de ella rozando con mi herramienta carnal su hermoso culo, le bajé cuidadosamente sus pantaloncillos lo suficiente para correrle mano, después me acerqué un poco más y le puse el pene entre sus nalgas punteándole delicadamente. Después de unos minutos terminé de bajarle su pequeño pantalón, sacándoselo completamente y dejándolo cerca de su pancita, le acaricié el chorito y el roce sus vellos púbicos me pusieron a mil, de repente sentí que su mano estaba cerca de mi gran amigo y me acomodé para que quedara entre sus dedos. En eso estaba cuando me di cuenta que su tetita derecha estaba siéndome ofrecida nuevamente, esta vez no lo dudé y comencé a chuparle el pezón bien delicadamente y acariciar con más confianza su vagina, me mojé un dedo con saliva y lo puse en su entrada, comencé a meter y sacar, sentí que su mano me agarraba el miembro palpándolo (cuyo largo y grosor son bastante interesantes), se quedó como pensando y luego comenzó a masajearlo tímidamente.

Le metí la mano por debajo de su cuerpo levantándola un poco, puse una pierna debajo de las suyas y ella soltándome la verga me ofreció la espalda quedando mi gran pedazo en su entrepiernas, se sentía caliente, podía notar sus mojados pelitos en mi glande, se echó un poco hacia atrás dejando todo a mi disposición y entonces empujé un poco hasta sentir como su vulva engullía la cabeza de mi tronco, la tomé de las caderas y se la metí casi toda, un gemido se arrancó de su boca y ahora su respiración estaba acelerada. A pesar de todo, increíblemente seguía haciéndose la dormida.

Nos quedamos así como cucharita, yo aproveché para abrirle las nalgas y tocarle el hoyito, luego le saqué la verga de su sapito y la pasé por la raya del culo, de arriba abajo pasando por su agujero trasero, el cual quedó mojado con sus propios jugos vaginales, le volví a meter la tranca en su chorito mientras con un dedo le palpaba su ano, seguí meneándome lento y suave hasta que la calentura me indicó que iba a acabar y comencé a moverme más rápido. Mi dulce prima debió haberlo notado, echó su potito mas para atrás y dejó sus short cerca de mi mano. La tenía agarrada de la cintura con una mano y con la otra le sobaba las pechugas hasta que sentí que iba a eyacular y se la saqué justo en el momento que lanzaba el primer chorro de leche, agarrándome el miembro con su pantaloncillo terminé por sacar hasta la última gota de semen que tenía y me quedé con las pulsaciones a mil mirando hacia arriba.

No me di ni cuenta cuando me quedé dormido, para cuando desperté mi prima ya se había levantado, yo estaba cuidadosamente tapado con la ropa de cama, no había rastros de su short pero mi bóxer estaba al alcance de mi mano. Me levanté y mi prima estaba desayunando con mi abuela, me saludó como todos los días y hasta me lanzó una broma para despertar tan chascón. Durante el día no hubo ni siquiera alguna mirada cómplice, todo era muy normal, llegué a creer que quizás yo había soñado aquel encuentro sexual.

Llegó de nuevo la noche y mi prima se fue a acostar temprano, yo la seguí como a las dos horas, estaba durmiendo de costado. Cuando levanté la ropa de cama noté que tenía la blusa del día anterior pero ahora llevaba un diminuto calzón que dejaba ver su tremendo culo, la verga se me paró enseguida y me acosté con unas terribles ganas de agarrarle el poto-

Un bip y su respiración me dieron el OK para actuar. Esta vez quería hacer algo distinto así que baje lo suficiente hasta que su trasero quedo a la altura de mi pecho, siempre haciendo de esto un ritual de lentitud, suavidad y mucho cuidado para no despertarla. Le subí un poco la blusa, puse mis manos en sus cachetes y comencé a pasar mis labios por su trasero, le separé el calzón hacia un costado y metí mi lengua hasta llegar cerca de su ano, le acaricié con un dedo su rajita y le toqué suavemente su chochito, de repente se volteó hacia mí, esperé un rato y me di a la tarea de bajarle su calzoncito, solo podía hacerlo de un lado pero ella se acomodó lentamente hasta quedar boca arriba, tan lentamente que me dio el tiempo necesario para bajárselo lo suficiente para que quedara su vulva expuesta.

Me acerqué para sentir su olor… mmmmmmm… ¡que delicia de aroma!, le pasé la mano por sus pendejitos y me dediqué a buscar la entrada de su chorito, noté que quería abrir las piernas entonces le bajé los calzones hasta los tobillos, su respiración evidenciaba que estaba durmiendo, pero mantenía los ojos cerrados y la verdad es que yo tampoco quería que los abriese, tal vez no hubiera sabido cómo reaccionar. Acerqué mi boca hasta su pelvis y con la lengua comencé a jugar con sus vellos hasta que me puse casi encima de ella y pude probar el magnífico sabor de su vagina… aprovechando que levantó sus pierna abriéndolas más aun, me puse a disfrutar de su delicioso sabor sin tener idea si lo que estaba haciendo era agradable para ella. La confirmación de que a mi prima le gustaba fue cuando noté que levantaba la pelvis para que yo metiera más adentro la lengua, de repente me agarró de la cabeza y literalmente me hundió adentro suyo, casi me ahoga pero yo estaba fascinado y seguí chupando su sexo hasta que unos cuantos gemidos se le escaparon de su boca.

Sacó sus manos de mi cabeza, yo ya no podía respirar así que aproveche para salir a tomar aire, me quedé esperando ver qué pasaba y mi prima, aún con los ojos cerrados, hizo como si se estuviera desperezando y me abrazó colocando una pierna sobre mí, estratégicamente ubicada a la altura precisa para que le ensartara la verga, lo cual por supuesto hice enseguida. Comencé a follarme a mi prima así, de costado, sus tetitas quedaban justo a la altura de mi boca y como no había que desaprovechar la ocasión, me puse chupar y mordisquearle los pezones suavemente, mientras seguía ensartándole mi tremendo pedazo hasta el fondo. Como aprendo rápido, cuando sentí que iba a acabar, se lo saqué y acabé en mi ropa interior, nos quedamos así un buen rato hasta que el sueño me venció

Al día siguiente nada nos dijimos, no hubo miradas extrañas, comentarios o algo similar. Ahora pienso que a mi prima le gustaba la idea de hacerme creer que no se daba cuenta, quizás por temor, vergüenza o que se yo, pero creo que ambos nos gustaba esa idea.

Por un tiempo mi prima tuvo que volver a la casa de sus padres. Yo me quede solo en aquella pieza, me masturbe muchas veces en su honor, además la muy diabla había dejado a propósito unos calzones suyos en mi cajonera los cuales por cierto guardé todo el tiempo que estuvo lejos.

Pasaron dos años y al comienzo del otoño volvió a vivir a la casa, para mi fortuna su pieza seguía siendo “nuestra” pieza, pero ahora habían dos camas así que iba a ser una misión muy difícil el intentar conseguir algo. Además, yo no sabía si durante ese tiempo ella habría reflexionado sobre lo que había pasado entre nosotros, después de todo ahora éramos mas grandes y por lo tanto todo se volvía mas peligroso

La primera noche nos fuimos a acostar de los últimos, nos quedamos conversando cada uno en su cama, nos fumamos a escondidas unos cigarrillos, ya que a pesar de que mi prima tenía 23 años mi abuelo era muy estricto y no permitía ciertas cosas, le pregunté si había probado otro tipo de cigarrillos, me miró extrañada y le indiqué que me refería a esos que dan risa, me contestó que no pero que no tendría problemas en probar. Yo saqué de mi billetera un “chistoso” y se lo enseñé, le miró con cara de sorpresa, me sonrió y con voz de complicidad me dijo que saliéramos a fumarlo al patio.

Salimos silenciosamente, ella llevaba un pijama de dos piezas, arriba camiseta y abajo un pantalón largo y yo una camiseta y un short. Mientras aspirábamos el humo sentí el aire helado, se lo comenté y me dijo que ella también tenía frio, lo cual note en sus erectos pezones, así que terminamos de fumar y nos devolvimos sigilosamente a la habitación. Íbamos tiritando, cuando se echó en su cama se acurrucó, me miró con los ojitos vidriosos, sonrió y me dijo que estaba haciendo mucho frio para que desaprovecháramos las colchas, que mejor pusiéramos en una sola cama todas las frazadas y nos acostáramos juntos. Después de todo hasta hace poco dormíamos de esa manera, dijo ella.

Me acosté a su lado y a ella le dio tentación de risa, me contagie y como comenzamos a reírnos mucho yo le decía que se callara para evitar que nos sorprendieran pero ella seguía con ataque y yo dale con hacerla callar, entonces entre forcejeos comenzó un calentón juego, de repente le pedí bien serio que parara de reír o si no la iba a forzar a que se callara… jajaja… jajaja… le tapé la boca con mi mano y le dio aun mas risa, con tanto movimiento se le asomaban de vez en cuando las tetitas y el roce de sus piernas con las mías ya me tenían bastante caliente.

Entonces me puse encima de ella, la tomé de las muñecas por encima de la almohada y le dije que se callara o nos iban a retar y capaz que nos pillaran que andábamos fumando yerba loca. En esa posición y como yo estaba más caliente que guatero del diablo, quedó toda la cabeza de mi buen amigo justo en su conchita, mi prima se dio cuenta porque sonrió de otra manera, me dio como vergüenza y me bajé de arriba de ella poniéndome a su lado, me miró y se largo a reír de nuevo, entonces le tapé la boca con mi mano y la volteé. Quedó con todo su hermoso culo en mi paquete, yo la abrazaba y trataba de hacerla callar, con los movimientos aprovechaba de pegarle una punteada o una agarrada a sus pechos. Después de un rato nos calmamos, ya era tarde y había que dormir, me dijo que me había extrañado todo ese tiempo, me dio un beso en la mejilla y se dio vuelta murmurando que estaba tan cansada que dormiría muy profundamente y que si pasara un tren por su lado de seguro no despertaría… ¡que me dijeron a mí!, aunque de todas maneras esperé lo suficiente para estar seguro que dormía, esa era la gracia del juego.

Nuevamente, después de mucho tiempo, volvía a atacarla felinamente, la sensación de bajarle el pijama y sentir su suave piel me tenía hirviendo, debajo del pantalón no tenia calzón así que llegué directo a destino. Un movimiento de acomodo de su parte la hizo quedar con una de sus piernas sobre mi cuerpo, la acaricié completamente hasta llegar a su concha y pude sentir sus vellos. Su respiración delataba que ya no dormía. Metí un dedo entremedio y noté su caliente y húmeda vulva esperando por algo más. Luego de pajearla un rato, mi prima puso su mano muy cerca de mi pene, me coloqué en posición fetal colocando mi pedazo directamente en su extremidad, seguí pajeandola y ella comenzó a hacer lo mismo conmigo.

De pronto hizo unos movimientos extraños que me asustaron y retiré mis manos, se sentó en la cama y murmurando como sonámbula alegó que estaba muy caluroso y se sacó la camiseta quedando solo con su pantalón a medio trasero, el cual después de unos cinco segundos también se lo sacó, se acomodó de costado dejando todo su culo a mi disposición, yo me quedé pasmado unos instantes pero luego me tiré al ataque, con la misma precaución, suavidad y lentitud de siempre.

Acerqué mi verga a su potito agarrándola de la cintura, le mojé con saliva su rajita e hice lo mismo con mi pelado, empecé a masturbarme entre sus nalgas mientras que con la otra mano le trabajaba su almejita. Sentir mi cabezón paseando por tan exquisito sendero me tenia loco, a cada segundo creía que iba a acabar. En un momento, aprovechando que el glande estaba jugueteando con los suaves y mojados pelitos de su caliente entrada, echó el culo para atrás y ensartó toda la cabeza en su cajita de placer, creí que no podría aguantar las ganas de acabar, pero me contuve y empujé lentamente hasta metérsela toda. La abracé agarrándole las tetas, paseando las manos por su vientre y sus caderas, mientras seguía aserruchándole el sapito.

Se lo saqué de golpe y la escuche soltar un leve jadeo, le metí la mano hasta el fondo mientras bajaba hasta llegar con mi cara a su maravilloso culo, mantuve dos dedos en su vagina y mi lengua se fue en busca de su hoyito, cada vez que podía le metía la punta de la lengua en el chico, lo que le provocaba ciertos contoneos en su sabroso cuerpo. Saqué mis dedos de adentro suyo y levantándole las nalgas le introduje casi toda mi lengua en su orificio trasero, el cual quedó tan lubricado con mi saliva que me fue fácil introducirle un dedo y jugar ahí un rato.

Volví a subir a su altura y le puse de un golpe la tranca mientras seguía metiéndole el dedo en el ano, ya no me importaba la bulla ni tampoco si ella dormía o no y creo que a ella tampoco. Unos cuantos jadeos seguidos de un largo pero silencioso quejido y un posterior desvanecimiento de su cuerpo fueron la señal que había alcanzado un orgasmo monumental.

Como yo aún no acababa seguía dándole duro y conseguí su inmediata reacción, tan inesperada como placentera ya que agarró mi verga y se la sacó de adelante para ponérsela atrás, la acomodó a su voluntad hasta que entró toda. Cuando yo sentía que entraba en ese fascinante orificio me volví loco, comencé a bombear desenfrenadamente hasta que sentí que iba a acabar y me moví más rápido. Mi prima me agarró como pudo de la cintura impidiéndome que se lo sacara y exploté en una descomunal chorreada, seguí dándole unos bombeos mas hasta exprimir la última gota de leche, se lo saqué y de su culo cayó un poco de semen que se depositó entre mi pierna, mi pubis y sus nalgas. La abracé y así nos quedamos dormidos.

Al día siguiente desperté y otra vez estaba solo en la cama, desnudo y pegajoso, en las sábanas aún podían verse las huellas de aquella noche. Me levanté y al pasar por la cocina la vi tomando desayuno, me miró y hablándole a mi abuela dijo que había dormida tan profundamente que solo despertó en la mañana. Luego me sonrió y continuó con su desayuno… así pasaron muchas noches, muchos bip y muchos sueños.
 
Gracias amigo chileno y compatriota...porque supungo que eres de Chile.
Gracias Porfirio Diaz....muy buen relato.
 
Es un gran relato, a pesar de ser extenso la lectura no se hace pesada tiene el toque descriptivo necesario, y deja esperando una segunda parte, muy bueno.
 
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