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Becerro
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- 1 Abr 2013
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- #1
Todo mi cuerpo se quedó expectante, hasta que sentí que me agarraban la vagina desde atrás, quise darme vuelta y me lo impidió apretando mi cabeza contra su estómago lo que provocó que el pene se metiera hasta casi no poder respirar, me retorcí y traté de enderezarme, no me permitió, tenía mucha fuerza y además también desde las caderas me sostenían, estaba indefensa.
No podía ver quien era, ni lo que iban a hacer, pero lo imaginaba, estaba nerviosa, pero expectante. Sentí que una mano áspera me acariciaba la cola los muslos, los senos y buscaba la vagina, dos dedos introdujo en la vagina haciendo círculos en las paredes internas, entonces sentí que el pulgar se ponía encima de mi cola, estaba mojado del semen, la cola se estaba recuperando, lo metió al tiempo que hacía que los dedos en la vagina se encontraran con el pulgar a través de las paredes interiores, nunca me había sentido así…me volví a poner muy caliente, escuchaba como mi concuñado comentaba al otro lo buena que estaba y que lo iban a pasar muy bien.
Deje de estar tensa y eso se debe haber notado porque mi concuñado aflojo la presión soltando las orejas, eso permitió que pudiera retirarme de forma de poder respirar mejor aún con el pene en la boca, que se había puesto más fláccida pero seguía igual de caliente y grande.
El otro saco el pulgar de mi ano y metió primero un dedo, lo retorció, lo volvió a sacar y luego dos, estaban lubricados con mis jugos, pero yo apretaba, resultaba doloroso. Entonces saco los dedos, yo seguía con el pene de Jorge en la boca pero no chupaba y el mantenía sus manos en mi cabeza. Sentí como otro pene intentaba penetrar mi cola, lo estaba esperando, nunca antes había estado en una situación así, pero me lo había imaginado mil veces, pero al no poder, metió el pene en la vagina de una hasta el fondo a la vez que me agarraba de las caderas, era menos grueso que el de mi concuñado y no tan largo.
Comenzaron los dos a moverse uno dentro de mi boca y otro en la vagina, la posición era incómoda pero las sensaciones indescriptibles, una mezcla de miedo, dolor, satisfacción, vergüenza, rabia y deseo…sobre todo deseo…comencé a chupar el pene y a disfrutar de la penetración, que era un mete y saca rapidísimo...escuchaba como festejaban la situación y no me disgustaba, entonces el que me penetraba desde atrás se vino mientras gritaba de excitación. Aflojó la tensión sobre mi cabeza y me acariciaba suavemente, consoladoramente, aproveché, saqué su pene de mi boca y voltee a ver quién era el otro. Su hermano. Me soltó las caderas y se paró al lado poniendo su pene al alcance de mi boca, chorreaba mis jugos y su esperma, me las refregaban en la cara, comencé a chupar las dos, primero uno y luego el otro, alternativamente, luego los junte y traté de poner los dos juntos en mi boca, no podía con los dos a la vez.
Dejó el lugar a su hermano y se colocó detrás, mientras me palmeaba fuerte las nalgas puso la glande en la entrada de mi cola y empujó hasta que entró, si no me sostenían entre los dos me hubiera ido al piso, fue desgarrador…pero mi cola se dilató y enseguida sentí oleadas de calor que me provocaban satisfacción, la dejó dentro y me agarraba las tetas desde atrás, de pronto comenzó a meterla y sacarla, yo chupaba el pene de su hermano este la sacó y agarrándola de la cabeza la levantó con lo que quedo en toda su extensión su tronco fibroso frente a mí, lo lamía al ritmo de las estocadas de su hermano.
Tendieron uno de los lienzos en el suelo y Jorge se acostó boca arriba,
- ¡vení, sentate en el caballito!, me dijo, yo le hab[LF1] ía comentado que me encantaba sentarme en una pija (no me gusta el lenguaje vulgar pero me gusta utilizarlo para provocar). Me senté encima quedando frente a él, mientras era penetrada a fondo, me frotaba el clítoris, era una sensación increíble, el me masajeaba los senos y pellizcaba los pezones, estaba gozando de una penetración mientras me frotaba bien rico. Había tomado conciencia de la situación; no estaba, ni asustada, ni a disgusto, muchas veces había fantaseado con una situación así, pero estaba molesta por haber sido sorprendida.
El hermano, de pie, no atinaba a que hacer y me tocaba los senos o trataba de chuparlos o dirigía su pene a mi boca pero no se decidía. Entonces, tomándome de los senos hizo que me acostara encima de él. Yo estaba con las piernas flexionadas casi de rodillas, al hacerme hacia adelante su hermano se colocó casi en mi misma posición detrás mío. Me apretó para que quedara mi espalda más abajo que mi cola, bien pegada a mi concuñado que me agarraba fuertemente de mis senos mientras mordía mis labios con desesperación y malicia.
Sentí como su hermano exploraba mi cola. Al tener el pene adentro de la vagina, se había estrechado el acceso a mi cola, sentía el dedo explorando dentro de mi cola mientras pared por medio se refregaba con el pene. La sensación era estimulante y la estaba disfrutando pero contenidamente porque no había experimentado una situación así, solo imaginado, y me preocupaban las consecuencias.
Puso la glande en la puerta de mi cola y trato de introducirla, se escapaba hacia los lados. Jorge retiró un poco la suya y la de su hermano entró en mi cola... fue fácil, pero al introducirla desplazó la otra. Al reclamo de mi concuñado la sacó, así que aquel volvió a introducir su pene totalmente. Las sensaciones eran diversas, todas placenteras, me tranquilice porque vi que no podrían.
Me equivoqué, el hermano volvió a poner la cabeza de su pene en la puerta de mi cola, casi en cuclillas y sin apoyar las rodillas mientras la dirigía con las dos manos y presionó hasta que entró. No entró todo y aun así resultó doloroso, sentía como si nada separara los dos penes en mi interior, solo el orificio de entrada. Una vez dentro se quedó quieto y se fue inclinando hasta quedar acostado encima sin aflojar la tensión.
Me mordía el cuello y los lóbulos de las orejas mientras tenía un mechón de mis cabellos dentro del puño, a modo de rienda, aflojaba y tiraba, mientras cambiaban información sobre qué tan dentro de mí tenían sus penes. Una mano la utilizaba para sostener su pene y que este no se saliera,, pensé ya está, pero aún quedaba, apretó con la cadera y el pene encontró espacio y se metió todo.
Creí que me había desgarrado y en la desesperación gritando le clave las uñas en los costados, cosa a la que respondió con un bofetada en la cara. Me quedé quieta, asustada, tratando de evaluar los dolores y daños mentalmente.
Ellos también…pasados unos preguntó[LF2] cómo estaba.
Llorisqueando le dije; - mal…
- ¿Te duele? preguntó
- Un poco,....respondí
Eso fue suficiente información para tranquilizarlos e invitarlos a continuar. Se tuvieron que sincronizar; porque la presión de un pene hacia que el otra se saliera. Pero después de dos o tres torpes embestidas comenzaron a entrar y salir a ritmo, el dolor dio paso a unas sensaciones que nunca había experimentado era delicioso, tenía lleno los mis huecos y las paredes trasmitían deliciosas sensaciones que me estremecían y hacían que apretara o aflojara solo para disfrutarlas. Al notar que lo estaba gozando, cosa que era fácil por mis gemidos, me mordían y pellizcaban; la espalda, los senos, los lóbulos de las orejas, me besaban en la boca los dos.
Le pedí a Jorge que se quedara quieto y comencé a moverme a ritmo con que me penetraba su hermano.
Fue glorioso; los dos penes a fondo entrando y saliendo rítmicamente, es difícil describir lo que disfrutaba.
Con un alarido se vino el hermano en mi cola, sentía como me llenaba el esperma caliente que me regaba a borbotones, comencé un orgasmo múltiple, como una montaña rusa, la sensación de sentirme inundada y a la vez que siguiera el mete y saca en la vagina hasta que se vino , fue una sucesión de temblores, todos agradables, interminables, exquisitas, los chorros calientes en la cola y la vagina, los chupones en las tetas, la nuca y el mordisqueo de las orejas y los pezones, el sentir tantas manos apretujándome la cola, las tetas… no quería que acabará y a la vez no podía más...lo que apretaron y mordieron pude comprobar después por las marcas en mi cuerpo.
Fue fantástico interminable.
Quedé exhausta encima de Jorge, mojada absolutamente de sudor, esperma y mis jugos, que fueron tan abundantes que creí que había algo más.
El hermano se retiró y cuando quise acordar ya estaba vestido.
Jorge me hizo a un lado se puso de pie y también comenzó a vestirse.
Comentaban soezmente sobre mí y lo disfrutaba.
Al escuchar que me llaman: ¡que señora más puta! me sentí alagada.
Estaba tirada sobre una sábana de lienzo sucia, en el piso, desnuda y pegajosa, me ardían todos mis huecos, ellos vestidos ya, atendían sus tareas, me tiró encima mi ropa para que me vistiera, como si nada.
Me vestí, me dirigí a la puerta sin decir palabra y cuando había recorrido apenas un par de metros... me dijo:...salúdame a aquel!.
[LF1]
[LF2]
No podía ver quien era, ni lo que iban a hacer, pero lo imaginaba, estaba nerviosa, pero expectante. Sentí que una mano áspera me acariciaba la cola los muslos, los senos y buscaba la vagina, dos dedos introdujo en la vagina haciendo círculos en las paredes internas, entonces sentí que el pulgar se ponía encima de mi cola, estaba mojado del semen, la cola se estaba recuperando, lo metió al tiempo que hacía que los dedos en la vagina se encontraran con el pulgar a través de las paredes interiores, nunca me había sentido así…me volví a poner muy caliente, escuchaba como mi concuñado comentaba al otro lo buena que estaba y que lo iban a pasar muy bien.
Deje de estar tensa y eso se debe haber notado porque mi concuñado aflojo la presión soltando las orejas, eso permitió que pudiera retirarme de forma de poder respirar mejor aún con el pene en la boca, que se había puesto más fláccida pero seguía igual de caliente y grande.
El otro saco el pulgar de mi ano y metió primero un dedo, lo retorció, lo volvió a sacar y luego dos, estaban lubricados con mis jugos, pero yo apretaba, resultaba doloroso. Entonces saco los dedos, yo seguía con el pene de Jorge en la boca pero no chupaba y el mantenía sus manos en mi cabeza. Sentí como otro pene intentaba penetrar mi cola, lo estaba esperando, nunca antes había estado en una situación así, pero me lo había imaginado mil veces, pero al no poder, metió el pene en la vagina de una hasta el fondo a la vez que me agarraba de las caderas, era menos grueso que el de mi concuñado y no tan largo.
Comenzaron los dos a moverse uno dentro de mi boca y otro en la vagina, la posición era incómoda pero las sensaciones indescriptibles, una mezcla de miedo, dolor, satisfacción, vergüenza, rabia y deseo…sobre todo deseo…comencé a chupar el pene y a disfrutar de la penetración, que era un mete y saca rapidísimo...escuchaba como festejaban la situación y no me disgustaba, entonces el que me penetraba desde atrás se vino mientras gritaba de excitación. Aflojó la tensión sobre mi cabeza y me acariciaba suavemente, consoladoramente, aproveché, saqué su pene de mi boca y voltee a ver quién era el otro. Su hermano. Me soltó las caderas y se paró al lado poniendo su pene al alcance de mi boca, chorreaba mis jugos y su esperma, me las refregaban en la cara, comencé a chupar las dos, primero uno y luego el otro, alternativamente, luego los junte y traté de poner los dos juntos en mi boca, no podía con los dos a la vez.
Dejó el lugar a su hermano y se colocó detrás, mientras me palmeaba fuerte las nalgas puso la glande en la entrada de mi cola y empujó hasta que entró, si no me sostenían entre los dos me hubiera ido al piso, fue desgarrador…pero mi cola se dilató y enseguida sentí oleadas de calor que me provocaban satisfacción, la dejó dentro y me agarraba las tetas desde atrás, de pronto comenzó a meterla y sacarla, yo chupaba el pene de su hermano este la sacó y agarrándola de la cabeza la levantó con lo que quedo en toda su extensión su tronco fibroso frente a mí, lo lamía al ritmo de las estocadas de su hermano.
Tendieron uno de los lienzos en el suelo y Jorge se acostó boca arriba,
- ¡vení, sentate en el caballito!, me dijo, yo le hab[LF1] ía comentado que me encantaba sentarme en una pija (no me gusta el lenguaje vulgar pero me gusta utilizarlo para provocar). Me senté encima quedando frente a él, mientras era penetrada a fondo, me frotaba el clítoris, era una sensación increíble, el me masajeaba los senos y pellizcaba los pezones, estaba gozando de una penetración mientras me frotaba bien rico. Había tomado conciencia de la situación; no estaba, ni asustada, ni a disgusto, muchas veces había fantaseado con una situación así, pero estaba molesta por haber sido sorprendida.
El hermano, de pie, no atinaba a que hacer y me tocaba los senos o trataba de chuparlos o dirigía su pene a mi boca pero no se decidía. Entonces, tomándome de los senos hizo que me acostara encima de él. Yo estaba con las piernas flexionadas casi de rodillas, al hacerme hacia adelante su hermano se colocó casi en mi misma posición detrás mío. Me apretó para que quedara mi espalda más abajo que mi cola, bien pegada a mi concuñado que me agarraba fuertemente de mis senos mientras mordía mis labios con desesperación y malicia.
Sentí como su hermano exploraba mi cola. Al tener el pene adentro de la vagina, se había estrechado el acceso a mi cola, sentía el dedo explorando dentro de mi cola mientras pared por medio se refregaba con el pene. La sensación era estimulante y la estaba disfrutando pero contenidamente porque no había experimentado una situación así, solo imaginado, y me preocupaban las consecuencias.
Puso la glande en la puerta de mi cola y trato de introducirla, se escapaba hacia los lados. Jorge retiró un poco la suya y la de su hermano entró en mi cola... fue fácil, pero al introducirla desplazó la otra. Al reclamo de mi concuñado la sacó, así que aquel volvió a introducir su pene totalmente. Las sensaciones eran diversas, todas placenteras, me tranquilice porque vi que no podrían.
Me equivoqué, el hermano volvió a poner la cabeza de su pene en la puerta de mi cola, casi en cuclillas y sin apoyar las rodillas mientras la dirigía con las dos manos y presionó hasta que entró. No entró todo y aun así resultó doloroso, sentía como si nada separara los dos penes en mi interior, solo el orificio de entrada. Una vez dentro se quedó quieto y se fue inclinando hasta quedar acostado encima sin aflojar la tensión.
Me mordía el cuello y los lóbulos de las orejas mientras tenía un mechón de mis cabellos dentro del puño, a modo de rienda, aflojaba y tiraba, mientras cambiaban información sobre qué tan dentro de mí tenían sus penes. Una mano la utilizaba para sostener su pene y que este no se saliera,, pensé ya está, pero aún quedaba, apretó con la cadera y el pene encontró espacio y se metió todo.
Creí que me había desgarrado y en la desesperación gritando le clave las uñas en los costados, cosa a la que respondió con un bofetada en la cara. Me quedé quieta, asustada, tratando de evaluar los dolores y daños mentalmente.
Ellos también…pasados unos preguntó[LF2] cómo estaba.
Llorisqueando le dije; - mal…
- ¿Te duele? preguntó
- Un poco,....respondí
Eso fue suficiente información para tranquilizarlos e invitarlos a continuar. Se tuvieron que sincronizar; porque la presión de un pene hacia que el otra se saliera. Pero después de dos o tres torpes embestidas comenzaron a entrar y salir a ritmo, el dolor dio paso a unas sensaciones que nunca había experimentado era delicioso, tenía lleno los mis huecos y las paredes trasmitían deliciosas sensaciones que me estremecían y hacían que apretara o aflojara solo para disfrutarlas. Al notar que lo estaba gozando, cosa que era fácil por mis gemidos, me mordían y pellizcaban; la espalda, los senos, los lóbulos de las orejas, me besaban en la boca los dos.
Le pedí a Jorge que se quedara quieto y comencé a moverme a ritmo con que me penetraba su hermano.
Fue glorioso; los dos penes a fondo entrando y saliendo rítmicamente, es difícil describir lo que disfrutaba.
Con un alarido se vino el hermano en mi cola, sentía como me llenaba el esperma caliente que me regaba a borbotones, comencé un orgasmo múltiple, como una montaña rusa, la sensación de sentirme inundada y a la vez que siguiera el mete y saca en la vagina hasta que se vino , fue una sucesión de temblores, todos agradables, interminables, exquisitas, los chorros calientes en la cola y la vagina, los chupones en las tetas, la nuca y el mordisqueo de las orejas y los pezones, el sentir tantas manos apretujándome la cola, las tetas… no quería que acabará y a la vez no podía más...lo que apretaron y mordieron pude comprobar después por las marcas en mi cuerpo.
Fue fantástico interminable.
Quedé exhausta encima de Jorge, mojada absolutamente de sudor, esperma y mis jugos, que fueron tan abundantes que creí que había algo más.
El hermano se retiró y cuando quise acordar ya estaba vestido.
Jorge me hizo a un lado se puso de pie y también comenzó a vestirse.
Comentaban soezmente sobre mí y lo disfrutaba.
Al escuchar que me llaman: ¡que señora más puta! me sentí alagada.
Estaba tirada sobre una sábana de lienzo sucia, en el piso, desnuda y pegajosa, me ardían todos mis huecos, ellos vestidos ya, atendían sus tareas, me tiró encima mi ropa para que me vistiera, como si nada.
Me vestí, me dirigí a la puerta sin decir palabra y cuando había recorrido apenas un par de metros... me dijo:...salúdame a aquel!.
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