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Doble Penetración: Dildo + Verga

Wild Sword

Bovino Milenario
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24 Nov 2009
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1.755
Este relato ya lo había posteado pero con otra cuenta q tenía y se perdió, le hice unos cuantos ajustes y lo subí de nuevo para los q no lo habían leído...

Tenía algunos días con extraños síntomas en la vagina, era algo así como una comezón interna, pero no de esas q son ocasionadas por algunas infecciones, no, ésta más bien era como una urgencia, como una necesidad. Sentía los labios vaginales muy sensibles, el sólo roce con mi ropa interior era suficiente para excitarme, al grado de que a veces mojaba completamente mis pantaletas. A veces una punzada recorría todo mi pubis en un arco perfecto hasta mi ano, parecía como si cabalgara sobre una descarga eléctrica y sentía una rara sensación por dentro de mí, como un vacío en mi vagina.
Yo sabía muy bien a que se debían estas molestias. A mis 29 años y 5 de casada nunca me había sentido así porque siempre fui bien complacida sexualmente. Si, esas sensaciones eran por la falta de sexo, por la necesidad de mi vagina de ser penetrada.
Mi esposo ha sido el único hombre en mi vida, lo conocí cuando ambos teníamos 23 años y de inmediato nos hicimos novios, al año nos casamos y aunque durante todo el noviazgo me insistió demasiado para que tuviéramos relaciones sexuales, debido a la estricta educación de mis padres (ya sabes, también estudié en un colegio católico) siempre resistí estoicamente sus ruegos. Pero en la noche de bodas fue distinto, ahí fue cuando probé por primera vez el placer de ser cogida por un hombre. Y que hombre.
No es por presumirte, pero disfruto mucho que mi esposo me haga suya. No es que esté muy bien dotado, no está como esos tremendos troncos que salen en las películas porno, no, más bien lo tiene normal, pero la forma en que me lo hace me encanta, cada día ansío que llegue a casa del trabajo para que me coja sin piedad.
Así que, como te imaginarás, despertó en mí a una fiera hambrienta de sexo ¡Hasta sueño con su verga!
A veces, en mitad de la noche despierto pensando en que me la meta y me importa un rábano si está cansado o desvelado, me escurro entre las sábanas y me encuentro cara a cara con su tremendo paquete, suavemente le bajo su bóxer y tomo entre mis manos aquél pedacito de carne, dormidito también y lo empiezo a frotar, me lo meto a la boca y le doy unas ricas mamadas para que se le ponga duro, algunas veces a pasado que es tanto su sueño o cansancio que su palo si se levanta alegremente dispuesto a todo, pero mi maridito sigue durmiendo como un bendito, pero no creas que eso me detiene, lo que importa es que su amiguito está listo para jugar, así que después de mamárselo me pongo en cuatros patas y me lo monto, suavecito, para no despertarlo, me lo meto fácilmente porque yo a esas alturas ya estoy bien mojada y comienzo a subir y bajar lentamente, hasta que me lo como por completo. Si ha sucedido que mi amorcito se despierta a mitad de mi cabalgata y no le queda más que seguirme hasta que me vengo, pero también algunas veces sigue dormidito y aún así expulsa sus chorros de leche dentro de mi, entonces me salgo y con otra rica mamada le limpio completamente su verga, saboreo su lechita y me duermo otra vez a su lado.
En éstos 5 años de casada he probado casi de todo con Sergio, mi marido, desde los disfraces hasta los juguetes pero, curiosamente, creo que también por cuestiones morales implantadas en mi mente desde la niñez ¡Nunca me he masturbado con uno de esos! No me mal interpretes ¡Por supuesto que me he masturbado! Creo que desde que estaba en la primaria lo hacía. A lo que me refiero es que nunca me he metido un dildo, un consolador o hasta un pepino yo sola. Es algo más fuerte que yo. Cuando he tenido ganas de masturbarme sólo me froto, no me meto ni siquiera un dedo porque mi mente lo rechaza automáticamente. Así que el dildo que Sergio una vez me compró y que guardamos muy bien en su estuche, en un cajón de la mesita de la lámpara junto a la cama, solo lo uso cuando el a veces me lo mete para simular una doble penetración, ya sea en el ano o en la vagina mientras el me mete “la de a deveras” o incluso para masturbarme un poco antes de cogerme.
Pues bien, como sabes, mi esposo es administrador de empresas y un día llegó con la noticia de que lo iban a mandar a supervisar una nueva sucursal de la empresa en donde trabaja al extranjero. No me cayó muy bien esa información porque no me gusta separarme de él, una vez que se fue una semana a otra ciudad, yo lo extrañé muchísimo, ahora estaría fuera de casa por un mes. En 5 años de casados esa era la única ocasión en que más tiempo nos dejamos de ver, aunque me hablaba diario por teléfono y hasta 4 o 5 veces al día, yo quería tenerlo a mi lado y en las noches era peor. Precisamente antes de irse a ese viaje fue cuando llegó una tarde con un misterioso paquete bajo el brazo, no me dejó verlo hasta en la noche, ya que estábamos acostados y yo empezaba a dormirme comenzó a acariciarme el trasero, como cuando quería cogerme.
Me levantó el camisón y dejó al descubierto mi tanguita bajo las sábanas, de un jalón me la bajó y me tomó una nalga con cada mano y las empezó a frotar y a abrírmelas, una vez que empecé a mojarme me iba a voltear hacia él para besarlo pero me lo impidió, me tenía abrazada por atrás. En eso soltó una de mis nalgas y tomo su verga con la mano, ya la tenía muy parada, me la apuntó en la entrada de mi coñito y yo empujé mi trasero hacia él, me la fue metiendo poco a poco mientras yo gemía de placer, una vez que la tuve adentro comenzó a bombearme muy suavemente, y de pronto sentí el frío del gel lubricante en la entrada de mi culo, el cual instintivamente apreté. Con la mano libre me volvió a separar las nalgas y sentí su dedo muy viscoso, untándome, metiendo y sacando el lubricante, por fuera, por dentro y alrededor de mi ano. Poco a poco me empecé a relajar, no era la primera vez que me metía un dedo en mi agujerito mientras me cogía.
Pero ésta vez fue diferente.
Después de un par de minutos lubricándome, comenzó de nuevo a bombearme con su verga, que seguía dentro de mi vagina, sacó su dedo de mi culo y me dispuse a seguir gozándolo ¡Pero cual sería mi sorpresa al sentir otra verga en la entrada de mi ano!
Quise voltear hacia él pero de nuevo me lo impidió, bajé mi mano hacia mi trasero y pude sentir a tientas la forma, textura y suavidad de otra verga entre mis nalgas. Al momento no entendí muy bien lo que pasaba, me imaginé que era un dildo pero ni tiempo tuve de pensar en eso. Firmemente colocó a ese nuevo amigo en la entrada de mi ano y me lo fue empujando poco a poco mientras el reanudaba sus embestidas en mi vagina. Fue una sensación gloriosa sentirme penetrada por los dos lados, en mi culo, esa verga artificial entraba y salía muy rico, provocándome intensos gemidos y en mi vagina, con un miembro real, mi esposo me seguía cogiendo como solo el sabía hacerlo. Al principio le costó trabajo coordinar las dos embestidas pero poco a poco fue adquiriendo ritmo ¡Y yo no quería que acabara nunca! Grité, jadee, me vine, sentía las dos vergas cuando se encontraban dentro de mi, empujé más mi trasero hacia el para que me las metiera más adentro y después de unos minutos llegó otro orgasmo. ¡Y que orgasmo!

Por fin me dejó voltearme hacia él. Todavía no se venía así que me monté en el, aun con el dildo clavado en mi culo. Me volví a meter su verga en mi coño y comencé a darme unos ricos sentones, sentía claramente la doble penetración pues el dildo chocaba con sus piernas y entraba y salía al mismo tiempo que su verga en mi vagina. Estuvimos en ésa posición poco tiempo porque casi enseguida me vine otra vez sobre él, llenándole todo su vientre con mis jugos. Enseguida mi esposo se incorporó y me puso en cuatro, se colocó atrás de mí y comenzó a meterme y sacarme el dildo en mi ano, enseguida me penetró en la vagina con la “real” y yo sentía como si me estuvieran partiendo en dos. Me cogió frenéticamente hasta que se vino dentro de mí muy escandalosamente, sentí sus chorros de leche inundándome la concha y yo también me vine otra vez.
Una vez que terminamos, estiré la mano para sacarme suavemente el dildo del culo, era la primera vez que veía uno de esos. Tenía mucho detalle, se veía el glande y las venas, parecía real y era de un tamaño aproximado al pene en erección de mi marido, unos 14 o 15 cm aproximadamente. Lo normal creo. Fue una de las mejores cogidas.
Y no es que siempre necesitemos a nuestro “amiguito” para formar un “trío” pero si algunas veces a mí o a él se nos antoja una doble penetración o simplemente masturbarme, lo usamos.
Y antes de dormirnos me dijo:
- Ese es tu regalo para que no me extrañes tanto en las noches, durante el mes que me voy a ir, mi amor. Y yo solo le sonreí
Así que mi marido se fue de viaje. Durante 15 días lo extrañé como no tienes idea, claro, a él y a su verga.
Aunque diario me llamaba y algunas noches hasta tuvimos sexo telefónico, siempre era frotarme solamente la vagina o sacaba el dildo del cajón y me lo metía a la boca imaginándome que se la estaba mamando a mi esposo mientras me masturbaba. Algunas veces me lo quise meter en la vagina o en el culo pero te repito, debido a mis creencias, escrúpulos y cosas de esas, no lo hacía y se me iban las ganas.
Después de esos 15 días fue cuando comencé a sentir molestias en la vagina. Primero fue como una comezón por dentro, luego unos pequeños calambres y a los cinco días desperté con un agudo dolor cerca de la zona donde está el clítoris. Cuando me llamó Sergio le comenté y me dijo que fuera a ver al Dr. Sánchez, mi ginecólogo. No quería hacerlo pero me animó a ir, así que en la mañana hice una cita para esa misma tarde. El resto del día me la pasé un poco indispuesta pero a pesar de la molestia, no se me quitaban las ganas de coger. Me dolía un poco la cabeza así que me tomé un analgésico, saqué una de las películas porno de mi marido y aunque ya la había visto yo también, le adelanté a las escenas más cachondas y me volví a frotar pensando en él.
Estiré mi mano hacia la mesita para sacar el dildo del cajón, quería darle unas chupadas y en ese momento recordé que lo había llevado a la cocina para esterilizarlo con agua hervida, de mala gana me levanté por él. Al pasar por el comedor voltee hacia la pequeña cantina que tenía mi marido y se me antojó una copa, me serví un vaso de vodka y regresé al dormitorio ya con el consolador en las manos. Me volví a acostar y seguí viendo la película, le di unos sorbos a mi vaso y metí el dildo en el vodka para comenzar a chuparlo mientras en la pantalla una pareja cogía excitantemente y yo me frotaba el clítoris con una almohada entre las piernas. Así estuve unos minutos hasta que terminé mi copa y me regalé un pequeño orgasmo.

En la tarde llegué al consultorio del Dr. Sánchez, yo era la única paciente en ése momento. Observé que en la recepción no estaba Clarita, su secretaria así que tomé una revista del escritorio y me senté en uno de los sillones, dispuesta a esperar. No esperé mucho, como a los 10 minutos llegó el médico y me saludó cordialmente mientras revisaba algo en la recepción.

-Buenos días señora Mendoza, discúlpeme si la hice esperar demasiado, es que Clarita no vino y
cancelé las citas para hoy, sólo que a usted no la pude localizar y por eso vine.
-Si quiere puede programarme para otro día – le dije
-No, no, que va, ya estoy aquí y usted también. Pase al consultorio por favor- me contestó.
El Dr. Sánchez es un hombre de mediana edad, de unos 40 años, no es feo pero tampoco es un galán, aunque tiene un toque de distinción y elegancia que lo hace interesante. Se metió a su consultorio y mientras se quitaba el saco y se ponía su bata médica me invitó a sentarme.
-Y dígame señora Mendoza ¿Qué le sucede? –me preguntó
-Pues verá Doctor, tengo una molestia en la vagina.
Le expliqué los síntomas con todo detalle, con los años que llevaba atendiéndome ya había adquirido mucha confianza con él y sentía que podía decirle todo, incluso mi sospecha de que era por falta de sexo.
-Mi esposo tiene 20 días fuera del país y apenas hoy en la mañana me habló y me dijo que tal vez se
tenga que quedar otras 2 semanas por allá. Y la verdad Doctor, creo que mis molestias se deben a la falta de relaciones sexuales, siento que es eso.
-A ver, vamos a revisarla, por favor desnúdese y se pone la bata.
Me dirigí a un pequeño biombo y me quité la ropa, no sin pudor a pesar de la confianza que te mencioné. Salí con la bata puesta y me dijo que me recostara en la camilla, subí mis piernas a los soportes y quedé abierta delante de él, mientras se colocaba sus guantes y su lamparita en la frente me dijo:
- Además de los síntomas que me dijo ¿a notado otra cosa? ¿flujo? ¿secreciones?
-No doctor, nada de eso, solo ese dolorcito –le contesté un poco nerviosa
-Bien, bien, voy a revisarla, relájese por favor –me contestó, tal vez notando mis nervios.
Sentí como abrió mis labios vaginales y metió una especie de espejo alargado, involuntariamente me estremecí, era la primera vez en tres semanas que mi vagina sentía algo adentro. Me estuvo revisando por unos 10 minutos y de pronto asomó la cabeza por encima de mi bata y de mis piernas y sonriendo complacidamente me dijo:
- Efectivamente Sra. Mendoza, no hay infección ni nada que se le parezca, está muy bien, muy limpia, sin embargo sus músculos vaginales están muy tensos, como si estuviera muy presionada. A eso se le llama Tendinitis Vaginal y suele suceder en algunas mujeres que están bajo extrema presión o muy preocupadas por algo. ¿Es ese su caso? –me preguntó
-No Doctor, no estoy presionada ni nada de eso – le contesté
-Umm En ese caso tal vez si sea la causa que me comentó, está tan acostumbrada a la penetración que ahora que no la tiene, su músculo vaginal la necesita. Lo mismo pasa con los atletas de alto rendimiento o con alguna persona que está muy acostumbrada al ejercicio, por ejemplo, de un gimnasio, si deja de ir por algunos días y no hace lo que acostumbra, sus músculos resienten la falta de actividad y eso ocasiona dolores o calambres, justo como en su vagina, señora.
-¿Y que puedo hacer doctor? – le pregunté y justamente al terminar de formular la pregunta me arrepentí de haberlo hecho y sentí como los colores subieron a mi rostro.
-Pues la solución sería recetarle algunos anti-espasmódicos y… - hizo una ligera pausa- pues que tuviera relaciones sexuales. Pero en el caso que usted me cuenta, me refiero a que no está su marido pues… -de nuevo, hizo otra pausa- le recomiendo usar algún objeto para ese fin, un dildo o un vibrador sería lo indicado.
-Pues lo he intentado doctor – le contesté un poco apenada- pero es que debido a mi educación y religión no me es posible usar esos objetos… yo sola.
-¿A que se refiere con que “usted sola?
-Si doctor, verá, cuando estoy con mi marido no tengo ningún problema en usar un dildo porque él lo … maneja, digamos, de hecho hasta me regaló uno, pero cuando quiero usarlo yo sola no puedo, se me va la excitación y no siento nada y me quedo igual.
-Ah… - el doctor hizo una pausa, ligeramente volteo a ver hacia mi vagina que seguía a la vista porque mis piernas estaban abiertas y levantadas y me dijo- mire señora, aquí en mi consultorio tengo algunos de esos objetos, para distintas necesidades, no es usted la primera que viene a verme con ese problema pero si la primera que no puede hacerlo por si sola, por lo general aquí les he prestado algunos dildos a las pacientes, obviamente están desinfectados y cubiertos por un condón y han realizado su masturbación aquí mismo para ver como se sienten después de eso. Casi siempre esa ha sido la solución, pero si en su caso usted misma no puede realizarlo pues… le puedo ayudar yo- al terminar la frase pude notar una ligera turbación en su voz y en su semblante.
-Pero… ¿Cómo? –balbucee yo
-Si, mire –me dijo el doctor muy serio- si usted lo desea puedo introducirle un dildo y ver si sus músculos vaginales se relajan para eliminar su malestar.
No podría asegurarlo pero creo que en ese momento sentí como mi vagina se comenzaba a mojar. La sentí muy húmeda y vibrante.
-P-pues s-si… e-está bien d-doctor- le contesté ruborizada, yo sabía que era todo un profesional y además quería quitarme ese dolor molesto, si esa era la solución pues adelante, total, en todo el tiempo que me llevaba atendiendo nunca se había propasado y ya me había metido infinidad de objetos en la vagina para auscultarme, confié en el y acepté.
-Está bien, voy a preparar todo- me dijo y se marchó.
Al cabo de unos 10 minutos regresó a mi lado, me mostró tres dildos diferentes entre si, tanto en tamaño como en su forma, color y material, me entregó un guante de látex y me dijo:
-Tome ¿quiere sentirlos para ver cual elige?
A mí me dio mucha pena hacer eso y le contesté señalando uno que se parecía al que tenía en casa:
-Con ese está bien Doctor
En seguida se colocó entre mis piernas, yo sentí que me volví a mojar.
-Le voy a colocar un poco de lubricante para facilitar la penetración- me dijo
Yo pensé que no era necesario pues claramente sentía mi vagina y mi vulva totalmente abierta y escurriendo de lo mojada y excitada que me sentía, pero por supuesto no le dije nada.
Al sentir su dedo entrar en mi concha para lubricarla, sentí una presión y un revoloteo en mi vientre. Ya muchas otras veces me había metido su dedo para explorarme pero ésta vez fue distinto, lo sentí grueso y gordo. Una sensación de hormigueo recorrió todo mi cuerpo y me aflojé todita.
Una vez que terminó de untarme de lubricante, dijo sin más preámbulos:
-Aquí vamos
Y me colocó la punta del dildo, cubierto por un condón, en la entrada de mi vagina. Poco a poco lo fue empujando y yo lancé un ahogado gemido que intenté contener, pero no pude.
-¡Mmmgh!
¡Ah! ¡Que delicioso fue volver a sentir mi panocha invadida! Lentamente fui sintiendo el grosor del dildo penetrándome hasta lo más profundo de mis entrañas. Y ahí comenzó todo.
El doctor comenzó a meter y sacar el dildo, primero lentamente y subiendo la velocidad poco a poco.
Para mi era cada vez más difícil contener los gemidos de placer, me sentía totalmente penetrada y cogida por un extraño y no me importaba, dentro de mí sabía que solo era un objeto pero mi mente comenzaba a jugar con mis pensamientos. Me imaginaba que en verdad ese hombre me estaba poseyendo, cogiéndome rico, y yo como una verdadera puta, gozando de su verga.
Cerré mis ojos y me dejé llevar, ya casi ni disimulaba mis quejidos y gemidos, me estaba gustando y lo disfrutaba completamente, hasta llegué a desear que me lo metiera en el culo como hacía mi marido y que el me cogiera con su verga por la vagina.
Traté de incorporarme un poco para ver el rostro del doctor pero él estaba agachado sobre mi concha y la bata me impedía verlo. Siguió metiéndome el dildo por algunos minutos, yo sentía que me iba a venir cuando de repente escuché su voz llamándome:
-Señora Mendoza
-¿S-si-i? –contesté entre gemidos
-No le he revisado aún los senos ¿No siente tensión también ahí? – me dijo
-N-no… bueno, si, u-un poco… pero creo que es p-por lo m-mismo – le contesté
-A ver, voy a revisarla –dijo el doctor mientras me abría la bata para dejar a la vista mis pechos y sin dejar de meter y sacar el dildo de mi vagina.
Al tocarme el doctor las tetas, inmediatamente mis pezones se pusieron muy duros, comenzó a masajearme los pechos como cuando me buscaba alguna protuberancia o algo, con una mano pasaba de un seno a otro, mientras con la otra continuaba empujándome el consolador. Yo cerré los ojos y seguí disfrutándolo.
De repente el doctor volvió a decir algo:
- ¿Se siente mejor? ¿Va pasando el dolor?
-S-si – contesté gimiendo- me s-siento m-mejor…
-Permítame un segundo, me voy a acomodar mejor – me dijo y detuvo por unos momentos la penetración, me sacó el dildo y de inmediato mi vagina ya lo quería adentro otra vez.
Se escucharon algunos ruidos y enseguida el doctor me dijo:
-Vamos a proseguir
Yo asentí con mucho gusto. De nueva cuenta colocó la punta de la verga en la entrada de mi vagina y yo la volví a sentir deslizándose hasta lo más profundo de mi cueva húmeda. Ligeramente la sentí un poco más ancha y dura, pero no le di mucha importancia, sólo me concentré en seguir disfrutando de la penetración. Siguió metiéndomela muy rico, a un ritmo más acelerado. Yo sentía que ya me iba a venir cuando de repente, y sin decir palabra, el doctor volvió a tomar uno de mis senos con una mano, lo comenzó a masajear suavemente y enseguida, con la otra mano me agarró también la otra teta, mientras incrementaba la velocidad de la penetración.
Un momento, pensarás; ¡¿Entonces con que mano estaba metiéndome el dildo?!

Eso mismo pensé yo después de unos segundos, abrí los ojos y claramente miré sus dos manos aferrándose a mis pechos, estrujándolos, jalando de mis pezones. Pero el ritmo de la penetración no había cesado, al contrario, se incrementaba más y más haciéndome jadear de placer. Fue entonces que lo comprendí;
¡El doctor había cambiado el dildo por su propia verga y me estaba dando una tremenda cogida!
Al momento quise detenerlo. No podía cerrar las piernas por la posición en la que me encontraba, abrí la boca para decirle que se detuviera pero en lugar de la protesta, salió un gemido de placer, estaba llegando el orgasmo. Mi cuerpo se estremeció de pies a cabeza, mi espalda se arqueó y de mi vagina comenzó a escurrir mi jugo caliente.
-Ese dolor que me dijo que sintió desde la vagina hasta el recto también se debe a que usted practica
el sexo anal con su marido regularmente – dijo el doctor un tanto solemne- así que parte del
tratamiento sería también la penetración del ano, así que voy a hacerlo en éste momento.
Yo no contesté y el doctor no se detuvo, siguió empujándome su verga y en ese momento sentí la punta del dildo rozando la entrada de mi ano y sin dejar de cogerme, me lo empezó a meter en el culo.
Debido en la posición en la que estaba, ni siquiera pude apretarlo para evitarlo y cuando me di cuenta ya lo tenía bien metido hasta adentro. Entonces comenzó a cogerme más rápidamente, mientras con una mano me metía el consolador en mi ano y con la otra masajeaba mis tetas. Yo no quería que hiciera eso pero no podía decir nada, solo gemía y gemía como una perra, le pedía más y más como una verdadera puta.
-¡Aaah! ¡Aah! ¡Ssiii! ¡Que rica verga! ¡Si, cójame más! ¡Soy una putaaaa! – le decía al doctor y él solo se limitaba a cogerme y jadear sobre mi.
Estiré mis brazos y tomé su cabeza entre mis manos, lo jalé hacia mis senos, quería que me los mamara. No se hizo del rogar, abrió su boca y comenzó a succionar mis tetas, tomaba mis pezones entre sus dientes y me los mordía salvajemente y yo lo estrujaba contra mis pechos jalándolo de los cabellos. Un chorro caliente salió de mi vagina directamente hacia su vientre y le empapé su bata blanca, tuve un orgasmo tras otro.
No quería que terminara de cogerme pero sabía que él también ya se iba a venir así que le dije:
-Doctor, venga, quiero mamarle su verga, déjeme tragar su leche por favor – y lo jalé hacia mi.
Sin decir nada se quitó su pantalón y se acomodó sobre mí en la clásica posición del “69”
Le quité el condón que traía puesto y él de inmediato me metió su verga en la boca, casi me atraganto con semejante palo metido hasta mi garganta. Se la comencé a mamar mientras él me chupaba mi conchita empapada y con la otra mano seguía jodiéndome el culo con el dildo. Me vine otra vez en su cara y el pareció disfrutar al sentir mi caldito en su rostro porque casi enseguida también acabó en mi boca, llenándola completamente de leche, más de la que me podía tragar, el resto se me escurría por la comisura de mis labios.
Sentí mi cuerpo languidecer, los espasmos del tremendo orgasmo aún recorrían mi cuerpo. El doctor se incorporó sin decir algo y yo bajé mi mano hasta mi vagina para sentirla totalmente mojada. Tomé el dildo que seguía clavado en mi culo y lentamente me lo saqué. Lo tomé entre mis manos y le quité el condón que lo cubría. El doctor me miró y me dijo:
-Vamos señora, puede hacerlo. No tiene nada de malo, es como una terapia. No va a suplantar al pene
de su marido y créame que no se va a hacer adicta a él. Sólo disfrútelo.
Al decir eso tomó mi mano que sostenía al dildo y la dirigió a mi vagina, rápidamente le puso un nuevo condón y me soltó. Yo me lo coloqué en mi entrada que seguía muy resbalosa y lubricada, me lo fui empujando poco a poco hasta tenerlo todo adentro, comencé a experimentar un tremendo placer.
Lo fui sacando y metiendo a un ritmo cada vez mayor, sentía un nuevo orgasmo venir. Comencé a gritar y jadear como loca y me vine con otro chorro de caldo caliente que se escurrió hasta el piso del consultorio, debajo de la cama en la que me encontraba se formó un charquito con mis jugos.
- Tomando aire, le dije al doctor, Gracias, ahora si, estoy preparada para esperar a mi esposo y su irremplazable y verdadera verga.


 
buenisimo

Está buenísimo el relato, muy calentador.... al final como que no encajó el siguiente parrafo

Después de que descubrí éste gozo, esta manera de masturbarme, te llamé enseguida, amiga. Porque se que estudiamos en la misma escuela y tuvimos padres con ideas muy similares, y como todavía no te casas, me imagino las necesidades que has de tener, pues según me contaste, sólo lo has hecho una vez con tu antiguo novio y de eso hace ya como dos años. Y si te pareces un poco a mi, has de estar igual de caliente y urgida por una cogida ¿Verdad?
En la tarde paso por ti y si quieres te acompaño a una sexshop ¿Ok?

 
Está buenísimo el relato, muy calentador.... al final como que no encajó el siguiente parrafo
Tienes razón amigo, este ultimo párrafo era del anterior relato q cambié xq en él se daba cuenta dq todo habia sido un sueño inducido por la peli porno, la pastilla para el dolor d cabeza y el vodka, bueno ya lo removí xq si veo como q sale sobrando, gracias por tu comentario
 
congratu

Tienes razón amigo, este ultimo párrafo era del anterior relato q cambié xq en él se daba cuenta dq todo habia sido un sueño inducido por la peli porno, la pastilla para el dolor d cabeza y el vodka, bueno ya lo removí xq si veo como q sale sobrando, gracias por tu comentario

Felicidades, tu relato tiene todos los elementos del alto erotismo.. tendrá continuación o harás otro distinto?
 
Creo que el relato original decia que al final lo del doctor habia sido un sueño, me quedo con ese final, saludos
 
Felicidades, tu relato tiene todos los elementos del alto erotismo.. tendrá continuación o harás otro distinto?
Gracias, probablemente escriba otro distinto, aunq aun no se si darle continuación a este pero dq seguiré escribiendo, eso si será, saludos!

Creo que el relato original decia que al final lo del doctor habia sido un sueño, me quedo con ese final, saludos
Exactamente Vaquero, ese era el final del relato la primera vez q lo publiqué, toma este otro como un final alterno, saludos! XD
k rico0 HASTa me moje t0da
CON SOLO leerlo0!
Jejejejee q rico!! Esa es la intención, provocar en el lector (o lectora) mucha excitación y deseo, gracias por comentar, saludos! =n_n=
 
Que buen relato aun que ya es biejo sige teniendo su toque jeje y creo que le falto una parte no al final....jeje pero bueno muy bueno grax x el aporte
 
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