lotoxs
Bovino maduro
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Los sonidos que se escuchan en la cama son fiel reflejo de la personalidad de quienes los emiten. Si son demasiado fuertes, si son escasos y reprimidos, o si son fingidos...
Antes de iniciar este post quiero agradecer a todos mis seguidores de Twitter (¡ya son casi 8 mil!) que el viernes pasado me acompañaron en una peculiar historia vivida en tiempo real. Quienes la siguieron saben de qué trata y no tengo que explicarles más. Quienes no, ¿qué esperan para seguirme aquí.
Bueno, yo me encontraba cómodamente a punto de escribir este post en un café cuando ocurrió aquella acalorada historia que le cortó la respiración a muchos. Pero, luego de haber tenido ese encuentro "twittero" del tercer tipo, aquí va el post al fin.
Sucede que tengo vecinos nuevos, a quienes les ha dado por tener sexo día y noche. Tal vez son recién casados, ninfómana ella, o yo qué sé. Se ve (se escucha) que no quedan saciados con una vez. No les son suficientes dos, sino tres o cuatro. Por supuesto, son los gritos de ella los que se más se escuchan. Al final, apenas un medio ahogado grito masculino.
¡Ya quiero verle la cara al vecino que tiene en su haber hasta cuatro rounds por noche! Por supuesto, me excita escucharlos. Yo, ya lo he dicho en ocasiones anteriores, soy también una gritona espectacular cuando estoy en la cama. Pero vaya, no se trata de un grito que asuste al hombre en cuestión, sino que, por el contrario, lo lleva más alto a la cima.
Veo que le gusta mirarme, hacerlo de frente para ver mi rostro, mis movimientos y, por supuesto, para escuchar mis gritos y observar cómo articulo cada uno de esos indescifrables ruiditos como si algo me estuviera poseyendo. Tal vez es eso lo que ocurre. Le encanta verme poseída por él, por su sexo, por la erección de su miembro. Y a mí me encanta montarme en él para cabalgar en el grito hasta el final.
Pero todas las mujeres estarán de acuerdo conmigo. Los gritos, los nuestros y los de ellos, no siempre son iguales. En el primer encuentro sexual con alguien nos damos cuenta de cómo es en función de sus gritos. Es como un "ah, ella es así" o "con que él es así...".
Es como un primer descubrimiento de algo que estamos ansiosos por conocer. Hay hombres cuyos rostros miro e imagino cómo serán gritando en la cama. Ojo, que no digo aquí cómo será su miembro, cuánto durará, cuánto medirá, cómo olerá, qué cosas hará... No. ¿Cómo es que serán sus ruidos sexuales? Eso me excita.
Sé, como la mayoría de las mujeres, que los hombres no son muy expresivos en estos menesteres. No sé si les dará vergüenza o de plano no saben cómo. ¿Será que habrá que poner una escuela de ruidos sexuales? ¿Algún salón que a manera de clase de spinning enseñe a los hombres a gritar de tal o cual forma? "Y ahora vamos por un ohhhhhhhh. Vamos chicos, ustedes pueden" o "Ahora denme un gran aaaaaaaaaaah". ¿Qué pasa, muchachos, no desayunaron huevos?".
Ay, el mundo ideal. Sería maravilloso si eso existiera. Pero no. Por ello, y porque tal vez también aprendemos más rápido, las mujeres sabemos gritar más o mejor. Eso sí, más fuerte.
Aunque no puedo decir que he escuchado a muchas mujeres gritar, confieso que sí lo he hecho cuando visito algún hotel. Cuando en el cuarto de al lado hay alguien que parece competir con los míos. Y puedo darme cuenta inmediatamente si estos son falsos. Puedo saber rápidamente cuando ella intenta hacerle creer a él que está viviendo el orgasmo de su vida. Jojojo. Me río.
Hay algo para saber cuando tu mujer te engaña en materia de ruidos sexuales: los sonidos parecen muy bien acompasados, con un ritmo no muy alto pero tampoco inaudible, y hay una repetición de sílabas casi siempre iguales: "Aaaaah, oooooh, si, si, si, mmm, mmm, mmm".
En un verdadero grito sexual, una apenas sabe cómo se llama, y las palabras o ruidos son verdaderamente ininteligibles. De pronto decimos palabras o frases entrecortadas entre cada gemido y por ahí hay alguna de amor. "Te amoooooooooo". Algo que de verdad sale de nuestro ronco pecho y que a veces, sí, acéptenlo mujeres, no es del todo cierto.
¿Pero cómo somos de acuerdo con nuestros gritos?
Grito callado: Hay cierta represión en dejar salir el placer, pero no quiere decir que no se esté disfrutando. Es más como un dejar salir el placer al final.
Sugerencias: Abrirse al placer desde el inicio, desahogar en sonidos el placer que se siente y tratar de ponerle voz a las sensaciones que se experimentan.
No grita, no chista, no habla: ¿Será un muñeco(a) inflable con el que estás?
No grita nada y luego mucho: Después del susto, tal vez tú puedes hacer que poco a poco ella o él entren en placer. Si no dice nada, entonces ¡hay que preguntar! ¿Qué sientes ahora? sería suficiente para que ella o él comenzaran a gesticular palabras durante el sexo. Los sonidos ininteligibles vendrán después.
Grita "como si la estuvieran matando": Bueno, sí es muy excitante, pero mejor buscar un equilibrio, ¿no? Un justo medio.
Antes de iniciar este post quiero agradecer a todos mis seguidores de Twitter (¡ya son casi 8 mil!) que el viernes pasado me acompañaron en una peculiar historia vivida en tiempo real. Quienes la siguieron saben de qué trata y no tengo que explicarles más. Quienes no, ¿qué esperan para seguirme aquí.
Bueno, yo me encontraba cómodamente a punto de escribir este post en un café cuando ocurrió aquella acalorada historia que le cortó la respiración a muchos. Pero, luego de haber tenido ese encuentro "twittero" del tercer tipo, aquí va el post al fin.
Sucede que tengo vecinos nuevos, a quienes les ha dado por tener sexo día y noche. Tal vez son recién casados, ninfómana ella, o yo qué sé. Se ve (se escucha) que no quedan saciados con una vez. No les son suficientes dos, sino tres o cuatro. Por supuesto, son los gritos de ella los que se más se escuchan. Al final, apenas un medio ahogado grito masculino.
¡Ya quiero verle la cara al vecino que tiene en su haber hasta cuatro rounds por noche! Por supuesto, me excita escucharlos. Yo, ya lo he dicho en ocasiones anteriores, soy también una gritona espectacular cuando estoy en la cama. Pero vaya, no se trata de un grito que asuste al hombre en cuestión, sino que, por el contrario, lo lleva más alto a la cima.
Veo que le gusta mirarme, hacerlo de frente para ver mi rostro, mis movimientos y, por supuesto, para escuchar mis gritos y observar cómo articulo cada uno de esos indescifrables ruiditos como si algo me estuviera poseyendo. Tal vez es eso lo que ocurre. Le encanta verme poseída por él, por su sexo, por la erección de su miembro. Y a mí me encanta montarme en él para cabalgar en el grito hasta el final.
Pero todas las mujeres estarán de acuerdo conmigo. Los gritos, los nuestros y los de ellos, no siempre son iguales. En el primer encuentro sexual con alguien nos damos cuenta de cómo es en función de sus gritos. Es como un "ah, ella es así" o "con que él es así...".
Es como un primer descubrimiento de algo que estamos ansiosos por conocer. Hay hombres cuyos rostros miro e imagino cómo serán gritando en la cama. Ojo, que no digo aquí cómo será su miembro, cuánto durará, cuánto medirá, cómo olerá, qué cosas hará... No. ¿Cómo es que serán sus ruidos sexuales? Eso me excita.
Sé, como la mayoría de las mujeres, que los hombres no son muy expresivos en estos menesteres. No sé si les dará vergüenza o de plano no saben cómo. ¿Será que habrá que poner una escuela de ruidos sexuales? ¿Algún salón que a manera de clase de spinning enseñe a los hombres a gritar de tal o cual forma? "Y ahora vamos por un ohhhhhhhh. Vamos chicos, ustedes pueden" o "Ahora denme un gran aaaaaaaaaaah". ¿Qué pasa, muchachos, no desayunaron huevos?".
Ay, el mundo ideal. Sería maravilloso si eso existiera. Pero no. Por ello, y porque tal vez también aprendemos más rápido, las mujeres sabemos gritar más o mejor. Eso sí, más fuerte.
Aunque no puedo decir que he escuchado a muchas mujeres gritar, confieso que sí lo he hecho cuando visito algún hotel. Cuando en el cuarto de al lado hay alguien que parece competir con los míos. Y puedo darme cuenta inmediatamente si estos son falsos. Puedo saber rápidamente cuando ella intenta hacerle creer a él que está viviendo el orgasmo de su vida. Jojojo. Me río.
Hay algo para saber cuando tu mujer te engaña en materia de ruidos sexuales: los sonidos parecen muy bien acompasados, con un ritmo no muy alto pero tampoco inaudible, y hay una repetición de sílabas casi siempre iguales: "Aaaaah, oooooh, si, si, si, mmm, mmm, mmm".
En un verdadero grito sexual, una apenas sabe cómo se llama, y las palabras o ruidos son verdaderamente ininteligibles. De pronto decimos palabras o frases entrecortadas entre cada gemido y por ahí hay alguna de amor. "Te amoooooooooo". Algo que de verdad sale de nuestro ronco pecho y que a veces, sí, acéptenlo mujeres, no es del todo cierto.
¿Pero cómo somos de acuerdo con nuestros gritos?
Grito callado: Hay cierta represión en dejar salir el placer, pero no quiere decir que no se esté disfrutando. Es más como un dejar salir el placer al final.
Sugerencias: Abrirse al placer desde el inicio, desahogar en sonidos el placer que se siente y tratar de ponerle voz a las sensaciones que se experimentan.
No grita, no chista, no habla: ¿Será un muñeco(a) inflable con el que estás?
No grita nada y luego mucho: Después del susto, tal vez tú puedes hacer que poco a poco ella o él entren en placer. Si no dice nada, entonces ¡hay que preguntar! ¿Qué sientes ahora? sería suficiente para que ella o él comenzaran a gesticular palabras durante el sexo. Los sonidos ininteligibles vendrán después.
Grita "como si la estuvieran matando": Bueno, sí es muy excitante, pero mejor buscar un equilibrio, ¿no? Un justo medio.
¿Cómo son tus gritos sexuales? ¿Te excita escucharlos?