Christian01
Bovino Milenario
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1)La “guerra contra las drogas” ha acentuado los problemas que buscaba combatir. Fenómenos como la corrupción, la violencia, la disputa por el control territorial, la infiltración gubernamental y el poder de los cárteles mexicanos —a nivel nacional y global—no han disminuido. Al contrario, han aumentado. México debería comprender, como lo hizo Estados Unidos cuando legalizó el consumo del alcohol, que la prohibición no disminuyó su uso, sino que generó otra serie de daños sociales como los que nuestro país enfrenta ahora: el crimen organizado, el “boom” de los mercados ilegales y la violación cotidiana de la ley.
2)Todos los decomisos, todos los arrestos y todas las extradiciones no han hecho mella en un negocio calculado entre 25 y 30 mil millones de dólares anuales. Según Edgardo Buscaglia, del ITAM, en los últimos cuatro años, los cárteles mexicanos han ascendido para ocupar el tercer lugar en presencia y poderío a nivel global. En México han infiltrado cada vez más a la economía legal, al Estado, al Ejército, a las policías. La política punitiva de los últimos años no ha funcionado para debilitar a las fuerzas que combate.
3)La “guerra contra las drogas” está construida sobre premisas que parecen incuestionables e inamovibles: la batalla puede ser ganada, Estados Unidos puede reducir su propia demanda interna; “ahora sí” las cosas cambiarán cuando la Iniciativa Mérida incorpore la atención integral a las comunidades fronterizas. Pero estas premisas merecen ser cuestionadas porque en realidad han sido usadas para justificar que la política antidrogas de Estados Unidos se haya vuelto la política antidrogas de México, cuando no necesariamente debería ser el caso.
4)El costo social y económico para el país —mientras el poder del adversario crece— ha sido inmenso. Más de 10 mil millones de dólares invertidos en balas, tanques y helicópteros que podrían haber sido canalizados a escuelas, pupitres y computadoras. 28 mil muertos tan sólo en los últimos cuatro años. Miles de familias desplazadas en el norte del país, obligadas a huir ante la violencia. El deterioro de la imagen de México a nivel internacional y el impacto sobre la inversión extranjera que eso entraña. Instituciones gubernamentales cada vez más desacreditadas ante el crimen que no logran contener. Todo ello legitimado con el lema “para que la droga no llegue a tus hijos”, cuando sigue llegando.
5)La “guerra contra las drogas” desde una perspectiva puramente punitiva se ha vuelto el gran distractor. Ha desviado la atención de los cuatro rubros donde debería estar y que la legalización necesitaría incluir: 1) el combate a la corrupción de alto nivel; 2) la instrumentación efectiva de un programa de desmantelamiento patrimonial a los criminales; 3) una política de prevención de las adicciones y disminución del daño; 4) un programa de coordinación interinstitucional de combate a la delincuencia.
6)La delincuencia común es la que más afecta al ciudadano, pero por el énfasis en la “guerra contra las drogas” es la que menos se combate. La legalización de la mariguana liberaría recursos y permitiría el fortalecimiento institucional de los cuerpos policiacos para enfrentar crímenes del fuero común que padecen tantos mexicanos y actualmente permanecen impunes.
7)La legalización de la mariguana —como lo han argumentado los ex presidentes latinoamericanos Gaviria, Zedillo y Cardoso— sería la manera de reducir los precios de las drogas y así proveer el único remedio a las múltiples plagas que provocan: los asesinatos, los descabezamientos, la luchas encarnizadas por el territorio, y el colapso del andamiaje del gobierno en ciudades como Ciudad Júarez y Monterrey.
8)La legalización sería la forma inteligente de enfrentar una contradicción obvia. Mientras México libra una guerra cruenta contra las drogas, Estados Unidos está optando por despenalizar su uso. Sitios como California se encaminan hacia allí porque han entendido que los costos de la criminalización exceden a los costos de la despenalización. Han comprendido que es mejor enfatizar la prevención de las drogas que incrementar la violencia criminal al tratar de combatirlas.
9)Legalizar implicaría repensar para qué se está librando la “guerra”. Si el objetivo es proteger a la sociedad de las consecuencias dañinas de la droga, valen las siguientes preguntas: la política actual realmente defiende a los mexicanos o acaba dañándolos? No será que la guerra para exterminarla está produciendo más daño que la mariguana misma?
10) Felipe Calderón ha dicho que la legalización dejaría en riesgo a varias generaciones de jóvenes. Pero en realidad ése sería el resultado de la política actual: persistir con una estrategia fallida, en aras de anunciar la victoria en una “guerra” que nadie ha podido ganar. El verdadero peligro para México es seguir librando las batallas equivocadas, seguir mal utilizando los recursos escasos, seguir creyendo que la mariguana es peor que la guerra futil, violenta y desgastante para arrancarla de raíz.
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