jarochilandio
Bovino de la familia
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La Crónica de Hoy
Carlos Ferreyra
Opinión
2014-11-06
Desconozco cómo se convierten en voz de los mexicanos sin decir agua va y nos agreden con exigencias, opiniones generalmente subproducto de lo que leen de los diarios de su predilección, aunque no necesariamente acertados ni mucho menos verídicos en sus aseveraciones.
Fácil tarea en un país en el que nos movemos a base de rumores, de versiones y de sentimientos. En el ya resobadísimo caso de Iguala y sus desaparecidos, luego de que el gobernador improvisado (¿por qué suponen, Michoacán y Guerrero, que los académicos son mejores políticos que los políticos?) dijo que le han pedido rescate por los 43 desaparecidos que están vivos, surgió un líder comunitario que recorre la sierra en busca de los normalistas, y que no deja en su empeño porque los montañeses dicen que escuchan quejidos en las noches.
Y balazos y gritos y afirman que en la parte alta hay un grupo numeroso de personas amarradas. Dice Crisóforo García, líder de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) que los han amenazado y les han advertido que si no salen de la zona, los van “a tirotear”. Los expedicionarios van desarmados, asegura el dirigente de uno de los grupos más belicoso, autor de toda suerte de abusos.
La versión después de declarar Sidronio Casarrubias, al que atribuyen la jefatura de los Guerreros Unidos, que entre los normalistas iban 17 sicarios del cártel de Los Rojos con el encargo de ejecutar a los dirigentes del grupo rival.
Una primera, atribuida a la PGR, decía que los jóvenes fueron convocados para boicotear el acto de apertura de campaña de la señora Pineda en pos de la alcaldía de Iguala. Tal como la de Sidronio, fija el número de 17 pistoleros dentro del contingente normalista.
El tiradero en que han convertido este asunto tiene como mayor damnificado a Enrique Peña Nieto; ha servido para que una vez más las voces correctas, los intérpretes de la política nacional, lancen teorías y pidan la renuncia del mandatario. Aducen simplistamente que es el pueblo el que lo exige. Y ellos lo saben.
Polvos de aquel director de cine residente en Estados Unidos que por haber sido protagonista de los premios Óscar exigió una entrevista personal del presidente con él, igual se lanzan otros desarraigados que sin pudor dicen que son millones los que piden la renuncia de Peña.
¿Cómo llegaron a esa conclusión, a ese desorbitado número de malquerientes del Presidente? No importa ni les interesa aclararlo. Toman como fuente las redes sociales donde los desquehacerados invierten horas y más horas para lanzar al viento frustraciones, impotencias e incapacidades.
Ésa es la encuesta que hizo gente como Jorge Ramos, un mexicano que tiene más años de vida en Estados Unidos que en su país natal, pero que usa su origen para manipular a los mexicanos emigrados, de los que se conduele pero sólo para fines de audiencia.
A este clamor —así lo consideran ellos— se une Eugenio Derbez quien luego de exitosa carrera en la farándula nacional, encontró acogida en las filas del histrionismo gringo. De hecho está residiendo en el país del norte. Y en entrevista con Jorge, repite lo que éste espera escuchar.
Sin conocer a fondo lo que pasa, estos sepulcros blanqueados, como solían decir los panistas de quienes predicaban moral chapaleando en estiércol, asumen las declaraciones de la Casa Blanca, la ONU, la OEA, la CIDH, la UE y otros organismos más que ven con horror lo que pasa en México para no observar lo que sucede en Palestina, donde hubo casi tres mil asesinados en poco más de treinta días. Hablamos de niños, mujeres y personas de edad mayor.
Ramos nunca soñó ser presidente. Sus sueños fueron distintos: “Pocas veces ocurre -como en la película sobre Watergate, All The Presidents Men- que los periodistas tumban del poder a presidentes corruptos y a líderes mentirosos... nos enseñaron que todo político debe temer esa posibilidad”.
“Decenas, quizás cientos, de estudiantes mexicanos fueron masacrados por el ejército en la Plaza de Tlatelolco en 1968. Los periodistas más conocidos se quedaron callados. No merecen ser llamados periodistas. Pero esa complicidad y cobardía no podría repetirse hoy en México”.
“Las recientes masacres de Tlatlaya e Iguala -realizadas por el Ejército y la policía, con decenas de muertos- están siendo cubiertas por una nueva generación de periodistas mexicanos, sobre todo en medios digitales, sin miedo a enfrentar a los de arriba. Ante esta nueva ola de críticas de periodistas con un punto de vista, la respuesta del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha sido la parálisis y el silencio. Pero hay que preguntar hasta que se sepa todo”, dice quien sueña con tirar un presidente.
Y al que habría que pedirle responsabilidad cuando habla de cientos de muertos en Tlatelolco. Y por no perder la nota: al saberse la detención de Abarca y su esposa, el mejor comentario tuitero dice: “Es el colmo lo que hace el gobierno para distraernos del nuevo gasolina”.
Fuente
Mi comentario: Lo único que me sigue pareciendo demasiado surrealista, es que se ligue a los normalistas con los cárteles de la droga, y se quiera construir una historia desde ahí. Cualquiera de las muchas versiones que han corrido en ese sentido (todas, menos una), son simplemente más fantasiosas que la existencia del Gato de Cheshire.
Carlos Ferreyra
Opinión
2014-11-06
Desconozco cómo se convierten en voz de los mexicanos sin decir agua va y nos agreden con exigencias, opiniones generalmente subproducto de lo que leen de los diarios de su predilección, aunque no necesariamente acertados ni mucho menos verídicos en sus aseveraciones.
Fácil tarea en un país en el que nos movemos a base de rumores, de versiones y de sentimientos. En el ya resobadísimo caso de Iguala y sus desaparecidos, luego de que el gobernador improvisado (¿por qué suponen, Michoacán y Guerrero, que los académicos son mejores políticos que los políticos?) dijo que le han pedido rescate por los 43 desaparecidos que están vivos, surgió un líder comunitario que recorre la sierra en busca de los normalistas, y que no deja en su empeño porque los montañeses dicen que escuchan quejidos en las noches.
Y balazos y gritos y afirman que en la parte alta hay un grupo numeroso de personas amarradas. Dice Crisóforo García, líder de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) que los han amenazado y les han advertido que si no salen de la zona, los van “a tirotear”. Los expedicionarios van desarmados, asegura el dirigente de uno de los grupos más belicoso, autor de toda suerte de abusos.
La versión después de declarar Sidronio Casarrubias, al que atribuyen la jefatura de los Guerreros Unidos, que entre los normalistas iban 17 sicarios del cártel de Los Rojos con el encargo de ejecutar a los dirigentes del grupo rival.
Una primera, atribuida a la PGR, decía que los jóvenes fueron convocados para boicotear el acto de apertura de campaña de la señora Pineda en pos de la alcaldía de Iguala. Tal como la de Sidronio, fija el número de 17 pistoleros dentro del contingente normalista.
El tiradero en que han convertido este asunto tiene como mayor damnificado a Enrique Peña Nieto; ha servido para que una vez más las voces correctas, los intérpretes de la política nacional, lancen teorías y pidan la renuncia del mandatario. Aducen simplistamente que es el pueblo el que lo exige. Y ellos lo saben.
Polvos de aquel director de cine residente en Estados Unidos que por haber sido protagonista de los premios Óscar exigió una entrevista personal del presidente con él, igual se lanzan otros desarraigados que sin pudor dicen que son millones los que piden la renuncia de Peña.
¿Cómo llegaron a esa conclusión, a ese desorbitado número de malquerientes del Presidente? No importa ni les interesa aclararlo. Toman como fuente las redes sociales donde los desquehacerados invierten horas y más horas para lanzar al viento frustraciones, impotencias e incapacidades.
Ésa es la encuesta que hizo gente como Jorge Ramos, un mexicano que tiene más años de vida en Estados Unidos que en su país natal, pero que usa su origen para manipular a los mexicanos emigrados, de los que se conduele pero sólo para fines de audiencia.
A este clamor —así lo consideran ellos— se une Eugenio Derbez quien luego de exitosa carrera en la farándula nacional, encontró acogida en las filas del histrionismo gringo. De hecho está residiendo en el país del norte. Y en entrevista con Jorge, repite lo que éste espera escuchar.
Sin conocer a fondo lo que pasa, estos sepulcros blanqueados, como solían decir los panistas de quienes predicaban moral chapaleando en estiércol, asumen las declaraciones de la Casa Blanca, la ONU, la OEA, la CIDH, la UE y otros organismos más que ven con horror lo que pasa en México para no observar lo que sucede en Palestina, donde hubo casi tres mil asesinados en poco más de treinta días. Hablamos de niños, mujeres y personas de edad mayor.
Ramos nunca soñó ser presidente. Sus sueños fueron distintos: “Pocas veces ocurre -como en la película sobre Watergate, All The Presidents Men- que los periodistas tumban del poder a presidentes corruptos y a líderes mentirosos... nos enseñaron que todo político debe temer esa posibilidad”.
“Decenas, quizás cientos, de estudiantes mexicanos fueron masacrados por el ejército en la Plaza de Tlatelolco en 1968. Los periodistas más conocidos se quedaron callados. No merecen ser llamados periodistas. Pero esa complicidad y cobardía no podría repetirse hoy en México”.
“Las recientes masacres de Tlatlaya e Iguala -realizadas por el Ejército y la policía, con decenas de muertos- están siendo cubiertas por una nueva generación de periodistas mexicanos, sobre todo en medios digitales, sin miedo a enfrentar a los de arriba. Ante esta nueva ola de críticas de periodistas con un punto de vista, la respuesta del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha sido la parálisis y el silencio. Pero hay que preguntar hasta que se sepa todo”, dice quien sueña con tirar un presidente.
Y al que habría que pedirle responsabilidad cuando habla de cientos de muertos en Tlatelolco. Y por no perder la nota: al saberse la detención de Abarca y su esposa, el mejor comentario tuitero dice: “Es el colmo lo que hace el gobierno para distraernos del nuevo gasolina”.
Fuente
Mi comentario: Lo único que me sigue pareciendo demasiado surrealista, es que se ligue a los normalistas con los cárteles de la droga, y se quiera construir una historia desde ahí. Cualquiera de las muchas versiones que han corrido en ese sentido (todas, menos una), son simplemente más fantasiosas que la existencia del Gato de Cheshire.