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De esposa ejemplar a puta de lujo 4-20

jack_kugel

Bovino maduro
Desde
25 May 2008
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144
Entre unas cosas y otras ya estábamos en febrero, y Ana y yo nos hicimos inseparables. Tenía que recuperar el tiempo perdido, así que me apliqué en serio con el aeróbic. Ana tenía razón en poco tiempo aguantaba las sesiones sin problemas, y con la dieta y el ejercicio bajé tres kilos en un par de meses, quedándome en 61 Kg. y 92 de cadera (desde entonces para mí el peso ha sido una auténtica obsesión).
De la Abdominoplastia me quedó una cicatriz sobre el pubis, y como siempre lo tenía depilado, quedaba a la vista, así que Ana nada más recuperarme de las operaciones, me dijo que me tenía que hacer un tatuaje.
También quería un piercing en el ombligo decía que era muy sensual y que esa tripita tenía que llamar la atención. Fuimos a una joyería y compré un aro de oro como el de ella, que me costó 250.000 pts.
Me llevó a un centro muy bien equipado y caro, les dijo que me colocaran un corazón de color rojo intenso entre la vagina y el ombligo más cerca de la primera para que tapara toda la cicatriz, y le entregó el aro para el piercing en el ombligo.
El tipo que me hacía el tatuaje flipaba con mi coñito depilado, la verdad es que ya me desnudaba delante de extraños sin ningún tipo de pudor. El hacerme el tatuaje y ponerme el piercing me costó otras 100.000 pts. mis deudas iban en aumento.
Me di cuenta que en verano con el tanga de baño que me harían llevar no se iba a tapar el tatuaje, pero en fin que podía hacer yo. Ana me dijo que nada más llegar a casa se lo enseñara a mi marido para provocarle.
Todavía me acuerdo cuando le enseñé mi nuevo vientre a Carlos, casi se muere, me dijo que una madre de familia no podía ir así que cada día parecía más una puta, le contesté que era para tapar una cicatriz muy fea que me había quedado y me hice la cabreada durante una semana que estuve sin hablarle.
La verdad es que con los cambios en mi físico la ropa de cintura para abajo no me valía, así que Ana y yo salimos de compras unos días eligiéndome ella toda la ropa, siempre de una talla menos para que quedara muy ajustada. La verdad es que al final tuvo razón y me elegía hasta las bragas, obligándome siempre a usarlas de colores o negras, nunca blancas.


Al cabo de unos días me llamó por teléfono al móvil (yo estaba en el trabajo) y me contó lo que Mario quería de mí en este trimestre:

Me tenía que hacer una experta total como amante de mujeres. Ana me dijo que eso sería fácil, porque ella iba a ser mi maestra, y que cuando una mujer come coño por primera vez, ya no puede dejar de hacerlo mas veces, lo que iba a suponer que sería capaz de hacer el amor a una mujer como si fuera una lesbiana de verdad.
Lo segundo ella lo llamó como una prueba de fuego para ver si realmente era lo suficiente puta para Mario y si merecía la pena seguir con mi formación. Me citó en una cafetería y nos pedimos un par de Whiskys con coca-cola. Me dijo que ya me había acostado con hombres y mujeres poniendo los cuernos a mi marido, pero que ahora tendría que acostarme con alguien de mi familia más próxima, y que me lo ponía fácil que fuera hombre. Yo me quedé alucinada, diciendo que eso era demasiado, que iban a destrozar mi vida, etc. Ana me dijo que era la prueba definitiva para ese trimestre y que si no la cumplía no volvería a ver a Mario. En plena cafetería me metió la mano por debajo de la falda y empezó a meterme los dedos en el coño, yo me humedecí, y me dijo, pero míralo si ya estás cachonda sólo de pensarlo.

Entonces le pregunté que si esta era la prueba para este trimestre que vendría en los dos siguientes hasta cerrar el año. Me contestó que lo del último no me lo podía decir pero que lo del siguiente si. Empezaría a joder con hombres en serio no como hasta ahora, para que aprendiera de verdad a dar placer a los hombres haciendo lo que más les gusta, y que en eso me instruirían Mario y ella, eso sería para el verano.

Me dio 24 horas para pensar con quien de mi familia lo haría y se marchó.

Me quedé sola en la cafetería tomando otra copa, y mientras me fumaba un cigarro me di cuenta que lo que querían hacer de mi era una auténtica puta, y que lo de la prueba de acostarme con un familiar en realidad era una prueba definitiva para comprobar que si además de hacerme ellos puta, nací puta, ya que si lo haces con alguien de tu familia lo puedes hacer con cualquiera.
La verdad es que había llegado muy lejos y me gustaba el sexo tanto que pensaba en ello continuamente, y Mario me volvía loca, sobre todo por su chulería y el desprecio con que me trataba. No me gustaba nada la idea de hacerme la amante de alguien de mi familia, y empecé a pensar quien podría ser.
De mi familia carnal como no tengo hermanos tendría que ser mi padre, y aunque me estaba convirtiendo en una degenerada, no podía rebajarme a tanto. No tenía ningún primo carnal, sólo primas, así que empecé a pensar en la familia de mi marido.
No me iba a acostar con su padre es un viejo, pero tiene una hermana y un hermano que se llama Luis, así que como Ana me dijo que podría ser hombre elegí a Luis. Con su hermana a no ser que fuera bollera hubiera sido más difícil.

Luis es un año mayor que Carlos, en aquella época tenía 31 años y se iba a casar en mayo, con una morenaza bastante guapa de 30 años que trabajaba en un Hospital como médico, de nombre Inma. Luis es economista como yo y trabajaba en aquel entonces en una compañía de seguros cerca de mi oficina, así que me sería relativamente fácil hacerme la encontradiza. Físicamente no estaba mal, no muy alto 1:70, delgado pero fuerte, se ve que hacía deporte y moreno. Siempre fue muy formal como Carlos.
No sabía si le valdría a Ana porque Luis no era de mi sangre era mi cuñado, pero yo creo que el ponerle los cuernos a mi marido con su hermano que además se iba a casar dentro de poco era una pasada.
Al día siguiente llamé a Ana contándole que había elegido a mi cuñado que se casaba en un par de meses. Me contestó que no sabía si valdría y que lo consultaría con Mario. Al rato me llamó y me contestó que lo autorizaba, pero que como no era de mi sangre y que me había buscado un tipo joven, que mis polvos con él me tendrían que degradar como a una auténtica zorra, y que ya me dirían como y cuando debería follar con él.
De momento debía empezar a seducirle, y me aclaró que mi relación con mi cuñado no sería de un único polvo y hasta luego, sino que tendría que durar un par de meses.
Le contesté que aceptaba (prefería portarme como una auténtica zorra con Luis, a acostarme con mi padre). Ana me dijo que controlaría mi relación con Luis, para empezar quería que el miércoles a las 17:00 horas, me acostara con él en su apartamento, para que ella pudiera verlo, y que ese día tendría que follarle como nadie lo habría hecho antes y me colgó el teléfono.
Estábamos a viernes, luego tendría que ponerme rápido en contacto con él. Se me ocurrió llamarle para quedar a cenar el sábado mi marido y yo con él y su novia, argumentando que nunca nos veíamos a y que queríamos conocer a su novia mejor antes de la boda. Le llamé a su móvil, y se lo comenté, aceptó encantado, quedamos a cenar el sábado en un restaurante de moda a las 10.
Por la mañana quedé con Ana en el club, aeróbic, rayos UV, peluquería, etc. Luego fuimos de compras, me eligió para la ocasión un vestido de noche azul con lentejuelas muy caro, escotado por detrás hasta la parte superior del trasero, y por delante dejando ver el ombligo era corto, me llegaba por los muslos.
Me dijo que tendría que llevarlo sin sostén, que las tetas las sujetaba el vestido al pasarme un tirante por el cuello que las sostenía por presión al quedar el vestido muy ajustado. Me dijo que me pusiera medias, liguero, y tanga negros, con zapatos de tacón altos.
Entonces Ana me indicó lo que tendría que hacer esa noche. Hacerle una mamada en el baño de hombres del restaurante, aprovechando cuando él se fuera a mear.
Le contesté que era una locura que mi marido podría ir al baño también y pillarnos, entonces me recordó el trato que yo había elegido a mi cuñado y que esas eran las condiciones. Además para que ella pudiera comprobar que lo hacía tendría que llamarla con mi móvil y dejarlo encendido durante la mamada.
Cuando íbamos a salir Carlos me dijo que parecía una puta que como me vestía así para ir con la familia, debo decir que iba muy maquillada y luciendo el piercing del ombligo, el pelo recogido para detrás engominado, acentuando los ahora rasgos marcados de mi rostro.
Cuando llegamos al restaurante al quitarme el abrigo todo el mundo me miraba, y Luis e Inma que no me veían de desde Navidades se quedaron embobados sobre todo al verme la cara. Me dijeron que parecía otra que estaba más guapa que no había quien me conociera, les contesté que me había operado para estar más a gusto con mi imagen.
La cena transcurrió normalmente, yo le lanzaba miradas insinuantes a Luis que estaba en frente mío, le pasaba mis pies por sus piernas hasta que llegué a su paquete, me quité un zapato y empecé a frotárselo rítmicamente, hasta que se le puso durísimo, su cara era un poema mientras yo le miraba fumando un cigarro entreabriendo la boca y pasando la lengua por mis labios.
Cuando llegamos a los postres, Luis se fue al baño, entonces a los 20 segundos yo también fui, llamé a Ana con el móvil y lo dejé encendido le comenté que se la iba a mamar ahora y me contestó que me masturbara mientras se lo hacía que quería oírme gemir a mi también, yo ya no me negaba a nada no tenía tiempo para hablar con ella, tenía que encontrar urgentemente a Luis.
La verdad es que estaba muy nerviosa, todo era demasiado aberrante, era como si estuviera soñando, ¿Cómo reaccionaría Luis? ¿Y si a Carlos le daba por ir al baño también?, Abrí la puerta de los Servicios de caballeros, tuve suerte porque solo estaba Luis y no usando un urinario, sino un WC, me metí dentro cerrando con el pasador el estaba sacudiéndosela, y cuando se estaba cerrando la bragueta, me miró sorprendido preguntando porque estaba allí, le contesté que para acabar lo que había empezado en la cena, me dejé caer de rodillas bajé la tapa del WC y dejé el bolso y el móvil ahí para que Ana escuchara todo.
Empecé a bajarle la cremallera de la bragueta y después el boxer, ya estaba erecto, me la metí en la boca aunque todavía tenía restos de orina de la meada, y con la mano que tenía libre me subí el vestido, me corrí la tela del tanga y empecé a masturbarme.
Fue la primera mamada con mis labios nuevos, y la verdad es que con el engrosamiento me di cuenta que era más fácil mamar una polla.
Luis estaba como en otra galaxia como no dando crédito a lo que veía, diciéndome ¡Pero Sonia! ¿Te has vuelto loca? ¡Puede entrar alguien, incluso Carlos! Si quieres, otro día acabamos esto. Yo sabía que no podía perder el tiempo, no podría tardar más de 10 minutos, hasta que nuestras parejas nos echaran de menos.
Le comí la polla ávidamente para que se corriera lo antes posible. A los 5 minutos eyaculó un torrente de leche en mi boca tragándomela toda. Durante el tiempo que duró todo, no deje de mirarle a los ojos como me enseñó Mario. Por la cara que le quedó a Luis, se le veía muy avergonzado y con mi masturbación tuve un orgasmo. Le limpié bien la polla con la boca me incorporé para arreglarme un poco el vestido, él estaba como ido, le tuve que colocar el boxer y subirle los pantalones.

Me dijo que me conocía desde que teníamos 18 años y que nunca hubiera pensado que era tan guarra. Le di un beso en la boca metiéndole la lengua hasta la garganta, diciéndole que quería volver a repetirlo pero con más calma.


Luego primero salió él del baño, había un señor de mediana edad que me vio salir justo después, se me quedó mirando extrañado, entonces Luis se fue a la mesa con Inma y Carlos y yo al Servicio de mujeres a arreglarme un poco. Allí hablé con Ana por el móvil y me confirmó que había escuchado todo y que estaba orgullosa por lo golfa que era.


Creo que de todas las cosas que Mario y Ana me habían obligado a hacer hasta ese momento, aquello fue lo que más me rebajó, mamarle la polla a mi cuñado en un WC público mientras nuestras parejas nos esperaban fuera fue demasiado, consiguiendo acabar con el último resquicio de moralidad que pudiera quedar en mí.
Me pinté de nuevo mis gruesos labios, me enjuague la boca con agua y me encendí un cigarro y luego fui decidida a la mesa, esbozando una amplia sonrisa, a Luis se le veía un poco cortado la verdad. Pedimos unas copas y entonces empecé a hablar de vestidos, compras y frivolidades así con Inma, para que no se fijara en la cara de Luis. Mientras Carlos y Luis hablaban de Fútbol.
Luego salimos a una discoteca, la verdad es que yo les arrastraba para continuar la juerga. Seguimos bebiendo más copas, y yo me cansé de bailar sola en la pista provocando a los tíos, mientras ellos estaban sentados en la barra.
A las 6 de la mañana no despedimos, cuando llegamos a casa tenía ganas de follar con Carlos, pero el pobre estaba tan borracho que no se le levantaba, y me fui al baño a masturbarme.

El lunes Luis me llamó al móvil, se ve que tenía ganas de repetir, y quedé con él para comer el miércoles, y así cumplir los deseos de Ana. Cuando estábamos comiendo, no paré de calentarle la cabeza, diciéndole que me casé con Carlos pero que le quería a él, que era un hombre con una personalidad arrolladora que quería conocerlo mejor, y por supuesto vestía marcando tetas y culo para excitarle.
Entonces le dije que fuéramos a un apartamento de mi empresa para terminar lo que habíamos empezado el viernes. En realidad fuimos al apartamento de Ana, para que lo viera todo, luego me enteré que me filmaría follando con Luis.
Cuando llegamos al apartamento de Ana metiéndonos mano por todo el camino, Luis me besó metiéndome la lengua, los primeros besos fueron tiernos, pero yo le dije que a mi me gustaba que me follaran fuerte tratándome como a una puta y que por eso le ponía los cuernos a Carlos. Nos fuimos a la habitación allí las manos de Luis buscaron mis pechos mi culo y mi sexo.
Empujé a Luis a la cama y empecé a desudarme lenta y sensualmente. Este juego me excitó mucho ya que Luis era mi cuñado. Llevaba una minifalda con una blusa blanca. Lentamente y sin dejar moverme delante de Luis, me fui desabrochando botón a botón la blusa dejando ver un sujetador encarnado que tapaba mis pechos.
Cuando me la desabroché del todo, me la quité y se la tiré a Luis a la cara. Luego me bajé la cremallera que sujetaba la minifalda a mis caderas y poco a poco, con movimientos sensuales se deslizó hacia mis pies. Luego de un puntapié levanté la falda del suelo, dejándola caer lo más cerca de Luis que pude haciendo lo mismo con mis braguitas azules de tul transparente. Después me quité suavemente mis zapatos de tacón quedando solamente sobre mi cuerpo el liguero y medias que hoy eran azul marino.
Me acerqué a la cama gateando de rodillas como una gata en celo busqué la cara de Luis y le di un beso. Todo esto lo hacía sin dejar de mover circularmente mi trasero.
Luego me puse encima de el dándole la espalda para que tuviera una perfecta visión de mi trasero, se quedó pasmado al ver mi tatuaje en forma de corazón, sobre mi sexo todo depilado. Dejé pasar un buen rato durante el cual no dejé de mover el trasero para que Luis lo admirara bien.
Después mis manos desabrocharon el sujetador dejando mis tetas libres con mis pezones, ya puntiagudos y duros. Le dije que ahora no eran muy grandes mientras me los levantaba con las manos pero que me los operaría por el para tener una talla 95.
Luego empecé a desnudar a Luis, le cogí por la mano y lo levanté de la cama. Mientras le besaba en la boca le iba desabrochando la camisa, a continuación lo senté en la cama y arrodillándome le quité los zapatos y calcetines. Luego le volví a levantar, y metí mi mano por la bragueta buscando la polla.
Cuando la encontré, le besé de nuevo, restregando mis tetas contra su torso. Desabroché del todo el pantalón y lo tiré sobre la cama. Luis sólo vestía ahora un boxer a cuadros, donde se adivinaba una preciosa tienda de campaña.
Nos tumbamos en la cama, yo sobre él dándole la espalda moví mi cara hasta que quedó a la altura de la verga de Ricardo no era muy larga pero si gruesa y comencé a darle lametazos y besos. Besé sus huevos, jugando con ellos con mi lengua, le lamí el orificio del ano, metiéndole un dedo, y luego subí hasta encontrar el prepucio. Abrí todo lo que pude la boca y poco a poco me la fui introduciendo. Lo saqué del todo y me la restregué en mis carnosos labios.
Luego succioné de nuevo todo el pene y cuando consideré que me había acostumbrado a su grosor ya que en la mamada del viernes no me dio tiempo, comencé a meterla y sacarla de mi boca con todas mis ganas. A veces la metía del todo, otras la sacaba del todo para dedicarme íntegramente a la punta.
Luis no paraba de gemir, mientras le puse el coño en la boca le invité a que me lo comiera que me lo había depilado para él, empezó a comérmelo, pero se veía que nunca lo había hecho y le di instrucciones para que aprendiera, al final me facilitó un orgasmo.
Como si seguía mamándosela no iba a aguantar mucho, me puse sobre él pero ahora de frente y me la clavé en la vagina hasta los huevos, sin condón, después de todo era mi cuñadito. Empecé a cabalgarle mientras me tocaba las tetas y le besaba en la boca, hasta que se corrió. Me la saqué y se la limpié con la lengua del todo.
Me quedé sobre él y nos encendimos un cigarro, yo no paraba de tocarle besarle, le decía que nunca me habían follado así, es decir, estaba siendo puta con él para que se volviera a empalmar. Mientras me fumaba el cigarro y le besaba se la cogí con una mano y empecé el movimiento arriba y abajo pajeándole hasta que se empalmó de nuevo.
Me puse a cuatro patas y le dije que me enculara mientras me abría el culo con las manos, la cara de Luis era un poema (seguro que nunca había dado por culo a una chica).
Me la metió por el culo con cierta dificultad entonces yo empecé a culear hacia delante y detrás marcando el ritmo. A los 10 minutos en cuanto noté que me iba a correr aumenté más el ritmo. Luis también estaba próximo y cuando notó que yo aumentaba el ritmo me ayudo un poco. En cuanto me llegó un orgasmo, Luis se corrió en mis intestinos.
Me había llenado de semen culo y coño. Entonces me volví y mirándole a los ojos se la volvía a limpiar.
Nos quedamos exhaustos, sobre la cama, nos encendimos otro cigarro y Luis me dijo que estaba dispuesto a dejarlo todo por mi, pero yo le contesté que a mi gustaba follar pero sin ataduras.
Todo el tiempo que estuvimos follando, casi tres horas, Ana estuvo allí viéndolo todo. Luis se levantó de la cama, y se fue a duchar, yo me quedé en la cama con las piernas abiertas destilando semen por mis dos agujeros, y pensando y dándome cuenta que mi matrimonio nos tardaría en irse al garete.
Mientras Luis se vestía yo seguía desnuda excitándole como haría cualquier puta. Me dijo que quería repetir esto, y que le llamara, que nunca había conocido una mujer tan golfa y que lo sentía por su hermano. Se puso el abrigo y se marchó.

Cuando Ana salió de su escondite en la habitación contigua me dijo que Mario lo iba a tener muy fácil en el próximo trimestre cuando me formara en el arte de dar a placer a los hombres, pero que lo que ahora venía era más difícil para una mujer que no haya nacido lesbiana, y que yo me convertiría en una bisexual de verdad, y que conseguiría que me excitara tanto al ver un hombre como una mujer atractivos. Esto implicaría que siempre pensaría en el sexo ya que me gustarían ambos sexos por igual.
Me dijo que me presentaría en clubes del mundo gay como amiga suya y lesbiana convencida pero de las que hacen el papel de mujer, no el de marimacho. Me dijo que lo pasaría mal al principio, ya que hasta que finalizara el trimestre sólo follaría con dos hombres y poco, Luis y mi marido.

A Luis te lo follarás el día de su boda en el banquete, hasta entonces dale largas. A tu marido le restringes el sexo. Le contesté que era prácticamente lo único que ahora me unía a él. Me contestó que ya lo sabía pero que mi matrimonio estaba en cuesta abajo, y que en estos dos meses quería que me concentrase en las mujeres. Además me indicó que rompiera definitivamente con Pablo.

Ya eran las diez de la noche, Ana me dijo que la comiera el coño, ya que después de mi numerito con Luis estaba muy caliente. La verdad es que estaba encharcada, se lo comí fuerte. Después me duché y me marché a casa no sin despedirme con un beso en la boca.

Continuará.
 
Al día siguiente en el trabajo no hacía más que pensar en lo que me iban a meter ahora. A mi nunca me habían gustado las mujeres, y aunque últimamente me había acostado con Ana y la puta rusa que me alquiló Pablo y me resultaba placentero, de ahí a hacerme plenamente bisexual me parecía un abismo.
Por cierto me acordé de Pablo, le llamé y le conté que no quería volver a verle que quería a mi marido y que no me parecía bien ponerle los cuernos. Con gran desconsuelo suyo me dijo que quería seguir siendo mi amigo y que le llamara para tomar una copa algún día.
Después del trabajo fui al club a mi sesión de aeróbic, masaje y rayos UV. Cuando estaba con Ana en la sauna, me dijo que el sábado nos iríamos por chueca, a locales gays, así que el sábado por la mañana iríamos a comprar ropa adecuada.
El sábado fuimos a tiendas típicas del público gay, nos compramos vaqueros ajustados, chaquetas vaqueras y de ante, pañuelos para la cabeza, bragas y sujetadores de colores bastante bastos, bisutería dorada como pulseras y largos pendientes, botas y mocasines de ante, etc., según Ana nos poníamos a la moda gay, para dar una imagen hipi y más juvenil.
Comimos en un restaurante y Ana me empezó a dar instrucciones, me dijo que me vistiera y maquillara lo más provocativa posible con la ropa que habíamos comprado, y que pensó que me iba a presentar como su novia. Que ella haría el papel de marimacho y yo el de su putita complaciente.
Por la tarde fui al cine con mi marido y el niño, y al llegar a casa me duché y empecé a vestirme con la ropa que compré por la mañana. Me puse unas bragas y un sujetador granates, una blusa blanca escotada que transparentaba el sujetador y que me llegaba a la mitad de la tripa y que se ajustaba a la misma con una especie de goma, un vaquero azul clarito desgastado muy bajo de caderas y ajustado que me marcaba la raja de mi coñito y que se sujetaba con un cinturón dorado.
Entre el pantalón tan bajo de caderas y la blusa tan corta se me veía el piercing del ombligo y la mitad de mi corazón tatuado sobre el sexo, además de la goma granate de las bragas.
Para terminar unas botas bajas doradas con tacón y plataforma de unos 10 centímetros haciendo juego con el cinturón y una cazadora vaquera de un color negro gastado que me llegaba justo a la cintura dejando el trasero a la vista. Toda la ropa era una horterada.
Luego me maquillé en tonos rojos llamativos y me pinté las uñas en el mismo color. El pelo me lo recogí en una coleta con un pañuelo de tela colorado, que hacía juego con un bolso de charol rojo muy pequeño, en el que sólo me entraba el monedero, el móvil, el paquete de tabaco y el mechero.
Cuando salí del baño Carlos se me quedó mirando y me preguntó que adonde iba vestida como una niñata de 15 años de Malasaña. Le contesté que había quedado con Ana y que no me esperara despierto, que me vestía así porque sólo tenía 28 años y que todavía era joven. Se cabreó mucho y me dijo que parecía un puta de la Casa de Campo.
Me fui dando un portazo, cogí el coche y me fui a buscar a Ana. Ella iba vestida más o menos como yo pero más como un hombre, sin enseñar la tripa, con el pelo totalmente recogido y engominado y sin maquillaje, y fumando tabaco negro.
Eran las 11 de la noche, nos fuimos hacia Chueca, y me dijo que la siguiera el rollo todo el rato. Entramos en un bareto gay, había hombres y mujeres por igual, me di cuenta al entrar que sólo las mujeres se nos quedaron mirando, la verdad es que yo debía ser un bocado muy apetitoso para cualquier lesbiana, y los hombres debían ser todos gays.
Fuimos a la barra y nos pedimos unos whiskys con cocacola, nos encendimos unos cigarros y Ana empezó a estudiar a las tías. Se fijó en dos que eran bastante guapas dentro de lo que cabía, con el pelo rapado y con un cuerpo muy andrógino, parecían y vestían como chicos. Poco pecho, con pocas curvas y delgadas pero atléticas.
Ana me tomó la mano y fuimos cerca de ellas. Mientras tomábamos la copa me dijo que esa noche me entregaría a esas dos tías, así que íbamos a empezar a ponerlas calientes. Ana empezó a meterme mano descaradamente, a besarme metiendo lengua, a tocarme las tetas, así estuvimos unos 20 minutos. Luego me dijo que fuera al baño contoneándome, que cuando volviera ya habría empezado a intimar con ellas.
Me fui al baño moviéndome de la forma más guarra posible, yo la verdad estaba muy nerviosa, había follado con mujeres, pero que parecían mujeres, pero esas dos eran como tíos, y no sabía si aquello me iba a gustar.
Me metí en el WC a hacer un pis, salí y me miré al espejo del baño. Me sentía extraña, nunca en mi vida me había vestido de una forma tan vulgar, tenía razón Carlos parecía una niñata de Instituto calientapollas.
Me encendí un cigarro y me dirigí hacia ellas. La música estaba muy alta, Ana se pegó a mi oído, me dijo que las había contado que era una niña de papá y que ella era mi novia.
Las comentó que tenía 24 años y que estaba estudiando periodismo, y que vivía en un apartamento en la Castellana que pagaba mi padre. También les contó que le gustaba entregarme a otras mujeres y que era muy sumisa. Total había preparado el terreno para que aquellas dos bolleras se despacharan conmigo.
Nos presentó, se llamaban Rosa y Belén. Nos pedimos otras copas y empezamos a hablar, se veía que tenían un nivel cultural muy bajo, una trabajaba de limpiadora en un Hospital y la otra en una frutería, luego tendrían ganas a una niña de Papa. No paraban de decirle a Ana la novia tan guapa que tenía, que cuerpo, que tenía unos labios muy sensuales, etc.
Nos recorrimos todos los garitos de chueca, y me estuvieron metiendo mano descaradamente toda la noche y siempre una me acompañaba al baño para verme mear.
Cuando cerraron los bares a eso de las 4 de la mañana, yo la verdad estaba muy mareada, entre que me fumaba un cigarro detrás de otro, y que Ana no paraba de pedir copas ya no sabía ni lo que pasaba. Como cerraron todos los bares Ana dijo que fuéramos a mi apartamento (en realidad era el de Ana) para tomar la última copa.
Cuando las dos lesbianas vieron mi coche dijeron, vaya con la niña de papá, mientras se dedica a golfear por ahí, su papaito la regala un escarabajo de 4 kilos, y la paga un apartamento en la Castellana, pues vamos a tener que espabilarla. Yo tal y como iba no podía conducir, así que Ana cogió el coche, y me dijo que me sentara con ellas atrás.
Me senté entre las dos. No pararon de meterme mano todo el camino, me besaban metiendo lengua en la boca, mientras me tocaban las tetas, culo y coño.
Al llegar al apartamento, se abalanzaron cobre mí, y empezaron a quitarme la ropa, aunque eso sí con bastante cuidado, primero la chaqueta vaquera, y luego mientras una me quitaba la blusa y el sujetador, la otra hacía lo propio con los vaqueros y las bragas.
Se quedaron como anodadas al ver mi sexo depilado con el tatuaje encima en forma de corazón. Ana les contó que me había tatuado, y puesto el piercing en el ombligo por ella, y que me depilaba el sexo porque me obligaba.
Me tiraron a la cama y empezaron a desnudarse, incluida Ana. Me pusieron a 4 patas, (Ana siempre grababa cuando me acostaba con alguien en su apartamento) y además me pusieron una venda en los ojos par que no pudiera ver nada.
Empezaron a hablar entre ellas y pronto sentí una mano que acariciaba mis nalgas y pechos con rudeza. Debía ser una de las dos lesbianas. Me inquietó no saber cual de aquellas chicas me tocaba.
Entonces comencé a sentir la sensación mojada de una lengua que me lamía mi vagina. Fueron unos cuantos lametones profundos, que parecían querer limpiármelo. Luego sentí de nuevo una mano sobre mis nalgas, pero esta vez me las separaba y empezaba a introducir un consolador que pretendía hacerse paso dentro de mí.
Doblé la espalda, entonces la mujer me tomó del pelo y puso una mano encima de mi trasero. Tiraba hacia atrás con fuerza de mi pelo, por lo que me veía obligada a recular hacia detrás y a penetrarme en el consolador.
El consolador me iba penetrando como si fuera una polla de un hombre de 25 cm que te penetra por detrás, luego tenía que estar utilizando un consolador de correas recibido a la cintura de una de ellas.
Mientras tanto otra de ellas se abrió de piernas delante de mí, tiró de mi cabeza hacia abajo y me dijo que la comiera el coño. No estaba depilado, luego no era el de Ana.
Mi situación es que una me la metía por detrás mientras me comía el coño de la otra. Como podía aguantaba las embestidas de mi amante que me follaba sin cuidado alguno, más bien parecía que quería hacerme daño, como desgarrarme el coño. Las embestidas eran cada vez más fuertes y profundas, consiguiendo que finalmente me corriera, corriéndose el coño que tenía en la boca casi al mismo tiempo.
Luego repitieron la misma operación pero cambiando los puestos, y ahora en vez de por la vagina me daban por el culo, cosa que me hizo mucho daño ya que el consolador sólo estaba lubricado por mis fluidos vaginales y el mete y saca lo hacía con todas sus ganas.
Ana se debía estar observándolo todo mientras se masturbaba.
Al rato, cuando las dos lesbianas se corrieron (el consolador tenía otro falo por dentro pero más pequeño), me hicieron una doble penetración, con dos consoladores, uno por el culo, el otro por la vagina, nunca había hecho algo así ni con dos hombres, y con dos consoladores de ese tamaño era mucho más doloroso.
Me ensartaron sin contemplaciones, pegue un grito de dolor, mientras Ana las animanaba diciéndolas que me gustaba.
Mientras me embestían Ana se abrió de piernas delante de mi cara ordenándome que le comiera el coño. Daba gusto lamer un coño depilado, no como los de las otras dos tías, que estaban llenos de pelos.
Mientras tanto sentía los dos consoladores tocándose por dentro de mis entrañas, en unos 10 minutos ya estaba bastante dilatada, y empecé a gozar. La verdad es que era un objeto de placer total para aquellas 3 mujeres, con mis 3 agujeros dando placer.
Después de 20 minutos de mete y saca y varios orgasmos se salieron de mí. Me di cuenta que satisfacer a los hombres es más fácil porque se corren una vez y tardan en recuperarse hasta poder correrse otra, pero las mujeres podemos hacerlo varias veces, por eso estuvieron bombeando hasta que se cansaron.
Eran ya las 6 de la mañana, se vistieron dándole la enhorabuena a Ana por el cacho de zorra que tenía como novia, me dieron dos besos en la boca y dijeron que esto había que repetirlo.
Ana y yo nos quedamos solas, me encendió un cigarro y me dio un beso, diciendo que estaba orgullosa de mi, me comentó que quería que probara lo que era acostarme con lesbianas tipo marimacho, porque era importante que lo probara todo en estos meses, pero que hasta que acabara el trimestre me las buscaría más femeninas.
La verdad es que ahora me gustan las mujeres tanto como los hombres, pero no términos medios, es decir, mujeres como yo, femeninas en su manera de comportarse y vestir, no marimachos.
Me iba a duchar antes de irme a casa, pero Ana me dijo que no lo hiciera que quería que me sintiera sucia cuando llegara, y que después del todo, no había restos de semen en mi cuerpo. Recogí la ropa del suelo y me vestí.
Cogí el coche y me fui hacia casa, ya se me había pasado la borrachera, aunque estaba terriblemente cansada y dolorida por mis zonas íntimas, me encendí un cigarro cuando estaba llegando y miré el reloj, eran las 7 de la mañana, saque el móvil del bolso y tenía 6 llamadas perdidas de Carlos. Desde luego como Carlos me estuviera esperando despierto si ese día no me mandaba a la mierda no lo haría nunca.
Cuando llegué estaba amaneciendo, aparqué el coche y me miré al espejo del parasol, la verdad es que mi cara era un poema, todo el maquillaje corrido, y unas ojeras como nunca había tenido. Mi aliento olía a tabaco y whisky, por no hablar de lo que no se veía. Como Carlos me viera así montaría en cólera.
Entré en casa intentando no hacer ruido, pero era difícil con los tacones que llevaba, de repente se encendió la luz, y allí estaba Carlos, en pijama y con una cara de cabreo como no había visto nunca.
Sin mediar palabra me propinó una hostia con ida y vuelta, mientras me decía que era una zorra de lo peor, yo estaba groggy y no atinaba a decir nada, pero la verdad es que tenía razón, con la cara que llevaba, y la vestimenta de guarra de baja estofa, no tenía disculpa.
Gritaba que no entendía como una mujer podía cambiar tanto en tan poco tiempo (estábamos a primeros de marzo y había conocido a Mario en septiembre) y que si era una puta, que me iba a joder como a tal.
Me arrancó la blusa y me rompió el sujetador, los pantalones, me los quitó poniéndome a 4 patas y el tirando desde detrás, no era fácil quitarlos al ser tan ajustados, por último las bragas las rompió por un lado y me las quitó.
Se quitó la parte de abajo del pijama y el calzoncillo y me la clavó directamente por detrás en la vagina, cambiándose al rato al culo. Mientras bombeaba me seguía insultando llamándome chupapollas, puta y cosas así. No paraba de azotarme y pellizcarme el trasero con la palma de la mano, de vez en cuando me pellizcaba también los pezones, yo intentaba resistirme pero me tenía bien cogida.
Se corrió abundantemente en mi ya dolorido culo, demasiado sexo del duro en esa noche, a pesar de cómo me trató tuve un orgasmo. El se dio cuenta y me dijo que era tan guarra que incluso me corría cuando me insultaban y maltrataban.
Entonces me giró poniéndome de rodillas dejando su polla a la altura de mi boca, me dijo que se la limpiara con la lengua, que era algo que se me daba muy bien.
Cuando acabé dejándosela inmaculada, me propinó otra hostia que me partió el labio, empujándome luego contra el suelo del salón quedándome allí tirada, con los ruidos el niño se asustó y se puso a llorar. Mirándome con desprecio y asco me dijo que me acostara en la otra habitación que no quería que su hijo durmiera conmigo.
La verdad es que se había forzado mucho la situación y Carlos tenía que reventar por algún sitio. Haciendo lo que me daba la gana en todos los sentidos, lo que incluía llegar a las tantas todos los días, destrozar la vida y la economía familiar a base de gastar en juergas, ropa y en embellecer mi cuerpo, y que encima tuviera casi la completa certeza de que le ponía los cuernos, provocó esa brutal reacción en Carlos y el final de mi matrimonio.
Aquel día supuso un punto de inflexión en mi vida y supe que esa noche se había roto como la había conocido hasta ahora. Ya sólo me unía con Carlos nuestro hijo de 2 años, al que yo apenas veía.
Me metí en el baño, me duche y empecé a llorar, mi matrimonio se había ido a la mierda, y ya hasta mi marido me trataba como a una zorra. Desde luego Mario y Ana habían conseguido gran parte de lo que querían en tan solo 6 meses.
Tenía los carrillos inflamados de los golpes y el labio inferior sangrando. Además tenía bastantes moretones en el trasero de los golpes y pellizcos de Carlos. Me fui a la cama a las 8 de la mañana estaba amaneciendo, hecha polvo física y mentalmente por lo que había pasado con Carlos. Me tuve que acostar desnuda, porque toda la ropa estaba en el dormitorio conyugal. me quedé dormida y me desperté a eso de las 2 de la tarde.
Cuando me desperté no se oía ningún ruido, me levanté y me tuve que poner el vaquero y la blusa de la noche anterior sin ropa interior, ya que Carlos me la rompió. Me di una vuelta por la casa y comprobé que no había nadie. Carlos se habría ido a comer con el niño fuera.
Llamé a Ana con el móvil y le conté lo que había pasado. Me dijo que si me había pegado y violado una vez, lo volvería a hacer y mas si yo no cambiaba mi ritmo de vida y volvía a ser la esposa ejemplar de hace 6 meses.
Llegamos a la conclusión de que como yo ya no podía cambiar mi estilo de vida porque me gustaba, volvería a sacudirme y más fuerte, y eso me aterrorizaba, así que tenía dos opciones:
1ª.- Ir a la comisaría y denunciarle por maltratos y violación, cosa que me sería muy fácil, por las señales en el cuerpo, y por las dilataciones y desgarros que después de la nochecita anterior tendría en mis zonas íntimas. Eso supondría que Carlos acabaría a lo mejor 2 años en la cárcel me concederían la custodia de mi hijo, y nos tendría que mantener de por vida.
2ª.- Irme ahora de casa y abandonarle. Como también soy abogada sabía que eso supondría abandono del hogar y que perdería la custodia de mi hijo. Carlos no me pasaría una renta, pero me tendría que pagar la mitad del valor del piso al ser bienes gananciales.
Me di cuenta que la mejor opción era la segunda. No me interesaba la custodia de mi hijo por la vida que estaba llevando, un crío era un incordio, y además era la solución menos traumática para el niño. Su padre no iría a la cárcel mantendría su buen sueldo y le garantizaría una vida cómoda, por otro lado, yo quedaría libre sin cargas familiares, para hacer lo que me diera la gana y empezar un nueva vida junto a Mario.
Al final decidí irme de casa. Ana me dijo que me fuera a vivir con ella, así que rápido antes de que llegaran, me puse unas bragas y un Wonderbra con la misma ropa del día anterior, e hice mis maletas, con todas mis pertenencias (que eran muchas). A las tres ya estaba en el apartamento de Ana.
Ana me dio un beso, yo me puse a llorar desconsoladamente. Me dijo que no me preocupara que no me iba a arrepentir de nada por el tipo de vida que había elegido. Me sirvió un whisky con agua para darme ánimos nos sentamos en el sillón y me abracé a ella acurrucándome en su regazo. Se encendió un cigarro y luego lo puso en mis labios para relajarme, diciéndome que todo había pasado y que ahora estaría más libre.
Al cabo de un rato, empezamos a organizarnos. El apartamento tenía 2 habitaciones, una muy pequeña con una cama, y la otra era el dormitorio principal con una gran cama circular de matrimonio. Decidimos que dormiríamos juntas en la de matrimonio, y si alguna de nosotras iba alguna noche con compañía, la otra dormiría en la habitación pequeña.
El apartamento además tenía un salón donde también estaba la cocina, y un baño bastante grande con jacuzzi.
Me dijo que tendríamos que repartir gastos, ella pagaba todo incluido (alquiler, luz, gas, agua, etc.) 200.000 pts. al mes, así yo pagaría la mitad. Tenía una asistenta que iba lunes, miércoles y viernes de 9:00 a 14:00 horas que le costaba otras 50.000 pts. así que yo pagaría 50.000 pts. Para mis adentros pensé otro golpe a mi maltrecha economía, con el ritmo de vida que llevaba, no me alcanzaba el sueldo, y Además me tuve que alquilar una plaza de garaje, porque en Cuzco no había quien aparara.
Esa tarde, Ana me dijo que me relajara, que nos metiéramos en el jacuzzi, que me iba a dar un masaje reparador. Así que empezamos a quitarnos la ropa, ella me miraba como sorprendida de que llevara la misma ropa del día anterior, nos metimos en el jacuzzi bien caliente mientras me besaba y lamía los moretones, como hace una gata para curarse una herida.
Empezamos a masturbarnos, tocándonos y frotándonos labios mayores, menores y clítoris, nos chupábamos y besábamos los pezones y la parte interna de los muslos, tuvimos varios orgasmos haciendo todo muy lentamente. A la hora o así, nos secamos y nos tumbamos desnudas en la cama, quedándonos dormidas.
Por la tarde a las 8, me llamó Carlos al móvil, y mientras Ana me lamía la vagina con infinita dulzura en la cama, le conté que le había abandonado, que lo de la noche anterior había sido demasiado y que no quería recibir mas malos tratos, ni tampoco denunciarle por el bien de nuestro hijo.
El me pidió perdón y me dijo que volviera, que quería que todo fuera como antes del otoño que debía cambiar, pero le dije que lo mejor era divorciarnos y llegar a un acuerdo no traumático para el niño, entonces me respondió que si eso era lo que quería que me pondría en contacto con su abogado y cortó el móvil.
Ana me dijo que había hecho lo mejor, mientras me besaba dulcemente.
Luego me dio unas normas de convivencia con ella. Me indicó que a partir de ahora no debía tener ninguna intimidad con respecto a ella, nunca me cerraría en la habitación o el baño aunque estuviera orinando, duchándome, masturbándome, o poniéndome un tampax, y que cuando estuviéramos solas en casa, siempre iría en bragas o tanga sin nada más, que había buena calefacción.
Ana quería que me acostumbrara a enseñar mi cuerpo como algo natural y a no avergonzarme de mi intimidad.
En fin lo que si estaba claro es que iba a empezar una nueva vida, en la que Mario a través de Ana y luego Mario directamente harían conmigo lo que quisieran.
Continuará.
Se agradecen comentarios.
 
porqué lo hace?
es feliz haciendo esó con su vida ya tenía una vida hecha y derecha le llena ese tipo de vida y si se arrepiente que hará despues no todo en la vida es el cuerpo y los placeres


piense un poco más en su futuro espero decida que hacer de verdad
 
porqué lo hace?
es feliz haciendo esó con su vida ya tenía una vida hecha y derecha le llena ese tipo de vida y si se arrepiente que hará despues no todo en la vida es el cuerpo y los placeres


piense un poco más en su futuro espero decida que hacer de verdad





Este es un relato q paso en el 2000 en españa.
 
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