jack_kugel
Bovino maduro
- Desde
- 25 May 2008
- Mensajes
- 144
- Tema Autor
- #1
El lunes cuando llegué al trabajo, me llevé la sorpresa de mi vida. La Jefa de Recursos Humanos, me llamó a su despacho nada mas llegar, según me contó mi secretaria y yo encima había llegado tarde, ya que una vez mas la noche anterior estuve de marcha con Ana hasta las tantas.
Me puse bastante nerviosa, ya que era consciente de que mi rendimiento en el trabajo había bajado bastante en los últimos meses por el ritmo de vida que llevaba, y me temía lo peor. Además antes de las vacaciones es la época que suelen utilizar las empresas para los despidos porque baja la actividad.
Aquel día llevaba un pantalón de vestir negro muy ajustado marcando bragas y una blusa blanca de seda que transparentaba el Wonderbra lila. Desde luego no era la imagen más adecuada para ir a trabajar, y mas si tenemos en cuenta que ella era una mujer de unos 45 años con 4 hijos, y por tanto muy conservadora.
Para calmarme los nervios me encendí un cigarro antes de entrar en su despacho. Sin mirarme a la cara me dijo que me sentara y que apagara el cigarro que la molestaba el humo. Yo ya me estaba hartando de los no fumadores, siempre igual, cuando hace apenas 9 meses yo no lo era y también me molestaba que fumaran al lado mío.
Me dijo que en los últimos meses, en general el resto de Jefes de Departamento, empleados en general, y ella misma habían observado un profundo cambio en mi comportamiento, en mi forma de vestir poco adecuada, en mi físico con un cambio sorprendente y así como un importante bajón en mi rendimiento laboral. Además mencionó el mal ejemplo en que se había convertido mi vida familiar para el resto del personal, llegando un día a trabajar con los dos carrillos morados.
Me dijo, que llegaba casi todos los días tarde, muchos me iba antes, y que tenían quejas de clientes porque no llevaba bien las fechas de las auditorías y mandaba a lo auditores fuera de fecha. También había quejas anónimas de los auditores que formaban mi departamento por la desorganización y el caos que había, y que luego los clientes lo pagaban con ellos. La verdad es que tanta juerga nocturna hizo bajar mucho mi rendimiento.
Me enseño la queja de un cliente muy importante, diciendo que se iba a cambiar de auditora, la queja la firmaba el cabrón de Pablo, el primer hombre después de Mario con que me acosté para poner los cuernos a Carlos, y que se hartó de follarme 2 meses, como rompí con él, me lo pagó así.
Hasta aquí todo normal, en parte me lo esperaba, pero lo más fuerte fue cuando me enseñó que le habían hecho llegar de forma anónima la investigación que encargó Carlos sobre mí.
Supongo que para Carlos fue demasiado el comprobar que me acostaba con mujeres, así que lo mandó a mi empresa, para desquitarse del todo.
Empezó a enseñarme las fotos, y afirmó que su empresa aunque respetaba la vida privada de sus empleados, no podía permitirse que me vieran en cualquier sitio bailando medio desnuda, o besándome con mujeres.
Total que me dijo que la Dirección había decidido prescindir de mis servicios, que legalmente no podían echarme por lo que hacía en mi vida privada, pero si por todo lo demás, y que entonces sería despido procedente y que no tendrían que indemnizarme, pero como sabían que apelaría y se retrasaría mi salida de la empresa, y que no me querían ver mas por allí, deseaban llegar a un acuerdo, así que me ofrecían la mitad de lo que me correspondía.
Yo eché la cuenta, me correspondían 8 millones, así que como abogada que soy sabía que perdería porque cualquier empleada testificaría en mi contra en el juicio porque no me podían ver, así que acepté.
Llamó al Director Financiero para que me extendiera el cheque por 4 mill., y me hizo firmar mi salida de la empresa voluntaria con fecha de ese mismo día. Me invitó a que en esa mañana cogiera todas mis cosas de mi despacho, porque quería que un auditor que hasta la fecha había estado a mis órdenes ocupara mi cargo al día siguiente.
Salí de su despacho y fui hacia el mío, algunos de los Jefes de Departamento me miraban con cierta cara de desprecio, sobre todo las que eran mujeres, seguro que aquella zorra les había enseñado mis fotos. Lo que quería decir que pronto se enterarían en otras empresas competidoras, con lo que mi carrera como auditora se había terminado, y difícilmente encontraría otro trabajo con esa remuneración, a pesar de mi formación.
Aquello supuso otro duro golpe en mi vida, ya que implicaba perder mi independencia económica y el no poder mantener el ritmo de vida al que me había acostumbrado. Por no hablar que en unos meses había pasado de tener una carrera y un futuro profesional impresionante con 28 años, a no poder volver a ocupar un puesto similar en ninguna empresa del sector, porque en todas pensarían que era una golfa.
Aunque ahora tenía con el dinero de la venta del piso y del despido, 14 millones, sabía que durarían poco, aunque de momento podría cancelar bastantes deudas.
Mientras recogía todas mis cosas que eran muchas después de 3 años trabajando allí, se me estaba cayendo el mundo encima, lo hice con la más celeridad posible porque quería irme rápido de allí. Sólo me despedí de mi secretaria, estaba demasiado avergonzada como para despedirme de otros compañeros y mucho menos del equipo de auditores que había estado a mi cargo.
Seguro que lo de mi despido se habría extendido como la pólvora y no iba a decirles que me echaban por ser una puta lesbiana, así que me fui saliendo por el ascensor de servicio.
Me fui de allí y me metí a comer en un restaurante y así intentar ordenar mis ideas. Como me obligaron a firmar mi baja voluntaria me quedé sin derecho a paro, así que tendría que buscar trabajo.
Cuando terminé de comer me fui a casa, desperté a Ana, y le conté lo que me había pasado, llorando. Me dijo que mi marido era un cabrón, pero que de momento no me preocupara, que mejor que no trabajara, porque Mario quería que me hiciera varias operaciones esa misma semana, para que antes del verano mi cuerpo ya estuviera completamente a su gusto, y que si cumplía sus expectativas me iría a vivir con él una temporada. Eso me llenó de alegría.
Pero le pregunté, ¿Que como que varias operaciones?, que yo pensaba que sólo faltaba la de los pechos. Me respondió que además quería que me operara la nariz y la boca, pero que hablaríamos de eso mañana, que había que levantarme el ánimo, y que esa noche nos íbamos a correr un juerga de las buenas, y que ahora que no tenía que ir a trabajar ya no me tenía que preocupar por ir al trabajo sin dormir.
Nos fuimos al club, hicimos aeróbic, una sesión de Rayos UVA, ducha y peluquería, con sesión de maquillaje.
Luego fuimos a casa, y me dijo Ana que esa noche me vistiera para matar, que ya estaba bien de follar con tías, que esa noche dejaríamos a un par de machos, sin una gota de semen en los huevos.
Nos vestimos las dos con vestidos parecidos y bolsos a juego, el mío rojo y el de ella morado, eran tipo años 20, escotado por delante y por detrás, no se podían usar con sujetador, quedando los pechos sólo cubiertos por unos tirantes que pasaban por detrás del cuello, dejando todos los laterales y el canal de las tetas al aire. La verdad es que estaba deseando operarme las tetas, por que las de Ana me daban mucha envidia.
La falda del vestido llegaba a mitad de los mulos, quedando unos flecos colgando por abajo. Íbamos sin medias pero usando tanga negro, para dejar ver el bronceado de nuestras piernas. Como calzado, llevábamos sandalias de tacón de 12 cm, dejando ver gran parte de los pies.
Nos fuimos a cenar a un restaurante, y la gente no paraba de mirarnos, la verdad es que era imposible que no se fijaran en el movimiento de nuestras tetas al movernos, el careto de los camareros era un poema. Después estuvimos en algunos bares de copas para colocarnos, y a continuación de eso a las 2 fuimos a una discoteca de gente bastante esnob, donde la mayoría vestía como nosotras de forma bastante estrafalaria. Yo ya conocía el sitio.
Nos pusimos en la barra, sentadas de tal forma que se nos vieran de forma escandalosa las piernas. Entonces Ana empezó a mirar para seleccionar quienes nos follarían.
De repente Ana mirando a la pista me señaló a dos negros que medirían cerca de dos metros, que estaban cuadrados, y que bailaban en ese momento rodeados de algunas chicas que estaban alrededor de ellos por el morbo, pero que no buscaban nada mas.
Me preguntó que si alguna vez había tenido una polla negra dentro, y le contesté que no, que nunca lo había hecho con una persona negra, hombre o mujer. Me contestó que ya era hora de solucionar eso, que toda mujer blanca se ha masturbado pensando en que se la folla un negro con un rabo de 25 cm.
Le contesté a Ana que me gustaría, pero que estaba agotada, que ya eran las 2:30 y que ese día me había levantado a las 8 para ir a trabajar y que además no era el mejor día que estaba muy deprimida, y que no tendría fuerzas para follar con ellos hasta las tantas.
Ana me dijo que los negros la habían puesto cachonda y que no admitía un no por respuesta, pero que no me preocupara que tenía la solución para mis males.
Me dijo que la siguiera, se acercó a un tipo que estaba cerca de los baños, y vi que le compraba algo, que se guardó en el bolso. Nos metimos juntas en el baño, le pregunté que íbamos hacer. Me levantó el vestido y me bajó el tanga, para indicarme que primero mear, porque tardaríamos bastante en poder volver a hacerlo.
Cuando terminamos, se saco del bolso una bolsita que tenía un polvo blanco, que era cocaína. Me comentó que en casi todos los sitios que frecuentábamos había un tipo del propio local que la vendía.
Se puso 4 rayas sobre un espejo de mano que llevaba, se enrolló un billete y se esnifó dos rayas. Entonces me indicó que ahora me tocaba a mí. La contesté que yo ya sabía desde hacía tiempo que ella esnifaba, pero que yo no quería.
Me dijo que no pasaba nada que me animaría y que Mario precisamente la única droga que me dejaría tomar es esa, porque es excitante y aumenta las ganas de follar, no como el alcohol el cannabis o la heroína que deprimen y te dejan dormida. Que ella consumía desde hacía 3 años controlando y que estaba perfecta. Total que tanto insistió y yo estaba tan hecha polvo por lo pasado en las últimas semanas que me esnifé las dos rayas.
Salimos del baño, y nos pusimos a bailar provocativamente cerca de los negros, uno en realidad era mulato. Con los vestidos que llevábamos, se nos escapaban las tetas, de tal forma que veían los pezones cuando nos movíamos.
Después de unos 20 minutos bailando, yo ya estaba como una moto, la cocaína me estaba haciendo efecto, estaba eufórica, todo era optimismo, el cansancio y el sueño había desaparecido, y estaba loca por follar. Al rato tocaron una lenta, y Ana me indicó que nos pegáramos a ellos para bailar agarrado.
Yo me pegué al más negro y Ana al mulato. Empezamos a magrearnos y a besarnos metiéndonos toda la lengua. La verdad es que estábamos dando todo un numerito.
Cuando terminó la canción, Ana tiró de nosotros y nos sentamos en una mesa.
Después de presentarnos y de los besitos de rigor, comenzamos a charlar, cada una por separado, con uno de ellos. A mi me había "tocado" un negrazo de 1,90 pero muy guapo y simpático, y a Ana el mulato también cuadrado.
Eran americanos que jugaban en un equipo de baloncesto de Madrid no muy conocido, el de Ana hablaba muy bien español pero el mío no, pero como yo viví un año en USA, no tuve problemas. Se llamaban Ed y Bob.
Poco a poco, comenzamos a girar nuestra conversación hacia temas con más contenido sexual, formas de hacer el amor, gustos de los diferentes países, etc. El ambiente se fue calentando y no paraban de meternos mano, yo ya tenía la mano de Bob recorriendo mis piernas y llegando al tanga. A estas alturas estaba toda mojada y el tenía un paquete que le iba a reventar, me divertía como crecía en su encierro.
De pronto, Ana paró y propuso ir a nuestro apartamento para conocernos mejor, todos nos levantamos y nos fuimos hacía allí en mi coche.
Aprovechando la coyuntura, Bob no paraba de tocarme las tetas y las piernas mientras conducía, llegando a palpar mi mojado coño por encima del tanga. Mientras tanto Ed y Ana se sobaban en al asiento de atrás.
Cuando llegamos al apartamento, fuimos derechos sin más dilaciones a la habitación, Ana les dijo que empezaran a desnudarse, que nosotras teníamos que ir al baño. Nos metimos juntas y Ana saco la coca, diciendo que lo íbamos a necesitar que sería una noche muy larga. Nos esnifamos un par de rayas cada una e hicimos un pis.
Cuando entramos en la habitación ya estaban desnudos, eran dos auténticos animales de por lo menos 100 kg. Me estremeció contemplar sus pollas. Sólo eran comparables a los consoladores de 25 cm con los que Mario me dijo que me dilatara masturbándome culo y coño. Yo nunca lo había hecho con hombres con pollas de ese tamaño, ni con tíos tan grandes, menos mal que muestra cama era la típica cama redonda inmensa y cabíamos los 4.
Mientras Ana y Ed estaban a lo suyo, Bob y yo comenzamos a besarnos frenéticamente mientras que las manos de mi negro desabrochaban los tirantes de mi vestido, que cayó al suelo dejándome sólo con mi minúsculo tanga negro. Me dijo que estaba buenísima y que le encantaban los coños afeitados como el mío.
Comenzó a chuparme los pezones, que iban aumentando de tamaño mientras yo intentaba cogerle aquella cosa que tanto deseaba. Se la agarré fuertemente y empecé a pajearla. Todo esto puso aún más excitado al negro, que no tardó en bajarme el tanga y lanzarse con su lengua sobre mi húmedo sexo.
Así estuvo un rato, hundiendo su lengua en mi vagina y chupándome el clítoris mientras yo me corría una y otra vez. Mientras tanto, yo me fijaba en su cuerpo, era todo músculo, pero mi vista se clavaba en su descomunal rabo. No sólo era largo, también grueso y muy negro. Una polla que, arrugada, mediría el doble de la de mi exmarido empalmada.
Me arrodillé en la cama, le cogí aquella enorme tranca y me la tragué, lamiendo y chupando hasta que ya no pudo levantarse más, entonces le dije que me agarrara la cabeza y bombeara él, parecía que me iba a desencajar las mandíbulas. Ana también se la estaba chupando a Ed. Antes de que se corrieran, Ana dijo que queríamos sentir dentro esa cosas tan gordas y negras.
Sacó dos condones y me dijo que me iba a enseñar a practicar sexo seguro. Cogió un condón, y empezó a ponérselo a Ed sólo con la boca, sin manos, me decía como tenía que hacerlo, y que si era capaz con una polla de ese tamaño podría hacerlo con cualquiera. Cuando acabó con Ed, me dijo que probaran con Bob. Me costó bastante pero lo conseguí. Nos preguntaron si éramos profesionales, y Ana contestó que sólo es que nos gustaba el sexo seguro.
Después de eso para sentir las pollas bien adentro, nos ensartamos nuestras vaginas sentándonos encima de ellas con las piernas bien abiertas. Bob no paraba de chuparme y pellizcarme las tetas y así como de jugar con el piercing de mi ombligo.
Lentamente me puse a cabalgar encima de Bob, entonces el me ayudó con fuertes golpes de pelvis, penetrándome cada vez más hondo. Empecé a moverme frenéticamente, de arriba a abajo, queriéndomela meter hasta el útero, pero era tan larga que los cojones no me llegaban a tocar el culo.
Miré a Ana y su situación era parecida a la mía seguí moviéndome como una posesa y agitando las tetas mientras el negro me follaba, encima los tíos tenían aguante, después de 20 minutos, se corrieron a la vez.
Les quitamos los condones y Ana me acercó el de Ed como indicando que brindáramos con los condones, luego me dijo que esta era mi oportunidad de beber por primera vez, semen de negro. Me lo bebí como si hubiera atravesado el desierto, dejando el condón limpio.
Este numerito, los excitó de nuevo, así que se la mamamos durante un rato y cuando se empalmaron de nuevo, le pusimos otros condones con la boca (esta vez me salió mejor) y les invitamos a penetrarnos de nuevo.
Ana me dijo que hiciéramos una doble penetración, ya que como ahora tardarían todavía más en correrse, podríamos turnarnos. La dije que nos iban a reventar, pero me contestó que no tendríamos muchas oportunidades como esta para sentirnos tan llenas con pollas de verdad.
Primero la penetraron a ella. Ana se ensartó en la polla de Bob por la vagina, y luego Ed se puso detrás y se la metió por el culo despacio, con bastante dificultad. Ana dió un grito, y dijo gritando que la habían partido en dos, yo mientras tanto me masturbaba.
Cuando ya se acoplaron, Ana empezó los movimientos de subir y bajar sobre la polla de Bob, y Ed el de empujar desde atrás por el culo. Ana entonces me dijo que me sentara con las piernas abiertas delante de su boca, porque quería comerme el coño.
Realmente era increíble que aquella mujer estuviera siendo reventada por esos dos animales, y que todavía tuviera fuerzas para darme placer. Entre su comida de coño y el espectáculo que veía, tuve dos orgasmos. Ana debía tenerlos encadenados. Cuando ya no podía más por el enorme esfuerzo, me dijo que cambiáramos, habían estando 20 minutos bombeándola. Desde luego había quedado empapada en sudor y con la cara desencajada.
Yo decidí adoptar otra posición para la doble penetración. Me ensarté la polla de Bob por el culo, sentándome lentamente sobre ella, y cuando la tenía lo más dentro posible, me tumbe con ella dentro de espaldas sobre él, su cara quedaba en mi cogote.
A continuación le dije a Ed que me la metiera por el coño, mientras yo habría las piernas lo máximo posible. Entonces noté como Ed se pegaba a nosotros, me apoyaba la punta de su verga en la entrada de la vagina y de un empujón me la clavaba entera. Comenzamos a movernos los tres rítmicamente, parecía que estábamos bailando, eso sí muy pegados.
Me sentía toda llena, con gran esfuerzo por tener a Ed encima que metía y sacaba con fuerza en mi sexo, mientras yo subía y bajaba sobre la polla de Bob que me perforaba el culo sin piedad. Notaba como si se tocaran a través de la membrana que separa mi recto de la vagina, estaba en éxtasis. Era una maravilla, una sensación muy difícil de explicar. Estaba llena por completo.
Le dije a Ana que se sentara con las piernas abiertas sobre mi boca, que quería devolverla el placer que me había dado a mí. Mi cuerpo parecía el de una niña entre el de los enormes negros, era increíble que pudiera soportar aquella bestialidad.
Me estuvieron follando 20 minutos de forma salvaje, durante los cuales yo le estuve comiendo el coño a Ana, de manera continuada. Primero se corrió Bob, pero antes de que se saliera de mi culo, lo hizo Ed entre espasmos que provocaron que su polla tocara mi útero. A mi me daban mareos por el placer.
El olor a sexo en la habitación se podía cortar con un cuchillo, estaba empapada en el sudor espeso de los cuatro, y mi boca estaba llena de los fluidos del coño de Ana.
Para finalizar, volvimos a hacer el numerito con los condones, relamiéndonos como si fuéramos dos niñas tomando un vaso de leche, y nos tumbamos exhaustas en la cama.
Eran las 7 de la mañana, estaba amaneciendo. Bob y Ed se despidieron de nosotras porque decían que se tenían que ir a entrenar con su equipo. Ana y yo nos quedamos durmiendo desnudas con las piernas abiertas, abrazadas en posición fetal, como intentando buscar apoyo porque no podíamos ni movernos, nuestros orificios, sobre todo los coños estaban tan dilatados que parecían auténticos túneles.
De esposa ejemplar a puta de lujo 11 de 20
Después de la noche de sexo con los dos negros, estuvimos durmiendo hasta las 6 de la tarde. Cuando me levanté, casi no podía cerrar las piernas y éstas casi no me tenían en pie.
No me sentía bien, me puse a orinar y me escocía mucho la vagina, y además tenía diarrea, probablemente por la profundidad de las penetraciones anales. Me duché como pude, me sequé y miré mi cuerpo en el espejo. Tenía moretones de chupetones y pellizcos, unas ojeras como nunca, y no tenía ganas de hacer nada.
Cuando salí del baño, Ana se estaba levantando y estaba más o menos igual. Me quedé tumbada en la cama en bragas fumando un cigarro, y pensando que ahora que no tenía obligaciones de ningún tipo, ni familiares ni laborales, podría entrar en una espiral muy peligrosa al poder estar todos los días de orgía en orgía.
Cuando Ana salió del baño duchada, se tumbó a mi lado y me dijo que en cuanto al sexo después de lo de anoche había demostrado estar ya a su nivel, tanto con hombres como con mujeres, que estaba orgullosa de mí, que en tan sólo 8 meses me había convertido en una auténtica Mesalina.
Nos levantamos y me dijo que teníamos que ir al club, que hoy sólo tendríamos masaje, rayos UV y sauna. Yo le dije que no quería ir que estaba muerta, y me respondió que eso era sagrado para mantener nuestra belleza después de excesos como los de anoche.
Entonces vi que se hacía dos rayas de coca. Le pregunté que si consumía mucha, me contestó que no. Que cuando se levantaba sólo si había pasado una noche tan brutal como la de ayer, porque se quedaba nueva en 15 minutos, y por las noches otro par de rayas si tenía que atender a muchos clientes, para así poder aguantar toda la noche follando. Si eran pocos clientes o de sexo clásico en esa noche no tomaba.
Me invitó a meterme dos rayas, que ya vería como me quedaba nueva pero me advirtió que si a partir de ahora quería mas que me la comprara ya que costaba un riñón. Me las esnifé, nos vestimos, y cuando terminamos de comer algo en la cafetería del club, ya estaba nueva, como si hubiera dormido 10 horas, y con ganas de marcha. La coca me dejó como nueva.
Después de la sauna, Ana se duchó y se vistió, me dijo que se iba a trabajar, que le habían citado 4 clientes para esa noche. Yo me quedé en la cafetería tomando un café y fumando un cigarro, cuando me encontré con Marta.
Le pregunté qué qué tal iba su embarazo, me dijo que bien que ya estaba de dos meses y que su marido se había tragado que era hijo de él.
Cené con Marta, me dijo que a pesar de todo todavía seguía enamorada de Mario y que no se lo podía quitar de la cabeza. Me dijo que le gustaría verlo y que ella asumía sola enteramente lo del niño, que por favor que si le veía se lo contara.
Nos despedimos con un beso apasionado en la boca, y Luego me fui sola a un pub donde sabía que pasaban coca, y compré para tomar en caso de que necesitara recuperaciones físicas rápidas como ayer. Ahí empezó mi adicción a la cocaína, la verdad es que en el mundo donde me movía y me muevo ahora, todo el mundo la consume para aguantar el ritmo las noches de juergas y sexo.
Al día siguiente ya estaba recuperada, y por la tarde cuando Ana se levantó, me contó lo que Mario quería de mi ahora.
Había decidido que me haría las operaciones siguientes:
El pecho para alcanzar una talla de 95, que me pondrían dos implantes de silicona de unos 400 gr cada uno.
Que me operaría también la nariz, según un modelo que el le había dado, para estrechármela.
Tendría que pasar por un cirujano maxilofacial, para que me quitara las dos últimas muelas de cada lado de la mandíbula, es decir las muelas del juicio y la anterior, si tenía todas las del juicio, en total serían 8 muelas.
Blanquearme todos los dientes, porque con el tabaco se me estaban poniendo marrones.
Seguir una dieta estricta para perder peso que Mario me marcaría cuando empezara a vivir con él.
Me quedé helada sobre todo con lo de la nariz y las muelas, que no entendía porqué todo eso. Me contestó que se había encaprichado con dejarme el cuerpo igual que el de las modelos de pasarela, y que ellas pasaban por todo eso.
Lo de la nariz era para darme un aire más nórdico a mi cara aprovechando mis ojos verdes y lo de las muelas para que la cara no tenga carrillos sea más estilizada y delgada. Que todas las modelos tiene ahora pómulos marcados, labios carnosos y carrillos hundidos para contrastar. Le contesté que sólo me quedarían 4 muelas en cada mandíbula para masticar, y me respondió que si quería irme a vivir con Mario, esto era ya lo último que tendría que pasar, y que sino lo hacía que no volvería a verle.
Acepté no me quedaba más remedio, después de todo lo que había pasado y perdido en el camino que me quitaran 8 muelas ya era lo de menos.
A continuación voy a relatar lo que suponían todas las operaciones que me quedaban, para que los lectores podáis ser conscientes de todo lo que pasé por Mario, y pido perdón por extenderme.
Al día siguiente fuimos al cirujano plástico, el me operaría los pechos y la nariz (mamoplastia de aumento y rinoplastia). Nos dijo que el no era partidario de ponerme una talla 95, porque era demasiado, las prótesis pesarían al yo tener una 75, 400 gr, cada una y que podría tener dolores de espalda por el peso. Que me recomendaba máximo una 90, pero Ana le dijo que sus prótesis eran de 95 y no le dolía la espalda y que se veía muy bien, así que le pedimos la 95.
El médico me avisó además que un pecho tan grande podría producirme complejos, porque todo el mundo me miraría ahí, pero yo le contesté que eso me daba igual.
Cuando hablamos de la nariz, Ana ni corta ni perezosa le sacó una foto de una modelo Eslovaca de lencería, que anunciaba el Wonderbra, y dijo que quería esa nariz. El médico dijo que sería fácil, que era un modelo de nariz clásico de las mujeres de Europa del este. Que tendría que estrecharme y alargarme algo la mía, remodelando huesos y cartílago.
A continuación como ya estaba desnuda, empezó a sacarme fotos del tórax y de la cara para que pudiera luego comprobar los resultados. Tal y como hizo cuando me operó las otras veces.
Nos contó que podía operarme de las dos cosas el mismo día pero que estaría varias horas en quirófano y que sería mejor esperar un mes entre ellas porque estaría muy molesta, pero Ana dijo que en Junio trabajaba y que no quedaba más remedio. Luego nos dijo como serían los postoperatorios y las instrucciones a seguir en los días siguientes a las dos operaciones.
En primer lugar no fumar el día anterior ni los 10 días después de las operaciones, sobre todo por la de la nariz.
En el caso de los pechos el área intervenida permanecerá inflamada unos días. Las areolas y otras zonas del pecho pueden tener la sensibilidad temporalmente alterada y puede existir una hipersensibilidad al tacto en los pechos. La vuelta a la actividad normal se puede realizar entre el tercer y séptimo día de la intervención, aunque las mamas permanecerán sensibles durante dos a tres semanas. En una semana se te permitirá ducharte y se te eliminarán los puntos de sutura. Los resultados se ven inmediatamente. Se ha de volver a la consulta del cirujano para que éste evalúe los resultados. Posteriormente a la operación se ha de vestir con un sujetador de gran soporte, para que los pechos se muevan lo menos posible. No conviene hacer ejercicios bruscos ni el amor hasta que pasen 3 o 4 semanas.
En el caso de la nariz después de la intervención se te colocará un taponamiento nasal (durante uno o dos días) y una férula de escayola (durante una semana). El postoperatorio no es doloroso, aunque es habitual cierta inflamación y cardenales alrededor de los ojos que suelen remitir gradualmente dentro de la primera semana. No obstante, una ligera inflamación de la piel nasal puede persistir durante unas semanas. Es común alguna pequeña hemorragia durante los primeros días y sentir la nariz tapada por varias semanas. Se debe evitar realizar ejercicio extremo 2 ó 3 semanas y evitar golpearse, frotarse la nariz y exponerla al sol. El utilizar las gafas de sol puede ser incómodo y debe evitarse.
Después en la misma clínica fuimos a la consulta del cirujano maxilofacial, para que me viera la boca, y la situación de las muelas que me tendría que quitar.
Me dijo que era una aberración el quitarme 8 muelas sanas, que si estaba segura de lo que iba a hacer, porque a partir de ahora no podría masticar bien la comida, ya que sólo me quedarían dos molares en cada lado de la boca, habiendo sólo uno con buen tamaño ya que el otro es el que se una con los dientes y ya es más pequeño.
Como Ana me vio dudar, le dijo que es que éramos modelos y que tenía que quitarme esas muelas para tener unas mandíbulas más femeninas, y que además tendría que blanquearme las piezas restantes.
El Médico dijo que ya había hecho lo mismo con otras modelos, y que si, que luego quedaba una cara menos ancha, y que daba la sensación de ser una mujer más delgada, pero que por la cuenta que me iba a traer que me cuidara las piezas que me iban a quedar porque si no me veía con dentadura postiza.
El médico me dijo que ese mes me quitaría las de arriba y el siguiente las de abajo para que pudiera comer, pero Ana dijo que corría prisa, así que tendrían que ser todas el mismo día.
Le contestó que entonces tendría que operarme en quirófano y dormirme, porque sino lo pararía muy mal, pero que era una locura porque se me iba a inflamar toda la boca, de tal forma que no podría masticar nada sólido en 20 días y que tendría muchos dolores. Le respondió que para junio tenía un contrato con una revista y que tendría que estar lista, así que me quitara las 8 muelas el viernes.
Yo le informé que el jueves me operaban los pechos y la nariz, que si pasaba algo por eso, entonces me dijo que no, pero que iba a pasar un infierno con toda la boca y la nariz inflamadas no podría casi respirar. Pero que entonces me haría el blanqueo de los dientes ese mismo día, porque luego no podría.
Me los blanqueo con un producto químico durante 2 horas, me dijo que se veía que fumaba mucho, que si quería mantenerlos blancos tendría que hacerme el blanqueamiento cada 6 meses. Cuando terminó me quedó una sensación de hormigueo e hipersensibilidad. Luego ya me recetó antibióticos para prevenir infecciones por las operaciones que me iban a hacer, y me dijo que los tomara 20 días.
Luego fuimos al laboratorio me extrajeron sangre para hacerme los análisis rutinarios que pidieron los médicos, para operarme en los dos días siguientes. De tal forma que el sábado ya estuviera operada de todo. Gracias a Mario me dieron fecha de operación de un día para otro.
Para acabar la tarde, marchamos al club hicimos aeróbic y me despedí de las chicas, ya que en unos 20 días no podría volver a ir. Nos fuimos a cenar, y Ana me recomendó que comiera carne porque probablemente mientras estuviera con Mario no volvería a probarla.
Nos fuimos a casa y por el camino Ana me dijo que Mario había encontrado una joya conmigo, que en la cama era una auténtica Diosa del sexo, y que además tenía que estar profundamente y sumisamente enamorada de él para haber roto con todo, y someterme a todas esas operaciones que me iban a suponer un martirio, que a ella lo de las muelas no se lo hizo. Aunque si lo demás.
Entonces me sacó unas fotos de ella antes de conocer a Mario, y en las etapas de sus cambios físicos sucesivos era increíble, no parecía la misma chica. Me dijo que con ella el capricho fue convertirla en una actriz Italiana de cine, al estilo M. Bellucci, y la verdad es que lo consiguió.
Se tuvo que teñir el pelo de negro, era castaña, dietas de engorde y adelgazamiento brutales, tratamiento hormonal, operaciones como las mías, y también ligadura de trompas, o sea que como yo, ya no podría tener hijos jamás. Por no hablar de los malos hábitos adquiridos y de que se había convertido en una prostituta.
Ana se puso a llorar, me pidió perdón por haber ayudado a Mario a hacerme lo mismo que le hizo a ella. Yo le contesté que ella sólo había sido una mala influencia para mí estos meses pero que la culpa había sido toda mía, y que estaba loca por Mario y que ya no había vuelta atrás.
Estábamos en la cama en bragas. Empecé a besarla en los labios con cariño para que dejara de llorar, después me bajé al cuello lamiéndola como una gatita, diciéndola que era preciosa, y cosas como cariño no llores. Fui bajando lentamente a los pechos, entreteniéndome en sus oscuros pezones.
Luego la empecé a lamerla en el piercing del ombligo muy despacio mientras con una mano le masajeaba las tetas, la otra la tenía dentro de su empapadas braguitas para jugar con el clítoris.
A continuación le bajé las braguitas azules de tul transparente que llevaba y empecé a besarle y lamerle su depilado sexo con infinita dulzura, empezando por los labios vaginales y luego por el clítoris, para meterle los dedos simultáneamente por la vagina y el ano.
Noté que tuvo un orgasmo porque me inundó la boca de flujos, y aproveché entonces para penetrarle el ano con mi lengua, lo más adentro que podía. Dejó de llorar y ahora sólo gemía.
Me cogió la cara y me besó en la boca que me sabría a sus fluidos vaginales, entonces me dijo que como iba a estar casi un mes sin poder hacerme el amor que me lo quería hacer a hora.
Sacó uno de los consoladores de tiras de 25 cm de un cajón, se lo puso, me puso a 4 patas y me penetró por la vagina muy despacio porque no me quería hacer daño, aunque entraba fácilmente porque yo estaba encharcada.
No paraba de llamarme cosas bonitas, mimándome, diciendo que el mes que viene todavía sería más guapa, me acariciaba el trasero y el vientre con las yemas de los dedos con mucho cuidado de no arañarme con las uñas, y entraba y salía de mi sexo muy lentamente, como si no quisiera que aquello terminara.
Cuando yo tuve varios orgasmos, se salió me dio la vuelta y puso su cara entre mis piernas para comerme el sexo, mientras el flujo me resbalaba por la cara interna de los muslos, que también rebañó. Yo estaba en el cielo del placer.
Aquella fue la primera vez que hice el amor con una mujer, siendo algo más que sexo, lo hicimos como dos enamoradas, quizás porque estábamos compartiendo el destino que Mario nos había diseñado según sus caprichos.
Cuando terminamos nos abrazamos nos besamos muchas veces y Ana me dijo que le daba pena que me tuviera que ir a vivir a casa de Mario, que ahora sólo me vería por el club, pero que siempre seríamos buenas amigas, que esa noche no iría a trabajar, para estar conmigo los días de las operaciones.
Continuará.
Se agradecen comentarios.
Me puse bastante nerviosa, ya que era consciente de que mi rendimiento en el trabajo había bajado bastante en los últimos meses por el ritmo de vida que llevaba, y me temía lo peor. Además antes de las vacaciones es la época que suelen utilizar las empresas para los despidos porque baja la actividad.
Aquel día llevaba un pantalón de vestir negro muy ajustado marcando bragas y una blusa blanca de seda que transparentaba el Wonderbra lila. Desde luego no era la imagen más adecuada para ir a trabajar, y mas si tenemos en cuenta que ella era una mujer de unos 45 años con 4 hijos, y por tanto muy conservadora.
Para calmarme los nervios me encendí un cigarro antes de entrar en su despacho. Sin mirarme a la cara me dijo que me sentara y que apagara el cigarro que la molestaba el humo. Yo ya me estaba hartando de los no fumadores, siempre igual, cuando hace apenas 9 meses yo no lo era y también me molestaba que fumaran al lado mío.
Me dijo que en los últimos meses, en general el resto de Jefes de Departamento, empleados en general, y ella misma habían observado un profundo cambio en mi comportamiento, en mi forma de vestir poco adecuada, en mi físico con un cambio sorprendente y así como un importante bajón en mi rendimiento laboral. Además mencionó el mal ejemplo en que se había convertido mi vida familiar para el resto del personal, llegando un día a trabajar con los dos carrillos morados.
Me dijo, que llegaba casi todos los días tarde, muchos me iba antes, y que tenían quejas de clientes porque no llevaba bien las fechas de las auditorías y mandaba a lo auditores fuera de fecha. También había quejas anónimas de los auditores que formaban mi departamento por la desorganización y el caos que había, y que luego los clientes lo pagaban con ellos. La verdad es que tanta juerga nocturna hizo bajar mucho mi rendimiento.
Me enseño la queja de un cliente muy importante, diciendo que se iba a cambiar de auditora, la queja la firmaba el cabrón de Pablo, el primer hombre después de Mario con que me acosté para poner los cuernos a Carlos, y que se hartó de follarme 2 meses, como rompí con él, me lo pagó así.
Hasta aquí todo normal, en parte me lo esperaba, pero lo más fuerte fue cuando me enseñó que le habían hecho llegar de forma anónima la investigación que encargó Carlos sobre mí.
Supongo que para Carlos fue demasiado el comprobar que me acostaba con mujeres, así que lo mandó a mi empresa, para desquitarse del todo.
Empezó a enseñarme las fotos, y afirmó que su empresa aunque respetaba la vida privada de sus empleados, no podía permitirse que me vieran en cualquier sitio bailando medio desnuda, o besándome con mujeres.
Total que me dijo que la Dirección había decidido prescindir de mis servicios, que legalmente no podían echarme por lo que hacía en mi vida privada, pero si por todo lo demás, y que entonces sería despido procedente y que no tendrían que indemnizarme, pero como sabían que apelaría y se retrasaría mi salida de la empresa, y que no me querían ver mas por allí, deseaban llegar a un acuerdo, así que me ofrecían la mitad de lo que me correspondía.
Yo eché la cuenta, me correspondían 8 millones, así que como abogada que soy sabía que perdería porque cualquier empleada testificaría en mi contra en el juicio porque no me podían ver, así que acepté.
Llamó al Director Financiero para que me extendiera el cheque por 4 mill., y me hizo firmar mi salida de la empresa voluntaria con fecha de ese mismo día. Me invitó a que en esa mañana cogiera todas mis cosas de mi despacho, porque quería que un auditor que hasta la fecha había estado a mis órdenes ocupara mi cargo al día siguiente.
Salí de su despacho y fui hacia el mío, algunos de los Jefes de Departamento me miraban con cierta cara de desprecio, sobre todo las que eran mujeres, seguro que aquella zorra les había enseñado mis fotos. Lo que quería decir que pronto se enterarían en otras empresas competidoras, con lo que mi carrera como auditora se había terminado, y difícilmente encontraría otro trabajo con esa remuneración, a pesar de mi formación.
Aquello supuso otro duro golpe en mi vida, ya que implicaba perder mi independencia económica y el no poder mantener el ritmo de vida al que me había acostumbrado. Por no hablar que en unos meses había pasado de tener una carrera y un futuro profesional impresionante con 28 años, a no poder volver a ocupar un puesto similar en ninguna empresa del sector, porque en todas pensarían que era una golfa.
Aunque ahora tenía con el dinero de la venta del piso y del despido, 14 millones, sabía que durarían poco, aunque de momento podría cancelar bastantes deudas.
Mientras recogía todas mis cosas que eran muchas después de 3 años trabajando allí, se me estaba cayendo el mundo encima, lo hice con la más celeridad posible porque quería irme rápido de allí. Sólo me despedí de mi secretaria, estaba demasiado avergonzada como para despedirme de otros compañeros y mucho menos del equipo de auditores que había estado a mi cargo.
Seguro que lo de mi despido se habría extendido como la pólvora y no iba a decirles que me echaban por ser una puta lesbiana, así que me fui saliendo por el ascensor de servicio.
Me fui de allí y me metí a comer en un restaurante y así intentar ordenar mis ideas. Como me obligaron a firmar mi baja voluntaria me quedé sin derecho a paro, así que tendría que buscar trabajo.
Cuando terminé de comer me fui a casa, desperté a Ana, y le conté lo que me había pasado, llorando. Me dijo que mi marido era un cabrón, pero que de momento no me preocupara, que mejor que no trabajara, porque Mario quería que me hiciera varias operaciones esa misma semana, para que antes del verano mi cuerpo ya estuviera completamente a su gusto, y que si cumplía sus expectativas me iría a vivir con él una temporada. Eso me llenó de alegría.
Pero le pregunté, ¿Que como que varias operaciones?, que yo pensaba que sólo faltaba la de los pechos. Me respondió que además quería que me operara la nariz y la boca, pero que hablaríamos de eso mañana, que había que levantarme el ánimo, y que esa noche nos íbamos a correr un juerga de las buenas, y que ahora que no tenía que ir a trabajar ya no me tenía que preocupar por ir al trabajo sin dormir.
Nos fuimos al club, hicimos aeróbic, una sesión de Rayos UVA, ducha y peluquería, con sesión de maquillaje.
Luego fuimos a casa, y me dijo Ana que esa noche me vistiera para matar, que ya estaba bien de follar con tías, que esa noche dejaríamos a un par de machos, sin una gota de semen en los huevos.
Nos vestimos las dos con vestidos parecidos y bolsos a juego, el mío rojo y el de ella morado, eran tipo años 20, escotado por delante y por detrás, no se podían usar con sujetador, quedando los pechos sólo cubiertos por unos tirantes que pasaban por detrás del cuello, dejando todos los laterales y el canal de las tetas al aire. La verdad es que estaba deseando operarme las tetas, por que las de Ana me daban mucha envidia.
La falda del vestido llegaba a mitad de los mulos, quedando unos flecos colgando por abajo. Íbamos sin medias pero usando tanga negro, para dejar ver el bronceado de nuestras piernas. Como calzado, llevábamos sandalias de tacón de 12 cm, dejando ver gran parte de los pies.
Nos fuimos a cenar a un restaurante, y la gente no paraba de mirarnos, la verdad es que era imposible que no se fijaran en el movimiento de nuestras tetas al movernos, el careto de los camareros era un poema. Después estuvimos en algunos bares de copas para colocarnos, y a continuación de eso a las 2 fuimos a una discoteca de gente bastante esnob, donde la mayoría vestía como nosotras de forma bastante estrafalaria. Yo ya conocía el sitio.
Nos pusimos en la barra, sentadas de tal forma que se nos vieran de forma escandalosa las piernas. Entonces Ana empezó a mirar para seleccionar quienes nos follarían.
De repente Ana mirando a la pista me señaló a dos negros que medirían cerca de dos metros, que estaban cuadrados, y que bailaban en ese momento rodeados de algunas chicas que estaban alrededor de ellos por el morbo, pero que no buscaban nada mas.
Me preguntó que si alguna vez había tenido una polla negra dentro, y le contesté que no, que nunca lo había hecho con una persona negra, hombre o mujer. Me contestó que ya era hora de solucionar eso, que toda mujer blanca se ha masturbado pensando en que se la folla un negro con un rabo de 25 cm.
Le contesté a Ana que me gustaría, pero que estaba agotada, que ya eran las 2:30 y que ese día me había levantado a las 8 para ir a trabajar y que además no era el mejor día que estaba muy deprimida, y que no tendría fuerzas para follar con ellos hasta las tantas.
Ana me dijo que los negros la habían puesto cachonda y que no admitía un no por respuesta, pero que no me preocupara que tenía la solución para mis males.
Me dijo que la siguiera, se acercó a un tipo que estaba cerca de los baños, y vi que le compraba algo, que se guardó en el bolso. Nos metimos juntas en el baño, le pregunté que íbamos hacer. Me levantó el vestido y me bajó el tanga, para indicarme que primero mear, porque tardaríamos bastante en poder volver a hacerlo.
Cuando terminamos, se saco del bolso una bolsita que tenía un polvo blanco, que era cocaína. Me comentó que en casi todos los sitios que frecuentábamos había un tipo del propio local que la vendía.
Se puso 4 rayas sobre un espejo de mano que llevaba, se enrolló un billete y se esnifó dos rayas. Entonces me indicó que ahora me tocaba a mí. La contesté que yo ya sabía desde hacía tiempo que ella esnifaba, pero que yo no quería.
Me dijo que no pasaba nada que me animaría y que Mario precisamente la única droga que me dejaría tomar es esa, porque es excitante y aumenta las ganas de follar, no como el alcohol el cannabis o la heroína que deprimen y te dejan dormida. Que ella consumía desde hacía 3 años controlando y que estaba perfecta. Total que tanto insistió y yo estaba tan hecha polvo por lo pasado en las últimas semanas que me esnifé las dos rayas.
Salimos del baño, y nos pusimos a bailar provocativamente cerca de los negros, uno en realidad era mulato. Con los vestidos que llevábamos, se nos escapaban las tetas, de tal forma que veían los pezones cuando nos movíamos.
Después de unos 20 minutos bailando, yo ya estaba como una moto, la cocaína me estaba haciendo efecto, estaba eufórica, todo era optimismo, el cansancio y el sueño había desaparecido, y estaba loca por follar. Al rato tocaron una lenta, y Ana me indicó que nos pegáramos a ellos para bailar agarrado.
Yo me pegué al más negro y Ana al mulato. Empezamos a magrearnos y a besarnos metiéndonos toda la lengua. La verdad es que estábamos dando todo un numerito.
Cuando terminó la canción, Ana tiró de nosotros y nos sentamos en una mesa.
Después de presentarnos y de los besitos de rigor, comenzamos a charlar, cada una por separado, con uno de ellos. A mi me había "tocado" un negrazo de 1,90 pero muy guapo y simpático, y a Ana el mulato también cuadrado.
Eran americanos que jugaban en un equipo de baloncesto de Madrid no muy conocido, el de Ana hablaba muy bien español pero el mío no, pero como yo viví un año en USA, no tuve problemas. Se llamaban Ed y Bob.
Poco a poco, comenzamos a girar nuestra conversación hacia temas con más contenido sexual, formas de hacer el amor, gustos de los diferentes países, etc. El ambiente se fue calentando y no paraban de meternos mano, yo ya tenía la mano de Bob recorriendo mis piernas y llegando al tanga. A estas alturas estaba toda mojada y el tenía un paquete que le iba a reventar, me divertía como crecía en su encierro.
De pronto, Ana paró y propuso ir a nuestro apartamento para conocernos mejor, todos nos levantamos y nos fuimos hacía allí en mi coche.
Aprovechando la coyuntura, Bob no paraba de tocarme las tetas y las piernas mientras conducía, llegando a palpar mi mojado coño por encima del tanga. Mientras tanto Ed y Ana se sobaban en al asiento de atrás.
Cuando llegamos al apartamento, fuimos derechos sin más dilaciones a la habitación, Ana les dijo que empezaran a desnudarse, que nosotras teníamos que ir al baño. Nos metimos juntas y Ana saco la coca, diciendo que lo íbamos a necesitar que sería una noche muy larga. Nos esnifamos un par de rayas cada una e hicimos un pis.
Cuando entramos en la habitación ya estaban desnudos, eran dos auténticos animales de por lo menos 100 kg. Me estremeció contemplar sus pollas. Sólo eran comparables a los consoladores de 25 cm con los que Mario me dijo que me dilatara masturbándome culo y coño. Yo nunca lo había hecho con hombres con pollas de ese tamaño, ni con tíos tan grandes, menos mal que muestra cama era la típica cama redonda inmensa y cabíamos los 4.
Mientras Ana y Ed estaban a lo suyo, Bob y yo comenzamos a besarnos frenéticamente mientras que las manos de mi negro desabrochaban los tirantes de mi vestido, que cayó al suelo dejándome sólo con mi minúsculo tanga negro. Me dijo que estaba buenísima y que le encantaban los coños afeitados como el mío.
Comenzó a chuparme los pezones, que iban aumentando de tamaño mientras yo intentaba cogerle aquella cosa que tanto deseaba. Se la agarré fuertemente y empecé a pajearla. Todo esto puso aún más excitado al negro, que no tardó en bajarme el tanga y lanzarse con su lengua sobre mi húmedo sexo.
Así estuvo un rato, hundiendo su lengua en mi vagina y chupándome el clítoris mientras yo me corría una y otra vez. Mientras tanto, yo me fijaba en su cuerpo, era todo músculo, pero mi vista se clavaba en su descomunal rabo. No sólo era largo, también grueso y muy negro. Una polla que, arrugada, mediría el doble de la de mi exmarido empalmada.
Me arrodillé en la cama, le cogí aquella enorme tranca y me la tragué, lamiendo y chupando hasta que ya no pudo levantarse más, entonces le dije que me agarrara la cabeza y bombeara él, parecía que me iba a desencajar las mandíbulas. Ana también se la estaba chupando a Ed. Antes de que se corrieran, Ana dijo que queríamos sentir dentro esa cosas tan gordas y negras.
Sacó dos condones y me dijo que me iba a enseñar a practicar sexo seguro. Cogió un condón, y empezó a ponérselo a Ed sólo con la boca, sin manos, me decía como tenía que hacerlo, y que si era capaz con una polla de ese tamaño podría hacerlo con cualquiera. Cuando acabó con Ed, me dijo que probaran con Bob. Me costó bastante pero lo conseguí. Nos preguntaron si éramos profesionales, y Ana contestó que sólo es que nos gustaba el sexo seguro.
Después de eso para sentir las pollas bien adentro, nos ensartamos nuestras vaginas sentándonos encima de ellas con las piernas bien abiertas. Bob no paraba de chuparme y pellizcarme las tetas y así como de jugar con el piercing de mi ombligo.
Lentamente me puse a cabalgar encima de Bob, entonces el me ayudó con fuertes golpes de pelvis, penetrándome cada vez más hondo. Empecé a moverme frenéticamente, de arriba a abajo, queriéndomela meter hasta el útero, pero era tan larga que los cojones no me llegaban a tocar el culo.
Miré a Ana y su situación era parecida a la mía seguí moviéndome como una posesa y agitando las tetas mientras el negro me follaba, encima los tíos tenían aguante, después de 20 minutos, se corrieron a la vez.
Les quitamos los condones y Ana me acercó el de Ed como indicando que brindáramos con los condones, luego me dijo que esta era mi oportunidad de beber por primera vez, semen de negro. Me lo bebí como si hubiera atravesado el desierto, dejando el condón limpio.
Este numerito, los excitó de nuevo, así que se la mamamos durante un rato y cuando se empalmaron de nuevo, le pusimos otros condones con la boca (esta vez me salió mejor) y les invitamos a penetrarnos de nuevo.
Ana me dijo que hiciéramos una doble penetración, ya que como ahora tardarían todavía más en correrse, podríamos turnarnos. La dije que nos iban a reventar, pero me contestó que no tendríamos muchas oportunidades como esta para sentirnos tan llenas con pollas de verdad.
Primero la penetraron a ella. Ana se ensartó en la polla de Bob por la vagina, y luego Ed se puso detrás y se la metió por el culo despacio, con bastante dificultad. Ana dió un grito, y dijo gritando que la habían partido en dos, yo mientras tanto me masturbaba.
Cuando ya se acoplaron, Ana empezó los movimientos de subir y bajar sobre la polla de Bob, y Ed el de empujar desde atrás por el culo. Ana entonces me dijo que me sentara con las piernas abiertas delante de su boca, porque quería comerme el coño.
Realmente era increíble que aquella mujer estuviera siendo reventada por esos dos animales, y que todavía tuviera fuerzas para darme placer. Entre su comida de coño y el espectáculo que veía, tuve dos orgasmos. Ana debía tenerlos encadenados. Cuando ya no podía más por el enorme esfuerzo, me dijo que cambiáramos, habían estando 20 minutos bombeándola. Desde luego había quedado empapada en sudor y con la cara desencajada.
Yo decidí adoptar otra posición para la doble penetración. Me ensarté la polla de Bob por el culo, sentándome lentamente sobre ella, y cuando la tenía lo más dentro posible, me tumbe con ella dentro de espaldas sobre él, su cara quedaba en mi cogote.
A continuación le dije a Ed que me la metiera por el coño, mientras yo habría las piernas lo máximo posible. Entonces noté como Ed se pegaba a nosotros, me apoyaba la punta de su verga en la entrada de la vagina y de un empujón me la clavaba entera. Comenzamos a movernos los tres rítmicamente, parecía que estábamos bailando, eso sí muy pegados.
Me sentía toda llena, con gran esfuerzo por tener a Ed encima que metía y sacaba con fuerza en mi sexo, mientras yo subía y bajaba sobre la polla de Bob que me perforaba el culo sin piedad. Notaba como si se tocaran a través de la membrana que separa mi recto de la vagina, estaba en éxtasis. Era una maravilla, una sensación muy difícil de explicar. Estaba llena por completo.
Le dije a Ana que se sentara con las piernas abiertas sobre mi boca, que quería devolverla el placer que me había dado a mí. Mi cuerpo parecía el de una niña entre el de los enormes negros, era increíble que pudiera soportar aquella bestialidad.
Me estuvieron follando 20 minutos de forma salvaje, durante los cuales yo le estuve comiendo el coño a Ana, de manera continuada. Primero se corrió Bob, pero antes de que se saliera de mi culo, lo hizo Ed entre espasmos que provocaron que su polla tocara mi útero. A mi me daban mareos por el placer.
El olor a sexo en la habitación se podía cortar con un cuchillo, estaba empapada en el sudor espeso de los cuatro, y mi boca estaba llena de los fluidos del coño de Ana.
Para finalizar, volvimos a hacer el numerito con los condones, relamiéndonos como si fuéramos dos niñas tomando un vaso de leche, y nos tumbamos exhaustas en la cama.
Eran las 7 de la mañana, estaba amaneciendo. Bob y Ed se despidieron de nosotras porque decían que se tenían que ir a entrenar con su equipo. Ana y yo nos quedamos durmiendo desnudas con las piernas abiertas, abrazadas en posición fetal, como intentando buscar apoyo porque no podíamos ni movernos, nuestros orificios, sobre todo los coños estaban tan dilatados que parecían auténticos túneles.
De esposa ejemplar a puta de lujo 11 de 20
Después de la noche de sexo con los dos negros, estuvimos durmiendo hasta las 6 de la tarde. Cuando me levanté, casi no podía cerrar las piernas y éstas casi no me tenían en pie.
No me sentía bien, me puse a orinar y me escocía mucho la vagina, y además tenía diarrea, probablemente por la profundidad de las penetraciones anales. Me duché como pude, me sequé y miré mi cuerpo en el espejo. Tenía moretones de chupetones y pellizcos, unas ojeras como nunca, y no tenía ganas de hacer nada.
Cuando salí del baño, Ana se estaba levantando y estaba más o menos igual. Me quedé tumbada en la cama en bragas fumando un cigarro, y pensando que ahora que no tenía obligaciones de ningún tipo, ni familiares ni laborales, podría entrar en una espiral muy peligrosa al poder estar todos los días de orgía en orgía.
Cuando Ana salió del baño duchada, se tumbó a mi lado y me dijo que en cuanto al sexo después de lo de anoche había demostrado estar ya a su nivel, tanto con hombres como con mujeres, que estaba orgullosa de mí, que en tan sólo 8 meses me había convertido en una auténtica Mesalina.
Nos levantamos y me dijo que teníamos que ir al club, que hoy sólo tendríamos masaje, rayos UV y sauna. Yo le dije que no quería ir que estaba muerta, y me respondió que eso era sagrado para mantener nuestra belleza después de excesos como los de anoche.
Entonces vi que se hacía dos rayas de coca. Le pregunté que si consumía mucha, me contestó que no. Que cuando se levantaba sólo si había pasado una noche tan brutal como la de ayer, porque se quedaba nueva en 15 minutos, y por las noches otro par de rayas si tenía que atender a muchos clientes, para así poder aguantar toda la noche follando. Si eran pocos clientes o de sexo clásico en esa noche no tomaba.
Me invitó a meterme dos rayas, que ya vería como me quedaba nueva pero me advirtió que si a partir de ahora quería mas que me la comprara ya que costaba un riñón. Me las esnifé, nos vestimos, y cuando terminamos de comer algo en la cafetería del club, ya estaba nueva, como si hubiera dormido 10 horas, y con ganas de marcha. La coca me dejó como nueva.
Después de la sauna, Ana se duchó y se vistió, me dijo que se iba a trabajar, que le habían citado 4 clientes para esa noche. Yo me quedé en la cafetería tomando un café y fumando un cigarro, cuando me encontré con Marta.
Le pregunté qué qué tal iba su embarazo, me dijo que bien que ya estaba de dos meses y que su marido se había tragado que era hijo de él.
Cené con Marta, me dijo que a pesar de todo todavía seguía enamorada de Mario y que no se lo podía quitar de la cabeza. Me dijo que le gustaría verlo y que ella asumía sola enteramente lo del niño, que por favor que si le veía se lo contara.
Nos despedimos con un beso apasionado en la boca, y Luego me fui sola a un pub donde sabía que pasaban coca, y compré para tomar en caso de que necesitara recuperaciones físicas rápidas como ayer. Ahí empezó mi adicción a la cocaína, la verdad es que en el mundo donde me movía y me muevo ahora, todo el mundo la consume para aguantar el ritmo las noches de juergas y sexo.
Al día siguiente ya estaba recuperada, y por la tarde cuando Ana se levantó, me contó lo que Mario quería de mi ahora.
Había decidido que me haría las operaciones siguientes:
El pecho para alcanzar una talla de 95, que me pondrían dos implantes de silicona de unos 400 gr cada uno.
Que me operaría también la nariz, según un modelo que el le había dado, para estrechármela.
Tendría que pasar por un cirujano maxilofacial, para que me quitara las dos últimas muelas de cada lado de la mandíbula, es decir las muelas del juicio y la anterior, si tenía todas las del juicio, en total serían 8 muelas.
Blanquearme todos los dientes, porque con el tabaco se me estaban poniendo marrones.
Seguir una dieta estricta para perder peso que Mario me marcaría cuando empezara a vivir con él.
Me quedé helada sobre todo con lo de la nariz y las muelas, que no entendía porqué todo eso. Me contestó que se había encaprichado con dejarme el cuerpo igual que el de las modelos de pasarela, y que ellas pasaban por todo eso.
Lo de la nariz era para darme un aire más nórdico a mi cara aprovechando mis ojos verdes y lo de las muelas para que la cara no tenga carrillos sea más estilizada y delgada. Que todas las modelos tiene ahora pómulos marcados, labios carnosos y carrillos hundidos para contrastar. Le contesté que sólo me quedarían 4 muelas en cada mandíbula para masticar, y me respondió que si quería irme a vivir con Mario, esto era ya lo último que tendría que pasar, y que sino lo hacía que no volvería a verle.
Acepté no me quedaba más remedio, después de todo lo que había pasado y perdido en el camino que me quitaran 8 muelas ya era lo de menos.
A continuación voy a relatar lo que suponían todas las operaciones que me quedaban, para que los lectores podáis ser conscientes de todo lo que pasé por Mario, y pido perdón por extenderme.
Al día siguiente fuimos al cirujano plástico, el me operaría los pechos y la nariz (mamoplastia de aumento y rinoplastia). Nos dijo que el no era partidario de ponerme una talla 95, porque era demasiado, las prótesis pesarían al yo tener una 75, 400 gr, cada una y que podría tener dolores de espalda por el peso. Que me recomendaba máximo una 90, pero Ana le dijo que sus prótesis eran de 95 y no le dolía la espalda y que se veía muy bien, así que le pedimos la 95.
El médico me avisó además que un pecho tan grande podría producirme complejos, porque todo el mundo me miraría ahí, pero yo le contesté que eso me daba igual.
Cuando hablamos de la nariz, Ana ni corta ni perezosa le sacó una foto de una modelo Eslovaca de lencería, que anunciaba el Wonderbra, y dijo que quería esa nariz. El médico dijo que sería fácil, que era un modelo de nariz clásico de las mujeres de Europa del este. Que tendría que estrecharme y alargarme algo la mía, remodelando huesos y cartílago.
A continuación como ya estaba desnuda, empezó a sacarme fotos del tórax y de la cara para que pudiera luego comprobar los resultados. Tal y como hizo cuando me operó las otras veces.
Nos contó que podía operarme de las dos cosas el mismo día pero que estaría varias horas en quirófano y que sería mejor esperar un mes entre ellas porque estaría muy molesta, pero Ana dijo que en Junio trabajaba y que no quedaba más remedio. Luego nos dijo como serían los postoperatorios y las instrucciones a seguir en los días siguientes a las dos operaciones.
En primer lugar no fumar el día anterior ni los 10 días después de las operaciones, sobre todo por la de la nariz.
En el caso de los pechos el área intervenida permanecerá inflamada unos días. Las areolas y otras zonas del pecho pueden tener la sensibilidad temporalmente alterada y puede existir una hipersensibilidad al tacto en los pechos. La vuelta a la actividad normal se puede realizar entre el tercer y séptimo día de la intervención, aunque las mamas permanecerán sensibles durante dos a tres semanas. En una semana se te permitirá ducharte y se te eliminarán los puntos de sutura. Los resultados se ven inmediatamente. Se ha de volver a la consulta del cirujano para que éste evalúe los resultados. Posteriormente a la operación se ha de vestir con un sujetador de gran soporte, para que los pechos se muevan lo menos posible. No conviene hacer ejercicios bruscos ni el amor hasta que pasen 3 o 4 semanas.
En el caso de la nariz después de la intervención se te colocará un taponamiento nasal (durante uno o dos días) y una férula de escayola (durante una semana). El postoperatorio no es doloroso, aunque es habitual cierta inflamación y cardenales alrededor de los ojos que suelen remitir gradualmente dentro de la primera semana. No obstante, una ligera inflamación de la piel nasal puede persistir durante unas semanas. Es común alguna pequeña hemorragia durante los primeros días y sentir la nariz tapada por varias semanas. Se debe evitar realizar ejercicio extremo 2 ó 3 semanas y evitar golpearse, frotarse la nariz y exponerla al sol. El utilizar las gafas de sol puede ser incómodo y debe evitarse.
Después en la misma clínica fuimos a la consulta del cirujano maxilofacial, para que me viera la boca, y la situación de las muelas que me tendría que quitar.
Me dijo que era una aberración el quitarme 8 muelas sanas, que si estaba segura de lo que iba a hacer, porque a partir de ahora no podría masticar bien la comida, ya que sólo me quedarían dos molares en cada lado de la boca, habiendo sólo uno con buen tamaño ya que el otro es el que se una con los dientes y ya es más pequeño.
Como Ana me vio dudar, le dijo que es que éramos modelos y que tenía que quitarme esas muelas para tener unas mandíbulas más femeninas, y que además tendría que blanquearme las piezas restantes.
El Médico dijo que ya había hecho lo mismo con otras modelos, y que si, que luego quedaba una cara menos ancha, y que daba la sensación de ser una mujer más delgada, pero que por la cuenta que me iba a traer que me cuidara las piezas que me iban a quedar porque si no me veía con dentadura postiza.
El médico me dijo que ese mes me quitaría las de arriba y el siguiente las de abajo para que pudiera comer, pero Ana dijo que corría prisa, así que tendrían que ser todas el mismo día.
Le contestó que entonces tendría que operarme en quirófano y dormirme, porque sino lo pararía muy mal, pero que era una locura porque se me iba a inflamar toda la boca, de tal forma que no podría masticar nada sólido en 20 días y que tendría muchos dolores. Le respondió que para junio tenía un contrato con una revista y que tendría que estar lista, así que me quitara las 8 muelas el viernes.
Yo le informé que el jueves me operaban los pechos y la nariz, que si pasaba algo por eso, entonces me dijo que no, pero que iba a pasar un infierno con toda la boca y la nariz inflamadas no podría casi respirar. Pero que entonces me haría el blanqueo de los dientes ese mismo día, porque luego no podría.
Me los blanqueo con un producto químico durante 2 horas, me dijo que se veía que fumaba mucho, que si quería mantenerlos blancos tendría que hacerme el blanqueamiento cada 6 meses. Cuando terminó me quedó una sensación de hormigueo e hipersensibilidad. Luego ya me recetó antibióticos para prevenir infecciones por las operaciones que me iban a hacer, y me dijo que los tomara 20 días.
Luego fuimos al laboratorio me extrajeron sangre para hacerme los análisis rutinarios que pidieron los médicos, para operarme en los dos días siguientes. De tal forma que el sábado ya estuviera operada de todo. Gracias a Mario me dieron fecha de operación de un día para otro.
Para acabar la tarde, marchamos al club hicimos aeróbic y me despedí de las chicas, ya que en unos 20 días no podría volver a ir. Nos fuimos a cenar, y Ana me recomendó que comiera carne porque probablemente mientras estuviera con Mario no volvería a probarla.
Nos fuimos a casa y por el camino Ana me dijo que Mario había encontrado una joya conmigo, que en la cama era una auténtica Diosa del sexo, y que además tenía que estar profundamente y sumisamente enamorada de él para haber roto con todo, y someterme a todas esas operaciones que me iban a suponer un martirio, que a ella lo de las muelas no se lo hizo. Aunque si lo demás.
Entonces me sacó unas fotos de ella antes de conocer a Mario, y en las etapas de sus cambios físicos sucesivos era increíble, no parecía la misma chica. Me dijo que con ella el capricho fue convertirla en una actriz Italiana de cine, al estilo M. Bellucci, y la verdad es que lo consiguió.
Se tuvo que teñir el pelo de negro, era castaña, dietas de engorde y adelgazamiento brutales, tratamiento hormonal, operaciones como las mías, y también ligadura de trompas, o sea que como yo, ya no podría tener hijos jamás. Por no hablar de los malos hábitos adquiridos y de que se había convertido en una prostituta.
Ana se puso a llorar, me pidió perdón por haber ayudado a Mario a hacerme lo mismo que le hizo a ella. Yo le contesté que ella sólo había sido una mala influencia para mí estos meses pero que la culpa había sido toda mía, y que estaba loca por Mario y que ya no había vuelta atrás.
Estábamos en la cama en bragas. Empecé a besarla en los labios con cariño para que dejara de llorar, después me bajé al cuello lamiéndola como una gatita, diciéndola que era preciosa, y cosas como cariño no llores. Fui bajando lentamente a los pechos, entreteniéndome en sus oscuros pezones.
Luego la empecé a lamerla en el piercing del ombligo muy despacio mientras con una mano le masajeaba las tetas, la otra la tenía dentro de su empapadas braguitas para jugar con el clítoris.
A continuación le bajé las braguitas azules de tul transparente que llevaba y empecé a besarle y lamerle su depilado sexo con infinita dulzura, empezando por los labios vaginales y luego por el clítoris, para meterle los dedos simultáneamente por la vagina y el ano.
Noté que tuvo un orgasmo porque me inundó la boca de flujos, y aproveché entonces para penetrarle el ano con mi lengua, lo más adentro que podía. Dejó de llorar y ahora sólo gemía.
Me cogió la cara y me besó en la boca que me sabría a sus fluidos vaginales, entonces me dijo que como iba a estar casi un mes sin poder hacerme el amor que me lo quería hacer a hora.
Sacó uno de los consoladores de tiras de 25 cm de un cajón, se lo puso, me puso a 4 patas y me penetró por la vagina muy despacio porque no me quería hacer daño, aunque entraba fácilmente porque yo estaba encharcada.
No paraba de llamarme cosas bonitas, mimándome, diciendo que el mes que viene todavía sería más guapa, me acariciaba el trasero y el vientre con las yemas de los dedos con mucho cuidado de no arañarme con las uñas, y entraba y salía de mi sexo muy lentamente, como si no quisiera que aquello terminara.
Cuando yo tuve varios orgasmos, se salió me dio la vuelta y puso su cara entre mis piernas para comerme el sexo, mientras el flujo me resbalaba por la cara interna de los muslos, que también rebañó. Yo estaba en el cielo del placer.
Aquella fue la primera vez que hice el amor con una mujer, siendo algo más que sexo, lo hicimos como dos enamoradas, quizás porque estábamos compartiendo el destino que Mario nos había diseñado según sus caprichos.
Cuando terminamos nos abrazamos nos besamos muchas veces y Ana me dijo que le daba pena que me tuviera que ir a vivir a casa de Mario, que ahora sólo me vería por el club, pero que siempre seríamos buenas amigas, que esa noche no iría a trabajar, para estar conmigo los días de las operaciones.
Continuará.
Se agradecen comentarios.