Dragut
Bovino de alcurnia
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Ya lo intentaron en España y los gritos que dimos en las calles hicieron al Gobierno español retirar ese proyecto de Ley.
Ahora lo va a intentar el Gobierno francés de Sarkozy si es que las protestas convocadas para hoy en París no le hacen cambiar de opinión.
Esa nueva Ley básicamente consiste en que... imaginen: una lluviosa madrugada llama a tu puerta una mujer enferma y cansada pidiendo refugio hasta que pare de llover. Y tú, que tras las costillas y sobre los pulmones tienes un órgano bombeando sangre, le permites pasar y le das una taza de sopa caliente. Pasada la tormenta la mujer se despide y es detenida en la puerta de tu casa. Te enfrentas a una condena de 5 años de prisión y a una multa de 30.000 euros.
¿Tu delito? Ayudarla sin antes exigirle que te muestre que tiene sus papeles en regla.
Lo mismo te ocurrirá si una mañana mientras paseas por la playa te encuentras a un africano deshidratado y exhausto sobre la arena después de atavesar el estrecho en una frágil embarcación.
No se te ocurra darle agua ni cubrirle con una manta, ni mucho menos desplazarle en tu automovil hasta un centro médico.
Te convertirías en un delincuente, en un fuera de la ley.
Sarkozy pretende tipificar el delito de solidaridad con los extranjeros indocumentados y de fijar a la Policía un objetivo cifrado de al menos 5.500 detenciones anuales por esta supuesta infracción. Nótese en que ningún momento se exige ánimo de lucro en esa ayuda para ser constitutiva de delito.
Ante este tipo de medidas, uno no puede sino acordarse de Henry David Thoureau y de sus Cuadernos sobre el deber de desobediencia civil cuando citaba aquello de que Bajo un gobierno que encarcela a cualquiera injustamente, el verdadero lugar para un hombre justo es también una prisión.
Vayan pues los gobiernos europeos preparando cárceles suficientes para tantos como somos.
Abrazotes.
Ahora lo va a intentar el Gobierno francés de Sarkozy si es que las protestas convocadas para hoy en París no le hacen cambiar de opinión.
Esa nueva Ley básicamente consiste en que... imaginen: una lluviosa madrugada llama a tu puerta una mujer enferma y cansada pidiendo refugio hasta que pare de llover. Y tú, que tras las costillas y sobre los pulmones tienes un órgano bombeando sangre, le permites pasar y le das una taza de sopa caliente. Pasada la tormenta la mujer se despide y es detenida en la puerta de tu casa. Te enfrentas a una condena de 5 años de prisión y a una multa de 30.000 euros.
¿Tu delito? Ayudarla sin antes exigirle que te muestre que tiene sus papeles en regla.
Lo mismo te ocurrirá si una mañana mientras paseas por la playa te encuentras a un africano deshidratado y exhausto sobre la arena después de atavesar el estrecho en una frágil embarcación.
No se te ocurra darle agua ni cubrirle con una manta, ni mucho menos desplazarle en tu automovil hasta un centro médico.
Te convertirías en un delincuente, en un fuera de la ley.
Sarkozy pretende tipificar el delito de solidaridad con los extranjeros indocumentados y de fijar a la Policía un objetivo cifrado de al menos 5.500 detenciones anuales por esta supuesta infracción. Nótese en que ningún momento se exige ánimo de lucro en esa ayuda para ser constitutiva de delito.
Ante este tipo de medidas, uno no puede sino acordarse de Henry David Thoureau y de sus Cuadernos sobre el deber de desobediencia civil cuando citaba aquello de que Bajo un gobierno que encarcela a cualquiera injustamente, el verdadero lugar para un hombre justo es también una prisión.
Vayan pues los gobiernos europeos preparando cárceles suficientes para tantos como somos.
Abrazotes.