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Confesiones del Lecho de Muerte - Parte II -

cargov

Bovino maduro
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28 Abr 2009
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136
Continuando con la historia...

¿Qué hiciste cuando te viste que te tomaba la fotografía?, le pregunte…

En el fondo me asuste, David nunca me dijo nada. Yo fui la que pensó, que él me iba a chantajear con darle esa fotografía a tu padre. Por eso desde ese momento en adelante hice todo lo que a él se le ocurrió.

Pero te sigo contando… En la fotografía salía con las tetas al aire y como me estaba bajando el bikini, se me veía muy bien la vagina. En si en la fotografía, me veía con la vista a la cámara, pero con el bikini ya casi llegándome a las rodillas. Imagínate la reacción de tu papá…

David, por su parte se limitó a decir… “Eres muy fotogénica, deberías de ser modelo de revistas” A lo que solo logré medio sonreír. Aunque no lo creas, fue muy tierno, a pesar de su arrebato inicial… Me tomó de la mano… y me llevó desnuda al dormitorio… Pero mientras me llevaba me besaba tiernamente. Realmente este muchacho estaba despertando algo nuevo, o algo que ya había olvidado desde hace mucho tiempo.

Cuando llegamos me tumbo en la cama, me dijo, ponte boca abajo… Y no sé de donde, sacó un poco de crema, me lo untó en la espalda. Y comenzó a masajear de arriba abajo, suavemente, una y otra vez… se sentía genial. Eso sí aprovechaba a sobar mis firmes nalgas, o eventualmente rosarme la vagina.

Disfrute bastante ese masaje. Pero lo disfrute aun más cuando sentí que unos dedos se introducían en mi vagina. ¿Te gusta? Me preguntó. Solo sonreí. Me coloque boca arriba y instintivamente abrí mis piernas, mientras sus dedos seguían jugando con mi sexo…

Te soy honesta en tanto año de tener sexo con tu papá nunca me habían hecho sexo oral. Pero David se agacho hasta mi vagina y comenzó a pasar su lengua de manera muy tierna por mi clítoris… Sus movimientos, me aseguraban, que no era la primera vez que lo hacía… Pues era mucho mejor que sentir el vibrador.

No sé ni cuento tiempo pasó, pues estaba tan excitada que perdí la noción del tiempo… Lo cierto es que terminé teniendo un gran orgasmo. Cuando David vio que terminé. Se acostó en la cama, me hizo una seña con la cabeza, como diciéndome desabróchame el pantalón y ahora es tu turno. Sin palabras, pero comprendí lo que debía de hacer.

Le bajó el pantalón y su grueso pene estaba muy erecto. Se veía que iba a reventar. Realmente se veía hermoso… Grueso, venoso, y con dos bolas inmensas… Por primera vez se lo veía con lujo de detalle. Comencé besando la punta, luego recorrí a besos todo ese tronco, hasta llegar a la base. Lenta y coquetamente le sobé las bolas, mientras lo veía a los ojos.

Lentamente abro mi boca y empiezo a devorar su miembro… con esfuerzo, le llagaba a tres cuartos. Pero como quería quedar bien con el intentaba meterme más pene… No podía, me daban arcadas. David, solo me observaba. Pero la perseverancia da frutos. No sé en qué momento siento que mi nariz y mis labios sienten que llegan a la base de ese hermoso ejemplar…

Me imagino que de la excitación, David se viene dentro de mi garganta… Casi me ahoga. Por lo que sacó el pene de inmediato. Al salir, quedé como chica de revista porno… Despeinada, con el maquillaje corrido y escurriendo semen de la boca.


Pero valió la pena a David le agrado mucho, al grado de decirme “Quien diría que las damas pueden hacer esas cosas…” “Sabes que, veo que no eres de esas señoras que se la llevan de finas y son muy putas…” ¡gracias! Dije en tono sarcástico.

Mañana nos vemos, usa lo que te traje. Te vas a ver hermosa. Dicho esto se marchó, dejándome, más usada que carreta de supermercado en día de pago.

El resto del día fue normal… Salí de compras, fui al salón, etc.

Como a las diez de la noche, ya te habías dormido y yo estaba en la sala viendo un programa de chismes; cuando suena la puerta. Veo por el pórtico (la ventana pequeña). Me asusto, al ver a David. Le abro y lo hago pasar… pero le hago señas, que no hable fuerte, pues estabas durmiendo. Nos sentamos en el sillón; y le pregunto, que rayos hacia a esta hora.

No me resisto… tengo ganas de ti. A lo que rápidamente respondí. No se puede, mi hija duerme, y se va a despertar por el ruido que vamos a hacer. No te preocupes, me dijo. Vamos a un hotel, y regresamos, antes que tu hija, se despierte. Estás loco, como vas a creer. Nunca he ido a un lugar de esos. David, me dijo, está bien, sino quiere salir, nos quedamos aquí.

Definitivamente no podía ser en la casa. Por lo que excedí a que saliéramos y regresáramos pronto. Y en que nos vamos… (Pues David no tenía vehículo) Y yo no puedo sacar el mío pues con el ruido igual, te despertabas y clavo.

En mi mente, yo pedía que David, viera que no había más opción que volver en la mañana. Pues tenía sentimientos encontrados. Por un lado, nunca le había sido infiel a tu padre. Pero por el otro extremo, ya me hacía falta una buena revolcada.

No te preocupes, me respondió David. Yo llamó a alguien para que nos venga a traer. No hay pena es de mucha confianza y sé que no dirá nada. Anímate, así seguís posando, mira que tenes talento para la cámara… (Cada vez que él mencionaba lo de la cámara, yo sentía que me chantajeaba con enviarle la fotografía a tu papá, por eso siempre terminaba accediendo a sus peticiones; mientras que él las guardaba como un trofeo)

Muy bien. Tú me dices cuando nos vayamos. David realizó una llamada solo escuche que decía. Si, la camionetilla, la de vidrios oscuros, en 10 minutos más o menos… ok, te espero. Listo, me dijo. Sabes, porque no te traes la ropa que te di, la blanca de encaje. Te vas a ver muy hermosa. Me imagino verte con zapatos de tacón blanco punta de aguja. Tus piernas morenas, bien torneadas, y tu culito redondo y macizo partido por la mitad por un pequeño hilo blanco. Uff. Me voy a poner caliente antes de tiempo. Pero tú lo provocas a uno con solo mirarte.

Así que ya sabiendo que quería, me cambié de zapatos; lo que no hice fue cambiarme de ropa (gran error; ya que yo me encontraba con un pantalón de lona un poco ajustado y una blusa de botones). Fui al ropero por la ropa interior que me había dado antes, la metí en mi cartera y cuando salí ya nos estaban esperando.

Efectivamente, era una camionetilla blanca, de vidrios oscuros. En Guatemala les llamamos microbús, ya que tienen tres filas de asientos atrás) Al abordar, veo a un muchacho casi de la misma edad de David. Adelante me dijo. David por su parte agrega… Mi primo Alberto; Alberto una dama… Mucho gusto, respondió el joven.

Nos sentamos en la primera fila y la camionetilla tomo su rumbo. Como que ya estaba todo planificado, pues no pidió dirección ni nada. Luego se encendió la luz de adentro y Julio me basa el cuello. Yo trato de que deje de hacerlo. En voz baja le digo. Nos va a ver. No hay pena, él ya lo sabe, me dijo. Mientras el muchacho por el retrovisor, me sonríe. Sí, pero mejor espérate que lleguemos. Ya suficiente con ser infiel, y ahora con que más personas lo sepan.

No te preocupes. El no dice nada. Además él también cree que la cámara te adora. (Cuando dijo eso; me puse pálida, pues no creí que anduviera mostrándole a medio mundo la fotografía) Ya se me dijo; crees que se la ando enseñando a todos. Pues no, el trabaja donde se revelan los rollos; no iba a cerrar los ojos ¿verdad?

Mejor relájate y vas a ver que la pasamos genial. Porque mejor no adelantas, para no perder tiempo al llegar. Te puedes cambiar aquí. Me le quedo viendo con cara de “Que rayos estás diciendo, quieres que me desvista en la camioneta” Me ve fijamente y me dice, si… Así solo bajamos a lo que vamos y regresamos luego. No vaya ser que tu hija se despierte.

Ok, me levanto para irme a la última fila, cuando su mano, me detiene. A dónde vas. Lo mismo te va a dar. No quieres que te vea Alberto. Pero de todos modos, tienes que venir cambiada de atrás para adelante. Te va a ver. (Es cierto, me dije. Qué pena ahora no solo me vio desnuda David, sino que también me verá Alberto; y ahora en vivo)

Me quite los tacones, y me empiezo a desabrochar el pantalón; cuando un timoneo brusco, nos interrumpe. Ya ves, le digo. No es buena idea; por ir viendo, ya ni manejar puede.

Tienes razón. Alberto… Para un momento el vehículo. Ni lento paró por completo la marcha, y rápidamente volteó su cabeza, para no perder ni un detalle.

Listo me dijo. Me paré y comencé a bajarme el pantalón. Cargaba un bikini azul. Que creo no me quedaba mal; pues a ambos se les salían los ojos. Ahora la blusa me dijeron. Ve desabotone la blusa, el brasiere que sujetaba mis redondos y carnosos pechos era azul también. David me pasa la cartera; así que ya se, que debo sacar la ropa que me dio. Sacó la tanga blanca y lo dejo en el asiento; sacó el sostén e igual. Me quito el bikini, pero lo hice rápido. Por lo que Alberto me dice… despacio, si no ni tiene chiste. David se une al sentir de Alberto.

Espera me dice. Mientras saca su cámara. Hay que aprovechar a mi modelo favorita. (Otra vez me dije. Pero ya no se puede regresar el tiempo, así que ahora lo que venga) Me bajo el bikini lentamente, dándole la vista de la vagina a David y a Alberto le queda mis nalgas. David me da vuelta, para que Alberto aprecie también mi vagina rosadita y rasurada.

Tomo la tanga para colocármela, pero David me dice… Mejor el brasiere. Así que me desabrocho el mismo y dejo mis tetas 38 C al aire. El flash me segaba, pero Alberto estaba que no hallaba que hacer. (Pero no hizo nada. David no lo dejó) Muy bien ahora ponte el brasiere que te regalé. La tanga después. Así aprovechamos para apreciar más tiempo tus hermosos atributos femeninos… (Refiriéndose a mi vagina y mi culito redondo)

La tanga, mejor, cuando ya casi estemos por llegar me dijo nuevamente. Así que Alberto, vámonos, que me urge llegar. Alberto enciende la marcha y nos vamos. Mientras llegamos. Porque no te masturbas, me dijo David. Así ya estas algo entradita. (A estas alturas, el estar en una camioneta solo con el brasiere puesto y con dos hombres; te hace meditar sobre si lo que haces, lo hacer más por temor a un escándalo o porque en el fondo sabes que eres una gran zorra; yo creo que sí, en el interior soy una gran zorra que le urge darse a conocer) Así que inició a tocar mi clítoris y a iniciar una rutina de movimientos en mi vagina. Mientras yo hago esto, David saca mis pechos del brasiere. Pero no lo desabrocha. Me toma una fotografía en esa pose. Lo vez… La cámara te adora.

David me ha de haber fotografiado mucho, pues el camino era largo. (Exactamente no sé ni a dónde íbamos). Cuando él ve que ya llegó al orgasmo; toca a Alberto por la espalda, quién detiene la marcha y recibe la cámara. David, saca su pene y lo coloca en mi boca; la cual por la excitación, intuitivamente lo devoré, lo devoré como niña recién nacida y hambrienta. - Si bien era como niña nueva, pues esto era nuevo para mí. Estar frente a dos hombre, desnuda y teniendo sexo oral. Sin recato ni resentimiento. Pues en ese instante solo pienso en tener el mejor sexo de mi vida.- Alberto solo toma todas las fotografías que puede. De pronto David se sienta y me coloca sobre él, a fin de que lo cabalgara, pero dándole la cara a Alberto. Esto para que en la fotografía se apreciara mi cuerpo completamente desnudo y que mi vagina tenía un pene que la llenaba completamente.

David, sabiendo que me fotografiaban, me estruja mis pezones, haciendo que latigazos de electricidad recorran mi cuerpo excitado. (En las fotografías, que tiempo después me mostró, se ve mi cara de gozo y placer total) Cuando está a punto de venirse, David me toma de la cintura, a fin de que no me pueda separar. Puedo sentir como esa leche caliente recorre mi interior. Lo veo y él me sonríe. Me sienta en la orilla del asiento y Alberto al ver que el semen me escurre de la vagina, me pide abrir las piernas, para tomarme una fotografía. Acepto (porque en ese momento me empiezo a convencer, que ser señora no es la gran cosa. Ser zorra es delicioso.

David ni lento, ni perezoso, aprovecha, a poner su pene cerca de mi boca, para que me puedan fotografiar, escurriéndome semen en la vagina y tragando pene.

Creo, que ya no es necesario ir a donde pensé, me dijo. Dicho esto. Alberto toma camino de regreso.

Mientras regresamos, David, me juega los pechos y me dice. Te gusta sentirte como una mujerzuela, verdad. En mi mente, yo pedía que David, viera que no había más opción que volver en la mañana. Pues tenía sentimientos encontrados. Por un lado, nunca le había sido infiel a tu padre. Pero por el otro extremo, ya me hacía falta una buena revolcada.

No te preocupes, me respondió David. Yo llamó a alguien para que nos venga a traer. No hay pena es de mucha confianza y sé que no dirá nada. Anímate, así seguís posando, mira que tenes talento para la cámara… (Cada vez que él mencionaba lo de la cámara, yo sentía que me chantajeaba con enviarle la fotografía a tu papá, por eso siempre terminaba accediendo a sus peticiones; mientras que él las guardaba como un trofeo)

Muy bien. Tú me dices cuando nos vayamos. David realizó una llamada solo escuche que decía. Si, la camionetilla, la de vidrios oscuros, en 10 minutos más o menos… ok, te espero. Listo, me dijo. Sabes, porque no te traes la ropa que te di, la blanca de encaje. Te vas a ver muy hermosa. Me imagino verte con zapatos de tacón blanco punta de aguja. Tus piernas morenas, bien torneadas, y tu culito redondo y macizo partido por la mitad por un pequeño hilo blanco. Uff. Me voy a poner caliente antes de tiempo. Pero tú lo provocas a uno con solo mirarte.

Así que ya sabiendo que quería, me cambié de zapatos; lo que no hice fue cambiarme de ropa (gran error; ya que yo me encontraba con un pantalón de lona un poco ajustado y una blusa de botones). Fui al ropero por la ropa interior que me había dado antes, la metí en mi cartera y cuando salí ya nos estaban esperando.

Efectivamente, era una camionetilla blanca, de vidrios oscuros. En Guatemala les llamamos microbús, ya que tienen tres filas de asientos atrás) Al abordar, veo a un muchacho casi de la misma edad de David. Adelante me dijo. David por su parte agrega… Mi primo Alberto; Alberto una dama… Mucho gusto, respondió el joven.

Nos sentamos en la primera fila y la camionetilla tomo su rumbo. Como que ya estaba todo planificado, pues no pidió dirección ni nada. Luego se encendió la luz de adentro y Julio me basa el cuello. Yo trato de que deje de hacerlo. En voz baja le digo. Nos va a ver. No hay pena, él ya lo sabe, me dijo. Mientras el muchacho por el retrovisor, me sonríe. Sí, pero mejor espérate que lleguemos. Ya suficiente con ser infiel, y ahora con que más personas lo sepan.

No te preocupes. El no dice nada. Además él también cree que la cámara te adora. (Cuando dijo eso; me puse pálida, pues no creí que anduviera mostrándole a medio mundo la fotografía) Ya se me dijo; crees que se la ando enseñando a todos. Pues no, el trabaja donde se revelan los rollos; no iba a cerrar los ojos ¿verdad?

Mejor relájate y vas a ver que la pasamos genial. Porque mejor no adelantas, para no perder tiempo al llegar. Te puedes cambiar aquí. Me le quedo viendo con cara de “Que rayos estás diciendo, quieres que me desvista en la camioneta” Me ve fijamente y me dice, si… Así solo bajamos a lo que vamos y regresamos luego. No vaya ser que tu hija se despierte.

Ok, me levanto para irme a la última fila, cuando su mano, me detiene. A dónde vas. Lo mismo te va a dar. No quieres que te vea Alberto. Pero de todos modos, tienes que venir cambiada de atrás para adelante. Te va a ver. (Es cierto, me dije. Qué pena ahora no solo me vio desnuda David, sino que también me verá Alberto; y ahora en vivo)

Me quite los tacones, y me empiezo a desabrochar el pantalón; cuando un timoneo brusco, nos interrumpe. Ya ves, le digo. No es buena idea; por ir viendo, ya ni manejar puede.

Tienes razón. Alberto… Para un momento el vehículo. Ni lento paró por completo la marcha, y rápidamente volteó su cabeza, para no perder ni un detalle.

Listo me dijo. Me paré y comencé a bajarme el pantalón. Cargaba un bikini azul. Que creo no me quedaba mal; pues a ambos se les salían los ojos. Ahora la blusa me dijeron. Ve desabotone la blusa, el brasiere que sujetaba mis redondos y carnosos pechos era azul también. David me pasa la cartera; así que ya se, que debo sacar la ropa que me dio. Sacó la tanga blanca y lo dejo en el asiento; sacó el sostén e igual. Me quito el bikini, pero lo hice rápido. Por lo que Alberto me dice… despacio, si no ni tiene chiste. David se une al sentir de Alberto.

Espera me dice. Mientras saca su cámara. Hay que aprovechar a mi modelo favorita. (Otra vez me dije. Pero ya no se puede regresar el tiempo, así que ahora lo que venga) Me bajo el bikini lentamente, dándole la vista de la vagina a David y a Alberto le queda mis nalgas. David me da vuelta, para que Alberto aprecie también mi vagina rosadita y rasurada.

Tomo la tanga para colocármela, pero David me dice… Mejor el brasiere. Así que me desabrocho el mismo y dejo mis tetas 38 C al aire. El flash me segaba, pero Alberto estaba que no hallaba que hacer. (Pero no hizo nada. David no lo dejó) Muy bien ahora ponte el brasiere que te regalé. La tanga después. Así aprovechamos para apreciar más tiempo tus hermosos atributos femeninos… (Refiriéndose a mi vagina y mi culito redondo)

La tanga, mejor, cuando ya casi estemos por llegar me dijo nuevamente. Así que Alberto, vámonos, que me urge llegar. Alberto enciende la marcha y nos vamos. Mientras llegamos. Porque no te masturbas, me dijo David. Así ya estas algo entradita. (A estas alturas, el estar en una camioneta solo con el brasiere puesto y con dos hombres; te hace meditar sobre si lo que haces, lo hacer más por temor a un escándalo o porque en el fondo sabes que eres una gran zorra; yo creo que sí, en el interior soy una gran zorra que le urge darse a conocer) Así que inició a tocar mi clítoris y a iniciar una rutina de movimientos en mi vagina. Mientras yo hago esto, David saca mis pechos del brasiere. Pero no lo desabrocha. Me toma una fotografía en esa pose. Lo vez… La cámara te adora.

David me ha de haber fotografiado mucho, pues el camino era largo. (Exactamente no sé ni a dónde íbamos). Cuando él ve que ya llegó al orgasmo; toca a Alberto por la espalda, quién detiene la marcha y recibe la cámara. David, saca su pene y lo coloca en mi boca; la cual por la excitación, intuitivamente lo devoré, lo devoré como niña recién nacida y hambrienta. - Si bien era como niña nueva, pues esto era nuevo para mí. Estar frente a dos hombre, desnuda y teniendo sexo oral. Sin recato ni resentimiento. Pues en ese instante solo pienso en tener el mejor sexo de mi vida.- Alberto solo toma todas las fotografías que puede. De pronto David se sienta y me coloca sobre él, a fin de que lo cabalgara, pero dándole la cara a Alberto. Esto para que en la fotografía se apreciara mi cuerpo completamente desnudo y que mi vagina tenía un pene que la llenaba completamente.

David, sabiendo que me fotografiaban, me estruja mis pezones, haciendo que latigazos de electricidad recorran mi cuerpo excitado. (En las fotografías, que tiempo después me mostró, se ve mi cara de gozo y placer total) No le digo… PUTA. David sonríe. Y por primera vez, le veo un poco de malicia picante. Me dice, que me ponga la tanga. Me la pongo y luego hace señas y paran el vehículo a 4 cuadras de la casa. Abre la puerta y me dice. Quieres sentirte una PUTA total. Que te parece si te vas a pie. Yo te sigo en el vehículo, por cualquier cosa.

Son cuatro cuadras, que cualquiera de los vecinos me puede ver… Así es. A las PUTAS, ese les importa poco. No quieres sentir esa sensación de adrenalina al saber qué haces algo en el fondo siempre deseas y que por miedo o por acomodo nunca arias.

Eso termia como que convenciéndome, por lo que me bajo, veo a todos lados y al no ver a nadie, comienzo a caminar. Solo con la cartera en el hombro y e lencería.

Esas cuadras fueron eternas; el corazón me latía a mil por hora. Por suerte, nadie me vio. O al menos eso creí.
 
No te digo???? Nos dejas picados justo en la mejor parte!!! Espero la continuación!!!! Por cierto... Una parte se repitió.....
 
Dónde narras lo de la camioneta, pero no importa, igual se disfrutó, esperamos la continuación
 
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