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Bovino de la familia
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Como ya es costumbr,e de nuevo un tema tomado con un poco de humor, está relacionado con este otro tema: "Dónde se viene tu chico y lo que eso dice de él", que les cuelgo en un rato más.... de la vice...
Por cierto contiene algunas palabras y cosas altisonantes, se los pongo integro tal cual está escrito... fuente al final del post
CÓMO SE VIENE TU CHICA Y LO QUE ESO DICE DE ELLA
By Kat George
Realmente odio a esas chicas que dicen que se vienen cada que tienen sexo. O no dicen la verdad, en cuyo caso las odio por ser unas malditas mentirosas, o dicen la verdad, en cuyo caso las odio porque estoy profundamente celosa.
Yo no me vengo cada que tengo sexo. Pero aunque no lo haga, disfruto del acto casi todo el tiempo. Explicarle esto a un hombre es como intentar explicarle a un fan de U2 porque Bono es un idiota: imposible.
Hace poco estuve saliendo con un güey que me dijo:
“Voy a hacer que te vengas”.
Ya… Momento, amigo. Cada que un güey me dice que va a hacer que me venga, estoy casi segura de que terminaré corriendo a mi dildo a la mañana siguiente.
“No importa”, le digo. “A veces no me vengo cuando cojo, pero está bien, aun así me divierto”.
“No”, agitó su orgullosa cabeza, “voy a hacer que te vengas”.
Lo que siguió fue una metódica implementación de todas las cosas que sabía que me gustaban (porque en el tiempo que estuvimos juntos se las enseñé), pero sus movimientos eran forzados y desesperados, diseñados para alcanzar un fin, y no para disfrutar de esas cosas tan naturales, aunque a veces desagradables, que me gusta que me hagan. Venirme era lo único en lo que podía pensar. Estaba exagerando, y yo estaba demasiado consciente.
Cero orgasmo.
Dejemos algo claro: venirse no es algo seguro. A veces los güeyes tampoco se vienen (lo sé, ¡¡¡¡suena imposible!!!!) pero muchas veces, las chicas realmente no se vienen. Aunque el güey haga hasta lo imposible por repetir lo que hizo la última vez que le temblaron las rodillas, nada te garantiza que lo mismo funcionará una segunda vez.
No existe una fórmula para el orgasmo femenino. Es una cuestión mental. Hay veces en las que apenas me tocan y estallo más rápido que una virgen durante su segunda sesión, y hay veces en las que todas las estimulaciones correctas están ahí, pero mi cerebro está desconectado: es decir, no me vengo.
Pero digamos que tu cerebro y tu vagina, en un extraño momento de misericordia, deciden llegar a un acuerdo y escucharse. Todos los hombres allá afuera pueden aprender un par de cosas de esas punzaciones femeninas, así como ella también puede de sus hábitos eyaculatorios. Y aunque quizá no siempre llegue a la punta del Everest por el mismo camino, quizá descubren algún patrón, así que pongan atención.
Cuando ella está arriba
Cuando una mujer está arriba, es porque le gusta estar en control. Probablemente tenga un corte de pelo decente, un librero en orden alfabético, y dos celulares. La chica vaquera también tiene la mejor ropa interior, y querrá que se los reconozcas, así que si puedes, intentas sacar sus tetas de las copas sin quitarle el bra. Esta chica sabe lo que quiere, lo que le gusta, y más importante, lo que a ti te gusta. Podría apostar que hasta ordenó por ti en la cena, y te encantó lo que pidió. A estas alturas eres básicamente su vibrador humano, así que te sugiero que te relajes y disfrutes del espectáculo.
Cuando ella está abajo
Esta chica piensa que ha tenido un orgasmo por lo que leyó en Cosmo, pero en el fondo no está muy segura. De hecho, tampoco está muy segura de que el sexo le guste tanto. Es el tipo de chica que ve Sex and the City y piensa que es atrevido, después sale a tomar con sus amigas y anuncia que es “¡toda una Charlotte!”
Con sexo oral
Realmente quiero hablar de esta chica como una perra quejumbrosa, pero no me gusta decirle perra a las mujeres. Detallista y motivada, esta chica está atenta a todo, y apuesto a que después de una infructífera noche de sexo (al menos para ella) piensa: “Al diablo con esto, no saldré de aquí sin un orgasmo”. Esta chica no es como yo: si ella se quiere venir, se va a venir, carajo. Probablemente es muy exitosa en su trabajo en algún medio creativo en el que la gente rara vez sobresale. Esta chica es igual a resultados.
Al dedazo
Esta loca tiene mucha paciencia, eso seguro. He intentado a enseñarle a los güeyes como usar sus dedos y es como tratar de educar a un gato: crees que entienden el significado de la palabra “no”, y te convencen por un momento, hasta que regresas al día siguiente y descubres que el idiota se volvió a cagar en el lugar equivocado. Esta mujer es prácticamente una santa, porque está dispuesta a tomarse el tiempo para enseñar, una y otra vez, el arte del dedazo a una cosa con un cerebro del tamaño de una nuez (perdón, los chicos son inteligentes o lo que sea, pero en cuanto se les para, es como si su cerebro se encogiera). Todas le debemos a esta chica nuestra eterna gratitud por la posibilidad de algún día encontrarnos con su ex. No se tú, pero yo le voy a regalar unas galletas.
Muy, muy fuerte
Apuesto que esta chica tiene más de 1,000 amigos en Facebook. La chica ruidosa es el alma de la fiesta. Le gusta el sonido de su propia voz. También puede que sea muy insegura, y hacer mucho ruido es su manera de buscar aceptación. En especial si vives con una chica guapa y sabes que te puede escuchar.
Como si estuviera en una porno
¿Ubicas a esos güeyes a los que les gusta venirse en tu cara? Bien, pues uno de esos era el novio en la prepa de esta chica. Todas sus expectativas están marcadas por el hecho de que su primer novio le contó de todas las técnicas sexuales que vio en una porno, sólo que se las contó como si fueran lo que todo mundo hace y disfruta, y después las hicieron ellos también. Cuando creció y fue a la universidad, su segundo novio era el primo del primero: el güey al que le gusta venirse en tus tetas; así continuó su educación sexual. Esta chica no tiene noción de la realidad porque nunca la ha visto, y esa es la única razón por la que cree que es súper sensual pararse de cabeza mientras un güey la penetra por detrás y come chocolate de su vagina, y ella grita el nombre de un dios en el que probablemente no cree. Sí, es bastante oscuro.
De perrito
¿Qué puedes decir de una chica que se viene porque los huevos de un güey chocan contra su clítoris? Siento que es una mujer increíble y que cuenta los mejores chistes sucios. Si ésta eres tú, llámame.
Mientras le aprietan los pezones
Esta chica podría ser yo. Por favor verifica que, en efecto, no estés cogiendo conmigo. Si no es así, es muy probable que esta chica sea muy parecida a mí. Si lo es, seguro piensa que los pedos son chistosos y le gusta ver como cogen frente al espejo. Cada que tiene sexo le gusta pensar que está haciendo su propia porno privada, pero una versión feminista e increíble en la que usa ropa interior atrevida pero con clase, y tú te pareces a Ryan Gosling y no a un ex adicto de 50 años a quien el cuelgan las pelotas. La chica de los pezones es una verdadera narcisista, la actriz principal en la película que se proyecta todo el tiempo en su cabeza. También le gustan los detalles sexuales, y no le molestaría una que otra suave nalgada.
Ella sola
Esta es la chica “empoderada” o al menos una que se siente completamente cómoda con la masturbación (te sorprendería saber a cuantas conozco que no lo están). Sus padres seguro son unos hippies que la criaron para creer en si misma y tener una visión saludable sobre el sexo y todas esas pendejadas amorosas. Pero si sólo se viene cuando se masturba, entonces estamos hablando de una chica muy distinta. Estamos hablando de una chica criada por católicos estrictos que la llenaron de todas esa culpa para que cuando se comporte de manera “impura” con un hombre, se sienta mal de pedirle esas cochinadas que realmente quiere. Sabe que Dios la puede ver cuando está sola, pero como todo buen católico, sabe que sólo cuenta si alguien más la ve también, porque así Dios tiene testigos.
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