tiburonxx
Bovino de la familia
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Martín Bonfil Olivera
Milenio Diario
http://impreso.milenio.com/node/8634543
A veces los lectores me regañan por mis errores o confusiones, o por comentarios —normalmente sobre política— que no coinciden con su ideología. O me reprochan que “hablo de temas en los que no soy experto”. Pero un divulgador científico no es especialista, sino generalista: comunica la ciencia de manera fiel, pero no con el nivel de precisión y detalle del experto.
Aun así, no escarmiento. Hablaré de ciencias sociales (que también son ciencias). Mi tesis es simple: si los actores políticos las conocieran más, dirían menos tonterías, harían menos ridículos y dañarían menos derechos ciudadanos.
Caso 1: Felipe Calderón decreta, en el Programa Nacional de Derechos Humanos, que “erradicará” la prostitución en el país (la ONU, asesora del Programa, protesta y recomienda abordar el problema de forma integral).
La Antropología y la Sociología enseñan que la prostitución cumple una función social importante.
La Economía muestra que se trata de un servicio por el que los ciudadanos pagan: su peso monetario muestra su relevancia.
Y la Ética indica que los sexoservidores no son criminales, sino trabajadores con derechos humanos. Habría que mejorar sus condiciones y darles opciones laborales.
Caso 2: La arquidiócesis de México, a través su vocero, el altanero Hugo Valdemar, exige “corregir” los libros de texto gratuito para aclarar que Hidalgo y Morelos no murieron excomulgados; se reconciliaron con su Iglesia al confesarse.
Si hay errores, deben corregirse. Pero la Historia tiene un rigor: Hidalgo y Morelos fueron juzgados por la Inquisición y torturados. Se les rasparon con cuchillo las yemas de los dedos y se les quitó la tonsura; se les degradó y humilló.
No es raro que cedieran y se confesaran. Ambos fueron luego fusilados.
Es deshonesto que la institución que los criminalizó quiera, 200 años después, tergiversar la historia para montarse en su prestigio.
Sería grave que se consintiera… pero ante la cantidad de errores desastrosos detectados en los nuevos libros de texto, cabe dudar del buen juicio de quien toma decisiones en la SEP.
Quizá me equivoque, pero temo que la falta de cultura —sea científica o no— puede ser nuestra perdición.
:mota:
Milenio Diario
http://impreso.milenio.com/node/8634543
A veces los lectores me regañan por mis errores o confusiones, o por comentarios —normalmente sobre política— que no coinciden con su ideología. O me reprochan que “hablo de temas en los que no soy experto”. Pero un divulgador científico no es especialista, sino generalista: comunica la ciencia de manera fiel, pero no con el nivel de precisión y detalle del experto.
Aun así, no escarmiento. Hablaré de ciencias sociales (que también son ciencias). Mi tesis es simple: si los actores políticos las conocieran más, dirían menos tonterías, harían menos ridículos y dañarían menos derechos ciudadanos.
Caso 1: Felipe Calderón decreta, en el Programa Nacional de Derechos Humanos, que “erradicará” la prostitución en el país (la ONU, asesora del Programa, protesta y recomienda abordar el problema de forma integral).
La Antropología y la Sociología enseñan que la prostitución cumple una función social importante.
La Economía muestra que se trata de un servicio por el que los ciudadanos pagan: su peso monetario muestra su relevancia.
Y la Ética indica que los sexoservidores no son criminales, sino trabajadores con derechos humanos. Habría que mejorar sus condiciones y darles opciones laborales.
Caso 2: La arquidiócesis de México, a través su vocero, el altanero Hugo Valdemar, exige “corregir” los libros de texto gratuito para aclarar que Hidalgo y Morelos no murieron excomulgados; se reconciliaron con su Iglesia al confesarse.
Si hay errores, deben corregirse. Pero la Historia tiene un rigor: Hidalgo y Morelos fueron juzgados por la Inquisición y torturados. Se les rasparon con cuchillo las yemas de los dedos y se les quitó la tonsura; se les degradó y humilló.
No es raro que cedieran y se confesaran. Ambos fueron luego fusilados.
Es deshonesto que la institución que los criminalizó quiera, 200 años después, tergiversar la historia para montarse en su prestigio.
Sería grave que se consintiera… pero ante la cantidad de errores desastrosos detectados en los nuevos libros de texto, cabe dudar del buen juicio de quien toma decisiones en la SEP.
Quizá me equivoque, pero temo que la falta de cultura —sea científica o no— puede ser nuestra perdición.
:mota: