salem##
Bovino de la familia
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- 23 Jun 2006
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- 9.374
- Tema Autor
- #1
La besadita
Una anaconda decidió dedicarse a la prostitución: haría comercio con su cuerpo.
"Fracasarás, no podrás resistir la tentación de devorar a tus clientes", le dijo otra serpiente.
"Te equivocas".
Llegó el primer cliente: un conejito gordo y apetitoso. Hambrienta por varios días de ayuno la víbora, en efecto, no se pudo contener, y empezó a tragarse a su cliente. Recordó de repente, sin embargo, lo que le había dicho su amiga, y lo regurgitó.
Sale a la luz el conejo, todo empapado, lleno de confusión, aturrullado, y exclama:
"¡Carajo, sí así estuvo la besadita, cómo irá a estar la fornicada!”
:mota:
Chiflados famélicos
Estaban dos loquitos, que tenían tres días sin comer, en el cementerio. A lo lejos ven un pedazo de pan tirado en el suelo y ambos salen corriendo a todo pulmón, empujándose y golpeándose, hasta que uno gana y de un tirón se lo engulle. El que no comió nada se le queda mirando y con aire de desaprobación le dice:
"¡Cómo es posible que te comas esa porquería! ¡Quién sabe de dónde salió y qué suciedades tendrá!"
Entonces, aquel siente náuseas y vomita todo. El otro loquito rápido comienza a comerse el vómito y a decir:
"Así es como me gusta a mí: calientito".
:chavo::chavo:
Necesito un hombre
Un tipo se queja con su médico:
“Doctor, mi esposa es frígida y no logro excitarla con nada”.
El especialista saca de su botiquín unas pastillas y se las da.
“Ponga una de estas pastillas en el café de su esposa antes de acostarse y verá como reacciona ella”.
Por la noche, el marido pone una de las pastillas en el café de su mujer y piensa:
‘Mi mujer es muy fría, mejor le pongo dos’.
Duda por un momento y decide ponerle otra más. Antes de acostarse, el marido vuelve a titubear:
‘Le puse tres pastillas, ¿y si ahora no estoy a la altura? Mejor me tomo yo también tres pastillas’.
A media noche, la mujer se despierta jadeando y le reclama a su marido:
“¡¡Necesito un hombre!!”
El marido, gimiendo de la misma manera, responde:
“¡¡Yo también!!”
:vientos::vientos::vientos:
Gotas efectivas
Una mujer se queja ante el médico porque hace días que su marido no le hace nada.
"Justo en ese momento, señora, se están probando unas gotas para devolver las ganas, úselas con su marido y regrese a contarme".
Al día siguiente, la mujer vuelve con el galeno con una cara que no se sabía si era de alegría o de desconsuelo.
"¿Cómo le fue, señora?"
"Pues no sé, doctor, permítame explicarle: estaba cenando con mi marido y en el momento en que él se levantó de la mesa yo le eché las gotas en su bebida. Cuando regresó, se tomó un sólo trago de su bebida y, exactamente a los cinco minutos, se levantó de la mesa, botó todo al suelo, me puso sobre la mesa y...."
"Pero, ¿entonces qué pasa, no era eso lo que usted quería?"
"Sí, pero no en un restaurante".
¿Con ése?
Unos recién casados, en la noche de bodas, hacen el amor como locos; con frenesí durante toda la noche. En la mañana, como no había nadie cerca, se zambullen, desnudos, en un río cercano; el agua estaba muy fría. La muchacha observa a su marido y exclama:
“Oye, ¿con ése estuvimos toda la noche?”
“¡Sí, y casi nos lo acabamos!”, responde el joven tiritando de frío.
:metal::metal::metal::metal::metal:
Infertilidad
Un señor con un enorme deseo de ser padre acude al médico para buscar solución a su problema.
"Doctor, quiero ser padre, pero tengo un problema muy grave que me lo impide".
"Cuénteme, yo soluciono cualquier problema de fertilidad".
"Mi problema es que tengo una bolita de madera y la otra de metal".
"No se aflija, que todo tiene solución. Hace varios años, dos de mis pacientes vinieron con el mismo problema y yo se los solucioné: tuvieron 2 niños cada uno. Es más, quedaron tan agradecidos, que están de visita por aquí. ¿Quiere que se los presente?"
"¡Por supuesto!"
"¡Pinocho, Robocop, vengan que este señor los quiere conocer!"
:cowverine::cowverine::cowverine::cowverine::cowverine::cowverine:
Enamorado de un caballo
Un hombre llegó muy nervioso al consultorio del psiquiatra y le dijo: "Estoy enamorado de mi caballo".
"Eso no es nada para preocuparse. Mucha gente se aficiona a los animales. De hecho, mi esposa y yo tenemos un perrito y lo queremos mucho..."
"Pero, doctor, yo me siento atraído físicamente a mi caballo."
"Hmmm, ¿su caballo es hembra o macho".
"¡Hembra, por supuesto! ¿Qué cree usted que soy? ¿Un pervertido?"
unzadita:unzadita:unzadita:unzadita:unzadita:unzadita:unzadita:
Pitufina
En el kinder iba a haber una fiesta y la madre Teresa, la directora, envío un recado a las mamás para que fueran disfrazadas y divirtieran a sus hijos.
Llegado el día de la fiesta, se abre el telón del teatro escolar y empiezan a desfilar las señoras con disfraces propios de la ocasión: una mamá iba de conejita, otra de ratoncita, otra de florecita, y así. De pronto, ante la consternación de las maestras y las demás señoras, aparece en escena una mamá que llevaba falda hasta el muslo, blusa con escote muy pronunciado, medias negras de malla con raya atrás, bolsa de lentejuela, zapatos de tacón dorado con cordones hasta las piernas, boa de plumas y fumando en larga boquilla.
Al acabar la representación la directora corre, desolada, y le reclama a la señora:
"¿Qué disfraz es ese, señora? ¿Por qué vino usted así?"
"Madre, vine disfrazada de lo que usted me dijo en el recado que me mandó. Vine disfrazada de puta fina.
"¡De P! itufina, señora!", exclama la monja, "¡De Pitufina!"
:eolo::eolo::eolo::eolo::eolo::eolo::eolo:
¿Quién soy?
Mido aproximadamente 7 pulgadas. Mi funcionamiento lo disfrutan miembros de ambos sexos. Usualmente me encuentro colgando suelto y listo para la acción.
Tengo un montón de pelos en un extremo y un pequeño orificio en el otro. Cuando estoy en uso soy insertado, casi siempre de buena gana, algunas veces lentamente y otras rápido dentro de una abertura tibia, carnosa y húmeda. Ahí me encuentro entrando una y otra vez, rápidamente, muchas veces, acompañado de movimientos corporales. Cualquiera que esté escuchando seguramente reconocerá el rítmico sonido de los bien lubricados movimientos.
Cuando finalmente salgo, dejo una substancia blancuzca, jugosa, espumosa y pegajosa, la cual requerirá de limpieza de las superficies exteriores de la abertura y también de mi larga anatomía.
Después de que todo ha terminado, regreso a mi libre estado de descanso, listo para otro poco de acción.
Si me va bien, volveré a ese maravilloso estado de clíma! x dos o tres veces por día, pero, por supuesto, casi siempre es mucho menos que eso.
¿Quién soy?
EL CEPILLO DE DIENTES
¿En qué estaban pensando
:starwars::starwars::starwars::starwars::starwars::starwars::starwars::starwars:
Una anaconda decidió dedicarse a la prostitución: haría comercio con su cuerpo.
"Fracasarás, no podrás resistir la tentación de devorar a tus clientes", le dijo otra serpiente.
"Te equivocas".
Llegó el primer cliente: un conejito gordo y apetitoso. Hambrienta por varios días de ayuno la víbora, en efecto, no se pudo contener, y empezó a tragarse a su cliente. Recordó de repente, sin embargo, lo que le había dicho su amiga, y lo regurgitó.
Sale a la luz el conejo, todo empapado, lleno de confusión, aturrullado, y exclama:
"¡Carajo, sí así estuvo la besadita, cómo irá a estar la fornicada!”
:mota:
Chiflados famélicos
Estaban dos loquitos, que tenían tres días sin comer, en el cementerio. A lo lejos ven un pedazo de pan tirado en el suelo y ambos salen corriendo a todo pulmón, empujándose y golpeándose, hasta que uno gana y de un tirón se lo engulle. El que no comió nada se le queda mirando y con aire de desaprobación le dice:
"¡Cómo es posible que te comas esa porquería! ¡Quién sabe de dónde salió y qué suciedades tendrá!"
Entonces, aquel siente náuseas y vomita todo. El otro loquito rápido comienza a comerse el vómito y a decir:
"Así es como me gusta a mí: calientito".
:chavo::chavo:
Necesito un hombre
Un tipo se queja con su médico:
“Doctor, mi esposa es frígida y no logro excitarla con nada”.
El especialista saca de su botiquín unas pastillas y se las da.
“Ponga una de estas pastillas en el café de su esposa antes de acostarse y verá como reacciona ella”.
Por la noche, el marido pone una de las pastillas en el café de su mujer y piensa:
‘Mi mujer es muy fría, mejor le pongo dos’.
Duda por un momento y decide ponerle otra más. Antes de acostarse, el marido vuelve a titubear:
‘Le puse tres pastillas, ¿y si ahora no estoy a la altura? Mejor me tomo yo también tres pastillas’.
A media noche, la mujer se despierta jadeando y le reclama a su marido:
“¡¡Necesito un hombre!!”
El marido, gimiendo de la misma manera, responde:
“¡¡Yo también!!”
:vientos::vientos::vientos:
Gotas efectivas
Una mujer se queja ante el médico porque hace días que su marido no le hace nada.
"Justo en ese momento, señora, se están probando unas gotas para devolver las ganas, úselas con su marido y regrese a contarme".
Al día siguiente, la mujer vuelve con el galeno con una cara que no se sabía si era de alegría o de desconsuelo.
"¿Cómo le fue, señora?"
"Pues no sé, doctor, permítame explicarle: estaba cenando con mi marido y en el momento en que él se levantó de la mesa yo le eché las gotas en su bebida. Cuando regresó, se tomó un sólo trago de su bebida y, exactamente a los cinco minutos, se levantó de la mesa, botó todo al suelo, me puso sobre la mesa y...."
"Pero, ¿entonces qué pasa, no era eso lo que usted quería?"
"Sí, pero no en un restaurante".
¿Con ése?
Unos recién casados, en la noche de bodas, hacen el amor como locos; con frenesí durante toda la noche. En la mañana, como no había nadie cerca, se zambullen, desnudos, en un río cercano; el agua estaba muy fría. La muchacha observa a su marido y exclama:
“Oye, ¿con ése estuvimos toda la noche?”
“¡Sí, y casi nos lo acabamos!”, responde el joven tiritando de frío.
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Infertilidad
Un señor con un enorme deseo de ser padre acude al médico para buscar solución a su problema.
"Doctor, quiero ser padre, pero tengo un problema muy grave que me lo impide".
"Cuénteme, yo soluciono cualquier problema de fertilidad".
"Mi problema es que tengo una bolita de madera y la otra de metal".
"No se aflija, que todo tiene solución. Hace varios años, dos de mis pacientes vinieron con el mismo problema y yo se los solucioné: tuvieron 2 niños cada uno. Es más, quedaron tan agradecidos, que están de visita por aquí. ¿Quiere que se los presente?"
"¡Por supuesto!"
"¡Pinocho, Robocop, vengan que este señor los quiere conocer!"
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Enamorado de un caballo
Un hombre llegó muy nervioso al consultorio del psiquiatra y le dijo: "Estoy enamorado de mi caballo".
"Eso no es nada para preocuparse. Mucha gente se aficiona a los animales. De hecho, mi esposa y yo tenemos un perrito y lo queremos mucho..."
"Pero, doctor, yo me siento atraído físicamente a mi caballo."
"Hmmm, ¿su caballo es hembra o macho".
"¡Hembra, por supuesto! ¿Qué cree usted que soy? ¿Un pervertido?"
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Pitufina
En el kinder iba a haber una fiesta y la madre Teresa, la directora, envío un recado a las mamás para que fueran disfrazadas y divirtieran a sus hijos.
Llegado el día de la fiesta, se abre el telón del teatro escolar y empiezan a desfilar las señoras con disfraces propios de la ocasión: una mamá iba de conejita, otra de ratoncita, otra de florecita, y así. De pronto, ante la consternación de las maestras y las demás señoras, aparece en escena una mamá que llevaba falda hasta el muslo, blusa con escote muy pronunciado, medias negras de malla con raya atrás, bolsa de lentejuela, zapatos de tacón dorado con cordones hasta las piernas, boa de plumas y fumando en larga boquilla.
Al acabar la representación la directora corre, desolada, y le reclama a la señora:
"¿Qué disfraz es ese, señora? ¿Por qué vino usted así?"
"Madre, vine disfrazada de lo que usted me dijo en el recado que me mandó. Vine disfrazada de puta fina.
"¡De P! itufina, señora!", exclama la monja, "¡De Pitufina!"
:eolo::eolo::eolo::eolo::eolo::eolo::eolo:
¿Quién soy?
Mido aproximadamente 7 pulgadas. Mi funcionamiento lo disfrutan miembros de ambos sexos. Usualmente me encuentro colgando suelto y listo para la acción.
Tengo un montón de pelos en un extremo y un pequeño orificio en el otro. Cuando estoy en uso soy insertado, casi siempre de buena gana, algunas veces lentamente y otras rápido dentro de una abertura tibia, carnosa y húmeda. Ahí me encuentro entrando una y otra vez, rápidamente, muchas veces, acompañado de movimientos corporales. Cualquiera que esté escuchando seguramente reconocerá el rítmico sonido de los bien lubricados movimientos.
Cuando finalmente salgo, dejo una substancia blancuzca, jugosa, espumosa y pegajosa, la cual requerirá de limpieza de las superficies exteriores de la abertura y también de mi larga anatomía.
Después de que todo ha terminado, regreso a mi libre estado de descanso, listo para otro poco de acción.
Si me va bien, volveré a ese maravilloso estado de clíma! x dos o tres veces por día, pero, por supuesto, casi siempre es mucho menos que eso.
¿Quién soy?
EL CEPILLO DE DIENTES
¿En qué estaban pensando
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