dahakar
Bovino Milenario
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- 8 Ago 2009
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- #1
Esta algo mamaila espero guste:
Una tarde un famoso y acaudalado abogado iba en su limosina cuando vio a dos hombres a la orilla de la carretera comiendo zacate.
Preocupado, ordenó a su chofer detenerse y bajó a investigar.
Le preguntó a uno de ellos:
- ¿Por qué están comiendo zacate muchacho?
- No tenemos dinero para comida.- dijo el pobre hombre - Tenemos que comer zacate.
Bueno, entonces vengan a mi casa y yo los alimentaré - dijo el abogado.
Gracias Don, pero tengo esposa y dos mocosos conmigo. Están allí, debajo de aquél árbol comiendo zacate.
Que vengan también, - dijo el abogado.
Volviéndose al otro pobre hombre le dijo:
- Usted también véngase, mi amigo
El hombre, con una voz lastimosa dijo:
- Pero, señor, yo también tengo esposa y SEIS hijos conmigo!
- Que se vengan ellos también. - respondió el abogado…
Entraron todos en el enorme y lujoso carro, lo que no fue fácil, aún para un automóvil tan grande como la limusina.
Una vez en camino, uno de los pobres tipos miró al abogado y le dijo:
Señor, usted es muy bueno. Gracias por llevarnos a todos.
El abogado le contestó: -¡N'ombre, no tenga pena, estoy feliz de hacerlo! Les va a encantar mi casa... -
¡El zacate está como de metro y medio de alto!
Una tarde un famoso y acaudalado abogado iba en su limosina cuando vio a dos hombres a la orilla de la carretera comiendo zacate.
Preocupado, ordenó a su chofer detenerse y bajó a investigar.
Le preguntó a uno de ellos:
- ¿Por qué están comiendo zacate muchacho?
- No tenemos dinero para comida.- dijo el pobre hombre - Tenemos que comer zacate.
Bueno, entonces vengan a mi casa y yo los alimentaré - dijo el abogado.
Gracias Don, pero tengo esposa y dos mocosos conmigo. Están allí, debajo de aquél árbol comiendo zacate.
Que vengan también, - dijo el abogado.
Volviéndose al otro pobre hombre le dijo:
- Usted también véngase, mi amigo
El hombre, con una voz lastimosa dijo:
- Pero, señor, yo también tengo esposa y SEIS hijos conmigo!
- Que se vengan ellos también. - respondió el abogado…
Entraron todos en el enorme y lujoso carro, lo que no fue fácil, aún para un automóvil tan grande como la limusina.
Una vez en camino, uno de los pobres tipos miró al abogado y le dijo:
Señor, usted es muy bueno. Gracias por llevarnos a todos.
El abogado le contestó: -¡N'ombre, no tenga pena, estoy feliz de hacerlo! Les va a encantar mi casa... -
¡El zacate está como de metro y medio de alto!