tiburonxx
Bovino de la familia
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Adriana Malvido
Milenio Diario
http://impreso.milenio.com/node/8553865
Con una pantufla de Homero Simpson en la mano, Charles Lee demostró que el de China no es un “milagro económico” sino el resultado del trabajo de cientos de miles de manos esclavas en campos de concentración.
Cuando este sobreviviente vio en un aparador de Nueva York el artículo que manufacturó bajo tortura, decidió denunciarlo ante el mundo. Y lo hizo el lunes en México, junto con Liu Wei, hoy refugiada en Alemania, durante el Foro “La situación de los derechos humanos en China. La persecución a Falun Gong” en un auditorio repleto de la Cámara de Diputados.
Los canadienses David Kilgour, ex secretario de Estado de su país, y David Matas, reconocido abogado internacional, presentaron una investigación cuyo resultado revela “una nueva forma de perversidad humana”.
Existen en China más de mil 100 campos de esclavitud que usan dos nombres: el de una prisión a nivel interno y otro, corporativo, para la exportación de ropa, juguetes, focos navideños… que ahí se producen.
Bajo el sistema de “reeducación por medio del trabajo” cientos de miles de “presos de conciencia” laboran hasta 16 horas diarias en condiciones infrahumanas. La mitad son practicantes de Falun Gong, disciplina pacífica de meditación espiritual que alcanzó tanta popularidad que el gobierno chino, temeroso de perder el control, inició en 1999 la detención de hombres y mujeres que lo ejercitan. Deportados a campos de concentración y de tortura, aquellos que no renuncian a sus creencias –verdad, compasión y tolerancia– son esclavizados. O, en caso de buena salud, sometidos a la extirpación de corneas, riñones e hígados que abastecen el mercado de órganos.
Kilgour y Matas denuncian que de los 60 mil transplantes reconocidos por las autoridades médicas chinas entre 2000 y 2005, sólo en 18 mil 500 casos se pudo identificar el origen de los órganos y que más de 40 mil practicantes de Falun Gong fueron las víctimas ejecutadas ex profeso.
China es el segundo socio comercial de México, por lo que esta realidad no le es ajena, como les consta a textileros y artesanos. Por eso, durante el foro organizado por el escritor Gerardo de la Concha, el diputado del PSD, Armando García Méndez, aseguró que promoverá, para la próxima Legislatura, una ley que prohíba la importación de productos chinos provenientes de campos de trabajo forzado donde se explota a los esclavos. Porque, dijo Ricardo Pascoe, “el gobierno mexicano ha soslayado la violación a los derechos humanos en China”.
Igual que Televisa y TV Azteca que, como advierte De la Concha, ya no podrán decir: “No lo sabíamos”.
No es tener madre, me caegulp!
Milenio Diario
http://impreso.milenio.com/node/8553865
Con una pantufla de Homero Simpson en la mano, Charles Lee demostró que el de China no es un “milagro económico” sino el resultado del trabajo de cientos de miles de manos esclavas en campos de concentración.
Cuando este sobreviviente vio en un aparador de Nueva York el artículo que manufacturó bajo tortura, decidió denunciarlo ante el mundo. Y lo hizo el lunes en México, junto con Liu Wei, hoy refugiada en Alemania, durante el Foro “La situación de los derechos humanos en China. La persecución a Falun Gong” en un auditorio repleto de la Cámara de Diputados.
Los canadienses David Kilgour, ex secretario de Estado de su país, y David Matas, reconocido abogado internacional, presentaron una investigación cuyo resultado revela “una nueva forma de perversidad humana”.
Existen en China más de mil 100 campos de esclavitud que usan dos nombres: el de una prisión a nivel interno y otro, corporativo, para la exportación de ropa, juguetes, focos navideños… que ahí se producen.
Bajo el sistema de “reeducación por medio del trabajo” cientos de miles de “presos de conciencia” laboran hasta 16 horas diarias en condiciones infrahumanas. La mitad son practicantes de Falun Gong, disciplina pacífica de meditación espiritual que alcanzó tanta popularidad que el gobierno chino, temeroso de perder el control, inició en 1999 la detención de hombres y mujeres que lo ejercitan. Deportados a campos de concentración y de tortura, aquellos que no renuncian a sus creencias –verdad, compasión y tolerancia– son esclavizados. O, en caso de buena salud, sometidos a la extirpación de corneas, riñones e hígados que abastecen el mercado de órganos.
Kilgour y Matas denuncian que de los 60 mil transplantes reconocidos por las autoridades médicas chinas entre 2000 y 2005, sólo en 18 mil 500 casos se pudo identificar el origen de los órganos y que más de 40 mil practicantes de Falun Gong fueron las víctimas ejecutadas ex profeso.
China es el segundo socio comercial de México, por lo que esta realidad no le es ajena, como les consta a textileros y artesanos. Por eso, durante el foro organizado por el escritor Gerardo de la Concha, el diputado del PSD, Armando García Méndez, aseguró que promoverá, para la próxima Legislatura, una ley que prohíba la importación de productos chinos provenientes de campos de trabajo forzado donde se explota a los esclavos. Porque, dijo Ricardo Pascoe, “el gobierno mexicano ha soslayado la violación a los derechos humanos en China”.
Igual que Televisa y TV Azteca que, como advierte De la Concha, ya no podrán decir: “No lo sabíamos”.
No es tener madre, me caegulp!