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Bovina de la luna
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Hola a todos… Vengo a darle un poquito de vida a este foro de mis amores… Por lo menos con un post nuevo (si es repost me avisan)… Ya han pasado varios años desde que subí mi última aportación, pero nunca se es tarde… y aprovecho que mi beba esta durmiendo para hacerlo (jijiji, como pasa el tiempo, hace tiempo veía ba-k postrada en la cama comiendo golosinas teniendo por preocupación terminar las tareas y ahora cambio pañales… cosa que no cambio por nada )
Bueno, al tema…
Hace varios meses me enganché con la serie de HBO, CHERNOBYL, la cual, cuenta el cómo se desarrolló lo que por entonces fue la peor catástrofe nuclear del mundo y sus devastadores efectos… platicando con mi ahora esposo, me contó que en México, también surgió un problema nuclear si no del grado de la mencionada tragedia, si tuvo efectos muy graves incluso que se siguen presentando hasta la fecha: el incidente de contaminación de cobalto 60… Me puse a investigar, y les traigo datos al respecto…
Bueno… Aunque su magnitud no llegó a la de la mencionada Chernóbil, esta historia poco contada combina ignorancia, indolencia, corrupción y avaricia en torno a un incidente que, hasta el día de hoy, permanece “activo” y extendido por el país.
Todo inició con una compra irregular en noviembre de 1977. El Centro Médico de Especialidades, un hospital privado en Ciudad Juárez, Chihuahua, adquirió de Estados Unidos una unidad de radioterapia con una fuente radioactiva de cobalto-60. El problema fue que se introdujo al país sin los documentos requeridos y, ya que el hospital no tenía personal calificado para operarla, se quedó guardada en una bodega.
Fue hasta el 6 de diciembre de 1983, seis años después, que le ordenaron al técnico de mantenimiento de la clínica Vicente Sotelo Alardín deshacerse del aparato para venderlo como chatarra a un deshuesadero local llamado Fénix (paso a ser guato para la caja chica jajaja) . A pesar de que su jefe Abelardo Lemus niega haber dado la orden, sin saberlo, Sotelo desarmó el cabezal de la unidad y extrajo un cilindro en cuyo interior se encontraba el cobalto-60.
Ya que tan solo el cabezal pesaba 100 kilos, Sotelo pidió ayuda a su amigo Ricardo Hernández para trasladar la máquina en una camioneta pick-up. Durante el trayecto, los sujetos intentaron perforar el cilindro, liberando algunos gránulos de cobalto en la camioneta y a lo largo del camino. Tanto el vehículo como los hombres se contaminaron en el proceso.
De regreso del depósito, la camioneta se averió debido a la radiación (cuando las autoridades la encontraron radiaba 10 sieverts, casi el triple de una dosis letal) y quedó varada a pocos metros del río Bravo, cerca del centro de Ciudad Juárez.
Durante más de un mes, el cilindro radioactivo fue contaminando la chatarra e incluso las grúas en el deshuesadero. El metal se llegó a vender a varias fundidoras que comerciaban en México y Estados Unidos, entre ellas Aceros de Chihuahua, Falcón de Juárez, Fundival de Gómez Palacios (Durango), Alumetales de Monterrey y Duracero de San Luis Potosí.
Sería hasta el 16 de enero de 1984 cuando, de manera fortuita, se detectó radiación en un camión que exportaba varilla mientras circulaba frente al Laboratorio Los Álamos, en Nuevo México, donde se desarrolló el Proyecto Manhattan y la primera planta nuclear del mundo armamentístico. En solo un par días, los investigadores estadounidenses llegaron al origen de las varillas radiadas: la fábrica de Aceros de Chihuahua. Posteriormente, se dio aviso a la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias para contener el incidente.
Durante la investigación se encontró que el deshuesadero Fénix estaba seriamente contaminado y se hallaron piezas de cobalto desperdigadas por las calles de Ciudad Juárez. Además, se dio aviso a todas las empresas que habían adquirido metal de este depósito. La camioneta fue identificada hasta el 26 de enero, casi dos meses después del incidente.
¡Se calcula que unas 30,000 bases para mesa y 6,600 toneladas de varilla contaminada se utilizaron como material de construcción en diversas ciudades de Estados Unidos y 15 estados de la República mexicana!
Aunque la recuperación del material radiado, el rastreo de los sitios contaminados y el plan para sanearlos iniciaron de inmediato, la salud de la población ya estaba en riesgo. Y, por si fuera poco, la solución que se tomó para paliar los daños solo empeoró la situación.
La comisión logró recuperar 2360 toneladas de varilla sin utilizar, además de que recorrió más de 17 mil construcciones y determinó la demolición de 814 inmuebles. Sin embargo, en junio de 1984 aún había mil toneladas de varilla contaminada sin localizar, repartidas en los estados de Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Guanajuato, Jalisco, Zacatecas, Tamaulipas, Querétaro, Durango e Hidalgo.
Las autoridades optaron por construir cementerios para los restos nucleares en Ciudad Juárez, el Estado de México y Mexicali, donde se depositaron entre 70 y 115 toneladas de varilla y otro material contaminado. Aunque algunos reportes periodísticos han informado de varillas almacenadas y sin resguardo en el desierto de Salamayuca desde 2001.
Alrededor de 4,000 personas resultaron expuestas a la radiación del cobalto. De manera increíble, Vicente y Ricardo sobrevivieron a entre 300 y 700 sieverts de radiación, más del doble de una dosis letal. La gente contaminada presentó síntomas como dolor de cabeza, náusea y fatiga, aunque no se registraron víctimas mortales. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) debía dar seguimiento por 15 años, pero jamás concretó la tarea (¡Dinamarca, señores!).
Vicente Sotelo sostiene que le nunca avisaron que “esa máquina tenía contaminación… Ni un solo letrero con una calavera o algo así”. Durante algún tiempo fue acosado por que su desconocimiento ocasionó lo que hoy se conoce como el Chernóbil mexicano.
Hasta aqui el tema... Espero les haya gustado y sientanse libres de comentar... Tengan bonito día
Bueno, al tema…
Hace varios meses me enganché con la serie de HBO, CHERNOBYL, la cual, cuenta el cómo se desarrolló lo que por entonces fue la peor catástrofe nuclear del mundo y sus devastadores efectos… platicando con mi ahora esposo, me contó que en México, también surgió un problema nuclear si no del grado de la mencionada tragedia, si tuvo efectos muy graves incluso que se siguen presentando hasta la fecha: el incidente de contaminación de cobalto 60… Me puse a investigar, y les traigo datos al respecto…
Bueno… Aunque su magnitud no llegó a la de la mencionada Chernóbil, esta historia poco contada combina ignorancia, indolencia, corrupción y avaricia en torno a un incidente que, hasta el día de hoy, permanece “activo” y extendido por el país.
Todo inició con una compra irregular en noviembre de 1977. El Centro Médico de Especialidades, un hospital privado en Ciudad Juárez, Chihuahua, adquirió de Estados Unidos una unidad de radioterapia con una fuente radioactiva de cobalto-60. El problema fue que se introdujo al país sin los documentos requeridos y, ya que el hospital no tenía personal calificado para operarla, se quedó guardada en una bodega.
Fue hasta el 6 de diciembre de 1983, seis años después, que le ordenaron al técnico de mantenimiento de la clínica Vicente Sotelo Alardín deshacerse del aparato para venderlo como chatarra a un deshuesadero local llamado Fénix (paso a ser guato para la caja chica jajaja) . A pesar de que su jefe Abelardo Lemus niega haber dado la orden, sin saberlo, Sotelo desarmó el cabezal de la unidad y extrajo un cilindro en cuyo interior se encontraba el cobalto-60.
Ya que tan solo el cabezal pesaba 100 kilos, Sotelo pidió ayuda a su amigo Ricardo Hernández para trasladar la máquina en una camioneta pick-up. Durante el trayecto, los sujetos intentaron perforar el cilindro, liberando algunos gránulos de cobalto en la camioneta y a lo largo del camino. Tanto el vehículo como los hombres se contaminaron en el proceso.
De regreso del depósito, la camioneta se averió debido a la radiación (cuando las autoridades la encontraron radiaba 10 sieverts, casi el triple de una dosis letal) y quedó varada a pocos metros del río Bravo, cerca del centro de Ciudad Juárez.
Durante más de un mes, el cilindro radioactivo fue contaminando la chatarra e incluso las grúas en el deshuesadero. El metal se llegó a vender a varias fundidoras que comerciaban en México y Estados Unidos, entre ellas Aceros de Chihuahua, Falcón de Juárez, Fundival de Gómez Palacios (Durango), Alumetales de Monterrey y Duracero de San Luis Potosí.
Sería hasta el 16 de enero de 1984 cuando, de manera fortuita, se detectó radiación en un camión que exportaba varilla mientras circulaba frente al Laboratorio Los Álamos, en Nuevo México, donde se desarrolló el Proyecto Manhattan y la primera planta nuclear del mundo armamentístico. En solo un par días, los investigadores estadounidenses llegaron al origen de las varillas radiadas: la fábrica de Aceros de Chihuahua. Posteriormente, se dio aviso a la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias para contener el incidente.
Durante la investigación se encontró que el deshuesadero Fénix estaba seriamente contaminado y se hallaron piezas de cobalto desperdigadas por las calles de Ciudad Juárez. Además, se dio aviso a todas las empresas que habían adquirido metal de este depósito. La camioneta fue identificada hasta el 26 de enero, casi dos meses después del incidente.
¡Se calcula que unas 30,000 bases para mesa y 6,600 toneladas de varilla contaminada se utilizaron como material de construcción en diversas ciudades de Estados Unidos y 15 estados de la República mexicana!
Aunque la recuperación del material radiado, el rastreo de los sitios contaminados y el plan para sanearlos iniciaron de inmediato, la salud de la población ya estaba en riesgo. Y, por si fuera poco, la solución que se tomó para paliar los daños solo empeoró la situación.
La comisión logró recuperar 2360 toneladas de varilla sin utilizar, además de que recorrió más de 17 mil construcciones y determinó la demolición de 814 inmuebles. Sin embargo, en junio de 1984 aún había mil toneladas de varilla contaminada sin localizar, repartidas en los estados de Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Guanajuato, Jalisco, Zacatecas, Tamaulipas, Querétaro, Durango e Hidalgo.
Las autoridades optaron por construir cementerios para los restos nucleares en Ciudad Juárez, el Estado de México y Mexicali, donde se depositaron entre 70 y 115 toneladas de varilla y otro material contaminado. Aunque algunos reportes periodísticos han informado de varillas almacenadas y sin resguardo en el desierto de Salamayuca desde 2001.
Alrededor de 4,000 personas resultaron expuestas a la radiación del cobalto. De manera increíble, Vicente y Ricardo sobrevivieron a entre 300 y 700 sieverts de radiación, más del doble de una dosis letal. La gente contaminada presentó síntomas como dolor de cabeza, náusea y fatiga, aunque no se registraron víctimas mortales. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) debía dar seguimiento por 15 años, pero jamás concretó la tarea (¡Dinamarca, señores!).
Vicente Sotelo sostiene que le nunca avisaron que “esa máquina tenía contaminación… Ni un solo letrero con una calavera o algo así”. Durante algún tiempo fue acosado por que su desconocimiento ocasionó lo que hoy se conoce como el Chernóbil mexicano.
Hasta aqui el tema... Espero les haya gustado y sientanse libres de comentar... Tengan bonito día