Redacción Noticias
10 de julio de 2018




Un nuevo punto en la Ciudad de México se ha convertido en el punto de peregrinación a donde llegan decenas de personas de varias partes del país. Se trata de la casa de campaña de Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente electo de México, desde donde operó su campaña y ahora lo hace con el proceso de transición hacia su toma de posesión el próximo 1 de diciembre d 2018.

Ahí, las personas se dan cita desde temprana hora. Desde niños hasta personas de la tercera edad, van a entregar cartas, currículos, peticiones o simplemente a ver si lograr tomarse una foto con el candidato.


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Por si alguien todavía dudaba de que esta elección fue un acto de fe religiosa. Lo dijimos desde hace mucho. Los hechos lo demuestran.

El Mesías por fin ha llegado, ¡y eligió a México para su advenimiento! ¡Alabado sea el Nuevo Mesías! (lo siento Peje, pero ya hubo uno antes, hace poco más de 20 siglos, y eso, ni con tu varita mágica lo podremos cambiar; tendrás que vivir con el hecho de que hubo uno primero antes que tú; sé que con haberte vengado del PRI te das por bien servido). Esperemos que no quiera competir con la morena (me refiero, por supuesto, a la imagen del Tepeyac), porque eso sí le acarrearía serios, muy serios problemas.

De hecho, el acrónimo de SU PARTIDO (de SU PROPIEDAD) fue cuidadosamente estructurado, precisamente para lograr este sincretismo religioso durante su campaña. Como lo he reconocido antes, para esta campaña se cuidaron hasta los más pequeños detalles, a fin de que esta vez si fuera "la buena". Esta vez sí aceptó que necesitaba de otros para conseguir sus fines, fuesen quienes fuesen, y provinieran de donde provinieran. Las supuestas confrontaciones y ataques eran... parte del circo. Los hechos lo demuestran.