Joker
Moderador risitas
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Se acuerdan de aquella famosa oración de "el comunismo no funciona"? Pues qué creen?
Capitalismo falló: 50% de manos levantadas en Davos
Davos, Suiza. Es miércoles y son las 9:00 a.m., Jim Frederick, editor de la revista Time, arranca la primera discusión con una provocadora pregunta a quienes estábamos en una sesión fundamental del Foro Económico Mundial: ¿le está fallando el capitalismo a la sociedad del siglo XX? ¿Fracasó? De un total de 250 participantes, empresarios, políticos, líderes de la sociedad civil, entre 40 y 50 por ciento levanta la mano.
El capitalismo en crisis y en Davos se puso el dedo en la llaga.
El director general de Alcatel Lucent, una firma del sector telecomunicaciones de la mayor relevancia, lo describió claramente: “No podemos regresar a la forma en la que funcionaba el mundo anteriormente. Lo que está ocurriendo no es un incidente. Estamos viviendo una transformación. Esto significa que tenemos que dejar atrás el mundo como lo conocíamos y entrar en el siguiente mundo. Todo este tema de culparse los unos a los otros… ¡ése no es el punto!... Nuestros gobiernos no saben qué hacer. Nosotros (los empresarios) no sabemos qué hacer, y ellos tampoco…”.
Interesantemente se vio, sin embargo, que la otra mitad de la audiencia quiere bien —y cada vez más— al capitalismo. Es la solución, se dijo. David M. Rubinstein, cofundador del poderoso grupo financiero Carlyle, parafraseó a Winston Churchill con aquella frase de la democracia, diciendo ayer que el capitalismo es el peor sistema económico, excepto por todos los demás: “El capitalismo logró atravesar del siglo XX hacia el siglo XXI porque generó mayor riqueza, mayor productividad y mayor empleo que cualquier otro sistema que pudo haber inventado la humanidad”.
Pero el argumento más brillante vino de Veryaamen, de Alcatel, que apuntó con claridad que no hay consistencia entre el concepto de “consumidor” y el de “ciudadano”. Metafóricamente dijo: “El consumidor también es ciudadano. Desafortunadamente no hay una ley que los obligue a ser consistentes. De tal forma, el consumidor acude al supermercado y compra la globalización: dos bolsas, llenas de globalización”. ¿Y eso qué tiene de malo? Que el tendero y los proveedores locales, también ciudadanos, irán con el gobierno a pedir protección. Y ése es el problema. Grande.
Capitalismo falló: 50% de manos levantadas en Davos
Davos, Suiza. Es miércoles y son las 9:00 a.m., Jim Frederick, editor de la revista Time, arranca la primera discusión con una provocadora pregunta a quienes estábamos en una sesión fundamental del Foro Económico Mundial: ¿le está fallando el capitalismo a la sociedad del siglo XX? ¿Fracasó? De un total de 250 participantes, empresarios, políticos, líderes de la sociedad civil, entre 40 y 50 por ciento levanta la mano.
El capitalismo en crisis y en Davos se puso el dedo en la llaga.
El director general de Alcatel Lucent, una firma del sector telecomunicaciones de la mayor relevancia, lo describió claramente: “No podemos regresar a la forma en la que funcionaba el mundo anteriormente. Lo que está ocurriendo no es un incidente. Estamos viviendo una transformación. Esto significa que tenemos que dejar atrás el mundo como lo conocíamos y entrar en el siguiente mundo. Todo este tema de culparse los unos a los otros… ¡ése no es el punto!... Nuestros gobiernos no saben qué hacer. Nosotros (los empresarios) no sabemos qué hacer, y ellos tampoco…”.
Interesantemente se vio, sin embargo, que la otra mitad de la audiencia quiere bien —y cada vez más— al capitalismo. Es la solución, se dijo. David M. Rubinstein, cofundador del poderoso grupo financiero Carlyle, parafraseó a Winston Churchill con aquella frase de la democracia, diciendo ayer que el capitalismo es el peor sistema económico, excepto por todos los demás: “El capitalismo logró atravesar del siglo XX hacia el siglo XXI porque generó mayor riqueza, mayor productividad y mayor empleo que cualquier otro sistema que pudo haber inventado la humanidad”.
Pero el argumento más brillante vino de Veryaamen, de Alcatel, que apuntó con claridad que no hay consistencia entre el concepto de “consumidor” y el de “ciudadano”. Metafóricamente dijo: “El consumidor también es ciudadano. Desafortunadamente no hay una ley que los obligue a ser consistentes. De tal forma, el consumidor acude al supermercado y compra la globalización: dos bolsas, llenas de globalización”. ¿Y eso qué tiene de malo? Que el tendero y los proveedores locales, también ciudadanos, irán con el gobierno a pedir protección. Y ése es el problema. Grande.