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Cadena perpetua contra Videla, el dictador argentino

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Y cuando solo se veía un panorama oscuro en el horizonte, algo nos recuerda que nunca hay que perder la esperanza.

El ex dictador argentino Videla, condenado a cadena perpetua por crímenes contra la humanidad

El ex general, de 85 años, ha sido condenado por el asesinato de 31 presos.- Ya recibió la misma pena en 1985, pero fue indultado por Menem.- Ingresará en una prisión común a la espera de un nuevo juicio

El ex dictador argentino Jorge Videla (1976-1981) ha sido condenado hoy en Córdoba, a sus 85 años, a prisión perpetua por el asesinato de 31 presos en una cárcel de esa ciudad. Esta es la segunda vez que el cabecilla del golpe militar de 1976 recibe una condena por los crímenes del régimen que hizo desaparecer a 30.000 personas. La primera fue en el juicio a las Juntas Militares, en 1985, por la responsabilidad en la mayoría de los actos de terrorismo de Estado de su régimen. En 1990, el entonces presidente argentino, Carlos Menem, lo indultó, pero 16 años después la Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad de esa amnistía. Videla se está enfrentando ahora a varias causas por los delitos cometidos en cada uno de los centros clandestinos de detención. Próximamente deberá afrontar otro juicio por un homicidio precedido de secuestro y tortura.

Videla había reivindicado un día antes de la sentencia, en el alegato final del juicio, lo que él calificó como "guerra justa" contra las guerrillas que actuaban en Argentina en la década de los setenta. No se refirió a la ilegalidad de los métodos represivos a los que recurrió, como el secuestro, la tortura y la pena de muerte sin juicio previo, ni tampoco aludió a las miles de víctimas que no habían empuñado a las armas sino que, sencillamente, se oponían al régimen.

"Los enemigos de ayer hoy gobiernan el país", aludió Videla al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Además, el ex jefe del Ejército intentó explicar que la sociedad argentina había respaldado el golpe de Estado con el que él derribó en 1976 al Gobierno de Isabel Perón.

También fue condenado a cadena perpetua ayer en Córdoba el ex jefe del Tercer Cuerpo del Ejército Luciano Menéndez, que en su alegato final insistió en la hipótesis de una "guerra" contra "los subversivos marxistas que (...) querían someter al país a su sistema".

Ahora, en cumplimiento de la sentencia del tribunal cordobés, ingresará en una prisión común en espera de un nuevo juicio, en la provincia de Santiago del Estero (norte), por el asesinato de un estudiante en 1976, otra de las múltiples causas en su contra.
 
Cadena perpetua para el ex dictador Videla, culpable de crímenes de lesa humanidad

Cumplirá la condena en una prisión común
Stella Calloni


Buenos Aires, 22 de diciembre. Emoción, lágrimas, asombro y alegría, todo a la vez fue lo que sucedió hoy en la provincia central de Córdoba, y también en esta capital, al conocerse la condena a cadena perpetua e inhabilitación absoluta perpetua al ex dictador argentino Jorge Rafael Videla y el general Luciano Benjamín Menéndez, quien comandó en el interior del país una vasta zona donde desaparecieron a miles de personas, junto a otros responsables de crímenes de lesa humanidad cometidos en la Unidad Penitenciaria uno (UP-1) de la capital cordobesa.

Además el Tribunal Oral Federal 1 de Córdoba, que actuó en este caso, ordenó el inmediato alojamiento de Videla en una cárcel común, y pidió revisión médica para Menéndez, que ya recibió otras cuatro condenas en los juicios realizados en diversas provincias del noroeste.

Ambos fueron juzgados junto con otros 28 coacusados por los tormentos y asesinatos de 31 personas, cometidos en la UP-1, jurisdicción del tercer cuerpo del ejército entre abril y septiembre de 1976.

Videla había sido condenado a cadena perpetua en juicio a las juntas militares en 1985 y luego indultado por el ex presidente Carlos Menem, en decretos de 1989-1990.

Integrantes de la organización Hijos de Desaparecidos y centenares de jóvenes habían instalado grandes parlantes y en el momento de conocer la sentencia la emoción contenida estalló, entre saltos, abrazos, lágrimas de felicidad y un grito único: llegó la justicia.

El final del juicio fue visto en grandes pantallas por familiares, ya que la sala del tribunal, integrado por los magistrados Jaime Díaz Gavier, Carlos Lascano y José Pérez Villalobos, estaba desbordada cuando a las 17:49 (hora local) se leyó la sentencia.

Otros condenados a cadena perpetua fueron Carlos Yanicelli, ex integrante de la patota (banda) del D2 de la policía, los militares Vicente Meli, Carlos Poncet, Raúl Fierro, Jorge González Navarro, Gustavo Adolfo Alsina, el ex carapintada Enrique Pedro Mones Ruiz y Miguel Ángel Pérez.

También cinco policías recibieron penas perpetuas y otras condenas oscilaron entre seis, 12 y 14 años.

De nada sirvió el alegato que hoy agregó Menéndez al de Videla ayer, en el que también defendió el terrorismo de Estado aplicado por la dictadura (1976-1983) y acusó al gobierno de perseguir y de tratar de desprestigiar a las fuerzas armadas.

Menendez criticó el proceso legal, que cumplió con todas las garantías, incluyendo estos alegatos en los que no hubo una sola palabra que mostrara arrepentimiento. El otrora poderoso general intentó justificar lo injustificable y demandar a la justicia por juzgarlo porque él se considera un soldado victorioso.

“Intentaron que los jueces admitieran que habían sido protagonistas de una ‘guerra justa’. Pero no explicaron que se trató de una guerra sucia típica de la contrainsurgencia que impuso la Doctrina de Seguridad estadunidense en los años 70. Como militares deberían sentir vergüenza de llamarle guerra a los secuestros de los grupos de tarea con tanquetas, cañones para llevarse mujeres y niños, familias enteras, curas, monjas. ¿Y qué decir de las torturas, los asesinatos, robos y desapariciones? ¿A los campos de exterminio le llaman ‘guerra justa’; al robo sistemático de niños a mujeres embarazadas a las que mantenían vivas hasta el parto, para luego robarles sus hijos?”, cuestionaron los familiares de las víctimas.


El ex dictador Jorge Rafael Videla durante la última sesión de su juicioFoto Ap
La justicia llegó y estos serán dos días recordados para siempre, porque ayer también fueron condenados 16 de los más crueles represores en esta capital, que cometieron crímenes de lesa humanidad en el circuito de los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo y que habían sido amparados por la impunidad, dijeron los Hijos de Desaparecidos aquí.

Anoche alrededor de los tribunales de esta capital se vivió otro momento de emoción, dolor y festejos. El Tribunal Oral Federal II, que juzgó a los responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos en esos centros clandestinos, unificados porque muchos secuestrados eran trasladados entre unos y otros, condenó a cadena perpetua a 12 de los personajes más siniestros de la pasada dictadura, y otros cuatro recibieron 25 años. El juicio abarcó a 183 víctimas.

Uno de los condenados a cadena perpetua, Julio Simón, alias El turco Julián, tiene uno de los historiales más temibles en el circuito del terror.

Otro personaje emblemático condenado a perpetua es Samuel Miara, quien tiene una larga cadena de delitos, como Simón, y además se apropió de los mellizos del matrimonio Reggiardo-Tolosa (desaparecidos), nacidos en cautiverio.

Entre los condenados a 25 años de prisión, también con inhabilitación absoluta perpetua, está Raúl Guglielminetti, que espera condena en otro juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en Automotores Orletti, sede de la Operación Cóndor aquí. Este fue un oficial de inteligencia que actuó en la zaga centroamericana de los militares argentinos, especialmente en Honduras en los años 80.

Sin embargo, quedó un sabor amargo por la absolución de Juan Carlos Falcón, alias Kung fu. Algunas de sus víctimas estaban en la sala. Hubo festejos en la calle, donde miles de personas recibieron con música la histórica condena.

Si hay algo que agregar a estas horas claves para los derechos humanos es que este viernes se pondrá en vigencia la Convención Internacional para las Desapariciones Forzadas, que aprobó la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas el 29 de diciembre de 2008 en forma unánime.

Argentina fue, junto con Francia, un país líder en lograr la convención, y consiguió incluir la prevención y sanción penal a la apropiación de niños sometidos a desaparición forzada, confirmando el principio de restitución a la familia de origen y el del pequeño a recuperar su identidad.


http://www.jornada.unam.mx/2010/12/23/index.php?section=politica&article=002n1pol
 
Se tardarón pero que bueno que les hicierón justicia a los que sufrierón de su terrible dictadura.
 
La junta militar impuso el terrorismo de Estado

Familiares de víctimas celebran la condenaFoto Ap
Stella Calloni
Corresponsal

Buenos Aires, 22 de diciembre. Los desaparecidos son eso: desaparecidos. No están ni vivos ni muertos, están desaparecidos, dijo en 1980 el dictador Jorge Rafael Videla, respondiendo con una sonrisa a una pregunta de periodistas sobre las denuncias internacionales en relación con lo que sucedía en Argentina.

El 24 de marzo de 1976, como comandante en jefe del ejército, Videla encabezó el golpe de Estado contra el gobierno de Isabel Martínez de Perón y fue designado presidente de facto. Integró la junta militar con el contralmirante Emilio Massera, por la marina, y Orlando Ramón Agosti, por la fuerza aérea.

Los primeros pasos fueron la disolución del Congreso, la imposición de la ley marcial en todo el país y ejercer el gobierno mediante decretos. Desde las primeras horas se realizaron detenciones, incluyendo a gobernantes, funcionarios, y otras más selectivas. Se impuso el terrorismo de Estado.

Y desde esos mismos momentos comenzaron los asesinatos y las desapariciones forzadas, como se registra en lo que fue la primera investigación de una comisión creada por el presidente Raúl Alfonsín, el primero de la recuperación democrática, en 1983.

El libro Nunca más recoge una de las historias más terribles de América Latina, y esa investigación abriría la puerta al Juicio a las Juntas, en 1985.

Lamentablemente, ante presiones militares y políticas, en 1986-1987 fueron enviadas y votadas por el Congreso las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que establecieron la impunidad para los centenares de acusados.

Los jefes militares quedaron en prisión, pero fueron indultados por el ex presidente Carlos Menem entre 1989 y 1990.

Parecía que nada iba a suceder, pero la lucha de los organismos de derechos humanos continuó sin descanso.

En 1977 habían aparecido las Madres de Plaza de Mayo, que conmovieron al mundo con su coraje y resistencia. Y también las Abuelas. El mundo conoció los horrores de la dictadura.

No sólo argentinos, sino extranjeros, fueron asesinados aquí, lo cual abrió la posibilidad de juicios que comenzaron en el exterior.

Entre los hitos de la recuperación de la verdad en 1995, el ex capitán de marina Adolfo Scilingo confesó lo que ya se conocía entre familiares: la existencia de los llamados vuelos de la muerte, por medio de los cuales arrojaban vivos y drogados al mar a miles de prisioneros.

Fue el caso de las tres primeras Madres Fundadoras de Plaza de Mayo, secuestradas, torturadas y luego arrojadas vivas al mar y cuyos cadáveres aparecerían casi milagrosamente muchos años más tarde, como un dedo acusador.

Con la llegada de Néstor Kirchner al gobierno, en 2003, se produjo un fuerte cambio en el tema de derechos humanos. Hitos memorables fueron las medidas de separar de las fuerzas armadas a los responsables de aquellos hechos, la recuperación de los centros clandestinos de detención como la Escuela de Mecánica de la Armada, donde desaparecieron a unas 5 mil personas. También el envío al Congreso del proyecto por el que habían luchado los organismos para la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

Lo anterior se concretó en 2005, y desde entonces se abrieron los juicios en todo el país. Hoy es un día histórico. Videla fue condenado finalmente.

No, no se podía fusilar. Pongamos un número, pongamos 5 mil. La sociedad argentina no se hubiera bancado (soportado) los fusilamientos: ayer dos en Buenos Aires, hoy seis en Córdoba, mañana cuatro en Rosario, y así hasta 5 mil. No había otra manera. Todos estuvimos de acuerdo en esto. Y el que no estuvo de acuerdo se fue. ¿Dar a conocer dónde están los restos? Pero, ¿qué es lo que podemos señalar? ¿En el mar, el río de la Plata, el riachuelo? Se pensó, en su momento, dar a conocer las listas. Pero luego se planteó: si se dan por muertos, enseguida vienen las preguntas que no se pueden responder: quién mató, dónde, cómo, esta fue una de las declaraciones de Videla que figuran en el libro El dictador, de María Seoane y Vicente Muleiro.

http://www.jornada.unam.mx/2010/12/23/index.php?section=politica&article=003n1pol
 
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