mrgaleno27
Becerro
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- 28 Jun 2016
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Por cuestiones de mejorar un poco más mi precaria economía me tuve que cambiar de oficina a una más cercana a mi casa, pues los traslados en carro hacían gastar más en la quincena por el hecho de lo caro de la gasolina. Cuando hable con el gerente de la sucursal me hizo el cambio justamente me dieron en la oficina donde trabaja mi esposa. Al principio no me agradaba mucho la idea, pues yo soy muy juguetón con las mujeres, en el sentido de que bromeo mucho con ellas y púes estando mi esposa me tenía que controlar un mucho porque a ella no le parece que sea así. Los primeros días de trabajo fueron extraños, pues la hora de la comida comíamos juntos, además de unas amigas de ella: Blanca y Anna, pero como no hablaba con ellas solo me limitaba a comer y cruzar algunas palabras con mi esposa.
Me llamaba mucho la atención Blanca, pues siempre usaba esos pantalones de mezclilla muy entallados, marcándole sus nalgas muy deliciosas, y más cuando se le marcaba el triangulito de enfrente. Cuando iban a la casa a alguna reunión o eso, siempre me asomaba para verla bien, siempre con el pretexto de ver si les faltaba algo para su dicha reunión. Era un verdadero placer verla cuando se ponía a acomodar viejos archivos parada sobre la escalera, imaginar y fantasear como es que su marido disfrutaba las cogidas que le daba. Incluso un día pase por donde estaba ella trabajando y sentí lo acolchonado de su trasero, lo sentí pleno en mi espalda, se sintió muy acolchonado, Blanca se quedó estática, yo solo pedí disculpas. Blanca se rio y no sé si fue en tono de broma, pero dijo que tenía mucho que nadie le tocaba las nalgas. Poco a poco fue hablando con ella, contándole chistes y demás, y así fue como poco a poco me fui ganado su confianza.
Siempre procuraba contarle chistes pelados y ella siempre terminaba con una tremenda carcajada que se oía en toda la oficina. Una vez me toco irme todo el día con ella a hacer vueltas y pagos, ella me comenzó a preguntar sobre mí y Angélica, así que yo le pregunte si a poco no lo hacía seguido con su marido, y ella solo se rio y me dijo que lo dejaba a mi imaginación. Con esto me daba entrada a pensar que podía pasar algo más si le movía un poco con Blanca, sé que es arriesgado porque mi esposa ahí trabaja con nosotros, pero el culo de blanca bien vale el riesgo.
Anna es una mujer más reservada, callada y tranquila, completamente diferente a Blanca en cuestión de su carácter, pero eso si su físico podría decir que era bajita, más bien chaparrita, muy caderona, eso sí más nalgona que Blanca, pero casi no usaba pantalones pegados, solo ropa más suelta, que si se le ajustaba, pero no dejaba mucho para imaginármela. En cuestiones de la plática era más callada, digamos que era más reservada, pero de igual manera se reía cuando contábamos chistes o hacíamos bromas cuando estábamos en el comedor a la hora de la comida.
Un día mi esposa me hizo el comentario que Anna jamás se reía de nada y no se llevaba con nadie como se comenzó a llevarse conmigo, pues Anna me pedía que les contara chistes o que les hiciera bromas a los demás empleados. Para mi esposa no le parecía muy importante esta acción, pero de igual manera me pidió tener cuidado con mis acciones hacia ella para que no se prestaran a malas interpretaciones.
Un día estaba ocupado con la computadora y se me acerco Blanca, ella me pedía que le prestara una grapadora para grapar unos informes que ella había hecho, le indique que estaba en la mesa de materiales, ya que se acercó a dicha mesa me grita que cual de todas era, pues había varias en la mesa, y le respondí que era la más grande, ella se rio y me dijo que si la mía era la más grande de todas yo le dije que sí, ella lo tomo en doble sentido y felicito a mi esposa porque la mía era la más grande. Mi esposa se quedó pasmada, pues ella no es de llevarse de esa manera, Blanca le explico y ambas se rieron como locas cuando se aclaró el asunto.
De rato que subí a la oficina del jefe, blanca ya venía en el elevador y le dije:
“si quieres saber si la mía es más grande, solo dime y lo comprobamos”
“te pegan agruras (se enoja tu esposa), pero lo tomare en cuenta” dijo
“mira ven” le respondí mientras le tome de la mano y me la puse en la verga por encima del pantalón
“oh, se ve de buen tamaño, pero te pegan” respondió
Ambos salimos del elevador y reafirme mi pensamiento de que si le muevo un poco más a Blanca podría llevármela a la cama lo más pronto posible.
Así comencé un juego con Blanca de llevarme más pesado y con doble sentido, lo más que habíamos llegado a hacer fue un día que me pidió ayudarle en el área de archivos a llevarle unas cajas, cuando entramos al archivo ella puso cerrojo a la chapa, así que nadie podría molestarnos.
Blanca se me acerco y se levantó la falda, traía una tanga negra de esas que se les mete en las nalgas y es imposible sacarla de entre esas montañas. Mi reacción fue abrazarla y acariciarla en las nalgas, sé que ella tiene celulitis, pero no me importaba en esos momentos, simplemente no podía creer que Blanca estaba en frente de mí y con esas nalgotas al aire. Yo me baje el pantalón y blanca me lo agarro suavemente, estaba dormida mi verga, pero no fue mucho su sueño pues blanca lo hizo despertar hasta que quedo completamente erecto. Blanca solo me estuvo jalando, acariciándome mis huevos
“hace mucho que no agarro una cosa de estas” dijo
“¿a poco no le haces nada a tu marido? Pregunte
“no, ya hace rato que no, estamos un poco distanciados en esas cuestiones” respondió
Blanca siguió jalándomela, lo hacía con la prisa por terminar así como de que no nos anduvieran buscando o algo así.
“ya vente, te tardas mucho” me reclamo Blanca
“ya viene, síguele, ya lo siento” respondí
Cuando estaba a punto de venirme blanca me pregunto si ya lo haría, le respondí que si solo moviendo la cabeza, Blanca solo metió mi verga dentro de su boca y recibió todo el semen que salió de mí.
“¿te los tragaste?” pregunte
“si, no hay nada de malo, me supo deliciosa tu leche” respondió
Mientras yo salía hacia el baño a limpiarme los residuos de semen que me quedaron, Blanca se encerró de nueva cuenta en el archivo ahora si para terminar su trabajo. Me dio miedo que mi esposa supiera, pero bien valía la pena el engaño, pues el culo de Blanca es algo que vale la pena correr esos riesgos.
Me llamaba mucho la atención Blanca, pues siempre usaba esos pantalones de mezclilla muy entallados, marcándole sus nalgas muy deliciosas, y más cuando se le marcaba el triangulito de enfrente. Cuando iban a la casa a alguna reunión o eso, siempre me asomaba para verla bien, siempre con el pretexto de ver si les faltaba algo para su dicha reunión. Era un verdadero placer verla cuando se ponía a acomodar viejos archivos parada sobre la escalera, imaginar y fantasear como es que su marido disfrutaba las cogidas que le daba. Incluso un día pase por donde estaba ella trabajando y sentí lo acolchonado de su trasero, lo sentí pleno en mi espalda, se sintió muy acolchonado, Blanca se quedó estática, yo solo pedí disculpas. Blanca se rio y no sé si fue en tono de broma, pero dijo que tenía mucho que nadie le tocaba las nalgas. Poco a poco fue hablando con ella, contándole chistes y demás, y así fue como poco a poco me fui ganado su confianza.
Siempre procuraba contarle chistes pelados y ella siempre terminaba con una tremenda carcajada que se oía en toda la oficina. Una vez me toco irme todo el día con ella a hacer vueltas y pagos, ella me comenzó a preguntar sobre mí y Angélica, así que yo le pregunte si a poco no lo hacía seguido con su marido, y ella solo se rio y me dijo que lo dejaba a mi imaginación. Con esto me daba entrada a pensar que podía pasar algo más si le movía un poco con Blanca, sé que es arriesgado porque mi esposa ahí trabaja con nosotros, pero el culo de blanca bien vale el riesgo.
Anna es una mujer más reservada, callada y tranquila, completamente diferente a Blanca en cuestión de su carácter, pero eso si su físico podría decir que era bajita, más bien chaparrita, muy caderona, eso sí más nalgona que Blanca, pero casi no usaba pantalones pegados, solo ropa más suelta, que si se le ajustaba, pero no dejaba mucho para imaginármela. En cuestiones de la plática era más callada, digamos que era más reservada, pero de igual manera se reía cuando contábamos chistes o hacíamos bromas cuando estábamos en el comedor a la hora de la comida.
Un día mi esposa me hizo el comentario que Anna jamás se reía de nada y no se llevaba con nadie como se comenzó a llevarse conmigo, pues Anna me pedía que les contara chistes o que les hiciera bromas a los demás empleados. Para mi esposa no le parecía muy importante esta acción, pero de igual manera me pidió tener cuidado con mis acciones hacia ella para que no se prestaran a malas interpretaciones.
Un día estaba ocupado con la computadora y se me acerco Blanca, ella me pedía que le prestara una grapadora para grapar unos informes que ella había hecho, le indique que estaba en la mesa de materiales, ya que se acercó a dicha mesa me grita que cual de todas era, pues había varias en la mesa, y le respondí que era la más grande, ella se rio y me dijo que si la mía era la más grande de todas yo le dije que sí, ella lo tomo en doble sentido y felicito a mi esposa porque la mía era la más grande. Mi esposa se quedó pasmada, pues ella no es de llevarse de esa manera, Blanca le explico y ambas se rieron como locas cuando se aclaró el asunto.
De rato que subí a la oficina del jefe, blanca ya venía en el elevador y le dije:
“si quieres saber si la mía es más grande, solo dime y lo comprobamos”
“te pegan agruras (se enoja tu esposa), pero lo tomare en cuenta” dijo
“mira ven” le respondí mientras le tome de la mano y me la puse en la verga por encima del pantalón
“oh, se ve de buen tamaño, pero te pegan” respondió
Ambos salimos del elevador y reafirme mi pensamiento de que si le muevo un poco más a Blanca podría llevármela a la cama lo más pronto posible.
Así comencé un juego con Blanca de llevarme más pesado y con doble sentido, lo más que habíamos llegado a hacer fue un día que me pidió ayudarle en el área de archivos a llevarle unas cajas, cuando entramos al archivo ella puso cerrojo a la chapa, así que nadie podría molestarnos.
Blanca se me acerco y se levantó la falda, traía una tanga negra de esas que se les mete en las nalgas y es imposible sacarla de entre esas montañas. Mi reacción fue abrazarla y acariciarla en las nalgas, sé que ella tiene celulitis, pero no me importaba en esos momentos, simplemente no podía creer que Blanca estaba en frente de mí y con esas nalgotas al aire. Yo me baje el pantalón y blanca me lo agarro suavemente, estaba dormida mi verga, pero no fue mucho su sueño pues blanca lo hizo despertar hasta que quedo completamente erecto. Blanca solo me estuvo jalando, acariciándome mis huevos
“hace mucho que no agarro una cosa de estas” dijo
“¿a poco no le haces nada a tu marido? Pregunte
“no, ya hace rato que no, estamos un poco distanciados en esas cuestiones” respondió
Blanca siguió jalándomela, lo hacía con la prisa por terminar así como de que no nos anduvieran buscando o algo así.
“ya vente, te tardas mucho” me reclamo Blanca
“ya viene, síguele, ya lo siento” respondí
Cuando estaba a punto de venirme blanca me pregunto si ya lo haría, le respondí que si solo moviendo la cabeza, Blanca solo metió mi verga dentro de su boca y recibió todo el semen que salió de mí.
“¿te los tragaste?” pregunte
“si, no hay nada de malo, me supo deliciosa tu leche” respondió
Mientras yo salía hacia el baño a limpiarme los residuos de semen que me quedaron, Blanca se encerró de nueva cuenta en el archivo ahora si para terminar su trabajo. Me dio miedo que mi esposa supiera, pero bien valía la pena el engaño, pues el culo de Blanca es algo que vale la pena correr esos riesgos.