lotoxs
Bovino maduro
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Como primer paso, no traten de esconderse cuando visiten un hotel de paso. Lo mejor es ser natural; además, resulta ser una excelente manera de festejar el día de San Valentín
"Hey babe, take a walk on the wild side", Lou Reed
Hay cosas que amo y detesto de los moteles u hoteles de paso: me encanta que son el espacio en que las parejas pueden dar rienda suelta a sus más altos (conste que no dije bajos) placeres de la forma más salvaje. Ir a un hotel, es un sitio neutral donde todo es desconocido, por tanto, uno termina siendo lo que en la cotidianeidad no es.
Detesto que es como ir predispuesto a que el sexo ocurra. Esos 15 minutos previos, que van desde que ambos entran, él paga el hotel, ambos echan un ojo rápidamente al cuarto, a la ducha y luego uno de los dos debe comenzar con el juego. O nada. Hablan de tonterías, el clima, el futbol, el tráfico, como perfectos desconocidos. Como si aún en la pareja existiera cierto pudor momentos previos al "momento de". Y luego, la acción. Digamos que muy espontáneo, el sexo en los hoteles, no es. Disfrutable, por supuesto. Siempre.
A mí me gusta que más bien me tomen por sorpresa. Que mientras yo estoy saliendo del baño, él esté esperándome, desnudo ya y dispuesto a hacer de mí un buffet en exclusiva para sus manos y sólo para su servicio. Me encanta que me tome por asalto y no me deje ni respirar hasta decir basta.
Pero claro, hay gustos para todo. Habrá mujeres a las que les encante la calma previa. O parejas a las que les sea más conveniente decir: "bueno, ¿ya? ¿Comenzamos? ¿Quién empieza? Las damas primero". No sé. No se me culpe. Existen casos así. Sé de ellos.
Y ahí está uno, en medio de una cama de agua, o en forma de corazón, en el trajín: bocarriba, bocabajo, de lado, de cabeza (sí, de cabeza), sentada, hincada, en las posiciones más malabares que ustedes imaginen, mirándose en los espejos de techo, de frente o en la cabecera.
Mirando poco a poco cómo el cabello se va despeinando cada vez más, el rímel se va corriendo y la piel del cuerpo enrojeciendo. Las gotas de sudor comienzan a aparecer como pequeñas perlas por los cuerpos de los amantes.
Y ahí está uno preguntándose también si tras los espejos no habrá una cámara clandestina que esté grabando todo ese espectacular, magnífico, de verdad intenso sexo que estamos teniendo y luego uno pueda encontrarse por 20 pesos en el Eje Central de la capital mexicana en una portada de papel con títulos como "Hoteles 1", "Hoteles del Sur 2", "Moteles calientes 4", etc.
Hay en los moteles otros elementos que ayudan a que la escena sexual sea más ad hoc: la intensidad variable de la luz puede dar en algunos casos cierta atmósfera de misterio y, por supuesto, las películas porno en los canales de la televisión dan siempre el toque perverso al momento.
Y luego los gritos: uno, dos, tres... cinco. Los tuyos, los de los cuartos de al lado, los del piso de arriba. Un verdadero concierto de griterío sexual. Ah, el amor, el amor. No hay mejor grito que ése. Aquí entonces mis diez consejos para ir a hoteles y moteles en este Día de San Valentín. Espero que los compartan y, lo mejor de todo, ¡los disfruten!
1. No trates de esconderte cuando vayas a un hotel de paso o motel. Llevar lentes oscuros, gorras, sombreros, mascadas no funciona. Al contrario, llama más la atención. Lo mejor es ser natural y además ¿para qué esconderse momentos previos a tener el mejor sexo del mundo? Si tienes miedo de que tus padres te vean, tus compañeros de escuela o trabajo te vean entonces elige un hotel fuera del perímetro conocido por ellos.
2. Evita ducharte en las tinas de los hoteles de paso. Sí, puede ser un momento muy sexy y erótico, pero hasta en los hoteles más finos hay riesgo de contraer enfermedades infecciosas por hongos en las partes más sensibles de mujeres y hombres. Mi recomendación es que si puedes lo evites. En ese caso, puede ser mejor y más sexy tomar una ducha juntos. Mi momento favorito luego del sexo en los hoteles: la ducha caliente y recomenzar el juego sexual.
3. Eviten los hoteles muy concurridos, las horas pico o los fines de semana. No hay nada peor que hacer fila o esperar en una pequeña salita a que alguna pareja tenga a bien terminar rápidamente. Lo mejor es ir a uno grande, discreto y con suficientes cuartos. Alejado del bullicio diario.
4. Si puedes pagar algo más que un hotel de paso, mejor. Así estarán más cómodos. Además de que pueden tener servicio a cuartos (si es que la faena sexual les ha dejado con bastante hambre). Esto lo recomiendo para quienes tienen muchos años de vida en pareja. Siempre es bueno romper la monotonía y salir de casa. ¿Qué tal que luego de la cena de San Valentín, en lugar de ir a casa, se van el fin de semana a un hotel lindo a tener un encierro sexual? Maravilloso. Lo mejor.
5. Si has elegido esta opción, puede hablar con el hotel para que dejen alguna nota especial en la cama, un arreglo floral en el cuarto o un regalo que previamente hayas dejado como encargo para la ocasión. Será un detalle maravilloso que a cualquier mujer enloquecerá.
6. Ambos lleven suficientes preservativos. Sabemos que puedes comprarlos allí pero es mejor ser precavido y no interrumpir los momentos de álgida pasión con un "ups, creo que ya se acabaron".
7. Usa efectivo, no tarjeta. Si tratas de esconder de ojos ajenos los momentos en que disfrutas del placer con tu pareja, entonces que aparezca ese gasto en el estado de cuenta no es la mejor opción.
8. Sé atento y caballeroso con ella. No terminen el acto sexual y te vistas inmediatamente. Jueguen después de ello, duerman abrazados, sigan explorando. No hay nada peor para acabar la pasión (o para no volver a tener otro encuentro) que eso.
9. Libérense, hagan todo lo que en otros sitios no pueden hacer, jueguen, exploren su libido al máximo, siéntanse perversos. Hagan algo que normalmente en el sexo no harían: tal vez el espacio neutro les dará la posibilidad de jugar más. Prueben a hacer realidad la fantasía de uno y del otro. No se sientan avergonzados. Por el contrario.
10. Mírate con suficiente luz el estado en que saldrás del hotel. No hay nada peor que salir con un botón desabrochado, una camisa desaliñada, una falda al revés o el rímel corrido.
¿Tú, qué experiencias tienes con hoteles o moteles de paso? ¿Te gusta visitarlos? ¿Hay alguna anécdota divertida que quieras contar?