EL AMOR: SUGERENCIAS PARA UNA DEFINICIÓN
El amor es una palabra que tiene tantas definiciones como personas hay para definirlo. Prueba ésta a ver
cómo te va. La capacidad y la buena disposición para permitir que los seres queridos sean lo que ellos elijan
para si mismos, sin insistir en que hagan lo que a ti te satisficiera o te gustase. Puede que ésta sea una
definición practicable pero el hecho es que muy pocas personas son capaces de adoptarla para sí mismos.
¿Cómo puede llegarse al punto de poder dejar que los demás sean como quieren y eligen ser sin insistir para
que se pongan a la altura de lo que esperas de ellos?
Muy sencillo. Amándote a ti mismo. Sintiendo que eres importante, hermoso y que vales mucho. Cuando hayas
reconocido lo que vales y lo bueno que eres no tendrás necesidad de que los demás apoyen y refuercen tu
valor y tus valores ajustando su conducta a tus instrucciones. Si estás seguro de ti mismo y tienes confianza en
lo que piensas, no querrás ni necesitarás que los demás sean como tú. En primer lugar, tú eres un ser único.
Por otro lado eso los privaría de su individualidad, y lo que te gusta en ellos son precisamente esos rasgos que
los diferencian y hacen que sean lo que son.
La cosa empieza a armarse. Logras amarte a ti mismo y de pronto eres capaz de amar a los demás, y eres
capaz de hacer cosas por los demás al poder dar y hacer cosas para ti mismo primero que nada. Así no
tendrás necesidad de artimañas para amar y dar. No lo harás porque esperas retribución o gratitud sino por el
auténtico placer que sientes al ser generoso y amante.
Si tu ser no vale nada, o no es amado por ti, entonces es imposible dar.
¿Cómo puedes dar amor si no vales nada? ¿Qué valor tendría tu amor?
Y si no puedes dar amor, tampoco puedes recibirlo. Después de todo, ¿qué valor puede tener el amor que se le
da a una persona que no vale nada? El estar enamorado, el poder dar y recibir, todas esas cosas empiezan
con un ser que es capaz de amarse totalmente a sí mismo.
Toma por ejemplo el caso de Noah, un hombre maduro que pretendía amar tiernamente a su mujer y a sus
hijos. Para demostrarles su cariño les compraba regalos caros, les costeaba vacaciones lujosas y tenía buen
cuidado, cuando se ausentaba en viajes de negocios, de firmar siempre sus cartas con la palabra "amor". Sin
embargo Noah nunca lograba decir a su mujer y a sus hijos que los amaba. Y tenía el mismo problema con sus
padres a quienes quería mucho también. Noah quería pronunciar las palabras que a menudo le pasaban por la
cabeza y sin embargo se atoraba cada vez que trataba de decir "Te amo".
En la mente de Noah las palabras "Yo te amo" lo dejaban al descubierto. Si él decía "Yo te amo" alguien
tenía que contestar "Yo también te amo, Noah". Su declaración de amor tiene que encontrarse con una
afirmación de su propio valor personal. El decir esas palabras implicaba un riesgo demasiado grande para
Noah, porque podrían quedar sin respuesta y entonces todo su valor se ponía en duda. Si, por otro lado, Noah
pudiese empezar con la premisa de que él era amable o querido, no tendría ninguna dificultad en decir "Yo te
amo, o "Yo te quiero". Y si no le respondían con el deseado "Yo también te amo, Noah", él vería que eso nada
tiene que ver con su propia autovaloración puesto que ésta estaba intacta desde antes de que siquiera
empezara a hablar. Si su amor era correspondido, era problema de su esposa, o de quien sea que Noah amara
en ese momento. Podría ser que él deseara el amor de la otra persona, pero éste no sería indispensable para
su autovaloración.
Puedes desafiar todos tus sentimientos de acuerdo a tu habilidad de amarte a ti mismo. Recuerda siempre
que en ningún momento y en ninguna circunstancia es más sano odiarse a sí mismo que amarse a sí mismo.
Incluso si te has portado de alguna manera que te desagrada, odiarte a ti mismo sólo te llevará a inmovilizarte y
a perjudicarte. Y en vez de odiarte a ti mismo, trata de tener sentimientos positivos. Que la equivocación o el
error te sirvan de lección; haz el propósito de no repetirlos pero no los asocies con tu autoestima o
autovaloración.
He aquí el meollo tanto del amor a uno mismo como a los demás. No confundas nunca tu propio valor (que
es un valor dado) con tu comportamiento o con el comportamiento de los demás hacia tu persona. Y, lo repito,
no es fácil. Los mensajes que nos manda la sociedad son abrumadores. "Eres un niño malo", en vez de "Te
portaste mal". "Mamá no te quiere cuando te comportas de esta manera", en vez de "A mamá no le gusta cómo
te portas". Las conclusiones que sacas de este tipo de mensajes son: