Diana fogosa
Becerro
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- 15 Ene 2017
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- #1
Hace algunos años, en la empresa donde trabajaba tuvo problemas económicos y decidió hacer recorte de personal, a mi no me tocó el recorte, sin embargo, a los que quedamos nos dijeron que debíamos apoyar en otra área.
Yo era asistente de dirección y me vestía como tal, nada provocativo, pero en ocasiones usaba vestidos o faldas ligeramente cortas, a mi jefe (que es judío y dueño de una empresa de persianas), no le gustaba que sus empleados fueran fodongos, y las mujeres no en mini, así que yo siempre andaba con super tacones y con falda, vestido, pantalón, daba igual.
El Lic. Avilés de RH me mandó a llamar, tras una plática simple me dijo que mi jefe estaba muy contento conmigo pero todos debíamos apoyar en otra área, así que me dejaría algo "fácil", el showroom.
El showrrom era un cuarto pequeño con dos paredes de vidrio que tenían muchas persianas, también tenía 2 paredes de tablaroca para colgar más productos..., en fin, los primeros días me tocaba llegar una hr antes para organizarlo, y a las 8 estar en mi escritorio.
Todos los empleados comenzaban a llegar a las 7:50, (obvio yo tenía llaves de diferentes áreas). Las primeras semanas quedaba toda polvosa, así que al llegar me quitaba el saco y la blusa y me quedaba en camisetita. (Para quien ha leído mis relatos sabe que soy una mujer de estatura pequeña, delgada y muy tetona), bueno, cuando tocaban la puerta corría a lavarme las manos, ponerme la blusa y me la abotonaba mientras llegaba a la puerta, no había nadie que pudiera ver mi rutina diaria (o eso pensaba), no sabía que habían cámaras y que el puerco de RH me vigilaba.
Siempre me ha gustado usar bra de media copa, semi transparentes y mis camisetas de tirantitos muy pegaditas, en fin, para muchos es un deleite ver a una mujer con mucho busto, que medio se esconde tras una blusa delgada y poder imaginar mil cosas. Un día le abrí al de RH entró al showrrom conmigo y me dijo
-Saliste muy temprano de casa, tu blusa está mal abotonada
Era un tipo caliente de unos cincuenta y tantos, y me dio por desabrocharme la blusa frente a él y colocar los botones de forma correcta. Avilés no dijo nada, solo se le clavaban los ojos en mis senos, casualmente yo traía falda, así que a propósito me subí a una escalera a acomodar unos muestrarios, solo intercambié unas persianas, no tardé arriba pero seguro él intentó ver lo más que pudo, al bajar él se acercó para ayudarme, pero era más que obvia la erección.
Pasaron las semanas, él llegaba de pronto con dos cafés y me daba uno, un coctel de frutas y lo comíamos entre los dos, un buen día llegó con fruta y chantilli, mi mente voló, yo estaba en camiseta una parte de sandía cayó del tenedor y se sumió entre mis senos, dejó un rastro de chantillí, los dos reímos, fingí tener las manos sucias, así que le pedí que me la quitara, metió sus dedos y la sacó, le pedí que me quitara la chantilli, buscó una servilleta y me limpió, los dos estábamos hot, le pedí que buscara una sandía inexistente entre mis melones y comenzó a tocar uno de mis pezones erectos, sin querer gemí, me giró y metió su mano completa bajo mi sostén, la sacó y metíó su mano bajo mi falda, con suma experiencia en un movimiento hizo al lado mi panti de encaje y y tocó mi clítoris, mientras yo le pegaba las nalgas a su pene. No pudimos hacer más, sonó el timbre, me separé, me puse la blusa y salí a abrir.
Cuando regresé él ya no estaba, yo solo tomé mi saco y salí a mi escritorio, toda caliente y mal cogida. Yo no lo busqué y él tampoco.
Al otro día llegó con una flor, me pidió cerrar los ojos y no hacer nada me bajó la falda, me tiró en la mesa de trabajo, y con la flor recorrió mi cuerpo, abrió mis piernas y los pétalos tocaron mis labios, estaba muy mojada, bajó mi cachetero, y de la nada se bajó el pantalón y me la metió, se sentía tan rico, sus manos fueron a mis senos, yo solo podía gemir y pedir más, no tardó, se vino dentro, fue rico, nada mal para un mañanero, tomé mi falda y fui al baño a asearme, olía a semen, a sexo, a marranez...
No sé si era casado o no, (por la edad seguro sí), pero el mañanero no me faltaba, a veces solo me hacía un oral, a veces me tocaba a mí chupársela a él, lo que sí es que me divertía, en algunas ocasiones me mandó flores a la ofi, todo iba muy bien hasta que un día mi jefe llegó a las 7 am, se encerró en su ofi y me llamó, era normal que me llamara, yo entraba a su oficina 20 veces al día, por todo y por nada.
Avilés estaba adentro, se me hizo normal aunque me sentí nerviosa
-No sé cómo abordar este tema, simplemente les voy a decir que hay cámaras en la oficina y en el showrrom, (la mandíbula se me fue al suelo, creí que me despediría, que mis videos estarían en la web, no sé 1000 cosas), lo que les voy a decir no es fácil, no los voy a correr, pero a cambio quiero que lo hagan enfrente de mi, prometo no participar. La cara de Avilés era de sorpresa, pero su reacción me sorprendió
-No, Diana y yo estamos enamorados, no lo vamos a hacer
-Y por qué no? (dije yo), si él no va a participar, solo quiere vernos
Creo que nadie esperaba mi reacción, me bajé la falda y quedé en una tanga rosa de encaje, me acerqué a Avilés y le pedí que me sacara la blusa, saqué mis senos del bra pero no me lo quité, me subí en él, su cuerpo no reaccionaba, me hinqué y empecé a chupársela, no tardó nada cuando tuvo erección
-Dianita, que rico la chupas, mmmm, sí, mámamela...grrr
De un jalón me puso en el escritorio de mi jefe, me hizo la tanga de lado y comenzó a chuparme mi conchita (como siempre, yo depilada con una rayita de bellitos), abrí los ojos, mi jefe tenía su pene en la mano y se estaba haciendo una chaqueta riquísima
-Quiere que la meta en mi boca?
-No, no quiero participar
Avilés me quitó la tanga, la aventó al suelo y me la dejó ir completita, yo estába super lubricada, me acariciaba mis tetas, mi jefe solo veía el espectáculo
-Haganlo anal
Yo me levanté del escritorio, me giré y sentí los dedos de Avilés penetrándome poco a poco, luego me la metió, se sentía rico, iba abriendo mi culo, dolía y al mismo tiempo daba placer.
Yo pedía más vergas, quería tener una en mi boca y otra por atras, no sé dió la oportunidad
-Me vengo, ya no aguanto
Se salió de mí, me hinqué de nuevo, y terminó en mi boca, me tragué su semen, nunca lo había hecho con nadie, sabía ácido pero rico. Mi jefe aún seguí jalándosela
-Me permite
-Sí Dianita, eso sí
Comencé con mi mano y como no podía venirse, puse su pene entre mis senos y comencé a subir y bajar, así duré unos minutos
-Ay, lo vas a lograr, casi me vengo, si lo haces te aumento el sueldo.
Pues ante tal motivación una de mis manos comenzó a agarrarle los testículos, a frotarlos mientras yo gemía, en un segundo se vino, metí su verga caliente a mi boca, tenía un sabor dulzón, se la chupe hasta que ya no podía exprimirle ni una gota mas.
-Ok jóvenes, cumpliré mi promesa, nadie puede saber de esto, te aumentaré el sueldo Diana, lo arreglamos más tarde. Vístanse y sálganse.
Me puse la blusa, luego la falda, me agaché para recoger mis calzones, no quise ponermelos, me salí con ellos en la mano, aún era temprano, no había nadie, fui al baño a asearme y ahí acabó la aventura de ese día.
Llevo dos años más en esa empresa, Avilés y yo ya no cojemos tan seguido, pero si nos llama el jefe nos encanta hacerlo frente a él, es diferente sentirse observada, es exitante y sexi, y si te pagan por eso, pues 1000 mejor!
Yo era asistente de dirección y me vestía como tal, nada provocativo, pero en ocasiones usaba vestidos o faldas ligeramente cortas, a mi jefe (que es judío y dueño de una empresa de persianas), no le gustaba que sus empleados fueran fodongos, y las mujeres no en mini, así que yo siempre andaba con super tacones y con falda, vestido, pantalón, daba igual.
El Lic. Avilés de RH me mandó a llamar, tras una plática simple me dijo que mi jefe estaba muy contento conmigo pero todos debíamos apoyar en otra área, así que me dejaría algo "fácil", el showroom.
El showrrom era un cuarto pequeño con dos paredes de vidrio que tenían muchas persianas, también tenía 2 paredes de tablaroca para colgar más productos..., en fin, los primeros días me tocaba llegar una hr antes para organizarlo, y a las 8 estar en mi escritorio.
Todos los empleados comenzaban a llegar a las 7:50, (obvio yo tenía llaves de diferentes áreas). Las primeras semanas quedaba toda polvosa, así que al llegar me quitaba el saco y la blusa y me quedaba en camisetita. (Para quien ha leído mis relatos sabe que soy una mujer de estatura pequeña, delgada y muy tetona), bueno, cuando tocaban la puerta corría a lavarme las manos, ponerme la blusa y me la abotonaba mientras llegaba a la puerta, no había nadie que pudiera ver mi rutina diaria (o eso pensaba), no sabía que habían cámaras y que el puerco de RH me vigilaba.
Siempre me ha gustado usar bra de media copa, semi transparentes y mis camisetas de tirantitos muy pegaditas, en fin, para muchos es un deleite ver a una mujer con mucho busto, que medio se esconde tras una blusa delgada y poder imaginar mil cosas. Un día le abrí al de RH entró al showrrom conmigo y me dijo
-Saliste muy temprano de casa, tu blusa está mal abotonada
Era un tipo caliente de unos cincuenta y tantos, y me dio por desabrocharme la blusa frente a él y colocar los botones de forma correcta. Avilés no dijo nada, solo se le clavaban los ojos en mis senos, casualmente yo traía falda, así que a propósito me subí a una escalera a acomodar unos muestrarios, solo intercambié unas persianas, no tardé arriba pero seguro él intentó ver lo más que pudo, al bajar él se acercó para ayudarme, pero era más que obvia la erección.
Pasaron las semanas, él llegaba de pronto con dos cafés y me daba uno, un coctel de frutas y lo comíamos entre los dos, un buen día llegó con fruta y chantilli, mi mente voló, yo estaba en camiseta una parte de sandía cayó del tenedor y se sumió entre mis senos, dejó un rastro de chantillí, los dos reímos, fingí tener las manos sucias, así que le pedí que me la quitara, metió sus dedos y la sacó, le pedí que me quitara la chantilli, buscó una servilleta y me limpió, los dos estábamos hot, le pedí que buscara una sandía inexistente entre mis melones y comenzó a tocar uno de mis pezones erectos, sin querer gemí, me giró y metió su mano completa bajo mi sostén, la sacó y metíó su mano bajo mi falda, con suma experiencia en un movimiento hizo al lado mi panti de encaje y y tocó mi clítoris, mientras yo le pegaba las nalgas a su pene. No pudimos hacer más, sonó el timbre, me separé, me puse la blusa y salí a abrir.
Cuando regresé él ya no estaba, yo solo tomé mi saco y salí a mi escritorio, toda caliente y mal cogida. Yo no lo busqué y él tampoco.
Al otro día llegó con una flor, me pidió cerrar los ojos y no hacer nada me bajó la falda, me tiró en la mesa de trabajo, y con la flor recorrió mi cuerpo, abrió mis piernas y los pétalos tocaron mis labios, estaba muy mojada, bajó mi cachetero, y de la nada se bajó el pantalón y me la metió, se sentía tan rico, sus manos fueron a mis senos, yo solo podía gemir y pedir más, no tardó, se vino dentro, fue rico, nada mal para un mañanero, tomé mi falda y fui al baño a asearme, olía a semen, a sexo, a marranez...
No sé si era casado o no, (por la edad seguro sí), pero el mañanero no me faltaba, a veces solo me hacía un oral, a veces me tocaba a mí chupársela a él, lo que sí es que me divertía, en algunas ocasiones me mandó flores a la ofi, todo iba muy bien hasta que un día mi jefe llegó a las 7 am, se encerró en su ofi y me llamó, era normal que me llamara, yo entraba a su oficina 20 veces al día, por todo y por nada.
Avilés estaba adentro, se me hizo normal aunque me sentí nerviosa
-No sé cómo abordar este tema, simplemente les voy a decir que hay cámaras en la oficina y en el showrrom, (la mandíbula se me fue al suelo, creí que me despediría, que mis videos estarían en la web, no sé 1000 cosas), lo que les voy a decir no es fácil, no los voy a correr, pero a cambio quiero que lo hagan enfrente de mi, prometo no participar. La cara de Avilés era de sorpresa, pero su reacción me sorprendió
-No, Diana y yo estamos enamorados, no lo vamos a hacer
-Y por qué no? (dije yo), si él no va a participar, solo quiere vernos
Creo que nadie esperaba mi reacción, me bajé la falda y quedé en una tanga rosa de encaje, me acerqué a Avilés y le pedí que me sacara la blusa, saqué mis senos del bra pero no me lo quité, me subí en él, su cuerpo no reaccionaba, me hinqué y empecé a chupársela, no tardó nada cuando tuvo erección
-Dianita, que rico la chupas, mmmm, sí, mámamela...grrr
De un jalón me puso en el escritorio de mi jefe, me hizo la tanga de lado y comenzó a chuparme mi conchita (como siempre, yo depilada con una rayita de bellitos), abrí los ojos, mi jefe tenía su pene en la mano y se estaba haciendo una chaqueta riquísima
-Quiere que la meta en mi boca?
-No, no quiero participar
Avilés me quitó la tanga, la aventó al suelo y me la dejó ir completita, yo estába super lubricada, me acariciaba mis tetas, mi jefe solo veía el espectáculo
-Haganlo anal
Yo me levanté del escritorio, me giré y sentí los dedos de Avilés penetrándome poco a poco, luego me la metió, se sentía rico, iba abriendo mi culo, dolía y al mismo tiempo daba placer.
Yo pedía más vergas, quería tener una en mi boca y otra por atras, no sé dió la oportunidad
-Me vengo, ya no aguanto
Se salió de mí, me hinqué de nuevo, y terminó en mi boca, me tragué su semen, nunca lo había hecho con nadie, sabía ácido pero rico. Mi jefe aún seguí jalándosela
-Me permite
-Sí Dianita, eso sí
Comencé con mi mano y como no podía venirse, puse su pene entre mis senos y comencé a subir y bajar, así duré unos minutos
-Ay, lo vas a lograr, casi me vengo, si lo haces te aumento el sueldo.
Pues ante tal motivación una de mis manos comenzó a agarrarle los testículos, a frotarlos mientras yo gemía, en un segundo se vino, metí su verga caliente a mi boca, tenía un sabor dulzón, se la chupe hasta que ya no podía exprimirle ni una gota mas.
-Ok jóvenes, cumpliré mi promesa, nadie puede saber de esto, te aumentaré el sueldo Diana, lo arreglamos más tarde. Vístanse y sálganse.
Me puse la blusa, luego la falda, me agaché para recoger mis calzones, no quise ponermelos, me salí con ellos en la mano, aún era temprano, no había nadie, fui al baño a asearme y ahí acabó la aventura de ese día.
Llevo dos años más en esa empresa, Avilés y yo ya no cojemos tan seguido, pero si nos llama el jefe nos encanta hacerlo frente a él, es diferente sentirse observada, es exitante y sexi, y si te pagan por eso, pues 1000 mejor!