jarochilandio
Bovino de la familia
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Héctor Castañeda
Julio 5, 2017
No se ha roto un vidrio en la lucha del político tabasqueño por la presidencia. No en sentido literal.
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EL DATO:
En un spot publicado por Andrés Manuel López Obrador el 30 de junio, titulado “Mándalos por un tubo”, el político aseguró que “llevamos años luchando y no se ha roto un vidrio”.
EL ANÁLISIS:
El discurso de Andrés Manuel López Obrador se ha caracterizado por una inusitada dualidad. En reiteradas ocasiones ha declarado que su lucha es una lucha pacífica y una que no alimenta la violencia. Una de esas ocasiones, y particularmente controvertida fue cuando aseguró que el plantón que realizó en Reforma en 2006 salvó vidas.
Sus palabras textuales fueron “nos costó mucho, nos han cuestionado mucho por eso, pero hay que decirles que si no hubiésemos tomado esa decisión, hubiese habido muertos, y que nosotros sinceramente queremos el cambio por la vía pacífica, no queremos la violencia”.
Por otro lado, ese mismo discurso se ha caracterizado por señalar a los partidos como el “enemigo a vencer” y con el peyorativo “paleros”, como es el caso en el video citado. Esta polarización y lo recalcitrante de sus palabras ha ocasionado un efecto radical entre sus seguidores.
Por lo tanto, este análisis se basará en si hubo algún daño material registrado durante su “lucha” por la presidencia de la república y además se dilucidará si su lucha no ha ejercido violencia en ninguna de sus formas.
En el ya conocido plantón de Reforma, el 30 de junio de 2006, miembros de la entonces conocida como coalición Por el Bien de Todos perforaron con estacas y mazos el pavimento de Paseo de la Reforma, donde el gobierno capitalino invirtió, en aquellos tiempos, más de 260 millones de pesos en su remodelación.
Los perredistas clavaron las herramientas de plomo para levantar los 47 campamentos que se mantuvieron en la vialidad, desde la Fuente de Petróleos hasta el Zócalo.
Cada uno de los cuarteles representó al menos cuatro perforaciones a la carpeta asfáltica de la avenida.
Algunas de las estacas metálicas medían hasta cuarenta centímetros de largo y al instalarlas provocaron cuarteaduras sobre el pavimento, lo que bien puede considerarse como un daño material a la vía pública.
En 2006, la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) estimó pérdidas a 35 mil empresas por 7 mil 796 millones de pesos, ya que los negocios vieron mermadas sus ventas hasta en un 60 por ciento por el plantón, y al menos 3 mil 900 personas perdieron sus trabajos a raíz del mismo plantón que duró mes y medio. Fue tal el impacto económico que al final de septiembre de 2006, la Secretaría de Finanzas del GDF había condonado impuestos por 2.7 millones de pesos por las afectaciones a empresas que tuvieron que ampararse por los daños económicos que el plantón había dejado.
Con respecto a ese mismo plantón, el 29 de mayo de 2013 el Tribunal Colegiado sentenció al PRD (al que pertenecía entonces López Obrador) a pagar diversas facturas con un monto de 25 millones 134,634 pesos por los daños ocasionados por el hecho. Esta cifra, aumentó en 2016 a 50 millones de pesos. Dicho de otro modo, el partido aún no logra pagar la deuda que dejó un plantón organizado por su candidato que hace dos años se independizó, creó su propio partido y en las pasadas elecciones los acusó de “hacerle el trabajo sucio al PRI”.
Terminando el tema del plantón, no se rompió un vidrio en strictu sensu, pero se rompió la carpeta asfáltica de Paseo de la Reforma. Además, se dañó cuantiosamente la economía de la zona, un daño menos material que a “un vidrio”, pero un daño después de todo.
Andrés Manuel López Obrador nunca ha tenido registro de ser una persona propensa a la violencia, no obstante, la manera en cómo señala a sus enemigos y arenga a sus simpatizantes a “luchar” contra “los poderes fácticos de la mafia del poder” han derivado en que casi cualquier comentario que ataque en el peor de los casos o debata en el mejor de ellos sea repelido por insultos y etiquetas que en automático relacionan al comentarista con alguien ligado al PRI, incluso si en los comentarios no existe ninguna evidencia de ello. Ante palabras tan efervescentes, López Obrador siempre ha mantenido un silencio sepulcral.
Tan popular es el radicalismo del dirigente de Morena y la violencia verbal de sus simpatizantes, que el ex candidato a la gubernatura del Estado de México, Juan Zepeda Hernández, utilizó una parte de su discurso de rechazo a la declinación por Delfina Gómez, para pedirle al tabasqueño que parara la violencia verbal.
Sus palabras textuales fueron: “Antes de sentarnos a dialogar quiero pedirte un favor, no para mí, sino para México. Debes parar la violencia verbal. No puedes andar por ahí insultando y llamando lambiscones y paleros a los que no están contigo. Lo que tú dices tus seguidores lo replican con 10 veces más agresividad, Andrés debes detenerte. Yo que soy de barrio, de Neza, sé que la violencia verbal desencadena en otro tipo de violencias, a eso nosotros no le entramos. Sereno moreno.”
[CONTINUA EN LA SIGUIENTE ENTRADA]