Virginidad
La
virginidad, en términos generales, es el estado en el que un proceso se mantiene sin haber sufrido alguna alteración desde su origen, en forma de pureza. En la sexualidad, es la condición
de quien no ha tenido experiencias o relaciones sexuales. En el caso del varón, se habla también de castidad para señalar la ausencia de relaciones sexuales. El significado preciso varía entre culturas, religiones, e incluso entre individuos con estos valores similares.
La virginidad femenina
En gran parte de las culturas donde la virginidad tiene importancia, se refiere a la virginidad de la mujer, para la cual se suele usar como discriminante la existencia de un
himen intacto o no.
Existen, entonces, dos criterios frecuentemente usados para determinar la virginidad para la mujer: a) el no haber tenido relaciones sexuales, y b) el tener un himen intacto. Para la primera, se encuentra el problema de definir qué es y qué no es una relación sexual: para algunos significa exclusivamente haber tenido un
coito vaginal, es decir, la penetración de la vagina (para algunos, para decir que se trató de una relación sexual la penetración es penetración sólo si se hizo con el
pene; para otros, la penetración puede ser con un dedo o con otros objetos); para otros, cualquier otro contacto que involucre los
genitales se define como "relación sexual".
Usando la definición del himen intacto, una mujer puede participar del
sexo oral o
anal y seguir siendo, técnicamente, virgen. De igual manera, el himen se puede desgastar por razones diferentes a las relaciones sexuales, como el montar a caballo o bicicleta, practicar
ballet, hacer
gimnasia o hasta un golpe fuerte. Esta definición de la virginidad da origen a la práctica en algunos países de
restaurar la virginidad quirúrgicamente, es decir, mediante una reconstrucción del himen. Hay que recordar, además, que gran número de mujeres nacen sin himen.
En religiones como la
judía y la
islámica, el himen intacto puede ser un factor importante del valor espiritual y un requisito para el
matrimonio.
En varias culturas africanas aún se practica la
infibulación de las niñas entre 2 y 8 años de edad, como manera de preservar la virginidad. La operación es realizada por una curandera o partera, generalmente sin anestesia, y consiste en una
clitoridectomía seguida por un cierre vaginal semipermanente. Solamente se les deja una pequeña abertura para la secreción de orina y del
sangrado menstrual. Es frecuente que las niñas sufran infecciones graves como resultado de esta práctica. Años más tarde, la vulva se abre con un cuchillo inmediatamente después del matrimonio o antes de un parto.
Organizaciones feministas y de derechos humanos critican la importancia de la virginidad de la mujer como un signo de desprecio hacia la mujer, como una muestra del machismoque no debería afectar a la propia intimidad y vida sexual de la mujer