dito de best
Bovino adicto
- Desde
- 8 May 2008
- Mensajes
- 813
- Tema Autor
- #1
Bueno todo mundo en algún momento hemos llegado a escuchar alguna leyenda urbana, que si el ahogado en los contenedores de coca-cola, el típico de "mi escuela antes era un panteón y por eso aquí espantan", que si el fantasma de la curva, cosas así, bueno hoy les dejo 5 relatos cortos disfrútenlos, Saludos banda!!!!
1. El grito
Algunos alumnos de universidades en Estados Unidos tienen una tradición de gritar en determinado momento, generalmente como una forma de aliviar el estrés o anunciar el fin de un periodo de exámenes, del semestre o del año escolar. La tradición parece haber sido muy fuerte en la Universidad de California en Los Angeles (UCLA).
Ahí, los universitarios llegaron a combinar un grito grupal, que debía ser dado a la media noche. La idea era, precisamente, ventilar y dejar las preocupaciones de lado por lo menos durante unos instantes. Entonces, como estaba previsto, durante la media noche los alumnos se reunieron y gritaron de forma colectiva.
Lo que nadie sabía era que uno de los gritos era de desesperación. A la misma hora una mujer estaba siendo violentada y, como todos se encontraban gritando, el grito de ella, de auxilio, simplemente no se tomó en cuenta. La historia se dispersó y la tradición de los gritos fue prohibida en la institución. Dicen que quien rompe la regla puede ser expulsado.
2. Los vampiros peruanos
Una de las leyendas urbanas más famosas en Perú es sobre algunas criaturas conocidas como pishtacos. Reza la leyenda que estos vampiros vagan por la noche persiguiendo viajeros y personas desobedientes. Las víctimas son capturadas por la cabeza y llevadas a oscuros galpones donde son asesinadas para extraer su grasa corporal con el fin de venderla en el mercado negro.
Esta versión oficial de la historia es frecuentemente cuestionada, ya que, por supuesto, no hay evidencia concreta sobre los asesinos involucrados y, como es de esperarse, es un poco difícil creer que exista un mercado negro dedicado a la compra de grasa humana. Aparte, ¿por qué otros órganos humanos no son vendidos también? Algunos deben valer mucho más que la grasa.
Quienes cuentan la historia defienden la idea de que la grasa humana es vendida a otros vampiros secuestradores, quienes encontraron en este material la fuente de la eterna juventud. ¡Los peruanos son todo un caso!
3. La anciana bondadosa
Tras hacer las compras en un centro comercial, una joven fue hasta su automóvil que estaba estacionado en el exterior. Llegando hasta el vehículo, la mujer vio a una anciana de pie, del lado de la puerta del copiloto. La joven se sentó para conducir y se dio cuenta que el cristal de la ventana del copiloto estaba totalmente roto.
La anciana le explicó que, en realidad, el cristal estaba roto desde hacía un buen tiempo y que por eso ella estaba allí parada, para evitar que alguien intentara robar el vehículo. Agradecida, la joven se ofreció amablemente a llevar a la señora. Mientras manejaba, la chica notó que la mano de la anciana era demasiado masculina y, desconfiada, decidió chocar contra un auto que conducía a baja velocidad delante de ella.
La anciana logró escapar después del accidente, y más tarde la policía descubrió que en el asiento trasero del vehículo alguien había escondido un cuchillo y una cuerda.
4. La niña perdida
Cuenta la historia que una mujer andaba por la calle de su casa en un día soleado, cuando se encontró con una niña sentada sobre la banqueta, llorando. La mujer se aproximó a la pequeña y entonces supo que estaba perdida, pues le pidió ayuda para volver a casa. Conmovida, ella aceptó llevar a la pequeña, acompañándola hasta la puerta de su casa.
Al llegar a la dirección, la niña le pidió a la mujer que tocara el timbre por ella. Atendiendo la solicitud de inmediato, la mujer apretó el timbre y acabo por recibir un choque muy grande que la hizo desmayar. Horas después despertó sin ropa en una casa vacía, con muchos condones alrededor y sin señales de la niña o de quien la había violado.
5. El hombre en la nieve
Una adolescente cuidaba de su hermana menor en casa mientras sus padres habían hecho un pequeño viaje. Después de ver la televisión, la adolescente llevó a la hermana hasta la cama y se quedó frente a la ventana, mirando la nieve que caía.
Estaba mirando aquella hermosa escena cuando, de repente, notó que un hombre se aproximaba a la casa, sacando un objeto brillante de su bolso y caminando en dirección a ella, con un aspecto siniestro. Asustada, la chica se metió bajo las sabanas y se quedó ahí durante algún tiempo.
Después, salió a la ventana y se dio cuenta que el hombre no estaba más por allí. Aterrorizada, decidió llamar a la policía, que vino rápidamente hasta el lugar. Los policías no encontraron huellas alrededor de la casa, lo que sería prácticamente imposible, considerando que la nieve había caído lentamente y no era suficiente como para cubrir los rastros.
Cuando entraron a la casa los oficiales notaron algo extraño: las huellas que buscaban afuera, en realidad, estaban atrás del sofá donde la niña se había escondido, sobre la alfombra. El posible asesino estuvo detrás de ella todo el tiempo y, a fin de cuentas, la imagen que ella había visto era el reflejo de él en la ventana.
1. El grito
Algunos alumnos de universidades en Estados Unidos tienen una tradición de gritar en determinado momento, generalmente como una forma de aliviar el estrés o anunciar el fin de un periodo de exámenes, del semestre o del año escolar. La tradición parece haber sido muy fuerte en la Universidad de California en Los Angeles (UCLA).
Ahí, los universitarios llegaron a combinar un grito grupal, que debía ser dado a la media noche. La idea era, precisamente, ventilar y dejar las preocupaciones de lado por lo menos durante unos instantes. Entonces, como estaba previsto, durante la media noche los alumnos se reunieron y gritaron de forma colectiva.
Lo que nadie sabía era que uno de los gritos era de desesperación. A la misma hora una mujer estaba siendo violentada y, como todos se encontraban gritando, el grito de ella, de auxilio, simplemente no se tomó en cuenta. La historia se dispersó y la tradición de los gritos fue prohibida en la institución. Dicen que quien rompe la regla puede ser expulsado.
2. Los vampiros peruanos
Una de las leyendas urbanas más famosas en Perú es sobre algunas criaturas conocidas como pishtacos. Reza la leyenda que estos vampiros vagan por la noche persiguiendo viajeros y personas desobedientes. Las víctimas son capturadas por la cabeza y llevadas a oscuros galpones donde son asesinadas para extraer su grasa corporal con el fin de venderla en el mercado negro.
Esta versión oficial de la historia es frecuentemente cuestionada, ya que, por supuesto, no hay evidencia concreta sobre los asesinos involucrados y, como es de esperarse, es un poco difícil creer que exista un mercado negro dedicado a la compra de grasa humana. Aparte, ¿por qué otros órganos humanos no son vendidos también? Algunos deben valer mucho más que la grasa.
Quienes cuentan la historia defienden la idea de que la grasa humana es vendida a otros vampiros secuestradores, quienes encontraron en este material la fuente de la eterna juventud. ¡Los peruanos son todo un caso!
3. La anciana bondadosa
Tras hacer las compras en un centro comercial, una joven fue hasta su automóvil que estaba estacionado en el exterior. Llegando hasta el vehículo, la mujer vio a una anciana de pie, del lado de la puerta del copiloto. La joven se sentó para conducir y se dio cuenta que el cristal de la ventana del copiloto estaba totalmente roto.
La anciana le explicó que, en realidad, el cristal estaba roto desde hacía un buen tiempo y que por eso ella estaba allí parada, para evitar que alguien intentara robar el vehículo. Agradecida, la joven se ofreció amablemente a llevar a la señora. Mientras manejaba, la chica notó que la mano de la anciana era demasiado masculina y, desconfiada, decidió chocar contra un auto que conducía a baja velocidad delante de ella.
La anciana logró escapar después del accidente, y más tarde la policía descubrió que en el asiento trasero del vehículo alguien había escondido un cuchillo y una cuerda.
4. La niña perdida
Cuenta la historia que una mujer andaba por la calle de su casa en un día soleado, cuando se encontró con una niña sentada sobre la banqueta, llorando. La mujer se aproximó a la pequeña y entonces supo que estaba perdida, pues le pidió ayuda para volver a casa. Conmovida, ella aceptó llevar a la pequeña, acompañándola hasta la puerta de su casa.
Al llegar a la dirección, la niña le pidió a la mujer que tocara el timbre por ella. Atendiendo la solicitud de inmediato, la mujer apretó el timbre y acabo por recibir un choque muy grande que la hizo desmayar. Horas después despertó sin ropa en una casa vacía, con muchos condones alrededor y sin señales de la niña o de quien la había violado.
5. El hombre en la nieve
Una adolescente cuidaba de su hermana menor en casa mientras sus padres habían hecho un pequeño viaje. Después de ver la televisión, la adolescente llevó a la hermana hasta la cama y se quedó frente a la ventana, mirando la nieve que caía.
Estaba mirando aquella hermosa escena cuando, de repente, notó que un hombre se aproximaba a la casa, sacando un objeto brillante de su bolso y caminando en dirección a ella, con un aspecto siniestro. Asustada, la chica se metió bajo las sabanas y se quedó ahí durante algún tiempo.
Después, salió a la ventana y se dio cuenta que el hombre no estaba más por allí. Aterrorizada, decidió llamar a la policía, que vino rápidamente hasta el lugar. Los policías no encontraron huellas alrededor de la casa, lo que sería prácticamente imposible, considerando que la nieve había caído lentamente y no era suficiente como para cubrir los rastros.
Cuando entraron a la casa los oficiales notaron algo extraño: las huellas que buscaban afuera, en realidad, estaban atrás del sofá donde la niña se había escondido, sobre la alfombra. El posible asesino estuvo detrás de ella todo el tiempo y, a fin de cuentas, la imagen que ella había visto era el reflejo de él en la ventana.