Así, sin darme cuenta, Damian se hizó parte de mi vida, de mis sueños, de mis pensamientos.
Cada palabra leída, cada palabra que me decía, me envolvía, me enamoraba, me llenaba.
La primera vez que escuché su voz (porque comenzaron las llamadas), sentí un escalofrío enorme, esa voz tan segura...