para ti!
En estos momentos me he
refugiado en los brazos de Dios.
Yo soy yo, y tú eres tú.
Seguimos siendo, tal como fuimos, el uno para el otro.
Llámame por mi diminutivo
de siempre.
Háblame como solías.
No cambies de tono.
Ni solemnidad forzada,
no quiero escuchar,
aflicción...